viernes, 26 de julio de 2024

LA GRAN CRISIS LÉSBICA

Un breve análisis sobre la situación de las últimas tres carmelitas descalzas que quedaban en Lucena.


Las Carmelitas Descalzas de Lucena, España, cierran después de 412 años.

Esto es extraño, dirán ustedes, ¡porque dichas Carmelitas Descalzas son tan, tan amigas de Francisco! ¿Pensarías que el “honor” de tal amistad, mostrando tan gran “alegría de Cristo”, llevaría a la antigua organización a reponer rápidamente sus moribundas filas?

Por lo tanto, este cierre no me resulta comprensible. Sólo quedaban cinco, y una había muerto, quedando “por debajo del mínimo”. Pero no había por qué preocuparse: Frankie les dio una “autorización especial” para quedarse aunque sólo fueran cuatro. Pero luego se fue otra, y sólo quedaban tres. ¡Impresionante!

- ¡Pero oye! Eran buenas!

¿Lo eran? Bueno, tal vez lo eran, lo más probable es que no. Pero seamos excesivamente caritativos y supongamos que éstas monjas sí lo eran. La pregunta sigue en pie: ¿por qué, después de 11 años y medio del “gozoso Francisco”, las monjas y religiosas siguen desapareciendo rápidamente?

Mi respuesta es muy sencilla: la vida religiosa se ha hecho inadecuada para las mujeres católicas. No es sólo porque no se fomentan las vocaciones, es porque aquellas mujeres que tienen la vocación no confían en que Francisco vaya a nutrirlas y respetarlas.

Pero hay otra razón más inmediata. 

En los años sesenta y setenta, hacerse religiosa empezó a resultar atractivo para las lesbianas (como para los homosexuales lo fue el ingresar en los seminarios). La actividad sexual garantizada de por vida, abundancia de parejas sexuales discretas (a las lesbianas nunca les han importado los valores estéticos, por si no lo saben), y “activismo social” a raudales al que se sienten tan inclinadas. 

Pero ahora, con la involución de la sociedad hacia la “aceptación”, dichas lesbianas ya no necesitan “salir del armario”, y los pagos de la seguridad social aseguran una vida cómoda y perezosa de todos modos.

¿Es este el caso de estas monjas? Como diría un crítico, “¡no lo sé!”, pero su “amistad” con Francisco es la peor tarjeta de presentación posible. Varias de las monjas lo conocieron personalmente. Esto es o extrema mala suerte, o hay mucho que huele mal aquí.

De todos modos, las monjas restantes ahora desalojarán las instalaciones. Simplemente no hay sucesoras.


Mundabor


UNA IGLESIA-NIÑERA A LA ALTURA DEL ESTADO-NIÑERA

En el pasado los católicos tenían que obedecer el dogmapero nunca tuvieron que respetar a los herejes de una supuesta jerarquía.

Por el padre David Nix


Recientemente, el arzobispo Viganò escribió: “El cambio -o mejor, el aggiornamento- ha estado tan en el centro de la narrativa conciliar que ha sido el sello distintivo del Vaticano II y ha postulado esta asamblea como el terminus post quem que sanciona el fin del ancien régime -el régimen de la “antigua religión”, de la “antigua misa”, de todo lo “preconciliar”- y el comienzo de la “iglesia conciliar”, con su “nueva misa” y la relativización sustancial de todo dogma”.

Ahora bien, antes de que todo el mundo llame a Viganò “cismático” por simplemente poner esas dos palabras “iglesia conciliar” entre comillas, tenemos que darnos cuenta de que algunos clérigos importantes (que nunca han sido llamados “cismáticos” por los católicos modernistas de la corriente dominante) también indicaron que una falsa iglesia acabaría imitando a la Iglesia Católica y que incluso se presentaría como la propia Iglesia Católica. Por ejemplo, el obispo Fulton Sheen escribió: "[El diablo] engañará incluso a los elegidos. Establecerá una contraiglesia que será el mono de la Iglesia porque él, el diablo, es el mono de Dios. Será un cuerpo místico del Anticristo que en todo lo exterior se parecerá al cuerpo místico de Cristo”. Una vez más, el Padre Pío insistió en que “Es Satanás quien se ha introducido en el seno de la Iglesia y dentro de muy poco tiempo llegará a gobernar una falsa iglesia”.

Creo que ahora nos enfrentamos a lo que el obispo Fulton Sheen llamó la “contraiglesia” y el “mono de la Iglesia”. ¿Acaso Nuestra Señora de La Salette no predijo un “eclipse de la Iglesia” en el que la verdadera fe permanecería en los corazones de algunas personas mientras que la visibilidad de la Iglesia jerárquica se hundiría? Tengan en cuenta todos aquellos que quieren llamarme con los mismos nombres que llaman a Viganò que estoy citando a la Madre de Dios, al Padre Pío e incluso al Obispo Fulton Sheen. De nuevo, el Padre Pío insistió en que los verdaderos católicos pronto tendrían que enfrentarse a una “falsa iglesia”. Esto no significa que la Iglesia de Dios haya fracasado, sino que los hombres (desprotegidos de cualquier carisma infalible debido a que ellos mismos son impostores) establecerían una organización falsa ordenando a la gente obedecer en nombre de Dios.

Con frecuencia escribo sobre la diferencia entre la Iglesia Católica Apostólica y el simio de la Iglesia a nivel de doctrina y liturgia. Pero hoy quiero escribir sobre la diferencia en la psicología. Mucha gente piensa que la Iglesia de la Edad Media era de “mano dura”, pero no miden la arbitrariedad-obediencia de mano dura que exigen los que dirigen la falsa-iglesia. Lo que quiero decir es que los católicos en el pasado tenían que obedecer el dogma, pero nunca tuvieron que respetar a los herejes de una supuesta jerarquía.

Los católicos en el pasado tenían que acercarse a los Sacramentos como los Apóstoles habían indicado siglos antes, pero nunca se les dijo que desactivaran sus cerebros al ir a Misa. Hoy en día, sin embargo, me estoy dando cuenta de que los izquierdistas que dirigen el “mono de la iglesia” exigen una obediencia ciega que contiene un nominalismo (fe sin razón) equivalente sólo a lo que los imanes podrían esperar de los adherentes a su mezquita en el Islam.  Esto es algo más que un “mal liderazgo” encontrado durante algunas épocas de la “Edad Oscura”. Más bien, nos enfrentamos a una nueva y enorme secta que ocupa los antiguos edificios de la Iglesia Católica.


Si no me siguen, permítanme poner un ejemplo: Hace dos semanas, un amigo publicó en Twitter la pregunta: “Dejando a un lado la cuestión de la autoridad, y el papado aparte. ¿Quién tiene una visión más ortodoxa del catolicismo, Francisco o Viganò?”. Eché un vistazo a las respuestas. Me sorprendió leer que una de las respuestas decía: “Francisco, dado que no acaba de ser excomulgado”. (Relea esa pregunta y esa respuesta para captar la aberración de la verdad contenida en tal respuesta).

Rápidamente, fui al perfil de Twitter del autor de la respuesta, esperando ver que tal vez era marxista o que había sufrido una lobotomía reciente por la que rezaba en Twitter. Pero nada de lesiones cerebrales traumáticas. De hecho, parecía ser un católico relativamente devoto e incluso conservador. Esta sorprendente respuesta me hizo darme cuenta de que no sólo a algunos “católicos” de izquierdas les habían lavado el cerebro para que creyeran que las supuestas autoridades podrían superar nuestra Fe Apostólica y nuestra Liturgia. Sí, incluso a los católicos conservadores la “Iglesia” falsa les ha lavado el cerebro para que crean que un solo hombre puede borrar 2000 años de historia, liturgia y dogma.


