lunes, 31 de diciembre de 2018

ABUSO ECLESIÁSTICO: BERGOGLIO SABE Y SABÍA

La Red de Sobrevivientes de Abuso Sexual Eclesiástico de Argentina, contabilizó 64 hechos que muestran que Bergoglio consolidó el sistema de encubrimiento que sostiene la secta del Vaticano II.


En los saludos navideños a la Curia romana, el falso papa arremetió contra los sacerdotes acusados de abuso sexual de menores: “Quisiera decirles, conviértanse y entréguense a la justicia humana y prepárense para la justicia divina”. Luego de un año colmado de polémicas en relación a este tema, aseguró que quieren “transformar los errores cometidos para erradicar la llaga de los abusos” y que “la Iglesia nunca intentará cubrir ni subestimar ningún caso”. Sin embargo, los frutos están a la vista.

Carlos Lombardi, asesor legal de la Red de Sobrevivientes de Abuso Sexual Eclesiástico de Argentina y apoderado de la Rete L'Abuso, Associazione italiana vittime di preti pedofili (Italia) afirmó: “Nosotros no le creemos las lágrimas de cocodrilo, no le damos credibilidad a un señor que, como jefe de Estado, no puede mirar para el otro lado o esgrimir ignorancia o desconocimiento. Más todavía, el Vaticano y todos los obispados tienen un archivo secreto. Cuando tenés un archivo secreto no podes escudarte en la ignorancia o en el desconocimiento. Bergoglio es un gran demagogo. Dice un cosa y hace otra”.

El abogado realizó un informe en donde detalla, en 13 páginas, 64 acciones llevadas a cabo por el jesuita argentino que demuestran que tenía conocimiento de muchos de estos delitos. En la misma línea, el Arzobispo Carlo María Viganò -ex nuncio en Estados Unidos- denunció y le pidió la renuncia a Bergoglio por encubrir los abusos sexuales cometidos por el ex “cardenal” depredador Theodore McCarrick.

En el texto de la Red de Sobrevivientes afirman que “protege a 25 obispos franceses (cinco de ellos en actividad), que encubrieron a 39 sacerdotes pederastas de 300 niños”. No sancionó a clérigos de Alemania por el escándalo de 547 niños abusados en el coro Regensburger Domspatzen y no hizo declaraciones sobre el informe en donde se demostraba que en ese país hubo 1670 curas que abusaron de 3677 niños entre 1946 y 2014. Además, no hay publicado ningún registro oficial de los curas expulsados por estos delitos y tampoco se sabe dónde están los que fueron separados “transitoriamente” por medidas cautelares canónicas.

“Nunca recibió a víctimas de abuso integrantes de la Red de Sobrevivientes de Abuso Sexual Eclesiástico de Argentina. Los intentos de reunión que hizo fueron en secreto, evitando seleccionar personas que fueran a hacer reclamos concretos”, aseguran en el informe. A pesar de que le entregaron “en sus propias manos” una lista de sacerdotes abusadores y de víctimas en el caso del Instituto Antonio Próvolo de Verona, no obtuvieron respuesta.

Lo mismo sucedió con un joven polaco que le acercó una carta denunciando a un seminarista por los abusos que sufrió en su habitación, al menos unas 140 veces. Este modus operandi se repite hace años. 

Cuando Jorge Bergoglio era “cardenal”, el padre de una víctima lo llamó por teléfono y su secretario le contestó que no los iba a recibir porque no era un tema de su competencia. Al poco tiempo, le enviaron dos cartas cuando ya había asumido su rol como falso papa pero ni siquiera recibieron un acuse de recibo.

En enero de 2018 su gira por Chile fue caótica. Defendió descaradamente al obispo Juan Barros, denunciado por encubrir al sacerdote Fernando Karidama, quien fue condenado por pedofilia. Ante la pregunta de periodistas chilenos, Bergoglio respondió: “El día que me traigan una prueba contra el obispo Barros voy a hablar. No hay una sola prueba en su contra, todo es calumnia”. En junio, en medio del escándalo, las cosas decantaron por su propio peso: Barros tuvo que renunciar y Bergoglio pidió disculpas en una carta “por no saber escuchar y reaccionar a tiempo”.

Frente a todas estas situaciones, en 2014 el Comité de los Derechos del Niño (ONU) le hizo una serie de recomendaciones a la Santa Sede para que revisara su marco normativo y se adecuara a las disposiciones de la Convención. Bergoglio, como representante, tenía tiempo para responder hasta 2017, pero venció el plazo sin ninguna respuesta.

Además de los pedidos de disculpa, Bergoglio convocó a una reunión con todos los líderes de las Conferencias Episcopales del mundo para “trabajar el tema”. El presbítero Máximo Jurcinovic, responsable de la Oficina de Prensa de la CEA, declaró: “Pocas veces se convoca a todos los presidentes de las Conferencias Episcopales, eso marca la magnitud del tema para el ‘papa’. Es una reunión inédita que muestra claramente su postura: tolerancia cero a esta cuestión. Creo que es indiscutible el trabajo que está haciendo Francisco para trabajar y actuar sobre este flagelo de la Iglesia”.


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