sábado, 27 de diciembre de 2008

EL OBISPO MARTORELL VISITA LA CÁRCEL DE ELDORADO



Monseñor Marcelo Raúl Martorell celebró la eucaristía del tiempo de Navidad con los detenidos del centro penitenciario ubicado en la ciudad de Eldorado, a quienes saludó como “mis hermanos en el bautismo y en la fe”.

El Obispo Martorell en su primera visita a este centro penitenciario manifestó que “desde el comienzo de mi episcopado he querido celebrar con ustedes la Eucaristía de Navidad, porque Dios quiere estar cerca de todos en este tiempo, porque el Dios en el que creemos es un Dios cercano, que no hace acepción de personas, que consuela, que ama y que no mira el pecado cometido sino la sinceridad del corazón arrepentido. Creemos en un Dios que quiere estar dentro del corazón de cada hombre para darle libertad interior, esperanza de un camino nuevo y que que quiere hacer de cada corazón un templo sagrado y querido”.

En su homilía monseñor Marcelo expresó que “sólo Cristo es el Camino, la Verdad y la Vida, sólo Cristo puede traer al corazón el amor, la esperanza, la serenidad y la comprensión del sentido y el destino de cada vida humana”. Asimismo manifestó que “Jesús quiso identificarse con ustedes y dejó una señal y un criterio de amor para su Iglesia: cuando estuve preso me viniste a visitar”.

En su alocución manifestó además que pondría en el sacrificio del altar a cada una de las familias de los reclusos allí reunidos y pidió a Jesús que sea la esperanza de sus vidas, la fuente de paz, de consuelo y de alegría por el tiempo que todavía deben permanecer tras la rejas. Les recordó que “no se olviden que aunque estén encerrados su corazón puede estar libre si dejan entrar a Cristo y siempre recen un Avemaría a la Virgen, porque ella es una madre que protege, que ayuda, que pacifica, que da la paz, que cura las heridas interiores de sus hijos y que es capaz de consolar con amor de madre a todo aquel que acude a ella en la oración”.

Un envío de la Pastoral Social de la Diócesis de Yguazú

Escríbanos a ed.dia7@gmail.com

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ALGO PARA RECORDAR

En la foto: Perón con Diputados del Grupo de los 8

El Frente Justicialista de Liberación (FREJULI), con el General Perón proscripto por Lanusse, ganó las elecciones del 11 de marzo de 1973, lo hizo con el 49,59% de los votos, que apoyaron la fórmula Cámpora – Solano Lima designada por el mismo Perón.

De los 145 diputados del bloque del FREJULI, los siguientes nueve, pertenecían a la Tendencia MONTONEROS.

1. Armando Croatto (Muerto en 1979)

2. Santiago Díaz Ortiz (Luego colaborador del Almirante Massera = Buchón)

3. Jorge Glelle (?)

4. Aníbal Iturrieta (Vivo, defendió la reelección de Rovira en Misiones)

5. Diego Muñiz Barreto (Asesor jurídico de Onganía – Muerto)

6. Roberto Vidaña (?)

7. Rodolfo Vittar (Otro buchón del Almirante Massera)

8. Julio Mera Figueroa (Reconvertido en menemista)

9. Carlos Kunkel (Detenido en 1975 por el gobierno de Isabel)

Poco tiempo después, Perón le pega una patada en el tuje a Cámpora, muy adicto a la Patria Socialista, y se presenta a elecciones con la fórmula PERON – PERON, las que gana con mas del 60% de los votos; asume el 12 de octubre de 1973.

Luego del ataque al cuartel de Azul, en enero de 1974, Perón prácticamente echó del bloque a esos diputados, así que no tuvieron ninguna posibilidad de cumplir con las promesas del FREJULI, sobre la REFORMA AGRARIA: “La tierra es para quien la trabaja y un bien de producción; de ninguna manera un medio de renta o especulación”. Con Perón al mando, jamás lo hubieran conseguido.

El ex fiscal Strassera, del juicio contra la última junta militar, hace pocas horas dijo que Kirchner, utiliza los derechos humanos para su propio beneficio. Bueno... si asociamos la influencia del sobreviviente Kunkel, sobre Virolo, de quien fue su jefe político en La Plata y la actitud de las madres de terroristas y hoy mercenarias, a las órdenes de Bonafini y rentadas por K; no nos tiene que sorprender la foto tomada por TELAM, en la marcha No 1600. [TRABAJEMOS POR LA REFORMA AGRARIA]. ¿Qué tiene que ver la reforma agraria con los jueces que liberan “represores”?

Ahora no lo tenemos al General Perón (Ni yanquis ni marxistas) para defendernos de estas lacras marxistas, así que debemos estar atentos y REACCIONAR, unidos y en la mejor forma que logremos ponernos de acuerdo, antes que nos pasen por encima.

La Guerra Gaucha continúa, los ridículos anuncios de la Kretina y la demostración de la utilización de los derechos humanos para los oscuros objetivos (ORIENTACIÓN DOGMÁTICA, según el Ing Solanet, ver artículo mas abajo) de los KK, son nuevos capítulos (o combates).

Les recuerdo que el mes que viene se cumplirán 35 años del intento de copamiento a la Guarnición Azul, en el que murieron el Cnl Gay y su señora, el secuestro y posterior muerte del Tcnl Ibarzabal y el asesinato del soldado Gonzales. Acción ejecutada por la Compañía “Héroes de Trelew, reforzada” del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP).

DE LO ACONTECIDO EN LOS CUARTELES DE AZUL EN ENERO DEL 74 (PLENO GOBIERNO DEMOCRÁTICO), EL ENTONCES CTE BR C I, DON ALBANO, NO TIENE NADA PARA CONTAR, COMO SER LOS FOGONES DE SUS COMANDADOS EN EL OPERATIVO DORREGO, PERGEÑADO EN LA MENTE CALENTURIENTA Y ENFERMA DEL SR CALCAGNO. O QUE EL ATAQUE A LOS CUARTELES DE AZUL ES LA PIEDRA BASAL DEL 24 MAR 76, O ACASO EL SR ALBANO NO FUE MINISTRO DEL INTERIOR DE ESE PROCESO, QUE SE INICIA EL 19 ENERO 74 Y CONCRETA EL 24 DE MARZO DE 1976?

Inmediatamente, Perón, además del tema de los legisladores, expulsó al padre de la hoy diputada nacional del FPV, Gloria Bidegain, de su cargo de Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, por “complaciente” con las organizaciones guerrilleras. ¿Tenemos que bancarnos que hoy, en esta bendita Azul, una avenida recuerde su nombre?. Se me ocurre... que si hay una conmemoración sobre este ataque a un gobierno constitucional, legítimamente elegido por el pueblo, como simple ciudadanos debemos participar del homenaje a las víctimas de subversión marxista. BASTA CON EL CUENTO DE LOS "JÓVENES IDEALISTAS", AHORA SON VIEJOS REVANCHISTAS.

SI PERON EXPULSA AL GOBERNADOR DE LA PROVINCIA, PORQUE NO ES DADO DE BAJA EL SEÑOR COMANDANTE DE LA BRIGADA DE CABALLERÍA BLINDADA UNO, EL SEÑOR ALBANO... O ES QUE ERA EL REASEGURO DE ALGO... DISCULPEN, PERO A LA LUZ DE LOS ACONTECIMIENTOS Y MIRÁNDOLOS DE LEJOS, ESTO ME HUELE MAL, YA ME OLÍA MAL EL OPERATIVO DORREGO


Carlos


Atacar al campo y desalentar la eficiencia, las agresivas intenciones de Cristina

 

Por el Ing. Manuel A. Solanet

Cuando el campo ha entrado en emergencia acosado por el derrumbe de los precios, la sequía y hasta la langosta, las medidas anunciadas por la Presidenta este mes han demostrado una orientación dogmática y una intención agresiva.

Se supone que en épocas de crisis severas los gobiernos suelen cambiar dogmatismo por pragmatismo. También en las emergencias nacionales las divergencias políticas internas suelen ser superadas para encontrar soluciones que preserven de males mayores al conjunto social. Eso es lo que estamos observando hoy en el resto del mundo. Sin embargo nuestro gobierno no pierde oportunidad de exponerse disonante con esos principios lógicos. Cuando el campo ha entrado en emergencia acosado por el derrumbe de los precios, la sequía y hasta la langosta, las medidas anunciadas por la Presidente el 22 de diciembre pasado han demostrado una orientación dogmática y una intención agresiva, o tal vez vengativa, hacia el campo. Por la efusividad de las felicitaciones mutuas al final de los anuncios, se pudo advertir que Guillermo Moreno y los funcionarios más radicalizados del entorno presidencial consideraron un triunfo la exclusión de la soja en la reducción de retenciones. Así lo entendieron los observadores políticos.

La reducción de retenciones no ha incluido a la soja; el ‘yuyo’ en la visión oficial. Su progresismo mal entendido ha declarado a este cultivo como un instrumento del más crudo capitalismo, alegando que la soja no forma parte de la dieta de la mesa familiar y que desplaza a otras explotaciones más intensivas en mano de obra. La soja es relacionada con otras figuras igualmente repudiadas: los pooles de siembra y las grandes empresas agrícolas. Se trata por cierto de construcciones mentales ideologizadas, que desconocen el impulso económico y productivo que la soja le dio al país y en particular al interior y a las zonas marginales. Las exportaciones de soja han permitido un crecimiento importantísimo del ingreso de divisas y por lo tanto de la capacidad para importar bienes de capital y otros insumos, mejorando así el nivel de vida y contribuyendo más que ninguna otra actividad a aumentar la recaudación impositiva. La ganancia de productividad laboral por la siembra directa y las menores tareas requeridas tiene que ser vista como una ventaja. El avance de la tecnología produce ese mismo efecto en cualquier otra actividad industrial o de servicios. No tendría sentido combatir las computadoras para mantener las viejas maquinas manuales de calcular. Tampoco tiene sentido combatir el mayor tamaño de las organizaciones agrícolas, que es lo que ha permitido economías de escala y la atenuación del riesgo climático. Yendo contra estas características sólo se lograría reducir los salarios reales y perder competitividad. Lo que hace el desarrollo y la tecnología es desplazar ocupación hacia nuevas actividades de mayor capacitación y productividad. Es la educación y la creación de incentivos de radicación y permanencia en poblaciones pequeñas, donde tiene que dirigirse el esfuerzo estatal.

Las medidas incluyeron otros rasgos que muestran este dogmatismo del que hablamos. Se estableció un premio a cada productor si la próxima cosecha argentina de trigo y de maíz excede determinados tonelajes. Ese premio consiste en una reducción de la retención. Para los pequeños productores de hasta 500 toneladas, es de un 5% por cada millón adicional de toneladas de producción nacional. Las reducciones porcentuales disminuyen para productores medianos y aún más para los grandes. Hay dos observaciones conceptuales. La primera es que los productores no deciden en conjunto sino individualmente, por lo tanto no pueden relacionar su decisión con la producción nacional en la que no inciden. En la agricultura hay casi competencia perfecta. Este incentivo no tendrá efecto y sólo adorna un discurso para los no entendidos. La segunda es que se pretende fijar precios distintos según quien sea el que produjo, tratándose de un producto que se comercializa a granel y pierde identificación. La administración será engorrosa si no imposible y poco transparente. Pero además vuelve a insistirse en querer hacer redistribución entre pequeños, medianos y grandes por el camino que no se debe y que reducirá la eficiencia productiva.