Luego, la semana pasada, (aproximadamente una semana después del evento de Twitter anterior), yo estaba en Wahoo's Fish Tacos y vi este cartel en el baño. Honestamente, pensé que ya habíamos pasado los tiempos en los cuales el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (
CDC por sus siglas en ingles) nos decía cómo lavarnos las manos. Pero después de lavarme las manos (sin necesidad de instrucciones porque no necesito un Estado-Niñera) me detuve y estudié el cartel durante un minuto. Me di cuenta (como todos nos dimos cuenta hace unos tres años, pero tal vez lo olvidamos) de que el gobierno necesita que sus ciudadanos necesiten un “Estado-Niñera” antes de que puedan, en última instancia, controlar a sus ciudadanos hasta convertirlos en esclavos.

Verás, el lavado de cerebro requiere que los potenciales esclavos del Estado acaben dejando de lado preguntas obvias como “¿Por qué necesito un cartel que me diga cómo lavarme las manos?”. La respuesta es sencilla: La obediencia positivista (también conocida como nominalismo) te desmoraliza para que no le creas a tus ojos cuando todas las pruebas indican lo contrario (como cuando tu madre te insinuaba de niño que no necesitarías un cartel que te diga cómo lavarte las manos cuando seas adulto si hoy la escuchas bien).

Así que también en “el mono” de la iglesia, no tienes que creer lo que te dicen tus ojos mentirosos sobre quién es más católico: Francisco o Viganò. Ahora, en “el mono”, el autoritarismo excesivo reprograma a los sujetos para que vivan con miedo no sólo a ciertas respuestas
, sino incluso a ciertas preguntas. Ni la “Iglesia-Niñera” ni el “Estado-Niñera” permitirán hacer buenas preguntas. ¿Por qué? Porque no hay buenas respuestas a sus normas arbitrarias (Piensa en cómo nunca se respondió a la Dubia de los Cuatro Cardenales sobre la herética Amoris Laetitia).

A estas alturas, ¿quién teme que le llamen “cismático”? Quizá sólo esos mismos débiles católicos conservadores que hace unos años temían que sus familiares de izquierdas les dijeran que “matarían a la abuelita” si no se inoculaban la terapia experimental covídica. De ahí que sólo un zombi pudiera responder a una pregunta en Twitter sobre quién es el más católico entre los dos obispos: “Francisco, dado que no acaba de ser excomulgado”. Eso es un lavado de cerebro llevado hasta la cumbre a manos de la “Iglesia-Niñera”.

Sí, me doy cuenta de que es irónico que un católico tradicionalista diga que los izquierdistas son de mano dura al exigir obediencia ciega no al Evangelio, sino al Derecho Canónico. De hecho, no es el derecho canónico lo que ofrecen, sino sus propias personalidades narcisistas. Y así es exactamente como funciona el marxismo a nivel del Estado. Ahora vemos que el “Estado-Niñera” ha encontrado a su protagonista religioso en la “Iglesia-Niñera”.  El “mono” te dice que pongas el verdadero catolicismo en un segundo plano y que pongas las caprichosas “excomuniones” del Gran Hermano en el primer plano. ¿Por qué un verdadero católico puede ser “excomulgado”? En el marxismo y el narcisismo, las preguntas sólo te meten en problemas.

Es como si ambos nos dijeran: “Mira, tonto: deja de buscar razones, porque no las hay”. Pero, de nuevo, fíjate: Así es como funciona el marxismo, primero en el Estado, y ahora, en la Iglesia (o más bien, la “Iglesia-Niñera” que viene para cuidar tu cerebro y tu corazón amenazándote con la “desobediencia” si piensas por ti mismo como un verdadero católico durante un minuto).

La 
“Iglesia-Niñera” quiere que apagues tu cerebro y no prestes atención a la evidencia de la Resurrección física de Cristo, el depósito de la Fe de los Apóstoles que fueron todos mártires y creas que un Magisterio basado en 19 siglos ha sido reemplazado por una aleatoria y “recientemente mejorada” Fiducia Popólicans (que promueve bendiciones sodomídicas, en caso de que lo hayas olvidado, hace sólo un
os meses).

Una entidad como la falsa-iglesia antepone la obediencia a un apóstata a la obediencia a la Santísima Trinidad. La “Iglesia-Niñera”
 ofrece una nueva religión, que contiene un nuevo ritual y una nueva doctrina, con un líder muy oscuro. Pero, por favor, no preguntes por qué no se alinea con el catolicismo tradicional. Los días de la “hermenéutica de la continuidad” de Benedicto XVI han pasado. Al igual que el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades no permite preguntas, lo mismo ocurre en la iglesia-niñera-marxista. La hermenéutica de la ruptura se ha roto a sí misma, ejecutando un auto-desenmascaramiento de su agenda diabólica.

La 
“Iglesia-Niñera” es la afeminada arbitrariedad occidental paralela a la religión igualmente caprichosa del Medio Oriente que podría ordenar algo como, digamos: “-Ve a volar dos aviones contra el World Trade Center”. “-¿Por qué?” “-Por que yo, tu imán, te lo digo”. “- Ok, obedeceré sin hacer preguntas”. Sí, ese es el tipo de obediencia musulmana que claramente divorcia la fe de la razón.

Observa también que la perenne jerarquía católica (antes de esta apostasía actual) nunca ha exigido una lobotomía a sus adeptos. ¿Por qué? porque creemos que existe un matrimonio entre la fe y la razón y porque creemos que es por “la libertad que Cristo nos hizo libres” -Gál 5:1. No debería sorprenderte que no haya libertad para hacer buenas preguntas en la Iglesia-Niñera. ¿Por qué? Porque un hombre tóxico se pone ahora por delante de Dios (es la definición misma de una secta en cualquier curso básico de sociología cristiana). Sí, creo que deberíamos llamarla “Secta-Niñera” en su lugar, ya que sólo hay una Iglesia, y es la Iglesia Católica, la novia sin mancha de Cristo... y no es la 
Secta-Niñera.

La siguiente línea de Gálatas es extremadamente reveladora: “Estad, pues, firmes, y no os sometáis otra vez al yugo de esclavitud”. Cualquiera que te diga que reemplaces a Jesucristo (y Su Doctrina Tradicional) por las enseñanzas unitarias-universalistas de un régimen aberrante te está arrastrando a una esclavitud a satanás.

Por ejemplo, imagina una respuesta deslizada en el Acta Apostólica unida a Amoris Laytaytay donde a los “divorciados” y “vueltos a casar” (sin requerir una anulación o una situación de vida josefina precedida por la confesión) se les permite sacralizar ambos Sacramentos de la Eucaristía y el Matrimonio, y tú debes aceptar este sacrilegio bajo pena de “excomunión...” ¿Qué “espíritu” quiere que sacrilegues dos Sacramentos? Claramente, no un espíritu con poder para excomulgar en el propio nombre de Dios.

Antes de que los globalistas de élite (y su capellán) caigan ante la llegada del Triunfo del Inmaculado Corazón de María, intentarán aumentar el miedo entre el cristiano medio mediante medidas arbitrarias que exijan “obediencia” a mandatos arbitrarios (¡como que Viganò sea “excomulgado”! ¡Oh, no!) Pero la farsa de este divorcio entre fe y razón sólo puede durar un tiempo. Entonces serán descubiertos como los criminales y apóstatas que son. Espero que esto ocurra en la tierra precisamente para que se conviertan como escribí en mi artículo titulado Orar por los enemigos de la Iglesia.

No tienes que estar de acuerdo conmigo sobre el estado actual del Vaticano para entender que la Fiducia o Amoris equivalen a la esclavitud a satanás por la evidencia doctrinal dada arriba. Evítalo y mantente fuerte, porque Cristo ha venido a liberarte. Rechaza la herejía del modernismo y abraza la Tradición, pues este es Jesucristo en Su cruz vivificante concediéndote una futura Resurrección si obedeces a esa Iglesia Católica de una vez por todas que Él fundó en San Pedro. Jesucristo es el mismo: ayer, hoy y siempre. Y también lo es Su Iglesia. No tiene nada que ver con el culto a la “Niñera”.



