lunes, 30 de noviembre de 2020

HCDN: COMENZARON A ESTUDIAR EL PROYECTO DE LOS MIL DÍAS

En el trascurso de la reunión se evidenciaron dos criterios distintos para ayudar a la embarazada en riesgo: una meramente asistencialista y otra que, fundándose en la dignidad de la persona, busca la promoción y desarrollo del binomio madre-hijo.

En un plenario de las Comisiones de Salud y Presupuesto, la cámara de Diputados realizó hoy una reunión informativa virtual sobre el proyecto del Poder Ejecutivo para la “Atención y cuidado de la salud durante el embarazo y la primera infancia”, más conocido como “Programa de los Mil Días”.

Durante la misma expusieron: la Dra. Elizabeth Gómez Alcorta (Ministra de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación), Lic. María F. Raverta (Directora Ejecutiva de la ANSES), Lic. José Lepere (Secretario de Interior del Ministerio del Interior), Dra. Gabriela Bauer (Directora de Salud Perinatal y Niñez del Ministerio de Salud), Dr. Gabriel Lerner (Secretario de Niñez, Adolescencia y Familia), Dra. Marisa Graham (Defensora de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes) y el Dr. Pablo de la Torre (Secretario de Salud y Bienestar Familiar de la Municipalidad de San Miguel).

Aludiendo al proyecto de aborto y al de los “Mil Días” Gómez Alcorta dijo que el PE mandó dos proyectos que “dialogan entre sí” y que “el Estado tiene que acompañar el proyecto de vida que elija cada mujer”. Afirmó que -a diferencia del enfoque tradicional que se fundamentaba en las necesidades- estas son “políticas públicas con enfoque de derechos, lo que le da exigibilidad hacia el Estado”. “El enfoque de derechos en el aspecto jurídico obliga a ubicarse en un marco normativo internacional y en el ámbito operacional con criterios vinculados a: universalidad, integralidad y progresividad”. Según la Ministra el objetivo de este proyecto es que ninguna mujer que se encuentra sola o desamparada recurra al aborto por una necesidad económica o social.

María Fernanda Raverta: explicó que el proyecto prevé una nueva asignación anual para los primeros 3 años y que extiende la Asignación Universal por Embarazo (AUE) de 6 a 9 meses. A la hora de las preguntas aclaró que el momento del cobro de los primeros tres meses de AUE se definiría en la reglamentación, se podrían cobrar retroactivamente con el cuarto mes o en el momento del nacimiento. Agregó que la asignación por nacimiento y adopción se extendió a las personas que no tienen empleo y que a los que poseen trabajo formal se le quitó el requisito de la antigüedad. Se refirió a los montos estimados de estas asignaciones.

José Lepere: habló del derecho a la identidad destacando que hoy hay un porcentaje importante de población que no accede a su documentación y por ende tampoco accede a sus derechos. Describió la creación del “sistema de alerta temprana por nacimiento” y la facilitación de la registración tardía, sin límite de edad. “No puede haber argentinos sin documentación”.

Gabriela Bauer recordó que durante los primeros mil días se produce la mayor aceleración del crecimiento y se sientan las bases del desarrollo. “Hoy en Argentina más del 60% de los niños viven en condiciones de pobreza”. “La tasa de mortalidad durante el primer año de vida se asimila a la que hay después de los 75 años de edad, es un período de altísima vulnerabilidad”. “El 99,5% de los nacimientos ocurren en el sistema de salud y el 95% de los menores de un año tiene controles de salud”. “La tasa de fecundidad en Argentina va en franca disminución”. “La tasa de mortalidad infantil de 2018 fue de 8,8 por mil, murieron 6048 niños menores de un año”. “El 60% de las muertes infantiles se consideran reducibles”. De las 257 muertes maternas del 2018, el 61% se produjo por causas obstétricas directas, el 25% por causas obstétricas indirectas y el 13% por “embarazo terminado en aborto”. “La población objetivo de la ley son 690.000 gestantes y 2.100.000 de menores de tres años. El 56,3% vive bajo la línea de pobreza y el 15,6% bajo la línea de indigencia”.

Gabriel Lerner sostuvo que esta ley tiene como ejes el derecho a la identidad y a la seguridad social y que no hay que pensarla como una norma aislada sino “en el marco del plexo normativo de los últimos 20 años en favor de las infancias que es riquísimo”. “Probablemente no aborde el conjunto de los desafíos, pero da respuesta concreta a desafíos muy importantes.