Un envío de Mario Eberle PattersonComodoro Rivadavia (Chubut)

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jueves, 25 de diciembre de 2008

MENSAJE DE NAVIDAD DE BENEDICTO XVI Y BENDICION URBI ET ORBI


«Apparuit gratia Dei Salvatoris nostri omnibus hominibus" (Tt 2,11).

Queridos hermanos y hermanas, renuevo el alegre anuncio de la Natividad de Cristo con las palabras del apóstol San Pablo: Sí, hoy «ha aparecido la gracia de Dios, que trae la salvación para todos los hombres».

Ha aparecido. Esto es lo que la Iglesia celebra hoy. La gracia de Dios, rica de bondad y de ternura, ya no está escondida, sino que «ha aparecido», se ha manifestado en la carne, ha mostrado su rostro. ¿Dónde? En Belén. ¿Cuándo? Bajo César Augusto durante el primer censo, al que se refiere también el evangelista San Lucas. Y ¿quién la revela? Un recién nacido, el Hijo de la Virgen María. En Él ha aparecido la gracia de Dios, nuestro Salvador. Por eso ese Niño se llama Jehoshua, Jesús, que significa «Dios salva».

La gracia de Dios ha aparecido. Por eso la Navidad es fiesta de luz. No una luz total, como la que inunda todo en pleno día, sino una claridad que se hace en la noche y se difunde desde un punto preciso del universo: desde la gruta de Belén, donde el Niño divino ha «venido a la luz». En realidad, es Él la luz misma que se propaga, como representan bien tantos cuadros de la Natividad. Él es la luz que, apareciendo, disipa la bruma, desplaza las tinieblas y nos permite entender el sentido y el valor de nuestra existencia y de la historia. Cada belén es una invitación simple y elocuente a abrir el corazón y la mente al misterio de la vida. Es un encuentro con la Vida inmortal, que se ha hecho mortal en la escena mística de la Navidad; una escena que podemos admirar también aquí, en esta plaza, así como en innumerables iglesias y capillas de todo el mundo, y en cada casa donde el nombre de Jesús es adorado.

La gracia de Dio ha aparecido a todos los hombres. Sí, Jesús, el rostro de Dios que salva, no se ha manifestado sólo para unos pocos, para algunos, sino para todos. Es cierto que pocas personas lo han encontrado en la humilde y destartalada demora de Belén, pero Él ha venido para todos: judíos y paganos, ricos y pobres, cercanos y lejanos, creyentes y no creyentes..., todos.

La gracia sobrenatural, por voluntad de Dios, está destinada a toda criatura. Pero hace falta que el ser humano la acoja, que diga su «sí» como María, para que el corazón sea iluminado por un rayo de esa luz divina. Aquella noche eran María y José los que esperaban al Verbo encarnado para acogerlo con amor, y los pastores, que velaban junto a los rebaños (cf. Lc 2,1-20). Una pequeña comunidad, pues, que acudió a adorar al Niño Jesús; una pequeña comunidad que representa a la Iglesia y a todos los hombres de buena voluntad. También hoy, quienes en su vida lo esperan y lo buscan, encuentran al Dios que se ha hecho nuestro hermano por amor; todos los que en su corazón tienden hacia Dios desean conocer su rostro y contribuir a la llegada de su Reino. Jesús mismo lo dice en su predicación: estos son los pobres de espíritu, los afligidos, los humildes, los hambrientos de justicia, los misericordiosos, los limpios de corazón, los que trabajan por la paz, los perseguidos por la causa de la justicia (cf. Mt 5,3-10). Estos son los que reconocen en Jesús el rostro de Dios y se ponen en camino, come a los pastores de Belén, renovados en su corazón por la alegría de su amor.

Hermanos y hermanas que me escucháis, el anuncio de esperanza que constituye el corazón del mensaje de la Navidad está destinado a todos los hombres. Jesús ha nacido para todos y, como María lo ofreció en Belén a los pastores, en este día la Iglesia lo presenta a toda la humanidad, para que en cada persona y situación se sienta el poder de la gracia salvadora de Dios, la única que puede transformar el mal en bien, y cambiar el corazón del hombre y hacerlo un «oasis» de paz.

Que sientan el poder de la gracia salvadora de Dios tantas poblaciones que todavía viven en tinieblas y en sombras de muerte (cf. Lc 1,79). Que la luz divina de Belén se difunda en Tierra Santa, donde el horizonte parece volverse a oscurecer para israelíes y palestinos; se propague en Líbano, en Irak y en todo el Medio Oriente. Que haga fructificar los esfuerzos de quienes no se resignan a la lógica perversa del enfrentamiento y la violencia, y prefieren en cambio la vía del diálogo y la negociación para resolver las tensiones internas de cada País y encontrar soluciones justas y duraderas a los conflictos que afectan a la región. A esta Luz que transforma y renueva anhelan los habitantes de Zimbabwe, en África, atrapado durante demasiado tiempo por la tenaza de una crisis política y social, que desgraciadamente sigue agravándose, así como los hombres y mujeres de la República Democrática del Congo, especialmente en la atormentada región de Kivu, de Darfur, en Sudán, y de Somalia, cuyas interminables tribulaciones son una trágica consecuencia de la falta de estabilidad y de paz. Esta Luz la esperan sobre todo los niños de estos y de todos los Países en dificultad, para que se devuelva la esperanza a su porvenir.

Donde se atropella la dignidad y los derechos de la persona humana; donde los egoísmos personales o de grupo prevalecen sobre el bien común; donde se corre el riesgo de habituarse al odio fratricida y a la explotación del hombre por el hombre; donde las luchas intestinas dividen grupos y etnias y laceran la convivencia; donde el terrorismo sigue golpeando; donde falta lo necesario para vivir; donde se mira con desconfianza un futuro que se esta haciendo cada vez más incierto, incluso en las Naciones del bienestar: que en todos estos casos brille la Luz de la Navidad y anime a todos a hacer su propia parte, con espíritu de auténtica solidaridad. Si cada uno piensa sólo en sus propios intereses, el mundo se encamina a la ruina.

Queridos hermanos y hermanas, hoy «ha aparecido la gracia de Dios, el Salvador» (cf. Tt 2,11) en este mundo nuestro, con sus capacidades y sus debilidades, sus progresos y sus crisis, con sus esperanzas y sus angustias. Hoy resplandece la luz de Jesucristo, Hijo del Altísimo e hijo de la Virgen María, «Dios de Dios, Luz de luz, Dios verdadero de Dios verdadero... que por nosotros los hombres y por nuestra salvación bajó del cielo». Lo adoramos hoy en todos los rincones de la tierra, envuelto en pañales y acostado en un pesebre. Lo adoramos en silencio mientras Él, todavía niño, parece decirnos para nuestro consuelo: No temáis, «no hay otro Dios fuera de mí» (Is 45,22). Venid a mí, hombres y mujeres, pueblos y naciones; venid a mí, no temáis. He venido al mundo para traeros el amor del Padre, para mostraros la vía de la paz.

Vayamos, pues, hermanos. Apresurémonos como los pastores en la noche de Belén. Dios ha venido a nuestro encuentro y nos ha mostrado su rostro, rico de gracia y de misericordia. Que su venida no sea en vano. Busquemos a Jesús, dejémonos atraer por su luz que disipa la tristeza y el miedo del corazón del hombre; acerquémonos con confianza; postrémonos con humildad para adorarlo. Feliz Navidad a todos.

Escrito por Ecclesia Digital

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lunes, 22 de diciembre de 2008

MENDOZA - FRENTE OPOSITOR: LA UCR Y EL COBISMO A UN PASO DE UN ACUERDO ELECTORAL


Empezarían a trabajar juntos en la Legislatura, mientras elaboran la estrategia electoral sólo para Mendoza. Los radicales levantarían la intervención y la expulsión de Cobos.

Los otros socios. Por ahora el acercamiento será entre la UCR y el partido Confe, fundado por Cobos; harían un lugar a los justicialistas peleados con Kirchner.

Los más optimistas aseguran que será un “regalo de Navidad” para los radicales y adherentes al cobismo que quieren volver al centenario partido. Pero más allá de la euforia de algunos dirigentes, lo cierto es que 2008 terminará con la UCR y Consenso Federal juntos detrás de una estrategia política y electoral.

El acuerdo podría ser firmado mañana, cuando vuelvan a reunirse los principales referentes de cada sector o a más tardar la semana próxima.

La idea es, según adelantaron, comenzar a trabajar en conjunto en la Legislatura con bloques integrados, al igual que en los Concejos Deliberantes. Todo mientras se elabora la estrategia electoral.

El acuerdo se precipitó con la decisión del propio vicepresidente, quien dice estar convencido de la necesidad de unir a sus seguidores con la UCR. La obsesión de Cobos es volver a ganar las elecciones en Mendoza.

De parte de la UCR también se retiró la presión sobre Cobos para que renuncie al cargo de Vicepresidente y se allanaría el camino para quitarle la expulsión el año que viene.

“Esperamos terminar el año con una solución y una buena noticia. La democracia necesita dos o tres partidos fuertes. Yo convoco a todos a que renuncien a los intereses personales y dialoguemos para fortalecer la democracia”, dijo Carlos Le Donne, interventor de la UCR.

El presidente de Confe, Juan Carlos Jaliff, explicó que primero se diseñarán estrategias políticas comunes para luego recién hablar de lo que ocurrirá en 2009, año electoral.

“Primero se hablará de las estrategias que se pueden elaborar en la provincia. Lo netamente electoral vendrá después. Lo importante es avanzar en un frente común”, dijo el presidente de Confe.
 
Antes del anuncio oficial, los dirigentes definen por estas horas la metodología del acuerdo.

Desde la UCR proponen el retorno de todos los dirigentes al partido, pero los seguidores de Cobos aseguran que eso no ocurrirá al menos hasta que le levanten la expulsión al Vicepresidente y normalicen el partido en Mendoza. Pero otra de las trabas para ese objetivo es la creación del partido Consenso Federal.

“Nosotros tenemos 15 mil afiliados, hemos fundado un partido luego de la expulsión y no vamos a dejar de lado a esa gente que nos apoya”, aseguró Jaliff.

Por eso la idea es por ahora firmar un acuerdo entre partidos al menos hasta que se normalice la situación de la UCR. “Hay voluntad de llegar a un acuerdo y seguramente así ocurrirá. Hay vocación de ambos lados para trabajar”, aseguró Alfredo Cornejo, intendente de Godoy Cruz.

Claro que por ahora los dirigentes descartan que se trate sólo de un acuerdo electoral. “Esto no es un arreglo para las elecciones. Vamos a dialogar sobre un programa, sobre la base de lo que determinó la Convención, es decir ser oposición al Gobierno”, explicó Le Donne, quien remarcó que “no le hace bien a la democracia tener un partido único, ni tampoco 700 partidos”.

En la reunión de mañana estarán los principales dirigentes de la UCR y Confe, incluidos los intendentes.

Acuerdo y las condiciones

El diálogo y las negociaciones tienen como principales referentes a Ernesto Sanz de parte de la UCR y Cesar Biffi entre los cobistas. Las reuniones primero fueron en privado y luego se abrieron a más dirigentes. Pero la clave para despejar el camino fue la decisión de Cobos de apurar un acuerdo en Mendoza antes del año que viene.