CATECISMO DE TRENTO (1566) - EL SACRAMENTO DE LA EXTREMAUNCIÓN

El momento más oportuno para esta cura es cuando estamos afligidos por una enfermedad grave y el peligro de muerte es inminente, ya que la naturaleza ha implantado en el hombre el no temer a ninguna visita humana, tanto como a la muerte


EL SACRAMENTO DE LA EXTREMAUNCIÓN

Importancia de la enseñanza sobre la Extremaunción

En todas tus obras, enseña la Escritura: “Recuerda tu último fin y no pecarás jamás”, palabras que transmiten al pastor una silenciosa admonición para que no deje pasar ninguna oportunidad de exhortar a los fieles a la constante meditación sobre la muerte. El Sacramento de la Extremaunción, por estar inseparablemente asociado al recuerdo del día de la muerte, debe, es obvio, formar un tema de instrucción frecuente, no sólo porque es justo para explicar los misterios de la salvación, sino también porque la muerte, el destino inevitable de todos los hombres, cuando se recuerda a las mentes de los fieles, reprime las pasiones depravadas. Así se sentirán menos perturbados por la proximidad de la muerte y derramarán su gratitud en alabanzas interminables a Dios, que no sólo nos ha abierto el camino de la verdadera vida en el Sacramento del Bautismo, sino que también ha instituido el de la Extremaunción, para proporcionarnos, al partir de esta vida mortal, un camino más fácil para el cielo.

Nombres de este Sacramento

Para explicar lo que es más necesario sobre este punto, seguiremos casi el mismo orden que observamos en la exposición de los demás Sacramentos. Así, pues, demostraremos en primer lugar que este Sacramento se llama Extremaunción, porque entre todas las unciones prescritas por nuestro Señor a su Iglesia, ésta es la última que se administra.

Por eso nuestros predecesores en la Fe lo llamaron también Sacramento de la Unción de los enfermos y también Sacramento de los moribundos, nombres que fácilmente evocan en el ánimo de los fieles el recuerdo de aquella última hora.

La Extremaunción es un verdadero Sacramento

En primer lugar, hay que explicar que la Extremaunción es propiamente un Sacramento, y esto lo establece claramente el Apóstol Santiago, al promulgar la ley de este Sacramento: “¿Está enfermo alguno entre vosotros? Llame a los sacerdotes de la iglesia y oren por él ungiéndole con óleo en el nombre del Señor. La oración de fe salvará al enfermo y el Señor lo levantará; y si ha cometido pecados, le serán perdonados”. Cuando el Apóstol dice que los pecados son perdonados, atribuye a la Extremaunción la naturaleza y eficacia de un Sacramento.

Muchos Concilios dan testimonio de que tal ha sido siempre la Doctrina de la Iglesia Católica sobre la Extremaunción, y el Concilio de Trento denuncia el anatema contra todos los que se atrevan a enseñar o pensar de otra manera. Inocencio I también recomienda este Sacramento con gran fervor a la atención de los fieles.

La Extremaunción es un verdadero Sacramento

Por eso, los pastores deben enseñar que la Extremaunción es un verdadero Sacramento y que, aunque se administra con muchas unciones, cada una con una oración peculiar y bajo una forma peculiar, no constituye muchos Sacramentos, sino uno solo. Sin embargo, es uno, no en el sentido de que esté compuesto de partes inseparables, sino porque cada una de las partes contribuye a su perfección, como sucede con todo objeto compuesto de muchas partes. Así como una casa que consta de una gran variedad de partes deriva su perfección de la unidad de plan, este Sacramento, aunque compuesto de muchas y diferentes cosas y palabras, no es más que un solo signo, y sólo efectúa aquella única cosa de la que es signo.

Partes esenciales de la Extremaunción

Los pastores deben enseñar también cuáles son las partes que componen este Sacramento, su materia y forma, que Santiago no omite, y cada una de ellas está llena de misterios peculiares.

La Materia de la Extremaunción

Su elemento, pues, o materia, según lo definen los Concilios, particularmente el de Trento, consiste en el aceite consagrado por el Obispo. No cualquier aceite extraído de sustancias grasas o untuosas, sino que sólo el aceite de oliva puede ser materia de este Sacramento.

Así, su materia es muy significativa de lo que el Sacramento efectúa interiormente en el alma. El aceite es muy eficaz para calmar el dolor corporal, y el poder de este Sacramento disminuye el dolor y la angustia del alma. El aceite también restaura la salud, trae alegría, alimenta la luz, y es muy eficaz para refrescar la fatiga corporal. Todos estos efectos significan lo que el poder divino realiza en el enfermo por medio de la administración de este Sacramento. Hasta aquí bastará la explicación de la materia.

La Forma de la Extremaunción

La forma del Sacramento es la palabra y la oración solemne que el sacerdote usa en cada unción: Por esta Santa Unción, Dios te perdone todos los pecados que hayas cometido por el mal uso de la vista, del olfato o del tacto.

Que ésta es la verdadera forma de este Sacramento la aprendemos de estas palabras de Santiago: Que oren por él... y la oración de fe salvará al enfermo. De aquí se desprende que la forma debe aplicarse a modo de oración. El Apóstol no dice de qué palabras particulares debe consistir esa oración; pero esta forma nos ha sido transmitida por la fiel Tradición de los Padres, de modo que todas las Iglesias conservan la forma observada por la Iglesia de Roma, madre y maestra de todas las Iglesias. Es cierto que algunos cambian algunas palabras, como cuando por “Dios te perdone”, dicen “Dios remita”, o “Dios perdone”, y a veces, “Que Dios remedie todo el mal que has cometido”. Pero como no hay cambio de significado, está claro que todos observan religiosamente la misma forma.

No debe sorprendernos que, mientras que la forma de cada uno de los demás Sacramentos o bien significa absolutamente lo que expresa, como por ejemplo, “Yo te bautizo”, o “Yo t
e señalo con la cruz y te confirmo, o bien se pronuncia, por así decirlo, a modo de mandato, como en la administración de las Órdenes Sagradas, “Recibe el poder”, la forma de la Extremaunción sólo se expresa a modo de oración. Sabiamente se ha dispuesto así. Pues como este Sacramento se administra no sólo por la gracia espiritual que concede, sino también para la recuperación de la salud, que, sin embargo, no siempre se obtiene, usa, por lo tanto, una forma deprecativa, para implorar de la misericordia de Dios lo que la virtud del Sacramento no siempre y uniformemente efectúa.

Las ceremonias de la Extremaunción

En la administración de este Sacramento se emplean también ritos especiales, que consisten principalmente en oraciones que el sacerdote ofrece por la curación del enfermo. No hay Sacramento cuya administración vaya acompañada de más oraciones, y con razón, porque en ese momento los fieles necesitan más que nunca la ayuda de oraciones piadosas. Todos los presentes, y especialmente el párroco, deben expresar sus fervientes deseos a Dios y encomendar encarecidamente a su misericordia la vida y salvación del enfermo.

Institución de la Extremaunción

Habiendo probado así que la Extremaunción se cuenta verdadera y propiamente entre los Sacramentos, inferimos con razón que debe su institución a Cristo nuestro Señor. Posteriormente fue dada a conocer y promulgada a los fieles por el Apóstol Santiago.

Pero nuestro Salvador mismo parece haber dado alguna indicación de ello, cuando envió a sus discípulos de dos en dos delante de sí, pues el Evangelista nos informa que, saliendo, predicaron que todos debían hacer penitencia, y echaron fuera muchos demonios, y ungieron con aceite a muchos enfermos y los sanaron.

No se puede suponer que esta unción haya sido inventada por los Apóstoles, sino que fue ordenada por nuestro Señor. Tampoco su poder surgió de ninguna virtud natural. Su eficacia, debemos creer, fue mística, habiendo sido instituida para curar las enfermedades del alma, más bien que para curar las enfermedades del cuerpo. Esta es la Doctrina enseñada por San Dionisio, San Ambrosio, San Juan Crisóstomo y San Gregorio Magno; de modo que no puede dudarse en absoluto que la Extremaunción debe ser reconocida y venerada como uno de los siete Sacramentos de la Iglesia Católica.

 A quienes se debe administrar la Extremaunción

Pero aunque instituida para uso de todos, la Extremaunción no debe administrarse indiscriminadamente a todos.