Marisa Graham: Celebró la incorporación de nuevas asignaciones y la ampliación de otras. “La detección temprana es muy importante, sería bueno que también se entregue el DNI de forma inmediata con la inscripción”. Le pareció positivo que se desjudicialicen las inscripciones tardías y que se elimine el requisito de la presentación del certificado de pobreza. Entre las preocupaciones de la Defensoría resaltó las manifestaciones de la malnutrición: tenemos 1,7% de niños con bajo peso, un 1,6 % de niños que tienen mala relación entre peso y talla, un 7,9 % de niños menores de 5 años con baja talla y hay mucha obesidad por mal nutrición”. “Las palabras cuidado y crianza deberían estar más presentes en esta ley”.

Pablo de la Torre: Contó que a partir de un estudio realizado con un equipo de fonoaudiólogos detectaron que los chicos de los sectores más bajos hablan 180 palabras, mientras que los de los sectores medios alrededor de 600. “Al momento de ingresar a la educación formal la brecha ya es tan profunda que no hay sistema educativo que pueda sanarla”. “El Estado en pre-escolar llega tarde”. “El 50% de los chicos que llegan a la escuela en situación de desventaja la abandona”. “Para acabar con la pobreza hay que trabajar con la maternidad vulnerable y la primera infancia”. Habló después de las políticas públicas desarrolladas a ese efecto en el Municipio de San Miguel.

“El programa de los Mil Días de San Miguel es distinto al enviado por el PE, que se enfoca en un subsidio”. “Las políticas asistencialistas no resuelven las cuestiones de fondo, no sacan a nadie de la pobreza, pueden ser paliativos, pero no soluciones”. “La propuesta no es negarle el recurso a la gente sino optimizarlo, transformar el gasto en inversión”. “Hay que cambiar el paradigma, hay que pasar del modelo asistencial al de acompañamiento”. “Cada persona es capaz de ser protagonista de su propio destino y de gestionar una vida digna para él y su familia”.

“Los estudios muestran que los primeros 1000 días del ser humano son prácticamente determinantes en el desarrollo posterior” “¿Cuándo empiezan estos 1000 días? La ciencia dice que van desde la concepción hasta los 2 años de vida”. “Por eso nuestra tarea arranca con la búsqueda de las mujeres embarazadas que carecen de los controles médicos necesarios”. “El niño se desarrolla en forma adecuada cuando la madre está bien cuidada y alimentada”. “En San Miguel creamos el camino de la embarazada porque una vez que ambos vuelven a la casa hay muchas circunstancias que pueden hacer que la madre no consiga hacerse cargo del hijo: baja autoestima, ser víctima de violencia, depresión, soledad, etc”. “Muchas veces la crisis es tan grande que no pueden acercarse a los dispositivos estatales o institucionales, necesitan un abordaje más personalizado, es aquí donde creamos los programas de acompañamiento familiar, un equipo interdisciplinario que los visita periódicamente hasta que el hijo tiene 2 años”. “Se acompaña a la madre para que pueda hacerse cargo del hijo, lo que fortalece su autoestima”. “Creamos el programa proyecto de vida, para capacitarlas, potenciar sus habilidades, que se generen redes comunitarias entre mujeres en la misma situación”. “Eso les permite terminar sus estudios y convertirse en el primer agente sanitario de la familia, encontrando seguridad y autonomía”. Resaltó finalmente que también crearon centros de desarrollo infanto-familiar, donde se estimula a los niños hasta los tres años. “El capital humano es el tesoro más grande que tiene una Nación”, remató.


Editora: Lic. Mónica del Río

domingo, 29 de noviembre de 2020

PEQUEÑA ROSE FERRON: MÍSTICA Y ESTIGMATIZADA ESTADOUNIDENSE

Marie Rose Ferron conocida como Pequeña Rose (Little Rose) fue una mística católica, canadiense-estadounidense, reconocida por sufrir estigmas y ver visiones de Jesús.


Gracias a EBAY pude obtener una copia de este librito muy raro titulado "LITTLE ROSE AMERICAN STIGMATIST" por el Padre John J. Thilges, SVD, publicado en 1959 en una sola edición de 15.000 copias.