Pero antes cada sector puso sus condiciones. Uno de los requisitos impuestos por Confe fue comenzar a trabajar juntos en la Legislatura. Lo concreto que se dijo en las reuniones fue que los legisladores radicales tengan un rol más opositor en la provincia.

Una de las ideas es que los bloques de Confe y de la UCR trabajen juntos. Ésa sería una mala noticia para el gobierno de Celso Jaque pues, de esa manera, ese bloque pasaría a ser primera minoría en la Legislatura con un fuerte poder.

Otra de las condiciones a futuro tiene que ver con la política partidaria.

Desde la UCR aceptarían la apertura del partido, pero siempre y cuando en las elecciones internas haya lista única, es decir que se consensúen las autoridades.

Detrás del armado visible, ya se habla de la conformación de las listas y ése será, según aseguran puertas adentro de los dos sectores, el mayor tema a resolver.

Fuente Los Andes


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domingo, 21 de diciembre de 2008

JÁNUCA Y NAVIDAD: LAS FIESTAS DE LA LUZ






Una feliz coincidencia se da este año: la simultaneidad de los festejos de la Navidad cristiana y de la Jánuca judía.

Por Federico Surijon (*)





Este año el calendario nos brinda una interesante coincidencia. La festividad judía llamada Jánuca y la Navidad cristiana, serán celebradas simultáneamente. Más precisamente, el sexto día de Jánuca coincidirá con la Nochebuena. Candelabros de ocho brazos y árboles navideños convivirán llenado nuestras calles y nuestros hogares de luz, alegría, diversión y religiosidad.

Cuando ocurren coincidencias de este tipo, en donde festividades de diferentes credos acaecen en una misma fecha, es común que las personas curiosas, con ansias de conocimientos y de develar extraños misterios, se acerquen a los líderes religiosos de sus respectivas comunidades y los interroguen sobre estas casualidades que se han repetido en ocasiones innumerables a lo largo de la historia humana. Es por esto, que creo propicio analizar los aspectos comunes de ambas celebraciones.

Para aquellos que suponían que estas festividades tenían mucho en común, lamento decepcionarlos. En realidad sus orígenes y significados son muy distintos.

Siendo ampliamente conocidos los orígenes del festejo navideño, sólo voy a extenderme en la explicación de Jánuca.

Jánuca llamada “la Fiesta de las Luminarias”, es una festividad judía que se celebra por ocho días y comienza en el día 25 de kislev según el calendario hebreo. El vocablo hebreo “Jánuca” significa “inauguración” o “dedicación” y tiene la misma raíz hebrea que “Jinuj” (educación). En esta festividad de origen talmúdico el pueblo judío recuerda los siguientes sucesos: cuando es coronado Antíoco IV Epífanes (175 y 164 antes de la era común) como emperador de Antioquía (Siria), éste decide helenizar al pueblo de Israel, prohibiéndoles a los judíos poder seguir sus tradiciones y costumbres, tales como el Brit Mila (la circuncisión religiosa), la observancia del Shabat (el día séptimo consagrado a Dios), la lectura de la Torá (libro de la ley o Pentateuco), etcétera. Un grupo de judíos conocido como los Macabeos, comandados por Matitiau, provenientes de la zona de Modiín, comenzaron a rebelarse contra los soldados griegos, ya que se negaban a hacer actos que iban en contra de sus creencias religiosas. Tuvieron una lucha difícil, y eran una minoría combatiendo contra el ejército griego; sin embargo sus estrategias, su decisión y fe los llevaron al éxito. Pero el heroísmo militar, por sí mismo, no es motivo suficiente para que el pueblo judío, que posee una experiencia histórica milenaria, cree una celebración. En realidad la tradición habla de un milagro. Cuando termina la guerra, los Macabeos ingresan al Gran Templo de Jerusalén que había sido profanado y saqueado por los griegos. Allí encuentran la Menorá (candelabro de siete brazos) apagado, y aceite para encenderlo un solo día. Tardarían ocho días en tener listo más aceite apto, lo que le imposibilitaría cumplir con el precepto de encenderlo cada día. Sin embargo ese poquito aceite que tenían, milagrosamente mantuvo prendida la Menorá durante los ocho días.

Es por esto que durante esta festividad se prende una januquiá o candelabro de ocho brazos, más uno mayor (conocido como Shamash o vela piloto) con el que se enciende el resto de las velas. En la primera noche únicamente se prende el brazo mayor y una vela, y cada noche se va agregando una, hasta el último día en el que todo el candelabro se enciende completo, conmemorando el milagro del aceite.

En esta festividad se acostumbra a comer alimentos fritos en aceite en recuerdo del milagro, como los ladkes (croquetas saladas de papa y huevo) y sufganiot (donas dulces). Es costumbre que los niños jueguen con un sevivón o perinola. Esta perinola de Jánuca tiene cuatro caras, cada una de ellas con un letra en hebreo: las cuatro letras son las siglas de Nes gadol haia sham, lo que quiere decir, “un gran milagro ocurrió allá”. En Israel: Nes gadol haia po, lo cual se traduce a “Un gran milagro ocurrió acá”.

En algunas comunidades se mantiene la costumbre de hacerles regalos a los niños celebrando la alegría de la festividad.

Como vemos, los significados y orígenes de Jánuca y Navidad son muy distintos. Sin embargo, estas festividades tienen en común, la época en que se celebran. También, ambas festividades, presentan una característica familiar. Los ocho días de duración de la festividad hebrea, es coincidente con los ocho días de intervalo entre la Navidad y el Año Nuevo cristiano. En las dos fiestas, se reparten regalos y es obligatorio mostrar el símbolo de la festividad en lugares visibles para todos. Pero lo más importante, la luz es un elemento fundamental y necesario en ambas celebraciones.

Indaguemos sobre el significado de la luz. Hoy en día tenemos la posibilidad del usufructo de la luz eléctrica, por lo que pocas veces reparamos en su importancia (excepto cuando los aires acondicionados y ventiladores de las casas santafecinas funcionando al mismo tiempo, en estaciones calurosas, generan cortes del suministro). Pero en la época donde ambas festividades tuvieron su origen, la luz, era realmente un bien preciado, no se podía oprimir el interruptor y listo. De hecho, en el hemisferio norte, donde se concibieron ambas tradiciones, es época invernal, cuando las noches son las más largas del año.

Dice la tradición judaica, que un haz de luz tiene el poder de disipar una enorme oscuridad. En el libro de Génesis se nos relata que la primera creación después de los cielos y la tierra fue la luz. El profeta Isaías señala que en los tiempos por venir “la luz de la Luna será como la luz del Sol, y la luz del Sol será sextuplicada como la luz de siete días” (Isaías XXX, 26). Y de acuerdo con la Kabalá, el ser humano guarda en sí, una chispa de aquella luz primigenia que emanaba directamente del Creador y con la cual se mantiene la supervivencia del mundo.

Jánuca y Navidad colman nuestras calles, hogares y almas principalmente de luz, pues ésta es símbolo de vida, de unidad, de educación, de amor. Es por esto, que como firme creyente que soy, sólo puedo suponer que esta maravillosa coincidencia, no es otra cosa que la presencia del Eterno en éste, su mundo, exhortando a sus criaturas a que busquemos lo mejor de nosotros mismos, llamándonos a la convivencia y a un mayor compromiso con el prójimo, sobre todo con aquellos que más nos necesitan, con los que menos tienen. Que la luz de estas fiestas nos convoque a todos, más allá del credo que profesemos, a experimentar un renacimiento espiritual, para lograr generar un mundo mejor y más justo para nosotros y las generaciones que vendrán. Jag Sameaj Leculam: felices fiestas para todos.

(*) Jazán de la Comunidad Israelita de Santa Fe.
Jánuca, llamada “la Fiesta de las Luminarias”, es una celebración judía que se realiza durante ocho días y comienza en el 25 de kislev, según el calendario hebreo. El vocablo Jánuca significa “inauguración” o “dedicación”.
Durante esta festividad, se prende una januquiá o candelabro de ocho brazos, más uno mayor, con el cual se enciende el resto de las velas. En la primera noche, únicamente se prende el brazo mayor y una vela, y cada noche se va agregando una.


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jueves, 18 de diciembre de 2008

AVANCE PRO-MUERTE


Los jueces de la muerte.
Para solaz del progresismo nativo y del periodismo obsecuente (como esta nota que publicamos de Página/12) la vida ha sufrido una derrota temporal.



RECHAZAN UNA PRESENTACIÓN ANTIABORTISTA A UNA ONG ULTRACATÓLICA

El calvario de una “pro vida”

La asociación Pro Vida impugnó el protocolo del Ministerio de Salud porteño que busca evitar la judicialización de los pedidos de aborto no punibles. Pero un juez revocó la impugnación. La ONG tiene como hábito la impugnación, pero nunca tuvo éxito.

Por Mariana Carbajal

Una organización de las llamadas “pro vida” pretende revocar la reglamentación de la atención de los abortos no punibles que rige para los hospitales porteños y que se estableció hace un año a través de una resolución del Ministerio de Salud de la ciudad para evitar la judicialización. Primero la impugnó por vía administrativa, pero su planteo fue desestimado. Después presentó una demanda en la Justicia y acaba de recibir otro revés: el juez Guillermo Scheibler, subrogante en el Juzgado Nº 13 en lo Contencioso Administrativo y Tributario de la ciudad, rechazó una medida cautelar en la que la entidad –Pro Familia Asociación Civil– pedía la suspensión de la aplicación de la normativa. La misma ONG en 2007 pidió –sin éxito– la revocación de la resolución del Ministerio de Salud de la Nación que ordena la distribución gratuita de la anticoncepción hormonal de emergencia o píldora del día después, por considerarla –erróneamente– abortiva. Y unos años antes impugnó ante el Ministerio de Justicia los nombramientos de Carmen Argibay y Elena Highton de Nolasco como juezas de la Corte Suprema, por sus opiniones en torno al aborto.

La resolución que reglamentó la atención de los abortos no punibles en el ámbito de la salud pública porteña es la 1174/07 y fue firmada por el entonces ministro de Salud Alberto De Micheli, durante la gestión de Jorge Telerman. La norma establece que no debe exigirse autorización judicial para llevar adelante la práctica. En cada hospital debe conformarse un equipo interdisciplinario, designado por el director, encargado de evaluar cada pedido de aborto para determinar si encuadra dentro de los supuestos de no punibilidad previstos en el artículo 86º inciso 1º y 2º del Código Penal. El protocolo contempla la objeción de conciencia, pero queda expresamente prohibido que alguno de los profesionales que se nieguen a realizar abortos no punibles integren la comisión que estudiará cada caso.

La Asociación Civil Pro Familia tiene el hogar para madres adolescentes Nuestra Señora de Nazareth y según publica en la web recibe un subsidio del Consejo de Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes de la Ciudad por cada madre y cada chico que atiende en la institución.

En su presentación judicial, pidió la derogación de la resolución 1174/07 por considerarla nula “de nulidad absoluta e insanable”. Pro Familia sostiene que las normas vigentes en el país garantizan “sin excepción alguna, el derecho a la vida de las personas desde el momento de su concepción” y que la reglamentación del aborto legal “amenaza gravemente ese derecho”. Además, entiende que la administración local carece de facultades para reglamentar un artículo del Código Penal y que los supuestos de “no punibilidad” se encuentran derogados por la entrada en vigencia de legislación de mayor rango. No dice en la demanda que en los últimos dos años distintas cortes provinciales –entre ellas la de Buenos Aires, Entre Ríos y Mendoza– ratificaron la constitucionalidad del artículo 86 y, por tanto, de sus alcances. Mientras tramita el juicio y se resuelve el fondo del planteo, la entidad pidió una medida cautelar a fines de septiembre para que se suspenda la aplicación del protocolo de atención. Pero el recurso fue rechazado de plano por el juez Scheibler, titular del Juzgado Nº 14 en lo Contencioso Administrativo y Tributario, como subrogante del Nº 13, cuya titular, la magistrada Karina Cicero, se encuentra por algunos días más con licencia. El fallo fue firmado el 7 de noviembre, pero recién trasciende ahora.