La persona debe estar en peligro de muerte

En primer lugar, no se debe administrar a personas sanas, según estas palabras de Santiago: ¿Está alguno enfermo entre vosotros? Esto lo prueba también el hecho de que la Extremaunción fue instituida como remedio no sólo para las enfermedades del alma, sino también para las del cuerpo. Ahora bien, sólo los enfermos necesitan remedio, y por eso, este Sacramento se debe administrar sólo a aquellos cuya enfermedad es tal que despierta temores de muerte próxima.

Sin embargo, es un pecado muy grave aplazar la Santa Unción hasta que, perdida toda esperanza de curación, la vida comience a decaer y el enfermo esté al borde de un estado de insensibilidad. Es obvio que si se administra el Sacramento mientras la conciencia y la razón están todavía intactas y la mente es capaz de provocar actos de fe y de dirigir la voluntad a sentimientos de piedad, se recibirá una participación más abundante de sus gracias. Aunque esta medicina celestial es en sí siempre saludable, los pastores deben tener cuidado de aplicarla cuando su eficacia pueda ser ayudada por la piedad y la devoción del enfermo.

El peligro debe surgir de la enfermedad

La Extremaunción, pues, no puede administrarse a nadie que no esté peligrosamente enfermo, ni siquiera a aquellos que están en peligro de muerte, como cuando emprenden un viaje peligroso, o entran en batalla con la perspectiva segura de la muerte, o han sido condenados a muerte y están en camino a la ejecución.

La persona ungida debe estar con uso de la razón

Además, no son aptos para este Sacramento todos los que no tienen uso de razón, ni tampoco los niños que, no habiendo cometido pecados, no necesitan del Sacramento como remedio contra los restos del pecado. Lo mismo sucede con los idiotas y los locos, a menos que en sus intervalos lúcidos den muestras de una disposición a la piedad y expresen el deseo de ser ungidos. A los que desde su nacimiento nunca gozaron del uso de la razón no se les debe administrar este Sacramento; pero si un enfermo, estando en posesión de sus facultades, expresa el deseo de recibir la Extremaunción y después delira, se le debe ungir.

Administración de la Extremaunción

La Sagrada Unción no debe aplicarse en todo el cuerpo, sino sólo en los órganos de los sentidos: en los ojos, para la vista; en los oídos, para la audición; en las fosas nasales, para el olfato; en la boca, para el gusto y el habla; en las manos, para el tacto. El sentido del tacto, es cierto, está difundido por todo el cuerpo, pero está más desarrollado en las manos.

Esta manera de administrar la Extremaunción se observa en toda la Iglesia universal y está de acuerdo con la naturaleza medicinal del Sacramento. Así como en las enfermedades corporales, aunque la enfermedad afecta a todo el cuerpo, sin embargo, la cura se aplica sólo a la parte que es la sede y origen de la enfermedad, así también este Sacramento no se aplica a todo el cuerpo, sino a los miembros en los que la potencia de la sensibilidad es más evidente, y también a los riñones, que son, por así decirlo, la sede de la concupiscencia, y a los pies, por los que nos movemos de un lugar a otro.

Aquí se debe tener presente que, durante la misma enfermedad y mientras el peligro de muerte continúe igual, el enfermo debe ser ungido una sola vez. Sin embargo, si sana después de haber sido ungido, puede recibir la ayuda de este Sacramento tantas veces como haya recaído en el mismo peligro de muerte. Por lo tanto, este Sacramento debe contarse evidentemente entre los que pueden repetirse.

Disposiciones para la recepción de la Extremaunción

Como se debe tener todo cuidado para que nada impida la gracia del Sacramento, y como nada se opone más a ella que la conciencia de la culpa mortal, se debe observar la práctica constante de la Iglesia Católica de administrar el Sacramento de la Penitencia y la Eucaristía antes de la Extremaunción.

Además, los párrocos deben esforzarse en persuadir al enfermo para que reciba este Sacramento de manos del sacerdote con la misma fe con que se presentaban antiguamente los que debían ser curados por los Apóstoles. Pero la salvación de su alma debe ser el primer objeto de los deseos del enfermo, y después de eso, la salud del cuerpo, con esta condición, si es para bien de su alma.

Y los fieles no deben dudar de que las oraciones santas y solemnes que el sacerdote dice, no en su propia persona, sino en la de la Iglesia y de nuestro Señor Jesucristo, son escuchadas por Dios; y se les debe exhortar particularmente sobre este único punto, a cuidar de que el Sacramento de este salutífero óleo se les administre santa y religiosamente, cuando el conflicto más agudo parezca inminente y las energías del alma, así como las del cuerpo, parezcan estar fallando.

El Ministro de la Extremaunción

Quién es el ministro de la Extremaunción lo sabemos por el mismo Apóstol que promulgó la ley del Señor, pues dice: Haga venir a los sacerdotes (presbíteros). Con este nombre, como bien explicó el Concilio de Trento, no se refiere a personas de avanzada edad o de máxima autoridad entre el pueblo, sino a sacerdotes debidamente ordenados por los Obispos con la imposición de manos.

Al sacerdote, pues, se le ha encomendado la administración de este Sacramento; no a todo sacerdote, como lo ha decretado la Santa Iglesia, sino al pastor propio que tiene jurisdicción, o a otro autorizado por él para desempeñar este oficio.

En esto, como también en la administración de los demás Sacramentos, se debe recordar muy claramente que el sacerdote es el representante de Cristo nuestro Señor y de su esposa, la Santa Iglesia.

Los efectos de la Extremaunción

También se deben explicar con precisión los beneficios que recibimos de este Sacramento, de modo que, si ninguna otra cosa puede atraer a los fieles a recibirlo, sean inducidos al menos por su utilidad, pues estamos naturalmente dispuestos a medir casi todas las cosas por nuestros intereses.

Enseñen, pues, los pastores que por este Sacramento se comunica la gracia que perdona los pecados, sobre todo los más leves, o como se les llama comúnmente, veniales; porque los pecados mortales se perdonan por el Sacramento de la Penitencia. La Extremaunción no fue instituida principalmente para la remisión de las ofensas graves; sólo el Bautismo y la Penitencia realizan esto directamente.

Otra ventaja de la Sagrada Unción es que libera al alma de la languidez y de la enfermedad que contrajo por los pecados y de todos los demás restos del pecado. El momento más oportuno para esta cura es cuando estamos afligidos por una enfermedad grave y el peligro de muerte es inminente, ya que la naturaleza ha implantado en el hombre el no temer a ninguna visita humana, tanto como a la muerte. Este temor aumenta mucho con el recuerdo de nuestros pecados pasados, especialmente si nuestra conciencia nos acusa de graves delitos, porque está escrito: Vendrán con temor al pensamiento sus pecados, y sus iniquidades se levantarán contra ellos para condenarlos. Otra fuente de angustia vehemente es el anhelo de que pronto tendremos que comparecer ante el tribunal de Dios, quien nos dictará una sentencia de la más estricta justicia según nuestros méritos. Sucede con frecuencia que, a causa de este terror, los fieles se sientan profundamente agitados; y nada conduce más a una muerte tranquila que desterrar la tristeza, esperar con ánimo gozoso la venida de Nuestro Señor y estar dispuesto a entregar de buen grado el depósito confiado cuando Él quiera reclamarlo. Liberar la mente de los fieles de esta solicitud y llenar el alma de piadosa y santa alegría es, pues, un efecto del Sacramento de la Extremaunción.

De este Sacramento se deriva, además, otro beneficio, que con justicia puede considerarse el mayor de todos: porque, aunque el enemigo del género humano no cesa de pensar en nuestra ruina y destrucción, mientras vivimos, sin embargo, en ningún momento se esfuerza más violentamente por destruirnos por completo y, si es posible, por privarnos de toda esperanza de la divina misericordia, que cuando ve acercarse el último día de la vida. Por eso, en este Sacramento se dan a los fieles armas y fuerzas para que puedan vencer la violencia e impetuosidad del adversario y luchar valientemente contra él; porque el alma del enfermo se alivia y se anima con la esperanza de la bondad divina, con la que soporta más livianamente todas las cargas de la enfermedad y se escapa con mayor facilidad de las artimañas y astucias del demonio que la acecha.