Es una biografía corta e interesante sobre la vida santa de la mística y estigmatizada de Rhode Island, Marie Rose Ferron (1902-1936). Dado que este pequeño folleto es tan raro y está agotado desde hace mucho tiempo, pensé que sería una idea maravillosa publicarlo aquí por el bien de la posteridad, para que no se pierda en el tiempo.

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LITTLE ROSE estigmatizada estadounidense

Por: JOHN J. THILGES, Misionero del Verbo Divino SVD

En obediencia al decreto del Papa Urbano VIII y otros soberanos Pontífices, el escritor declara que las gracias y otros hechos sobrenaturales relatados en este volumen como testimonio de la santidad de los Siervos de Dios distintos de los canonizados o beatificados por la Iglesia, descansan solo en la autoridad humana; y al respecto, como en todo lo demás, el escritor se somete sin reservas al juicio infalible de la Sede Apostólica, que es la única que tiene poder y autoridad para pronunciarse sobre a quién corresponde justamente el carácter y título de santo o beato.


1a edición - 15.000

1959, PUBLICACIONES DE PALABRAS DIVINAS, Techny, Illinois


CAPÍTULO 1

La crisis


El obispo Hickey de Providence, Rhode Island se quedó atónito. Había esperado una cooperación al menos nominal cuando anunció un proyecto de un millón de dólares para la construcción de un sistema de escuelas secundarias parroquiales en la diócesis. Todo el mundo era consciente de la necesidad de tales escuelas para salvaguardar la fe de los jóvenes durante los turbulentos días posteriores a la Primera Guerra Mundial. Durante las generaciones anteriores se había erigido el sistema de escuelas primarias parroquiales. Había llegado el momento de inaugurar un sistema similar de escuelas secundarias católicas. El obispo podría haber pasado por alto algunas quejas, pero la rebelión abierta era por otro asunto. 

Obispo William A. Hickey

La cruzada contra el obispo comenzó con un pequeño grupo de católicos franceses, encabezados por un destacado abogado, Elphege Daignault, quien más tarde se convirtió en juez de la Corte Suprema del estado de Rhode Island. Estos católicos rebeldes se llamaban a sí mismos "Los Sentinelistas".

Esta minoría avivó las llamas del descontento hasta que se les unió un número considerable de católicos por lo demás, buenos y leales. Protestaron contra la construcción y el mantenimiento de escuelas para estudiantes angloamericanos después de haber construido escuelas para sus propios hijos. Declararon que no se oponían a las contribuciones voluntarias, pero desafiaron el derecho del obispo de hacer una evaluación en contra de las parroquias.

El público se basó en el hecho de que el año 1922 estuvo enredado en la inestabilidad económica después de la guerra y un millón de dólares fue una carga aplastante para las parroquias que ya estaban profundamente endeudadas. Finalmente se sugirió que el obispo estaba violando el código civil al hacer tal evaluación.

Este era un terreno peligroso sobre el que pisar. Ningún obispo podría pasar por alto una tendencia tan peligrosa que amenazaba su autoridad. Pero los Sentinelistas echaron a perder la precaución, ampliaron su ataque, aumentaron en número y sacaron un periódico, "La Sentinelle" para tener un medio a través del cual atacar a su Obispo.

La situación empeoraba cada año que pasaba. "La Sentinelle" atacó al obispo Hickey, arrastró su nombre al fango, ignoró su dignidad por completo, lo insultó en términos indescriptibles y finalmente anunció que el pueblo francés no contribuiría al apoyo de la iglesia a menos que el obispo levantara la evaluación del Parroquias franco-americanas en la diócesis.

Después de cinco años de paciencia, el obispo Hickey se dio cuenta de que había llegado el momento de actuar. No podía seguir ignorando lo que estaba pasando. La existencia de todas las instituciones católicas se vio amenazada. Como último recurso, adoptó una medida que esperaba que hiciera entrar en razón a los centinelistas. El obispo ordenó a sus sacerdotes que negaran la absolución a los rebeldes y les prohibieran la entrada a la Comunión.

La aprensión se apoderó de los corazones de todos. ¿Se someterían los rebeldes católicos franceses de la diócesis de Providence a su obispo legítimo, o permanecerían alejados de la Iglesia? El temor más angustioso de todos era el posible comienzo de un nuevo cisma si los Sentinelistas iniciaban una iglesia independiente.