Scheibler rechazó uno de los principales argumentos esbozados como sostén del planteo de la ONG, esto es, la alegada incompentencia del Ministerio de Salud del Gobierno de la Ciudad para el dictado de la resolución. En su sentencia –a la que tuvo acceso Página/12– el magistrado señaló que la reglamentación “se trata de un acto de alcance general dictado con el propósito de organizar el procedimento a seguir en el marco de los efectores de salud porteño ante los supuestos especiales contemplados en una norma nacional”.

Mientras sectores conservadores pretenden invalidar una normativa que apunta a evitar que se obstaculice el acceso a los abortos no punibles, en la Legislatura avanza la discusión de cuatro proyectos para que el procedimiento quede establecido por ley. El viernes pasado concurrió como experto invitado el ex ministro de Salud Ginés González García, en el marco de una serie de audiencias públicas que se hicieron en los últimos meses, en la que se escucharon especialistas de distintos ámbitos. Los autores de las iniciativas, Gabriela Alegre, de Diálogo por Buenos Aires, Diana Maffía, de la Coalición Cívica, y los kirchneristas Juan Cabandié y Pablo Failde trabajaron en la unificación de los textos. El tema seguirá debatiéndose el año próximo en las comisiones de Salud y de Mujer, Familia, Niñez y Adolescencia para revisar las propuestas en danza a la luz de los aportes realizado por las y los expertos invitados.

Fuente Página/12

viernes, 12 de diciembre de 2008

INSPECTORES DE PESCA DENUNCIAN DEPREDACIÓN


¡¡ Impresionante e indignante !!
No tiene perdón de Dios la depredación en nuestro mar argentino cuando se mueren oficialmente 8 chicos menores de dos años por día o sea 240x mes o sea 2880x año.


Por el VCom (R) VGM Horacio Ricciardelli
(Haga clic sobre las fotos para ampliar).

Tenemos un Malvinas cada tres meses y más de 4.000.000 de argentinos por debajo del nivel de pobreza, no alimentada y sub-alimentada, además de 6.000.000 entre pobreza y la frontera del salario del miedo... Hasta cuando...

Este crimen de lesa humanidad es un genocidio que no tiene padrinos "progres" maricones y truhanes de los derechos humanos que los defiendan. Sumen la indefensión y la inseguridad de todo tipo, desde la delincuencial hasta la social y jurídica.

La injusticia clama al cielo. Dios perdónalos que a conciencia saben lo que hacen y se les reclamará en el juicio eterno... Pero nosotros
No olvidamos ni perdonamos.

VCom (R) VGM Horacio Ricciardelli

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jueves, 11 de diciembre de 2008

MENSAJE PARA LA JORNADA MUNDIAL DE LA PAZ 2009


Combatir la pobreza, construir la paz
Mensaje de Su Santidad Benedicto XVI para la celebración de la Jornada Mundial de la Paz
1 Enero 2009



1. TAMBIÉN EN ESTE AÑO NUEVO que comienza, deseo hacer llegar a todos mis mejores deseos de paz, e invitar con este Mensaje a reflexionar sobre el tema: Combatir la pobreza, construir la paz. Mi venerado predecesor Juan Pablo II, en el Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz de 1993, subrayó ya las repercusiones negativas que la situación de pobreza de poblaciones enteras acaba teniendo sobre la paz. En efecto, la pobreza se encuentra frecuentemente entre los factores que favorecen o agravan los conflictos, incluidas las contiendas armadas. Estas últimas alimentan a su vez trágicas situaciones de penuria. « Se constata y se hace cada vez más grave en el mundo –escribió Juan Pablo II– otra seria amenaza para la paz: muchas personas, es más, poblaciones enteras viven hoy en condiciones de extrema pobreza. La desigualdad entre ricos y pobres se ha hecho más evidente, incluso en las naciones más desarrolladas económicamente. Se trata de un problema que se plantea a la conciencia de la humanidad, puesto que las condiciones en que se encuentra un gran número de personas son tales que ofenden su dignidad innata y comprometen, por consiguiente, el auténtico y armónico progreso de la comunidad mundial ».1

2. En este cuadro, combatir la pobreza implica considerar atentamente el fenómeno complejo de la globalización. Esta consideración es importante ya desde el punto de vista metodológico, pues invita a tener en cuenta el fruto de las investigaciones realizadas por los economistas y sociólogos sobre tantos aspectos de la pobreza. Pero la referencia a la globalización debería abarcar también la dimensión espiritual y moral, instando a mirar a los pobres desde la perspectiva de que todos comparten un único proyecto divino, el de la vocación de construir una sola familia en la que todos –personas, pueblos y naciones– se comporten siguiendo los principios de fraternidad y responsabilidad.

En dicha perspectiva se ha de tener una visión amplia y articulada de la pobreza. Si ésta fuese únicamente material, las ciencias sociales, que nos ayudan a medir los fenómenos basándose sobre todo en datos de tipo cuantitativo, serían suficientes para iluminar sus principales características. Sin embargo, sabemos que hay pobrezas inmateriales, que no son consecuencia directa y automática de carencias materiales. Por ejemplo, en las sociedades ricas y desarrolladas existen fenómenos de pobreza relacional, moral y espiritual: se trata de personas desorientadas interiormente, aquejadas por formas diversas de malestar a pesar de su bienestar económico. Pienso, por una parte, en el llamado « subdesarrollo moral »2 y, por otra, en las consecuencias negativas del « superdesarrollo ».3 Tampoco olvido que, en las sociedades definidas como « pobres », el crecimiento económico se ve frecuentemente entorpecido por impedimentos culturales, que no permiten utilizar adecuadamente los recursos. De todos modos, es verdad que cualquier forma de pobreza no asumida libremente tiene su raíz en la falta de respeto por la dignidad trascendente de la persona humana. Cuando no se considera al hombre en su vocación integral, y no se respetan las exigencias de una verdadera « ecología humana »,4 se desencadenan también dinámicas perversas de pobreza, como se pone claramente de manifiesto en algunos aspectos en los cuales me detendré brevemente.

Pobreza e implicaciones morales

3. La pobreza se pone a menudo en relación con el crecimiento demográfico. Consiguientemente, se están llevando a cabo campañas para reducir la natalidad en el ámbito internacional, incluso con métodos que no respetan la dignidad de la mujer ni el derecho de los cónyuges a elegir responsablemente el número de hijos 5 y, lo que es más grave aún, frecuentemente ni siquiera respetan el derecho a la vida. El exterminio de millones de niños no nacidos en nombre de la lucha contra la pobreza es, en realidad, la eliminación de los seres humanos más pobres. A esto se opone el hecho de que, en 1981, aproximadamente el 40 % de la población mundial estaba por debajo del umbral de la pobreza absoluta, mientras que hoy este porcentaje se ha reducido sustancialmente a la mitad y numerosas poblaciones, caracterizadas, por lo demás, por un notable incremento demográfico, han salido de la pobreza. El dato apenas mencionado muestra claramente que habría recursos para resolver el problema de la indigencia, incluso con un crecimiento de la población. Tampoco hay que olvidar que, desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta hoy, la población de la tierra ha crecido en cuatro mil millones y, en buena parte, este fenómeno se produce en países que han aparecido recientemente en el escenario internacional como nuevas potencias económicas, y han obtenido un rápido desarrollo precisamente gracias al elevado número de sus habitantes. Además, entre las naciones más avanzadas, las que tienen un mayor índice de natalidad disfrutan de mejor potencial para el desarrollo. En otros términos, la población se está confirmando como una riqueza y no como un factor de pobreza.

4. Otro aspecto que preocupa son las enfermedades pandémicas, como por ejemplo, la malaria, la tuberculosis y el sida que, en la medida en que afectan a los sectores productivos de la población, tienen una gran influencia en el deterioro de las condiciones generales del País. Los intentos de frenar las consecuencias de estas enfermedades en la población no siempre logran resultados significativos. Además, los países aquejados de dichas pandemias, a la hora de contrarrestarlas, sufren los chantajes de quienes condicionan las ayudas económicas a la puesta en práctica de políticas contrarias a la vida. Es difícil combatir sobre todo el sida, causa dramática de pobreza, si no se afrontan los problemas morales con los que está relacionada la difusión del virus. Es preciso, ante todo, emprender campañas que eduquen especialmente a los jóvenes a una sexualidad plenamente concorde con la dignidad de la persona; hay iniciativas en este sentido que ya han dado resultados significativos, haciendo disminuir la propagación del virus. Además, se requiere también que se pongan a disposición de las naciones pobres las medicinas y tratamientos necesarios; esto exige fomentar decididamente la investigación médica y las innovaciones terapéuticas, y aplicar con flexibilidad, cuando sea necesario, las reglas internacionales sobre la propiedad intelectual, con el fin de garantizar a todos la necesaria atención sanitaria de base.

5. Un tercer aspecto en que se ha de poner atención en los programas de lucha contra la pobreza, y que muestra su intrínseca dimensión moral, es la pobreza de los niños. Cuando la pobreza afecta a una familia, los niños son las víctimas más vulnerables: casi la mitad de quienes viven en la pobreza absoluta son niños. Considerar la pobreza poniéndose de parte de los niños impulsa a estimar como prioritarios los objetivos que los conciernen más directamente como, por ejemplo, el cuidado de las madres, la tarea educativa, el acceso a las vacunas, a las curas médicas y al agua potable, la salvaguardia del medio ambiente y, sobre todo, el compromiso en la defensa de la familia y de la estabilidad de las relaciones en su interior. Cuando la familia se debilita, los daños recaen inevitablemente sobre los niños. Donde no se tutela la dignidad de la mujer y de la madre, los más afectados son principalmente los hijos.

6. Un cuarto aspecto que merece particular atención desde el punto de vista moral es la relación entre el desarme y el desarrollo. Es preocupante la magnitud global del gasto militar en la actualidad. Como ya he tenido ocasión de subrayar, « los ingentes recursos materiales y humanos empleados en gastos militares y en armamentos se sustraen a los proyectos de desarrollo de los pueblos, especialmente de los más pobres y necesitados de ayuda. Y esto va contra lo que afirma la misma Carta de las Naciones Unidas, que compromete a la comunidad internacional, y a los Estados en particular, a “promover el establecimiento y el mantenimiento de la paz y de la seguridad internacional con el mínimo dispendio de los recursos humanos y económicos mundiales en armamentos” (art. 26) ».6

Este estado de cosas, en vez de facilitar, entorpece seriamente la consecución de los grandes objetivos de desarrollo de la comunidad internacional. Además, un incremento excesivo del gasto militar corre el riesgo de acelerar la carrera de armamentos, que provoca bolsas de subdesarrollo y de desesperación, transformándose así, paradójicamente, en factor de inestabilidad, tensión y conflictos. Como afirmó sabiamente mi venerado Predecesor Pablo VI, « el desarrollo es el nuevo nombre de la paz ».7 Por tanto, los Estados están llamados a una seria reflexión sobre los motivos más profundos de los conflictos, a menudo avivados por la injusticia, y a afrontarlos con una valiente autocrítica. Si se alcanzara una mejora de las relaciones, sería posible reducir los gastos en armamentos. Los recursos ahorrados se podrían destinar a proyectos de desarrollo de las personas y de los pueblos más pobres y necesitados: los esfuerzos prodigados en este sentido son un compromiso por la paz dentro de la familia humana.