Finalmente, la recuperación de la salud, si bien es provechosa, es otro efecto de este Sacramento. Y si en nuestros días los enfermos obtienen este efecto con menos frecuencia, esto se debe atribuir, no a un defecto del Sacramento, sino más bien a la fe más débil de una gran parte de los que son ungidos con el óleo sagrado, o por quienes se lo administran; pues el Evangelista da testimonio de que el Señor no hizo muchos milagros entre los suyos a causa de su incredulidad.

También se puede decir con razón que la Religión Cristiana, al haber echado sus raíces más profundamente en las mentes de los hombres, tiene menos necesidad de la ayuda de tales milagros que antes, al comienzo de la naciente Iglesia. Sin embargo, la fe debe ser estimulada fuertemente en este respecto, y cualquiera que sea la voluntad de Dios en su sabiduría para con la salud del cuerpo, los fieles deben confiar en una esperanza segura de alcanzar, en virtud de este óleo sagrado, la salud del alma y de experimentar, si llega la hora de su partida de la vida, el fruto de esta gloriosa seguridad: Bienaventurados los muertos que mueren en el Señor.

Amonestación

Hemos explicado brevemente el Sacramento de la Extremaunción. Pero si el párroco desarrolla estos puntos con más extensión y con el cuidado que exige el tema, no hay duda de que los fieles sacarán de su instrucción frutos muy grandes de piedad.




26 DE JULIO: SANTA ANA, MADRE DE LA MADRE DE DIOS


26 de Julio: Santa Ana, madre de la Madre de Dios

Santa Ana, dichosa madre de nuestra Señora la Virgen Santísima, fue natural de Belén e hija de Matan y de Emerenciana, y esposa del glorioso Joaquín, galileo, de la ciudad de Nazaret. 

Eran los santos esposos Joaquín y Ana de la tribu de Judá y del real linaje de David; y se ejercitaban continuamente en la guarda de la ley de Dios. 

Dícese que dividían la renta que cada año cobraban de su hacienda, en tres partes, de las cuales la una gastaban en su casa y familia, la otra en el templo y sus ministros, y la tercera empleaban en socorrer las necesidades de los pobres. 

Vivían muy afligidos estos santos casados por haberlo estado durante veinte años sin tener fruto de bendición, por lo cual andaban como avergonzados y corridos, por considerarse entre los hebreos la esterilidad como nota de ignominia. 

Llevaba Ana con paciencia esta prueba para su acrisolada virtud, con gran rendimiento a la voluntad del Señor; mas no por eso dejaba de mirar con santa envidia a aquellas dichosas mujeres que algún día habían de tener afinidad y parentesco con el deseado Mesías. 

Y como se acordase de que la madre de Samuel, llamada también Ana, por haber clamado al Señor, alcanzó el hijo que deseaba, animada santa Ana con este ejemplo, suplicó con gran fervor al Señor se compadeciese de su sierva, prometiendo que si le hacía merced de concederle algún fruto, se lo consagraría luego y lo destinaría al templo, para su santo servicio. 

Oyó el Señor benignamente las súplicas humildes de Ana, y es piadosa creencia que le reveló que sería madre de una hija, a quien pondría por nombre María, la cual sería llena del Espíritu Santo, y más dichosa que Sara, Raquel, Judit y Ester; porque sería bendita entre todas las mujeres y la llamarían bienaventurada todas las generaciones. 

Esta fue la soberana recompensa con que el Señor glorificó a santa Ana y a su bienaventurado esposo san Joaquín, haciéndolos padres de la Madre de Dios hecho hombre. 

Después de haber criado con gran cuidado a la santísima niña, y llegado el tiempo de cumplir su voto, la llevaron al templo de Jerusalén, donde fue recibida con mucho gozo entre las otras vírgenes y santas viudas que allí moraban en unas habitaciones vecinas al templo, y se ocupaban en sus labores, oraciones y demás oficios ordenados al servicio de Dios. 

No pudieron Joaquín y Ana ausentarse de su hija tan querida, y se vinieron a vivir en Jerusalén en una casa que no estaba lejos del templo, gozando de la conversación de su hija hasta que el Señor los llevó para sí: muriendo san Joaquín a la edad de ochenta años, y Ana a los setenta y nueve.

Reflexión:

Los gloriosos padres de la santísima Virgen fueron venerados en Oriente desde los primeros siglos de la Iglesia, y luego se extendió su devoción a los fieles del Occidente, los cuales levantaron en honra suya muchos templos y santuarios. Seamos pues devotos de santa Ana, que ella es la gloriosa abuela de Jesucristo Hijo de Dios y la madre de la Virgen Madre de Dios. Mucho desea y estima el divino nieto y la hija de santa Ana que la honremos por tan excelsa dignidad, y es bien loable la costumbre de algunas piadosas señoras que en el día de santa Ana visten alguna pobre doncella, y nunca salen sin recompensa las oraciones y obsequios que se hacen a la madre de la Tesorera de todas las gracias.

Oración:

Oh Dios, que te dignaste otorgar a la bienaventurada santa Ana la gracia de que fuese madre de la Madre de tu unigénito Hijo; concédenos por tu bondad que los que celebramos su fiesta, merezcamos alcanzar su poderoso patrocinio. Por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.


jueves, 25 de julio de 2024

EL ORIGEN DEL ROCK 'N ROLL Y SUS PROMOTORES

Nadie puede decir que la influencia del rock sea sana y positiva. Es como un flautista seductor y pervertido, que conduce a toda una generación a su autodestrucción.

Por el padre Jean-Paul Régimbal


Introducción

Desde hace más de medio siglo se viene gestando una poderosa revolución, una revolución sin partido político, sin discursos electorales y sin siquiera una plataforma ideológica que exponga los fines y objetivos de los nuevos revolucionarios.

Por primera vez en la historia, una profunda revolución social, económica, moral y cultural decidió proclamar su radicalismo a través de la música, las letras y las estrellas de la música rock. Al principio, ninguna de estas estrellas del rock fue tomada en serio, porque todos pensaban que era una moda pasajera, como el charleston, el boogie-woogie y el twist.

Sin embargo, el fenómeno sociocultural del rock, que apareció a principios de los años 50, se extendería por todo el mundo como una corriente subterránea mezclada con barro, escoria, sangre y sacrificios humanos. Hoy, la música rock ha evolucionado hasta convertirse en el más poderoso destructor de cuerpos, espíritus y corazones que haya surgido jamás de las entrañas del infierno.

Sin embargo, ya en 1950, el mundo recibió una seria advertencia durante un exorcismo realizado en el oeste de Canadá por un sacerdote de Long Beach, en California. Antes de abandonar a la joven poseída, el espíritu maligno reveló quién era: “Soy un príncipe y he llegado. Vine a poseer a toda una raza, a la juventud de América” (1).

Banda de heavy metal Slayer con símbolos y letras abiertamente satánicas

Otro detalle importante se impone. El estudio de 18 casos de suicidios repentinos en menos de un año entre jóvenes de 15 a 21 años de la región de Montreal-Granby-Québec mostró un solo factor constante: todos eran fanáticos del rock 'n roll.

¿Se necesita algo más para impulsarme a explorar en profundidad estas tragedias humanas causadas por los ritmos diabólicos y satánicos de esta música infernal?

El propósito de esta serie de artículos es ofrecer la información más precisa posible sobre el fenómeno global del rock y hacer que los lectores tomen conciencia de su peligro y tomen una posición fuerte y enérgica contra esta revolución global que está afectando a la juventud en todas partes.

Permítanme recordar a mis lectores que no pierdan la esperanza porque Cristo es victorioso (2).

Primera fase: su nacimiento

En 1951-1952, un joven cantante estadounidense del Medio Oeste llamado Little Richard comenzó a cambiar el ritmo (3) del “rhythm and blues” de los negros del Sur. En 1955, la famosa película de drama social Blackboard Jungle (Semilla de maldad en español) marcó la revolución del rock 'n roll al incluir Rock Around the Clock de Bill Haley en su banda sonora.