Pasó una dolorosa semana tras otra, los disidentes no se sometieron, las pasiones estaban peligrosamente altas. El movimiento de las listas de Sentinel había crecido a pasos agigantados. Se llevaron a cabo reuniones públicas en los parques de la ciudad, a las que asistieron multitudes abrumadoras. Los oradores denunciaron al obispo Hickey ante miles de espectadores. La prensa le gritó. Fue denunciado en el lenguaje más violento. Incluso el Senado de los Estados Unidos se hizo eco con su condena. Los vientos de odio crecían hasta convertirse en una conflagración intensificada. El obispo Hickey era solo un ser humano; y estaba herido, gravemente herido. 

El buen obispo se refugió en la oración y llamó a todos los católicos leales en todas partes a unirse a él en oración, a rogarle a Dios que le mostrara una salida a este terrible dilema; la respuesta llegó de una forma muy extraña, una joven y hermosa niña que se haría víctima por sus compatriotas descarriados. Ella era Rose Ferron, una recién llegada a la diócesis. Dentro de unos años la conocerían como Little Rose, la pacificadora de Woonsocket, una mística, una estigmatizada.


CAPITULO DOS

Pequeña Rosa Ferron


Rose era la décima hija de la familia de Jean Baptiste y Delima Mathieu Ferron. Nació cerca de Quebec el 24 de mayo de 1902. Jean Baptiste era herrero y ejercía su oficio con vigor para alimentar y vestir a su familia, que creció de manera constante hasta llegar a los quince jóvenes Ferron.

Jean-Baptiste Ferron era un hombre profundamente religioso, asistía a misa todas las mañanas y realizaba un Vía Crucis diario. Sin embargo, a pesar de su piedad, era un hombre impulsivo, de mal genio, sin paciencia ante las críticas hacia sí mismo, su esposa o sus hijos. Tenía una intensa devoción por su familia. En sus propias palabras: "Cuando mis hijos eran pequeños, era un placer reunirlos a mi alrededor; cuando llegaba a casa del trabajo, los hacía bailar y cantar con la música de mi violín; este era mi pasatiempo favorito". Un placer familiar tan íntimo ayudó a pasar por alto la pobreza que a menudo prevalecía en el hogar a pesar del ahorro y la industria de Jean-Baptiste Ferron.

La señora Ferron era una pequeña criatura tímida cuya humildad y espíritu de abnegación sugerían santidad. Dotada de una profunda fe en Dios. La señora Ferron aceptó los deberes de la maternidad con total sencillez. Dios había dicho: "Creced y multiplicaos y llenad la tierra". Esa era su vocación y ella respondió a esa vocación.

Delima Ferron haría cualquier sacrificio por la paz. Una grave ironía fue colocarla, como madre de su décima hija, en medio de la amarga controversia en la diócesis del obispo Hickey de Providence, Rhode Island.

El patrón implacable realmente comenzó con el nacimiento de su primer hijo, a quien dedicó al primer misterio del Rosario. Continuó esta práctica hasta que tuvo una familia del Rosario completa, un hijo por cada una de las quince décadas. Rose fue dedicada a la crucifixión!

El padre Boyer, biógrafo de Rose Ferron, contó su conmovedora historia al mundo en su libro titulado She Wears A Crown of Thorns, relata que Rose era una niña brillante y alerta, siempre lista para saltar y jugar, y no menos inclinada a orar.

"A la edad de tres años" -reveló- "le había tomado un cariño especial a San Antonio de Padua. Si alguien de la casa perdía algo, reclamaba el privilegio de invocar a su santo favorito y con su ayuda siempre encontraba "lo que se perdió".

Este desarrollo espiritual inusual a los tres años no es sorprendente. Santa Teresa tenía la misma edad cuando resolvió no negarle nada al buen Dios. Little Rose fue bendecida con gracias similares en su infancia. Cuando tenía cuatro años tuvo una visión del Niño Jesús.

"Lo vi", dijo, "con una cruz; me miraba con dolor en sus ojos".

Este fue el comienzo de la vida mística de Marie Rose Ferron.

Marie Rose a la edad de 7 años


CAPÍTULO TRES

La cruz mística


Como tenía el día libre, Rose se ofreció a llevarle una cena caliente a su padre. Al perder el tranvía, caminó en ambos sentidos hacia y desde el otro extremo de la ciudad y quedó atrapada en el lodo de un repentino deshielo primaveral. Tenía los pies empapados y al anochecer tenía fiebre. Por la mañana su estado era mucho peor y la familia se preparó para luchar por su vida. Rose finalmente se recuperó, pero se quedó con la mano derecha y el pie izquierdo paralizados, lo que requirió el uso de muletas.