7. Un quinto aspecto de la lucha contra la pobreza material se refiere a la actual crisis alimentaria, que pone en peligro la satisfacción de las necesidades básicas. Esta crisis se caracteriza no tanto por la insuficiencia de alimentos, sino por las dificultades para obtenerlos y por fenómenos especulativos y, por tanto, por la falta de un entramado de instituciones políticas y económicas capaces de afrontar las necesidades y emergencias. La malnutrición puede provocar también graves daños psicofísicos a la población, privando a las personas de la energía necesaria para salir, sin una ayuda especial, de su estado de pobreza. Esto contribuye a ampliar la magnitud de las desigualdades, provocando reacciones que pueden llegar a ser violentas. Todos los datos sobre el crecimiento de la pobreza relativa en los últimos decenios indican un aumento de la diferencia entre ricos y pobres. Sin duda, las causas principales de este fenómeno son, por una parte, el cambio tecnológico, cuyos beneficios se concentran en el nivel más alto de la distribución de la renta y, por otra, la evolución de los precios de los productos industriales, que aumentan mucho más rápidamente que los precios de los productos agrícolas y de las materias primas que poseen los países más pobres. Resulta así que la mayor parte de la población de los países más pobres sufre una doble marginación, beneficios más bajos y precios más altos.

Lucha contra la pobreza y solidaridad global

8. Una de las vías maestras para construir la paz es una globalización que tienda a los intereses de la gran familia humana.8 Sin embargo, para guiar la globalización se necesita una fuerte solidaridad global,9 tanto entre países ricos y países pobres, como dentro de cada país, aunque sea rico. Es preciso un « código ético común »,10 cuyas normas no sean sólo fruto de acuerdos, sino que estén arraigadas en la ley natural inscrita por el Creador en la conciencia de todo ser humano (cf. Rm 2,14-15). Cada uno de nosotros ¿no siente acaso en lo recóndito de su conciencia la llamada a dar su propia contribución al bien común y a la paz social? La globalización abate ciertas barreras, pero esto no significa que no se puedan construir otras nuevas; acerca los pueblos, pero la proximidad en el espacio y en el tiempo no crea de suyo las condiciones para una comunión verdadera y una auténtica paz. La marginación de los pobres del planeta sólo puede encontrar instrumentos válidos de emancipación en la globalización si todo hombre se siente personalmente herido por las injusticias que hay en el mundo y por las violaciones de los derechos humanos vinculadas a ellas. La Iglesia, que es « signo e instrumento de la íntima unión con Dios y de la unidad de todo el género humano »,11 continuará ofreciendo su aportación para que se superen las injusticias e incomprensiones, y se llegue a construir un mundo más pacífico y solidario.

9. En el campo del comercio internacional y de las transacciones financieras, se están produciendo procesos que permiten integrar positivamente las economías, contribuyendo a la mejora de las condiciones generales; pero existen también procesos en sentido opuesto, que dividen y marginan a los pueblos, creando peligrosas premisas para conflictos y guerras. En los decenios sucesivos a la Segunda Guerra Mundial, el comercio internacional de bienes y servicios ha crecido con extraordinaria rapidez, con un dinamismo sin precedentes en la historia. Gran parte del comercio mundial se ha centrado en los países de antigua industrialización, a los que se han añadido de modo significativo muchos países emergentes, que han adquirido una cierta relevancia. Sin embargo, hay otros países de renta baja que siguen estando gravemente marginados respecto a los flujos comerciales. Su crecimiento se ha resentido por la rápida disminución de los precios de las materias primas registrada en las últimas décadas, que constituyen la casi totalidad de sus exportaciones. En estos países, la mayoría africanos, la dependencia de las exportaciones de las materias primas sigue siendo un fuerte factor de riesgo. Quisiera renovar un llamamiento para que todos los países tengan las mismas posibilidades de acceso al mercado mundial, evitando exclusiones y marginaciones

10. Se puede hacer una reflexión parecida sobre las finanzas, que atañe a uno de los aspectos principales del fenómeno de la globalización, gracias al desarrollo de la electrónica y a las políticas de liberalización de los flujos de dinero entre los diversos países. La función objetivamente más importante de las finanzas, el sostener a largo plazo la posibilidad de inversiones y, por tanto, el desarrollo, se manifiesta hoy muy frágil: se resiente de los efectos negativos de un sistema de intercambios financieros –en el plano nacional y global– basado en una lógica a muy corto plazo, que busca el incremento del valor de las actividades financieras y se concentra en la gestión técnica de las diversas formas de riesgo. La reciente crisis demuestra también que la actividad financiera está guiada a veces por criterios meramente autorefenciales, sin consideración del bien común a largo plazo. La reducción de los objetivos de los operadores financieros globales a un brevísimo plazo de tiempo reduce la capacidad de las finanzas para desempeñar su función de puente entre el presente y el futuro, con vistas a sostener la creación de nuevas oportunidades de producción y de trabajo a largo plazo. Una finanza restringida al corto o cortísimo plazo llega a ser peligrosa para todos, también para quien logra beneficiarse de ella durante las fases de euforia financiera.12

11. De todo esto se desprende que la lucha contra la pobreza requiere una cooperación tanto en el plano económico como en el jurídico que permita a la comunidad internacional, y en particular a los países pobres, descubrir y poner en práctica soluciones coordinadas para afrontar dichos problemas, estableciendo un marco jurídico eficaz para la economía. Exige también incentivos para crear instituciones eficientes y participativas, así como ayudas para luchar contra la criminalidad y promover una cultura de la legalidad. Por otro lado, es innegable que las políticas marcadamente asistencialistas están en el origen de muchos fracasos en la ayuda a los países pobres. Parece que, actualmente, el verdadero proyecto a medio y largo plazo sea el invertir en la formación de las personas y en desarrollar de manera integrada una cultura de la iniciativa. Si bien las actividades económicas necesitan un contexto favorable para su desarrollo, esto no significa que se deba distraer la atención de los problemas del beneficio. Aunque se haya subrayado oportunamente que el aumento de la renta per capita no puede ser el fin absoluto de la acción político-económica, no se ha de olvidar, sin embargo, que ésta representa un instrumento importante para alcanzar el objetivo de la lucha contra el hambre y la pobreza absoluta. Desde este punto de vista, no hay que hacerse ilusiones pensando que una política de pura redistribución de la riqueza existente resuelva el problema de manera definitiva. En efecto, el valor de la riqueza en una economía moderna depende de manera determinante de la capacidad de crear rédito presente y futuro. Por eso, la creación de valor resulta un vínculo ineludible, que se debe tener cuenta si se quiere luchar de modo eficaz y duradero contra la pobreza material.

12. Finalmente, situar a los pobres en el primer puesto comporta que se les dé un espacio adecuado para una correcta lógica económica por parte de los agentes del mercado internacional, una correcta lógica política por parte de los responsables institucionales y una correcta lógica participativa capaz de valorizar la sociedad civil local e internacional. Los organismos internacionales mismos reconocen hoy la valía y la ventaja de las iniciativas económicas de la sociedad civil o de las administraciones locales para promover la emancipación y la inclusión en la sociedad de las capas de población que a menudo se encuentran por debajo del umbral de la pobreza extrema y a las que, al mismo tiempo, difícilmente pueden llegar las ayudas oficiales. La historia del desarrollo económico del siglo XX enseña cómo buenas políticas de desarrollo se han confiado a la responsabilidad de los hombres y a la creación de sinergias positivas entre mercados, sociedad civil y Estados. En particular, la sociedad civil asume un papel crucial en el proceso de desarrollo, ya que el desarrollo es esencialmente un fenómeno cultural y la cultura nace y se desarrolla en el ámbito de la sociedad civil.

13. Como ya afirmó mi venerado Predecesor Juan Pablo II, la globalización « se presenta con una marcada nota de ambivalencia » 13 y, por tanto, ha de ser regida con prudente sabiduría.14 De esta sabiduría, forma parte el tener en cuenta en primer lugar las exigencias de los pobres de la tierra, superando el escándalo de la desproporción existente entre los problemas de la pobreza y las medidas que los hombres adoptan para afrontarlos. La desproporción es de orden cultural y político, así como espiritual y moral. En efecto, se limita a menudo a las causas superficiales e instrumentales de la pobreza, sin referirse a las que están en el corazón humano, como la avidez y la estrechez de miras. Los problemas del desarrollo, de las ayudas y de la cooperación internacional se afrontan a veces como meras cuestiones técnicas, que se agotan en establecer estructuras, poner a punto acuerdos sobre precios y cuotas, en asignar subvenciones anónimas, sin que las personas se involucren verdaderamente. En cambio, la lucha contra la pobreza necesita hombres mujeres que vivan en profundidad la fraternidad y sean capaces de acompañar a las personas, familias y comunidades en el camino de un auténtico desarrollo humano.

Conclusión

14. En la Encíclica Centesimus annus, Juan Pablo II advirtió sobre la necesidad de « abandonar una mentalidad que considera a los pobres –personas y pueblos– como un fardo o como molestos e importunos, ávidos de consumir lo que los otros han producido ». « Los pobres –escribe– exigen el derecho de participar y gozar de los bienes materiales y de hacer fructificar su capacidad de trabajo, creando así un mundo más justo y más próspero para todos ».15 En el mundo global actual, aparece con mayor claridad que solamente se construye la paz si se asegura la posibilidad de un crecimiento razonable. En efecto, las tergiversaciones de los sistemas injustos antes o después pasan factura a todos. Por tanto, únicamente la necedad puede inducir a construir una casa dorada, pero rodeada del desierto o la degradación. Por sí sola, la globalización es incapaz de construir la paz, más aún, genera en muchos casos divisiones y conflictos. La globalización pone de manifiesto más bien una necesidad: la de estar orientada hacia un objetivo de profunda solidaridad, que tienda al bien de todos y cada uno. En este sentido, hay que verla como una ocasión propicia para realizar algo importante en la lucha contra la pobreza y para poner a disposición de la justicia y la paz recursos hasta ahora impensables.

15. La Doctrina Social de la Iglesia se ha interesado siempre por los pobres. En tiempos de la Encíclica Rerum novarum, éstos eran sobre todo los obreros de la nueva sociedad industrial; en el magisterio social de Pío XI, Pío XII, Juan XXIII, Pablo VI y Juan Pablo II se han detectado nuevas pobrezas a medida que el horizonte de la cuestión social se ampliaba, hasta adquirir dimensiones mundiales.16 Esta ampliación de la cuestión social hacia la globalidad hay que considerarla no sólo en el sentido de una extensión cuantitativa, sino también como una profundización cualitativa en el hombre y en las necesidades de la familia humana. Por eso la Iglesia, a la vez que sigue con atención los actuales fenómenos de la globalización y su incidencia en las pobrezas humanas, señala nuevos aspectos de la cuestión social, no sólo en extensión, sino también en profundidad, en cuanto conciernen a la identidad del hombre y su relación con Dios. Son principios de la doctrina social que tienden a clarificar las relaciones entre pobreza y globalización, y a orientar la acción hacia la construcción de la paz. Entre estos principios conviene recordar aquí, de modo particular, el « amor preferencial por los pobres »,17 a la luz del primado de la caridad, atestiguado por toda la tradición cristiana, comenzando por la de la Iglesia primitiva (cf. Hch 4,32-36; 1 Co 16,1; 2 Co 8-9; Ga 2,10).