Fue un disc-jockey (4) del Cleveland Post quien popularizó la expresión rock 'n roll para identificar este nuevo ritmo musical. Lo que la mayoría de la gente no sabe es que esta expresión, tomada del argot del gueto estadounidense, describe los movimientos del cuerpo humano durante el acto sexual.

En 1954-1955, un joven cantante y guitarrista dominó la técnica y la forma musical de este nuevo género musical. Este joven de Memphis, Tennessee, fue Elvis Presley. 

Los movimientos provocativos y obscenos de Elvis Presley

Este artista desconocido destacó por su personal revolución adolescente contra la moral puritana del “cinturón bíblico” (5). Encarnó prácticamente el deseo de la juventud de rechazar los tabúes religiosos y sexuales (6) de la sociedad.

Elvis quería excitar a la juventud no solo con su música y sus palabras, sino también con los gestos obscenos y provocadores que acompañaban sus espectáculos. Desde el principio, se le llamó “Elvis la pelvis” por las rotaciones excesivas de su pelvis.

No obstante, la celebridad y el reconocimiento oficial le llegaron tras su aparición en el Ed Sullivan Show en 1956. La reacción del público fue inmediata e irreversible. Aunque el camarógrafo tomó la precaución de captar únicamente el rostro y el torso del cantante, no pudo impedir la transmisión del mensaje revolucionario de Elvis Presley.

La pulsación erráticamente estimulante del ritmo añade a su efecto envolvente un sonido irritante que, por su naturaleza, provoca una reacción nerviosa exacerbada, una tensión y frustración incontrolables y una necesidad irreprimible de liberación. Debe crear a toda costa un clima de alta tensión para que el oyente experimente de inmediato fuertes sensaciones que buscan una liberación espontánea.

Finalmente, los amplificadores permiten el efecto deseado cuando los instrumentos de percusión a toda potencia explotan en los sentidos del oyente indefenso: tambores, platillos, trompetas, gritos estridentes, sintetizadores electrónicos, todo está orquestado para un asalto final a la multitud delirante.

La intención es envolver y sumergir al público en un sonido de océano embravecido. Esto es sólo el principio del rock duro, que ahoga al público en un ritual de sexo, perversión y rebelión. De todos los artistas del “rock pesado”, es sin duda Peter Townshend quien consagró el género. Si Alice Cooper puede calificarse de genio del “rock duro”, Peter Townshend es su consumado maestro.

Townshend abrió el camino hacia el heavy metal

En el próximo artículo trataré esta segunda fase: La evolución del rock 'n' roll hacia el rock “duro” y “ácido”


Notas:

1) “Soy un príncipe y voy a descender. Voy a descender para poseer una raza, la juventud de América”. Gary Greeneald, Satanás, el dios del rock (cd o mp3)

2) En el mundo tendréis tribulaciones; pero tened confianza: yo he vencido al mundo (Jn 16,33).

3) Beat: la repetición incesante de pulsos regulares combinados con ritmos sincopados, generalmente asegurados por la batería y reproducidos fielmente por los bajos. Es el off-beat lo que define al rock 'n roll.
a) Hard rock: aquí el beat está diseñado para excitar los instintos sexuales. Peter Townshend es el creador del beat del heavy metal, con su énfasis en la percusión y el bajo electrónico;
b) Acid rock: el beat en este estilo está concebido para estimular el sistema nervioso y el cerebro hacia drogas alucinógenas como el LSD, la morfina, la cocaína y la heroína.
c) Punk rock: el beat en este estilo está ideado para excitar los instintos a la violencia y una especie de frenesí con el objetivo de estimular a los participantes a un estado automatizado o de agresión física.

4) Véase W. Joseph Matt, Rock n' Roll, A Revolutionary Form of Cultural Subversion, The Remnant Press, 1972, pág. 16. Véase la bibliografía adjunta.

5) Una región del sur y medio oeste de los Estados Unidos dominada por un estricto protestantismo fundamentalista que dicta una interpretación literal y rígida de la Biblia.

6) Tabú: sistema, práctica o acción por el cual se apartan cosas como sagradas, se prohíbe el uso general o se colocan bajo prohibición o interdicción para proteger intereses religiosos o sociales: por ejemplo, el incesto, la obscenidad pública, la blasfemia, la profanación de cosas santas, el respeto a los muertos, los lugares de culto y los objetos consagrados. La revolución del rock es peligrosa porque tiende a eliminar todos los tabúes religiosos, familiares y sociales del consciente y del subconsciente.


El padre Jean-Paul Regimbal (1931-1986) predicó implacablemente contra la masonería y la música rock. Fue un sacerdote trinitario en Northbay, Ontario, Canadá.

Artículos relacionados :

Masculinidad y extravagancia en el perfil femenino moderno (22)
Excelencia del caballero y la señora católicos (23)
Los santos condenan los bailes y danzas (30)





POR LO MENOS UNA VEZ AL AÑO

¡Si murieses en el estado en que se encuentra ahora tu alma!... ¿Hiciste bien tu última confesión?


II

POR LO MENOS UN VEZ AL AÑO

Por lo menos una vez al año... ¿qué? Abre el catecismo, busca los preceptos de la Iglesia, y allí verás extensamente lo que sólo está indicado en los puntos suspensivos: Confesarás tus pecados a un sacerdote aprobado. ¿Cuándo? Ahora, en el tiempo de Cuaresma, preparándote así para la fiesta de Pascua.

¡Penitencia, amigo mío! Sin penitencia no hay salvación. El demonio todo lo intenta para perder tu alma. De esto no cabe la menor duda. ¿Y qué haces tú para salvarla? Ya estamos en el tercer domingo de Cuaresma. ¿Has pensado en hacer tu confesión anual? 

Pues oye lo que te digo: Tal vez te sea de gran utilidad para el negocio espiritual que debes realizar. 

En primer lugar: Reza. Ve a la Iglesia, o busca una celdita separada; arrodíllate humildemente, y pide a Dios la gracia de hacer una buena confesión. Si hace mucho tiempo que te confesaste, bueno sería que te ejercitases, durante algunos días, en rezar y pedir la gracia indicada. 

Después: Examínate. ¿Cuándo te confesaste la última vez? ¿El año pasado? ¿Hace más tiempo? ¿No sientes un ligero rubor al pensar en eso? ¡Si murieses en el estado en que se encuentra ahora tu alma!... ¿Hiciste bien tu última confesión? ¿Te acusaste de todos los pecados graves, u ocultaste alguna cosa? En caso afirmativo debes declarar eso ahora, y repetir aquella confesión. 

Examina tu conciencia mandamiento por mandamiento: 

1er mandamiento: ¿Dudaste voluntariamente de las verdades reveladas? ¿Hablaste contra la fe? ¿Leíste libros, revistas y diarios antirreligiosos o escandalosos? ¿Has intervenido en prácticas supersticiosas? (Espiritismo, cartomancia, etc.) ¿Murmuraste contra Dios, y contra sus altos designios? ¿Hiciste tus oraciones diarias, y cómo? 

2do mandamiento: ¿Pronunciaste falso juramento? ¿Deshonraste el nombre de Dios, o el de los Santos? ¿Pronunciaste esos nombres irritado o colérico? 

3er mandamiento: ¿Perdiste por tu culpa la Misa del domingo? ¿Profanaste el día del Señor con trabajos serviles, sin necesidad? 

4to mandamiento: ¿Faltaste el respeto, amor y obediencia a tus padres o superiores? ¿Maltrataste a tus padres? ¿Educaste bien a tus hijos? ¿Vigilaste su conducta? 

5to mandamiento: ¿Vives en buena armonía con todos? ¿Buscaste pendencias? ¿Alimentaste el odio y sentimientos de venganza? ¿Has perjudicado al prójimo en su vida, o en su salud? ¿Adoptaste las prácticas hediondas de la “moderna” limitación de nacimientos? ¿Perjudicaste tu propia salud, por excesos en la mesa? Examínate también sobre las tentativas de seducción y de suicidio, sobre los malos tratos a los animales. 