Habían pasado diez años desde que Jesús había favorecido a Rose con visitas y gracias especiales. Los años intermedios se habían pasado en oración extática. Llegó el momento de la preparación. En los designios de Jesús había llegado el momento de la poda. Su esposa entró en la noche oscura del espíritu.

¿Por qué una niña de trece años, sin experiencia, sin instrucción, debería ser seleccionada para una prueba tan intensa? Su devoción era profunda y genuina, su deseo de convertirse en monja era intenso. ¿Por qué Jesús frustró sus designios y la condujo a la completa oscuridad del alma? Derrota de sus ambiciones, aniquilación de sus aspiraciones, crucifixión de su yo interior, todos ellos trampolines hacia la santidad, expiación por los pecados de sus semejantes.

La noche del espíritu es una nube de tinieblas que humilla, ilumina y purifica el alma. Cuando la luz de la fe pura atravesó el alma de Little Rose, ella se sintió consternada, aplastada, confundida.

Rose no podía entender los designios de su Jesús, pero se sometió a esta amarga prueba, aunque no sin el dolor de las lágrimas. Pasarían años antes de que aprendiera a sonreír ante su desastre físico. En ese momento, sin embargo, fue amargamente difícil reconciliarse con el abandono de su vocación, ser una lisiada, pasar sus días en la cama como una inválida desesperada.

Rose nos da una idea de sus propios sentimientos, como le dijo al padre Boyer: "Cuando tenía diecisiete años, un día de verano, cuando las ventanas estaban abiertas, escuché a alguien charlando y riendo abajo. Me incliné hacia adelante para ver qué estaba pasando. Había varias chicas de mi edad, mis amigas y hermanas estaban allí. Todas estaban vestidas con sus ropas de domingo y se iban hacia la iglesia. Las escuché reír desde la ventana, charlaron, rieron y bromearon. La vida que burbujeaba de esas jóvenes parecía ser lo mejor que podía dar el mundo, y cuando comparé su condición con la mía, me quedé literalmente aplastada. Me vi miserable, desamparada, abandonada por Dios; pensé en mis debilidades, en mi muletas. Tenía el corazón roto. Lloré amargamente. Oh, si supieras cómo me siento".

El alcance de sus discapacidades físicas tampoco fue el peor de sus problemas. Prácticamente carecía de educación y, por tanto, no tenía los placeres que las artes y las ciencias pueden aportar al lecho de un inválido. "Me sentí como si estuviera ciega", reveló Rose, "y andando a tientas en la oscuridad, sin nada que buscar y sin esperanza de mejorar mi situación. Mi ignorancia estaba constantemente ante mí y me deprimía más que mis enfermedades. El tiempo que allana todo, hasta nuestros dolores, aumentó los míos, me rompieron el corazón. Y para mi confusión, el solo pensamiento de mi desgracia haría que las lágrimas corrieran por mis mejillas".

En ese mismo momento, la rebelión de los centinelas contra el obispo Hickey estaba al rojo vivo. Jean-Baptiste Ferron, por alguna extraña razón, decidió que podía mejorar la situación económica de su familia mudándose a Woonsocket, Rhode Island. La "Rosa" de los francocanadienses estaba siendo trasladada a las llamas de la disensión que ardían fuera de control en la diócesis en la que su padre decidió instalarse.

Nadie se dio cuenta de la importancia de ese movimiento en ese momento, en el año 1925, pero el padre Boyer lo señalaría más adelante en su biografía de Rose, She Wears A Crown of Thorns.

"Siempre que la Iglesia está necesitada o en peligro", escribe, "Dios en su misericordia envía a sus mensajeros en la persona de los místicos; son las víctimas, deseosas de satisfacer la justicia de Dios; son los pararrayos que protegen los rayos del cielo". Tales fueron las vocaciones de María de Vallee, Luisa Lateau, Santa Catalina de Siena, San Francisco de Asís, Catalina Emmerich, María Taigi y Santa Collette. Tal fue también la vocación de 'Pequeña Rosa' para la diócesis de Providence.