« Que se ciña cada cual a la parte que le corresponde », escribía León XIII en 1891, añadiendo: « Por lo que respecta a la Iglesia, nunca ni bajo ningún aspecto regateará su esfuerzo ».18 Esta convicción acompaña también hoy el quehacer de la Iglesia para con los pobres, en los cuales contempla a Cristo,19 sintiendo cómo resuena en su corazón el mandato del Príncipe de la paz a los Apóstoles: « Vos date illis manducare – dadles vosotros de comer » (Lc 9,13). Así pues, fiel a esta exhortación de su Señor, la comunidad cristiana no dejará de asegurar a toda la familia humana su apoyo a las iniciativas de una solidaridad creativa, no sólo para distribuir lo superfluo, sino cambiando « sobre todo los estilos de vida, los modelos de producción y de consumo, las estructuras consolidadas de poder que rigen hoy la sociedad ».20 Por consiguiente, dirijo al comienzo de un año nuevo una calurosa invitación a cada discípulo de Cristo, así como a toda persona de buena voluntad, para que ensanche su corazón hacia las necesidades de los pobres, haciendo cuanto le sea concretamente posible para salir a su encuentro. En efecto, sigue siendo incontestablemente verdadero el axioma según el cual « combatir la pobreza es construir la paz ».

Vaticano, 8 de diciembre de 2008

***

Notas:

1 Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz de 1993, 1.
2 Pablo VI, Carta enc. Populorum progressio, 19.
3 Juan Pablo II, Carta enc. Sollicitudo rei socialis, 28.
4 Juan Pablo II, Carta enc. Centesimus annus, 38.
5 Cf. Pablo VI, Carta enc. Populorum progressio, 37; Juan Pablo II, Carta enc. Sollicitudo rei socialis, 25.
6 Carta al Cardenal Renato Rafael Martino con ocasión del Seminario Internacional organizado por el Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz sobre el tema ‘‘Desarme, desarrollo y paz. Perspectivas para un desarme integral'' (10 abril 2008): L'Osservatore Romano, ed. en lengua española (18 abril 2008), p. 3.
7 Carta enc. Populorum progressio, 87.
8 Juan Pablo II, Carta enc. Centesimus annus, 58.
9 Juan Pablo II, Discurso a las asociaciones cristianas de trabajadores italianos (27 abril 2002), n. 4: L'Osservatore Romano, ed. en lengua española (10 mayo 2002), p. 10.
10 Juan Pablo II, Discurso a la Asamblea plenaria de la Academia Pontificia de Ciencias sociales (27 abril 2001), n. 4: L'Osservatore Romano, ed. en lengua española (11 mayo 2001), p. 4.
11 Concilio Vaticano II, Const. dogm. Lumen gentium, 1.
12 Cf. Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz, Compendio de la Doctrina social de la Iglesia, 368.
13 Cf. ibíd., 356.
14 Discurso a empresarios y sindicatos de trabajadores (2 mayo 2000), n. 3: L'Osservatore Romano, ed. en lengua española (5 mayo 2000), p. 7.
15 N. 28.
16 Cf. Pablo VI, Carta enc. Populorum progressio, 3.
17 Juan Pablo II, Carta enc. Sollicitudo rei socialis, 42; Cf. Id. Carta enc. Centesimus annus, 57.
18 León XIII, Carta enc. Rerum novarum, 41.
19 Cf. Juan Pablo II, Carta enc. Centesimus annus, 58.
20 Ibíd.

Fuente EcclesiaDigital

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domingo, 7 de diciembre de 2008

VISIÓN ANTROPOLÓGICA DEL ABORTO


Lo que es el hijo puede "reducirse" a sus padres y al mundo; pero el hijo no es lo que es. Es alguien. No un qué, sino un quien, alguien a quien se dice tú que dirá en su momento, dentro de algún tiempo yo.

Por Julián Marías

La espinosa cuestión del aborto voluntario, que en los últimos años ha adquirido una amplitud desconocida, hasta convertirse en una de las cuestiones más apremiantes en las sociedades occidentales, se puede plantear de maneras muy diversas. Entre los que consideran la inconveniencia o ilicitud del aborto, el planteamiento más frecuente es el religioso. Por supuesto, es una perspectiva justificada y aceptable, pero restringida. Se suele responder que, para los cristianos (a veces de manera más estrecha, para los católicos), el aborto puede ser ilicito, pero que no se pueda imponer a una sociedad entera una moral "particular". Es decir, los argumentos fundados en la fe religiosa no son válidos para los no creyentes.
Rara vez se mira si los argumentos así propuestos, aún procediendo de una manera cristiana de ver la realidad, no tienen fuerza de convicción, incluso prescindiendo de ese origen; el hecho es que todo el que no participa de esa creencia, se desentiende de ellos y considera que no le pueden decir nada.
Hay otro planteamiento que pretende tener validez universal, y es el científico. Las razones biológicas, concretamente genéticas, se consideran demostrables, enteramente fidedignas, concluyentes para cualquiera.
Por supuesto esas razones tienen muy alto valor y se deben tomar en cuenta, pero sus pruebas no son accesibles a la inmensa mayoría de hombres y mujeres, que las admiten por fe (se entiende por fe en la ciencia, por la vigencia que ésta tiene en el mundo actual)
Hay otro factor que me parece más grave respecto al planteamiento científico de la cuestión; depende del estado actual de la ciencia biológica, de los resultados de la más reciente y avanzada investigación. Quiero decir que lo que hoy se sabe, no se sabía antes. Los argumentos de los biólogos y genetistas, válidos para el que conoce esas disciplinas y para los que participan de la confianza en ellas, no lo hubieran sido para los hombres y mujeres de otros tiempos, incluso bastante cercanos.
Creo que hace falta un planteamiento elemental, ligado a la mera condición humana, accesible a cualquiera, independiente de conocimientos científicos o teológicos, que pocos poseen. Es menester plantear una cuestión tan importante, de consecuencias prácticas decisivas, que afecta a millones de personas y a la posibilidad de vida de millones de niños que nacerán o dejaran de nacer, de una manera evidente, inmediata, fundada en lo que todos viven y entienden sin interposición de teorías.
Esta visión no puede ser otra que la antropológica, fundada en la mera realidad del hombre tal como se ve, se vive, se comprende a sí mismo. Hay pues, que intentar retrotraerse a lo más elemental, que por serio no tiene supuestos de ninguna ciencia o doctrina.
Se trata de la distinción decisiva entre cosa y persona. Sin embargo dicho así puede parecer cosa de doctrina. Por verdadera y justificable que sea, evitémosla. Limitémosla a algo que forma parte de nuestra vida más elemental y espontánea: el uso de la lengua.
Todo el mundo en todas las lenguas que conozco, distingue, sin la menor posibilidad de confusión, entre qué y quien, algo y alguien, nada y nadie. Si entro en una habitación donde no está ninguna persona, diré: "no hay nadie", pero no se me ocurrirá decir: "no hay nada", porque puede estar llena de muebles, libros, lámparas, cuadros. Si se oye un gran ruido extraño, me alarmaré y preguntaré: "¿que pasa? o "¿que es eso? Pero si oigo el golpe de unos nudillos que llaman a la puerta, nunca preguntaré: "¿Qué es?", sino "¿quien es?
A pesar de ello, la ciencia y la filosofía llevan dos milenios y medio preguntando: "¿Qué es el hombre?", con lo que han dibujado ya el marco de una respuesta errónea, porque solo muy secundariamente es el hombre un qué; la pregunta recta y pertinente seria: "¿Quien es el hombre?" o con mayor rigor y adecuación: "¿Quien soy yo?" Por su puesto, "yo" o "tu", o "él” siempre que se entienda de manera inequívocamente personal. Es significativo que los pronombres de primera y segunda persona (yo, tú) tienen una sola forma, sin distinción de género, mientras que el de tercera persona admite esa distinción, e incluso con tres géneros (él, ella, ello). El que habla y a quien se habla son inmediatamente realidades personales, y su género es evidente en la acción misma, mientras que no lo es cuando se habla de alguien no presente (y además se puede hablar de algo).
Se preguntará que tiene esto que ver con el aborto. Lo que aquí me interesa es ver qué es, en que consiste, cual es su realidad. El nacimiento de un niño es una radical innovación de realidad: la aparición es una realidad nueva. Se dirá tal vez que no propiamente nueva, ya que se deriva o viene de sus padres. Diré que es cierto y mucho más: de los padres, de los abuelos, de todos los antepasados; y también del oxigeno, nitrógeno, el hidrogeno, el carbono, el calcio, el fósforo y todos los demás elementos que intervienen en la composición de su organismo. El cuerpo, lo psíquico, hasta el carácter viene de ahí y no es rigurosamente nuevo. Diremos que lo que el hijo es, se deriva de todo eso que he enumerado, es reductible a ello. Es una "cosa", ciertamente animada y no inerte, diferente de todas las demás, en muchos sentidos única, pero al fin una cosa.
Desde este punto de vista, su destrucción es irreparable, como cuando se rompe una pieza que es ejemplar único.
Pero todavía no es esto lo importante.
Lo que es el hijo puede "reducirse" a sus padres y al mundo; pero el hijo no es lo que es. Es alguien. No un qué, sino un quien, alguien a quien se dice tú que dirá en su momento, dentro de algún tiempo yo. Y este quien es irreductible a todo y a todos., desde los elementos químicos a sus pares y a Dios mismo, si pensamos en él.
Cuando se dice que el feto es "parte" del cuerpo de la madre, se dice una insigne falsedad, porque no es parte: está alojado en ella, mejor aún, implantados en ella (en y no meramente en su cuerpo). Una mujer dirá: "estoy embarazada", nunca "mi cuerpo está embarazado". Es un asunto personal por parte de la madre.
Pero además, y sobre todo, la cuestión no se reduce al qué, sino a ese quien, ese tercero que viene, y que hará que sean tres los que antes eran dos. Para que esto sea más claro aún, piénsese en la muerte. Cuando alguien muere, nos deja solos; éramos dos y ya no hay más que uno.. Inversamente cuando alguien nace, hay tres en vez de dos (o, si se quiere, dos en vez de una).
El niño no nacido aún es una realidad viviente, que llegará si no lo paramos, si no lo matamos en el camino. Pero si se miran bien las cosas, esto no es exclusivo del niño antes de su nacimiento: el hombre es siempre una realidad viviente, que se va haciendo y realizando, alguien siempre inconcluso, un proyecto inacabado, un argumento que tiende a un desenlace.
A veces se usa una expresión de refinada hipocresía para denominar el aborto provocado, se dice que es "la interrupción del embarazo". Los partidarios de la pena de muerte tienen resueltas sus dificultades: ¿para que hablar de tal pena, de tal muerte? La horca o el garrote pueden llamarse "interrupción de la respiración" (y con un par de minutos basta); ya no hay problema. Cuando se provoca el aborto o se ahorca, no se interrumpe el embarazo o la respiración; en ambos casos se mata a alguien.
Consideremos otro aspecto de la cuestión. Con frecuencia se afirma la licitud del aborto cuando se juzga que probablemente el que va a nacer (el que iba a nacer) seria anormal, física o psíquicamente. Pero esto implica que el que es anormal no debe vivir, ya que esa condición no es probable, sino segura. Y habría que extender la misma norma al que llega a ser anormal por accidente, enfermedad o vejez.
Lo que aquí me interesa es entender que es aborto. Con increíble frecuencia se enmascara su realidad con sus fines. Quiero decir que se intenta identificar el aborto con ciertos propósitos que parecen valiosos, convenientes o por lo menos aceptables: por ejemplo, la regulación de la población, el bienestar de los padres, la situación de la madre soltera, las dificultades económicas, la conveniencia de disponer del tiempo libre, la mejora de la raza. Se podría investigar en cada caso la veracidad de la justificación de esos mismos fines (por ejemplo se ha hecho campaña abortista en una región de América del Sur de 144.000 kms. Cuadrados de extensión y 25.000 habitantes, es decir despoblada) Pero lo que quiero mostrar es que esos fines no son el aborto.
Lo correcto es decir: para esto (para conseguir esto o lo otro) se debe matar a tales personas.. Esto es lo que se propone, lo que en tantos casos se hace en muchos países en la época en que vivimos. Esta es la significación antropológica de esa palabra tan traída y llevada, que se escribe más veces en un solo día que en cualquier otra época del año.
Y una prueba más de cómo se plantea el tema del aborto, eliminando arbitrariamente la condición personal del hombre, el carácter de quien en que consiste, es que en muchas legislaciones sobre este asunto – sin ir más lejos, en la que se propone actualmente en España - Se prescinde enteramente del padre. Se atribuye la decisión exclusiva a la madre (la palabra no parece enteramente propia, seria más adecuado hablar de la hembra embarazada)., sin que el padre tenga nada que decir.. Esto es, que aún en el caso de que el padre sea perfectamente conocido y legítimo, por ejemplo, si se trata de una mujer casada, es ella y solo ella la que decide, y si su decisión es abortar, el padre no puede hacer nada para que no maten a su hijo.
Esto, por supuesto, no se dice así, se tiende a no decirlo, a pasarlo por alto, para que no se advierta lo que ello significa. En una época en que se habla tanto de "la mujer objeto" - no sé si alguna vez ha sido vivida así; sospecho que siempre se la ha visto como "sujeto" (o "sujeta" )- se ha abierto camino en la mente de innumerables gentes la interpretación del niño-objeto, del niño-tumor, que se puede extirpar como un crecimiento enojoso. Se trata de obliterar literalmente el carácter personal de lo humano. Para ello se habla del "derecho a disponer de su propio cuerpo". Pero aparte de que el niño no es el cuerpo de la madre, sino que es alguien corporal implantado en la realidad corporal de su madre, es que ese supuesto derecho no existe. A nadie se le permite la mutilación: si yo quiero cortarme una mano de un hachazo, los demás, y a última hora, el poder público, me lo impiden; no digamos si se la quiero cortar a otro, aunque sea con su consentimiento.
El núcleo de la cuestión es la negación del carácter personal del hombre. Por eso se olvida la paternidad; por eso se reduce la maternidad al estado de soportar un crecimiento intruso, que se puede eliminar. Se descarta todo posible uso del quien , de los pronombres tú y yo. Tan pronto como aparecen, toda la construcción elevada para justificar el aborto, se desploma como una monstruosidad.
No se tratará acaso de esto, precisamente? ¿No estará en curso un proceso de despersonalización?, es decir de deshominización del hombre y la mujer, las dos formas irreductibles, mutuamente necesarias, en que se realiza la vida humana?
Si las relaciones de maternidad y paternidad quedan abolidas, si la relación entre los padres queda reducida a una mera función biológica sin perduración más allá del acto de generación, sin ninguna significación personal entre las tres personas implicadas. ¿Que queda de humano en todo ello? Y si esto se impone y se generaliza, si a fines del siglo XX la humanidad vive de acuerdo con estos principios. ¿No se habrá comprometido, quien sabe hasta cuando, esa misma condición humana?
Por esto me parece que la aceptación social del aborto es, sin excepción, lo más grave que ha acontecido en este siglo que se va acercando al final.
http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2036499
Un aporte de HS Bayres
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sábado, 6 de diciembre de 2008