6to y 9no mandamientos: Capítulo de impureza: pensamientos impuros voluntarios y consentidos, malos deseos, malas conversaciones, miradas libidinosas, acciones torpes (solo o con otros, solteros o casados...), lecturas inmorales. Profanación del matrimonio. Modas indecentes... Bailes inmorales. 

7mo mandamiento: Capítulo social de la defensa de los bienes del prójimo: hurto, robo, fraude (en negocio, medida, pesos falsos), no pagar las deudas, retener objetos hallados, no dar el justo salario a los obreros y empleados, aprovecharse de la necesidad del prójimo para lucrarse más, causar perjuicio a la propiedad ajena. Este mandamiento impone la obligación de restituir los bienes mal adquiridos. 

8vo mandamiento: Mentira, calumnia, difamación. ¡Existe el deber de restituir la honra del prójimo, en casos de calumnia y difamación! 

¿Cómo has observado la ley del ayuno y de la abstinencia? Examínate sobre los pecados capitales que son: Soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, envidia y pereza.

Procura conocer tu pasión dominante, y examínate sobre los deberes propios de tu estado (como: hijo, hija, padre, madre, casado, patrón, obrero, funcionario, profesor, médico, abogado, autoridad).

En segundo lugar: Arrepiéntete. Sin arrepentimiento, ningún pecado se perdona. Vuelve a Dios con los mismos sentimientos del hijo pródigo del Evangelio. Para mejor excitar en tu alma el arrepentimiento, piensa en los castigos del infierno y del purgatorio, que te esperan, si no te decides a hacer penitencia. Mejor aún. Piensa frecuentemente en la Sagrada Pasión de Nuestro Señor; medita las catorce estaciones del Via Crucis, las cinco llagas de Cristo, convenciéndote de que todo esto lo sufrió Jesús por tu causa. 

Cierto día un fervoroso sacerdote recibió la visita de un joven que, como muchos otros de su edad, hallábase enfangado en el lodazal de sus vicios; mostraba voluntad de confesarse; pero aseguraba que le era difícil, si no imposible, sentir arrepentimiento de sus pecados predilectos y acostumbrados. El Padre, sin decir nada, abrió un cajoncito de su mesa, y sacó una estampita que representaba a Nuestro Señor, amarrado a la columna, y sufriendo los azotes de la flagelación. “Toma esta imagen” -dijo entonces al joven- “contémplala durante quince días, con toda atención, Por espacio de cinco minutos cada día, y después, vuelve por acá”. A los ocho días, el Padre recibía la visita del joven amigo, quien, de rodillas, le pidió que le oyese en confesión. La meditación de la sagrada Pasión y Muerte de Nuestro Señor le había conmovido de tal modo, que se llenó de arrepentimiento de sus pecados, y abandonó el camino del vicio. El que no se conmueve ante Jesús crucificado ¿Qué esperanza puede tener aún de salvarse? 

Haz actos de contrición con tus propias palabras, por ejemplo: ¡Mi buen Jesús! ¡Amadísimo Redentor mío! Reconozco que soy muy pecador; reconozco mi ruindad... Me aparté de Vos... Abandoné la oración... No guardé las fiestas... Profané mi cuerpo, convirtiéndolo en instrumento de pecado... Tuve odio... Me olvidé completamente de la Religión. ¿Es posible que todavía me perdonéis? Creo y espero. Vos, que nos enseñasteis la bellísima parábola del hijo pródigo; Vos, que acogisteis benignamente a la pecadora; Vos, que tuviste palabras consoladoras para la adúltera, y abristeis el paraíso al buen ladrón, no me neguéis a mí vuestro perdón. ¡Señor Jesús, tened compasión de mí! Quiero ser bueno. ¡Quiero enmendarme! Os lo prometo. 

Rezar así, sacando las palabras del fondo del corazón, es mejor que recitar maquinalmente largas oraciones de un devocionario. 

En tercer lugar: Enmiéndate. La firme voluntad de enmendarse, de evitar el pecado grave, de huir de las ocasiones próximas de pecar, es condición indispensable para recibir el santo Sacramento de la Penitencia. Abandona las malas compañías. Deja las relaciones ilícitas y frívolas. Reconcíliate con los que mal quieres. Restituye lo que injusta e indebidamente retienes en tu poder. Hay quienes se confiesan solo para poder comulgar. Una vez que han comulgado, vuelven a la misma vida, son los mismos de antes. No debe ser así. El Cristiano ha de confesarse para después enmendarse. Debe vivir de tal manera que pueda comulgar muchas veces, sin recurrir a la confesión; su conducta ha de ser tal, que la comunión frecuente o cotidiana lo mejore y santifique cada vez más. 

Muy útil te será hacer propósitos, pocos, pero buenos, y en estrecha relación con los pecados cometidos, por ejemplo: De hoy en adelante, no he de faltar a Misa los domingos; no he de juntarme con malas compañías; no se ha de ver ya un libro malo en mis manos; he de confesarme cada mes. 

En cuarto lugar: Acúsate de todos los pecados, declarando además el número y circunstancias agravantes de los mortales. La confesión ha de ser sincera. Tienes entera libertad para escoger confesor; pero has de manifestar tus pecados con toda sinceridad. ¡Fuera la falsa vergüenza! - ¿Qué pensará el Padre de mí, si me confieso sinceramente? La confesión sincera solo podrá edificarte y consolarte. ¡Fuera el demonio mudo! Mejor es confesarse sinceramente que arder en el infierno eternamente. ¿Qué dirán los demás, si me confieso? No te preocupes de los comentarios de los demás, cuando se trata de tu alma. Quién ha de responder en el tribunal de Dios has de ser tú y no los otros

En quinto lugar: ¡Haz penitencia! No te contentes con la pequeña penitencia que te impone el confesor. Ella no puede bastar para satisfacer a la justicia divina. A la penitencia sacramental han de añadirse otras voluntariamente escogidas y practicadas, como son: rezar, ayunar, abstenerse de ciertos gustos materiales y espirituales (privarse de fumar, de beber, de ir al cine), dar limosna, ir a Misa entre semana, trabajar y sufrir por amor de Dios. “¡Haced penitencia porque se acerca el reino de los cielos!” (Mat. 3: 2).

A la Misa de este domingo precede esta nota:  “Estación de San Lorenzo extramuros”. Quiere eso decir que, antiguamente se celebraba la Misa, en este día, en la iglesia de San Lorenzo, extramuros de Roma. Para esa celebración se reunían los fieles en otra iglesia, desde donde, en procesión, se dirigían al templo donde se había de celebrar el santo sacrificio. En la iglesia de San Lorenzo, patrono de los catecúmenos, gran luchador y vencedor, se verificaba preferentemente el exorcismo, esto es, la expulsión del demonio. Tal día como hoy, en remotos tiempos, se realizó por primera vez esta ceremonia. El ritual de la Misa alude a esta Tradición. ¡Lancemos hoy el exorcismo! ¡Expulsemos de nuestro corazón al espíritu malo, por medio de una confesión bien hecha! ¡Oh buen Jesús, ayudadnos con vuestra gracia!

Continúa...

Tomado del libro “Salió el sembrador” del padre Juan B. Lehmann de la Congregación del Verbo Divino, edición 1944.


CONVERSACIONES SOBRE EL PROTESTANTISMO (5)

Del abismo que media entre el protestantismo y la Iglesia.

Por Monseñor De Segur (1862)


Cuando los agentes de la propaganda protestante encuentran alguna alma sencilla e ignorante, suelen comenzar sus tentativas con este exordio insinuante: “Protestante o católico, peco más o menos es lo mismo”. Y hay católicos por desgracia que repiten esta blasfemia, sin pensar que este es un grave insulto contra su Santa Madre la Iglesia.

¡Que el protestantismo, con sus mil sectas, es poco más o menos lo mismo que la Religión Católica! ¿Se ha reflexionado en esto? Pues más valdría decir que, poco más o menos, la buena moneda vale tanto como la falsa.

