sábado, 21 de septiembre de 2024

21 DE SEPTIEMBRE: SAN MATEO, APÓSTOL Y EVANGELISTA


21 de Septiembre: San Mateo, Apóstol y Evangelista

(✞ siglo I)

El bienaventurado Apóstol y Evangelista San Mateo, que por otro nombre se llamó Leví, fue Galileo de nación y de la ciudad de Caná.

Era publicano y arrendador de las rentas imperiales que cobraba los tributos que pagaban los judíos, que era oficio odioso entre ellos, y así les llamaban con el nombre de pecadores. 

Estando pues un día Mateo sentado en la casa o aduana, pasó el Señor, y puso en él los ojos de su clemencia y le dijo: “Sígueme”; y luego se levantó San Mateo tocado por Dios, y dejando el trato, dineros, casa y familia, le siguió. 

Le cobró tanto amor, que le hizo un convite en su casa al cual hizo venir a otros publicanos y pecadores para que, atraídos por la dulzura y conversación del Señor, también le conociesen y amasen. 

Esto escribe en su Evangelio divino el mismo San Mateo, el cual se llama humildemente a sí mismo “Mateo el publicano”, mientras los otros Evangelistas le llamaban con el nombre de Leví, para disimular la afrenta del oficio que ejercitaba antes de su vocación. 

Después de la subida del Salvador al cielo y la venida del Espíritu Santo, cupo a San Mateo la misión de Etiopía, y se llevó consigo el Evangelio que había escrito en lengua hebrea o siriaca para los judíos. 

Llegado a Etiopía el santo Apóstol, se dice que entró en la ciudad de Nadaber, donde fue hospedado por aquel eunuco de la reina Candace a quien bautizó San Felipe.

Allí encontró dos magos que con sus malas artes pervertían al pueblo, más el Santo Apóstol les confundió con la virtud de Jesucristo, y resucitó a un hijo del rey Egipo, que los magos no habían podido resucitar. 

Con este prodigio se convirtieron el rey y la reina y sus hijos a la fe del Señor y gran parte del pueblo, siguiendo su ejemplo, se bautizó. 

Tenía el rey una hija llamada Ifigenia, la cual oyendo alabar al Santo Apóstol sobre el estado virginal, se determinó a consagrarse a Dios en compañía de otras doncellas que se le juntaron con el mismo propósito; más habiendo muerto el rey Egipo, y apoderándose del reino un hermano suyo llamado Hirtado, quiso este casarse con Ifigenia, y que San Mateo la persuadiese; pero el Santo Apóstol se resistió, por lo cual el rey se enojó de manera que mandó sus ministros a la Iglesia donde el Santo estaba diciendo Misa para que le diesen muerte, y así, acabada la Misa, fue el Santo Apóstol lanceado, quedando el altar del divino sacrificio rociado con su sangre. 

Con este martirio acabó su carrera apostólica, después de haber padecido muchos trabajos, obrado grandes milagros, edificado templos, ordenados sacerdotes, y ganado para Cristo muchas almas en aquella remota provincia de Etiopía. 

Reflexión

En la vocación de San Mateo para el apostolado, mostró el Señor sus entrañas de misericordia para darnos gran confianza que no desechará a cualquier pecador, por más lo que haya sido y viniere a Él, y para que entendamos que aunque no viniere y lo cerrare la puerta, llamará a ella y si le abriere, entrará en su corazón y le perdonará sus pecados. Y justamente nos propone el Sagrado Evangelio la presteza con que San Mateo obedeció al Señor, para que la imitemos y obedezcamos a la divina vocación, dando de mano si es menester a todas las cosas de la tierra y a todas las riquezas, gustos y vanidades del siglo, para ser verdaderos discípulos de Jesucristo, Señor Nuestro. 

Oración

Asístenos, Señor, por los méritos de tu Apóstol y Evangelista, el bienaventurado Mateo, para alcanzar por su intercesión lo que no podemos conseguir por nuestras débiles fuerzas. Por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén. 


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