DESDE EL EVANGELIO: PREPARAR EL CAMINO A NAVIDAD


Adviento es un llamado a la conversión, a disponer nuestro espíritu, a preparar el camino para este encuentro único y personal. Es un tiempo rico en silencio, en reflexión y oración.

Por Mons. José María Arancedo
Arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz

Adviento es un tiempo de la liturgia que nos prepara para celebrar la llegada del Señor en Navidad. Dios llega al hombre y busca un lugar en el corazón de cada uno de nosotros. Juan Bautista proclama en el evangelio de este domingo: “Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos” (Mc. 1, 1-8). Esto significa, a nivel personal, sacar de nosotros todo aquello que impide ese encuentro con el Señor, pienso, por ejemplo, en el orgullo, el egoísmo, la falta de amor, el rencor, es decir, todo lo que nos encierra y nos hace impermeables para este encuentro. El Señor viene a nosotros, pero no entra sino le abrimos la puerta de nuestro corazón. Por ello, Adviento es un llamado a la conversión, a disponer nuestro espíritu, a preparar el camino para este encuentro único y personal. Es un tiempo rico en silencio, en reflexión y oración.

Pero también cuando el Bautista nos habla de remover los obstáculos, de allanar los senderos, se refiere a quitar todo aquello que dificulta el camino del hombre y le impide alcanzar un crecimiento integral en su vida. Me refiero a esos obstáculos que debilitan el desarrollo de sus dimensiones tanto humanas como espirituales. En este nivel, que llamaría social, incluiría no sólo la pobreza material, sino todo aquello que genera un contexto de pobreza cultural, porque banaliza y va destruyendo los valores y comportamientos morales, que son la referencia necesaria para su realización plena. Hablaría, por ejemplo, del nivel de muchos programas de televisión, que preocupados sólo por intereses económicos y de rating, no conocen límites. Esta pobre y cotidiana realidad no nos ayuda a elevar los niveles de vida y convivencia en nuestra sociedad. Luego nos asusta, con cierto cinismo, la violencia, la droga y la deserción escolar. Desgraciadamente esta realidad cuenta con la poca responsabilidad y altura en sus productores, pero también con la pasividad cómplice de las autoridades.

En este sentido, en el reciente documento del Episcopado, decíamos: “La nueva cuestión social, abarca tanto las situaciones de exclusión económica como las vidas humanas que no encuentran sentido y que ya no pueden reconocer la belleza de la existencia. Se desvanece la concepción integral del ser humano, su relación con el mundo y con Dios. Ello se manifiesta, por ejemplo, en el crecimiento del individualismo y en el debilitamiento de los vínculos personales y comunitarios” (CEA. N° 25). Como vemos la crisis actual se plantea principalmente en temas culturales y morales. Hay una orfandad cultural que nos lleva a concluir con una frase esperanzada del Concilio Vaticano II: “…. la suerte de la humanidad está en manos de quienes sepan dar razones para vivir” (G.S. 31). Este es el gran desafío, además de denunciar todo aquello que empobrece culturalmente al hombre, se debe proponer la grandeza de la vida humana con sus valores y exigencias. Esto también debería ser una preocupación pública, un tema de política social, para no dejar al hombre expuesto culturalmente a intereses mezquinos que lo despersonalizan.

Queridos amigos, reciban junto a mi afecto y oraciones, mi bendición de Padre en Nuestro Señor Jesucristo.

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REGRESÓ A LA CASA DEL PADRE DON CARLOS ABASCAL CARRANZA


Pero antes de iniciar su viaje nos dejó este último y estremecedor testimonio de Fe y Amor al recibir el Doctorado Honoris Causa, grado académico de por demás merecido. En su discurso, plasmó en palabras lo que fue vida, vida ejemplar.

Por Don Carlos Abascal Carranza

Afirmo que, hoy más que nunca: la vida pública requiere de mujeres y hombres de vigoroso carácter moral, con una sólida formación espiritual y con un compromiso indeclinable de ser cristianos de tiempo completo y al servicio de la nación.Bien vale la pena gastar nuestra vida, al límite, al servicio de Jesucristo.

Discurso de Don Carlos Abascal Carranza en la ceremonia Doctor Honoris Causa

Agradezco a la Universidad Anáhuac del Sur, a su Consejo y al Sr. Rector Javier Vargas Diez Barroso el doctorado Honoris Causa que inmerecidamente hoy se me otorga, pues es esta una institución de educación superior que ha venido especializándose en la formación de jóvenes que, en diferentes disciplinas, sepan ejercitar un liderazgo integral. Esta Universidad, sin renunciar a su quehacer científico técnico, ni a la investigación metodológica para buscar la verdad, sigue abordando de frente, el problema del sentido último de la vida y de la relación del hombre con Dios, convencida, como lo está de que fe y razón no se excluyen sino que se complementan.

Me interesan especialmente los alumnos de esta prestigiosa universidad, quienes deberán hacer gala de tal liderazgo para transformar México a la luz de los valores eternos. Por ello, más que una erudita reflexión cuyo destino sea, en el mejor de los casos, algún rincón de la biblioteca, me ocupa el tema más trascendenmmmmte que puede haber para alguien que se dice seguidor de Cristo, cristiano, y que asume todas las consecuencias inherentes.

El ser humano nace, vive, muere con dos sellos indelebles: el sello de criatura de Dios, quien le comunica la inmensa dignidad que posee, precisamente por haberlo creado a Su imagen y semejanza; y el sello de su irrenunciable vocación social, que le exige ser comunión con todos sus semejantes, si quiere realizar la vocación que él, y nadie más que él, puede y debe realizar durante su existencia temporal.

La mayoría de las personas se detienen a reflexionar en el segundo sello, y se apoyan con frecuencia, mutilándola, en la expresión del propio Jesucristo, cuando afirma “Dad a Dios lo que es de Dios, y al césar lo que es del césar”. En el afán de dar al césar lo que es del césar, se olvidan de que hay que dar a Dios lo que es de Dios.

¿Y qué es de Dios?

Nada más y nada menos que la integralidad de la persona humana, en todas las manifestaciones de su vida, porque es el pensamiento amoroso de Dios el que da vida al ser humano.

Hay quienes pretenden construir una visión antitética, opuesta entre ambos sellos, de manera tal de que darle a Dios lo que es de Dios implicaría arrebatarle a la sociedad y al Estado lo que les corresponde, y viceversa.

Por eso Nietzsche llega al atrevimiento de afirmar que Dios ha muerto, así, el Estado no tiene que compartir con nadie el dominio sobre el hombre.

Otros más excluyen totalmente de la vida pública la presencia de Dios, y prefieren prescindir del primer sello, arrinconándolo a la mera vida privada, arguyendo razones históricas, no siempre apegadas a la verdad y, desde luego, acontecimientos en los que sin duda hubo graves errores humanos, magnificados a veces y convertidos en leyenda negra por diferentes corrientes de pensamiento.