Donde la Iglesia afirma, los protestantes niegan; donde la Iglesia enseña, los protestantes se sublevan. En la Iglesia Católica reina la unidad más completa y más fundamental de enseñanza y de creencia, de culto y de religión. Entre los protestantes cada uno cree como quiere y vive como cree; de modo que reina entre ellos la anarquía religiosa, la cual es todo lo contrario de la unidad. Solo están unidos en un punto, que es el odio al catolicismo.

El católico tiene por Regla de su Fe la enseñanza precisa e infalible de la Iglesia. El protestante rechaza a la Iglesia, desprecia su autoridad y no conoce más que la biblia, interpretándola come puede y como quiere.

El católico venera al Papa como Vicario de Jesucristo, cabeza de los fieles, Pastor Supremo y doctor infalible de la ley. El protestante no ve en él más que un Anticristo, Vicario de Satanás y enemigo principal del Evangelio. El católico adora en la Eucaristía a Jesucristo, que está realmente presente en ella. El protestante no ve allí más que un símbolo vacío, un pedazo de pan.

El católico venera, invoca y ama a la Santísima Virgen María Madre de Dios. El protestante se aleja de ella con repulsión invencible; y a veces la ve hasta con desprecio, hasta con odio.

El católico recibe y conserva la vida cristiana por medio de los siete Sacramentos de la Iglesia, reparando sus faltas en el de la Penitencia y alimentándose con el de la Eucaristía. Los protestantes no conocen estos Sacramentos; y apenas algunas de sus sectas conservan todavía la verdadera noción del Bautismo.

Así sucede con todos los dogmas. Sí, con todos, aun los más esenciales, los que más íntimamente están unidos con la ciencia de la religión, dogmas sin los cuales no se puede ser cristiano. Cada día protesta más el protestantismo contra la fe que ha abandonado. En Ginebra, en Strasburgo, en París, en todas las facultades de teología protestante francesas, alemanas, americanas, etc... se oye a los pastores de las sectas negar la Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, el misterio de la Santísima Trinidad y el pecado original, destruyendo así el cristianismo por su base.

He aquí el cómo, poco más o menos, las sectas protestantes están de acuerdo con la Santa Iglesia Católica. Ellas están separadas de esta más o menos, según que son más o menos lógicas y según, que aplican mejor el principio protestante de libre examen. Sin embargo, aún las que parecen menos distantes de la iglesia, se hallan separadas de ella por un abismo.

El protestantismo, es a la Religión Católica, lo que el NO es al SÍ. Salvada esta discordancia, todo es absolutamente la misma cosa.

¿El catolicismo y el protestantismo pueden ser verdaderos a la vez?

Evidentemente no.

Siendo la Religión el conocimiento y el servicio del único Dios verdadero, ella es necesariamente una, como Dios es uno. No hay más que un solo Dios, una Verdad, un Cristo, una Fe y una Religión Verdadera.

Los que dicen que se encuentra la religión verdadera de Jesucristo, tanto en el protestantismo como en el catolicismo y viceversa; o son incrédulos que poco caso hacen de la verdad, o son ignorantes y aturdidos que hablan sin reflexión.

Si dos religiones diametralmente opuestas entre sí, como lo son la Religión Católica y las sectas protestantes, pudieran ser igualmente verdaderas, sería necesario decir que son iguales el SÍ y el NO; y afirmar que cuando dos hombres se contradicen sobre un mismo punto, ambos tienen razón.

Acabo de demostrar sobreabundantemente la oposición fundamental que hay entre la Iglesia Católica y las diversas fracciones del protestantismo. Tomemos un ejemplo entre mil. La Iglesia enseña que en el Sacramento de la Eucaristía, Nuestro Señor Jesucristo está real y verdaderamente presente; mientras que casi todas las sectas protestantes niegan esta verdad, acusando de idolatría a la Iglesia por esta creencia. Ahora bien, una religión que se engañase, aunque no fuera más que sobre este solo punto, no puede ser la verdadera religión. Luego es materialmente imposible que el catolicismo y el protestantismo, sean los dos verdaderos a la vez.

Continúa...

Tomado del libro “Conversaciones sobre el protestantismo actual”, impreso en 1862.




25 DE JULIO: SANTIAGO EL MAYOR, APÓSTOL


25 de Julio: Santiago el Mayor, apóstol

(† 44 de J. C.)

El protomártir de los apóstoles, Santiago el Mayor, luz y patrón de las Españas, fue natural de Galilea, hijo de Zabedeo y de María Salomé, hermano mayor de san Juan Evangelista, y primo de Jesucristo según la carne. 

Fueron ambos hermanos pescadores y andando el Señor a la ribera del mar de Galilea, los vio en un navío con su padre Zebedeo, remendando las redes, y los llamó Boanerges, que quiere decir hijos del trueno, y después de san Pedro, a quien mudó también el nombre, fueron estos dos hermanos los discípulos favorecidos del Salvador. 

Porque los llevó consigo cuando fue a resucitar a la hija del príncipe de la sinagoga; quiso que fuesen testigos de su transfiguración en el Tabor, y de su mortal tristeza en el huerto de Getsemaní, y después de su resurrección hizo que se hallasen presentes a casi todas sus frecuentes apariciones. 

Refiere el evangelista san Lucas que viendo los dos hermanos Santiago y Juan que los samaritanos no querían hospedar al Señor, le dijeron: 

- ¿Quieres que hagamos bajar fuego del cielo que abrase esta gente?

Mas Jesús les respondió: 

- No sabéis de qué espíritu sois -dándoles a entender que Él no había venido a dar la muerte a los pecadores, sino a morir por ellos para darles la vida eterna. 

En otra ocasión la madre de estos dos hermanos se atrevió a pedirle que en su reino hiciese que el uno de ellos se sentase a su diestra y el otro a la siniestra; mas el Señor les dijo: 

- No sabéis lo que pedís -porque pedía dignidad temporal. 

Les preguntó si podrían beber el cáliz que Él mismo había de beber; y como respondiesen animosos que sí, el Señor les profetizó que en efecto lo beberían, y padecerían el martirio por su amor. 

Después de la Ascensión de Jesucristo predicó Santiago en Jerusalén y en Samaria; y habiendo los judíos apedreado y muerto a san Esteban, y levantándose aquella gran tempestad en Jerusalén contra la Iglesia, el santo apóstol vino a España y convirtió algunos hombres a la fe, de los cuales siete fueron ordenados como Obispos por San Pedro, y pasaron a España. 

Llegado Santiago a Zaragoza, salió una noche con sus discípulos a la ribera del Ebro para orar, y la Reina de los ángeles, que aun vivía, se le apareció sobre una columna o pilar de jaspe, y le dijo: 

- En este mismo lugar labrarás una iglesia de mi nombre, porque desde ahora tomo esta nación debajo de mi amparo. 

Volvió después el santo apóstol a Jerusalén donde los judíos le echaron una soga a la garganta y acudiendo los soldados le prendieron y llevaron delante del rey Herodes, el cual para dar contento al pueblo, lo mandó degollar. 

Reflexión

Grandes han sido las mercedes que Dios nuestro Señor ha hecho a los reinos de España por medio de este gloriosísimo apóstol; porque de él recibieron la luz de la fe, y el primer templo labrado a la Madre de Dios, y la celestial protección contra los moros, hasta capitanear el mismo santo apóstol nuestros ejércitos, montado sobre un caballo blanco, y con un gran estandarte blanco en la mano, como se vio en la famosa batalla de Clavijo, por lo cual la señal de acometer los soldados españoles y cerrar con el enemigo, comenzó a ser la señal de la cruz y decir: “¡Santiago, y cierra España!”. Invoquémoslo pues al rogar por nuestra patria, para que la libre de sus actuales enemigos. 

Oración

Santifica, Señor, y guarda a tu pueblo, para que amparado de la protección del bienaventurado apóstol Santiago, te agrade con sus virtuosas costumbres y te sirva en paz. Por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.