Dar a Dios lo que es de Dios no es un asunto privado, es un asunto personal porque la fe no se le impone a nadie, porque ser cristiano es encontrarse personalmente con Cristo y pedirle que nos transforme en el amor, por el amor y para el amor para servirlo en los demás hombres, porque Cristo, que es Camino, Verdad y Vida, nos legó una fe cuyo objeto no es que cada cristiano cumpla ciertos preceptos y prácticas externas, sino que cada cristiano y todos juntos transformemos la realidad temporal con el espíritu del Evangelio, que es el espíritu del Amor, de la Justicia, de la Unidad y del Bien.

Es cierto: el reino de Jesús no es de este mundo; pero el único lugar en el que los hombres preparan el advenimiento del Reino de Dios es este mundo.

¿Cómo podría un cristiano seguir a Dios, en particular a Cristo Jesús, si niega su relación primaria con El, o por lo menos la asume como si fuese asunto privado, dejando de ser lámpara que ilumina y sal de la tierra?

Pienso que la mayor censura a Dios en la vida pública, proviene de cristianos que se autocensuran para hacer solo lo políticamente correcto a los ojos de los demás.

El catolicismo no es la religión del libro, o de las meras prácticas externas sino la religión del encuentro personal con Cristo que todo lo transforma gracias al Amor. Todos los cristianos tenemos la misma misión básica: llevar a Cristo al mundo y llevar el mundo a Cristo. Es decir, tenemos la misión de ser sus testigos.

Es claro que en aras de la libertad religiosa cada persona tiene derecho a realizar las prácticas de culto externo propias de su fe, cualquiera que esta sea, sin afectar el orden público; pero en esta reflexión doy por sentado que el católico, en lo general, en el contexto jurídico de México, no tiene trabas para hacerlo con naturalidad.

El reto más profundo consiste en vivir con naturalidad tales prácticas externas, como un derecho humano irrenunciable realizando, al mismo tiempo, el encuentro con Jesucristo en el otro, para transformar la realidad temporal con el espíritu del Evangelio, en la política, en la economía, en la cultura, en lo social. Siempre con alegría, con gran profesionalismo, con generosidad. Como dice el Arzobispo de Denver, Charles Chaput, “como creyentes tenemos obligaciones. Como ciudadanos también. Tenemos que honrar ambas o no honraremos ni unas ni otras”.

Para que el servicio a los demás sea eficaz, el cristiano ha de prepararse toda su vida para ejercitar, sea cual sea su profesión, un liderazgo integral, capaz de contribuir a eliminar las causas estructurales de la pobreza, a darle plena vigencia al Estado de Derecho, a propiciar una justa distribución de la riqueza, a crear un ambiente de pleno respeto a los derechos humanos (incluido el de la libertad religiosa), a respetar y promover el principio de autoridad y a las instituciones, a participar activamente en la democracia, a hacer un uso responsable del medio ambiente, a educar, siempre desde la perspectiva del amor que le permita ver en cada persona el rostro de Cristo.

Puesto que la relación con Dios es personal pero no privada, la sociedad y el gobierno deben promover el respeto a todos los credos religiosos en el marco, como lo asienta Sarkozy, Presidente de Francia, de una laicidad positiva que permita aprovechar toda la herencia religiosa, innegable e irrenunciable, que permea absolutamente toda nuestra cultura, particularmente en los países de origen y trayecto cristiano.

Ningún Estado que pretenda construir el bien común aprovechando todas sus fuerzas, toda su historia, toda su cultura, puede darse el lujo de prescindir, de ocultar, de soslayar estos principios que están en el punto de partida de nuestra propia civilización. Por eso el Cardenal Ratzinger afirma que el Estado laico, es decir, la legítima autonomía entre lo temporal y lo espiritual es una conquista de la civilización. En una sociedad pluralista, "la laicidad es un lugar de encuentro y comunicación entre las diversas tradiciones espirituales y la Nación”, afirmó Juan Pablo II.

El cristiano que vive en el mundo, que participa en la política, en la economía, en la cultura, en lo social, tiene el deber de trabajar para lograr estándares éticos cada vez más elevados en la convivencia social, siempre usando argumentos propios de la razón.

Las razones del cristiano se basan en la naturaleza humana y en la realidad de las cosas, coincidiendo diversas religiones con dichas razones, aun desde el punto de vista teológico.

Para el cristiano construir el amor, la unidad, el bien es un deber insoslayable, pues tales bienes de la convivencia derivan de su fe en Aquel a quien dice seguir y amar y se concretan en la relación con el otro y con los otros. Cuando el cristiano actúa así el Estado laico se fortalece con la riqueza de la aportación de los creyentes y también con la de los no creyentes.

Pero que quede claro, en ningún momento se pone en riesgo el Estado laico. A nadie se le impone una religión pues el cristiano actúa a la luz natural de la razón y se favorece de la inclusión y la tolerancia. Al prescindir de hecho, por un laicismo excluyente, de la presencia de las grandes religiones, así sea solo a través de los laicos, la sociedad y el Estado agudizan los problemas de la convivencia, pues parte importante de la crisis moral que vive nuestra sociedad, proviene del abandono, por parte de muchos de los fundamentos morales de la convivencia: el cumplimiento de la palabra, la justicia, el amor, la veracidad, el respeto irrestricto a la vida y a la familia, el respeto a la propiedad, el cuidado de los más débiles, la justa distribución de la riqueza.

Afirmo que, hoy más que nunca, la vida pública requiere de mujeres y hombres de vigoroso carácter moral, con una sólida formación espiritual y con un compromiso indeclinable de ser cristianos de tiempo completo y al servicio de la nación.

Bien vale la pena gastar nuestra vida, al límite, al servicio de Jesucristo.

Conforme a la parábola de los talentos, no pretendamos llegar ante El como jubilosos jubilados, sino como incansables trabajadores de la mies. El cristiano tomará fuerzas, con naturalidad, de la vida diaria de sacramentos y de oración. En mi opinión lo que les falta a muchos católicos en la vida pública es un vigoroso acompañamiento en el estudio, en la oración y en el sacrificio y en la práctica de los sacramentos.

Pienso que urge que actuemos con más eficacia el campo de la convivencia social, pues ahí se dan las más variadas relaciones entre los hombres. De hecho, es indispensable devolverle a la democracia fundamentos sólidos de valores eternos derivados del orden natural de las cosas, pues la democracia despojada de valores estables, tiende a la anarquía pues solo prevalecería la creación de convencionalismos para la convivencia por la vía de la construcción de mayorías parlamentarias. Es imperativo que el Estado de Derecho tenga su mayor fortaleza en normas positivas fundadas en el derecho natural.

Hoy hay un razonable acuerdo en que la libertad económica, con matices, y la democracia con sus particularidades son la manera mas adecuada para organizar la convivencia entre las naciones y al interior de las mismas.

Sin embargo, cuando analizamos con más agudeza nuestra época, la disputa pública y cultural ya no está centrada en el modelo económico ni en el político, sino en los valores que le dan sentido a la persona y orientan su conducta.

Hoy somos parte de una batalla antropológica cultural en la que el poder político reclama para si la facultad de definir al hombre, muchas veces socavando su libertad y dignidad. Ante esta realidad, la verdad acerca de la persona humana conocida por la razón e iluminada en su totalidad por la Revelación, constituye el arma fundamental para dar la batalla en la defensa y promoción del ser humano.

Algunas personas piensan que obtener éxito material y vivir congruentemente la fe es imposible. Es ésta una premisa falsa de la cual hay muchos ejemplos. No obstante es cierto que en diversas ocasiones, el cristiano tiene que elegir entre su éxito personal y la fidelidad a Cristo. Y esto sucede especialmente en lo político y en lo económico.

El hedonismo, materialismo e individualismo que prevalecen en nuestro tiempo, no borran, pero sí opacan, el primer sello al que he hecho referencia. El ansia de dinero, poder, placer y éxito, avasalla muchos corazones.

El cristiano que suele hacer de su fe en Jesucristo un asunto privado, difícilmente descubrirá en su encuentro con el otro, un encuentro con Jesucristo que lo transforme a el en el amor, por el amor y para el amor, y por lo tanto, hará prevalecer sus apetitos personales por encima y aun en contra del bien de los demás.

A lo largo de mi vida he aprendido algunas cosas. Mi familia, mis confesores, maestros y amigos y muchas personas me han ayudado sobre todo a amar la voluntad de Dios y a pedir perdón; porque lo importante durante la vida temporal es conocer el camino de regreso a la casa del Padre, confiado en Su misericordia, cosa que sin duda se expresa en el mandamiento nuevo pero que se desglosa de una manera espléndida en la Oración del Papa Clemente XI, misma que rezo con todos mis equipos de trabajo desde hace muchos años y que ha producido abundantes frutos porque todos ellos son mujeres y hombres de fe y de bien, con sus dos sellos muy bien puestos. A todos ellos, gracias y que Dios los bendiga.

Creo en ti, Señor, pero ayúdame a creer con firmeza; espero en ti, pero ayúdame a esperar sin desconfianza; te amo, Señor, pero ayúdame a demostrarte que te quiero; estoy arrepentido, pero ayúdame a no volver a ofenderte.
Que tu sabiduría, Señor, me dirija y tu justicia me reprima; que tu misericordia me consuele y tu poder me defienda. Todo aquello que quieres tú, Señor, lo quiero yo, precisamente porque lo quieres tú, como tú lo quieras y durante todo el tiempo que lo quieras.
Dame tu gracia para ser obediente con mis superiores, comprensivo con mis colaboradores, solícito con mis amigos y generoso con los que se dicen mis enemigos. Ayúdame, Señor, a superar con austeridad el placer, con generosidad la avaricia, con amabilidad la ira, con fervor la tibieza.
Que sepa yo tener prudencia, Señor, al aconsejar, valor en los peligros, paciencia en las dificultades, sencillez en los éxitos. Enséñame, Señor, a comprender la pequeñez de lo terreno, la grandeza de lo divino, la brevedad de esta vida y la eternidad futura.
Concédeme, Señor, una buena preparación para la muerte y un santo temor al juicio, para librarme del infierno y obtener tu gloria. Por Cristo nuestro Señor, Amén.

De manera muy especial, quiero agradecer a mi esposa, Rosa Martha; ella y yo fundamos nuestro hogar hace 35 años (lleno de luz y alegría, y también de cruz y pobreza) del cual brotaron, por obra del amor, 5 hijos y, hasta ahora, seis nietos. El Señor Jesús, al ver actuar a mi esposa, no habría hecho la distinción entre Martha y María, porque ella es las dos a la vez. Rosy ha sido, es y será el amor y la inspiración de toda mi vida.

Gracias, mi Rosy, por haber caminado delante de mi, varias veces, la senda de regreso a la Casa del Padre.

Gracias por tu alegría, por tu capacidad de darte a los demás, gracias por ser tan previsora, gracias sobre todo por tu capacidad de amar.

¡Jóvenes!

Tomen clara conciencia de que son hijos de Dios que están de paso en la tierra y que lo que le da sentido a la vida es precisamente el amor. Asegúrense de que en cualquier decisión económica, política, cultural o social la persona esté en el centro para preservar y promover su dignidad, pues ello forma parte del plan de salvación, pues cada persona vale más que todo el universo creado y por eso fue pagada al precio de la sangre de Cristo.

El cristiano consciente de sus dos sellos, tiene que saber acerca de Dios y acerca de su específica profesión, para que pueda servir con eficacia, sin pretextos, consciente de que amar, es lo que le da sentido a la vida, pues solo por el amor podemos aspirar a construir el bien común del hombre en esta tierra, hacia la eternidad.

¡NO TENGAMOS MIEDO!

Fuente: Catholic.net

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