Los primeros días en Providence fueron poco naturales para una niña. Estaba perdida sin sus viejos amigos. Sus hermanos y hermanas podrían salir y hacer nuevos amigos, mientras que Rose se quedaba en casa, lisiada y sola. Su nuevo pastor, el padre Gauthier, le enseñó cómo sufrir por Dios y reconciliarse con su voluntad. Para ayudar en las cosas, Rose comenzó a tener visiones nuevamente.

En una vio un alma aprisionada en un cuerpo. Cuanto más se torturaba, laceraba y ensuciaba el cuerpo, más pura, sana y santa se volvía el alma. "Me hizo darme cuenta", dijo, "que la salud del alma depende de los sacrificios soportados en el cuerpo".

Así fue como Rose se enteró de su destino, pero todavía no sabía por qué, no hasta que recibió la visita del obispo Hickey. Había rezado pidiendo ayuda, Rose Ferron fue enviada a él. Se enteró de la pequeña mística por los sacerdotes que la atendían. Ella se convirtió en su esperanza de llevar la paz a su diócesis devastada por los conflictos.

El obispo Hickey sabía que Rose era un alma víctima, elegida por Cristo para orar y sufrir por la conversión de los centinelas. "Cuando estuvieron solos, se desahogó, se derrumbó y lloró como un niño mientras decía: ‘Hija mía, ¿sufrirás por la diócesis de la Providencia, por el sacerdote y por aquellos a los que está obligado a castigar’"?

"Su Excelencia, haré lo que quiera"
, respondió Rose al instante: "Estoy dispuesta a sufrir como quiera y por el regreso de aquellos a quienes ha excomulgado. Acepto de inmediato. Será mi misión rezar por su regreso".

Abrumado por la emoción, el obispo Hickey salió de su habitación. No podía creer en esas palabras. Y tenía que darle tiempo a Rose para considerar la extraordinaria propuesta. Pero Rose no necesitaba tiempo; ella ya había tomado una decisión. Cuando el obispo regresó con ella, ella le aseguró definitivamente que estaba lista para orar y sufrir por la conversión de los centinelas.

La tarea que tenía por delante no era tan fácil. Little Rose se opuso en silencio a un movimiento de su propia gente. Entre los católicos franceses corría el rumor de una nueva Iglesia Nacional  y muchos lo creían. Rose conocía completamente a estos católicos franceses porque ella era uno de ellos por sangre y por herencia. Se dio cuenta de que se necesitaba una acción rápida y, especialmente, mucho sufrimiento paciente para derrotar este movimiento.

Cuando Santa Teresa de Lisieux dijo que más almas se convierten a través del sufrimiento paciente que por sermones brillantes, la santa se limitó a enunciar un principio de la Acción Católica. Little Rose aceptó este principio y ofreció su sufrimiento por el regreso de los 56 miembros de la iglesia ya excomulgados. Muy correctamente, juzgó, que si, por la gracia de Dios, estos líderes del movimiento se reconvertían, ese movimiento en sí, sería una causa perdida. Por eso suplicó a Jesús:
"Quítame mi habla, si eso ayuda... quítame mis ojos... quítame mi mente... toma todo lo que tengo y aprecio... estoy dispuesta a sufrir hasta que el último regrese, incluso cien años, si lo deseas".
¿Y cuál fue el resultado de sus sufrimientos y actos de oblación total? ¿Se rompería el orgullo de la oposición con la humildad de un alma víctima indefensa? La pequeña Rose estaba esperando, esperando y rezando. Pronto vino la calma en el campo de la oposición. Los Sentinelistas empezaron a darse cuenta de la gravedad de la situación. Su obstinada resistencia sólo conduciría a una tragedia espiritual. ¿No sería más fácil someterse al obispo Hickey y así obtener el perdón y la absolución?

La gracia divina, obtenida a través de las oraciones y sufrimientos de la Pequeña Rosa, iluminó gradualmente sus mentes y suavizó sus corazones rebeldes. Desde el primero hasta el último, finalmente inclinaron la cabeza y su sumisión a la autoridad legal, obtuvieron el perdón por su rebelión y el escándalo resultante.

Después de que terminó la lucha, Little Rose le dio esta versión al padre Leonard: "La gente no conoce al obispo Hickey; yo lo conozco, él tiene un buen corazón. Y el Sr. Daignault es un buen católico. Ambos tienen buenas intenciones. Ambos lados cosecharán buenos frutos, y con Jesús me regocijo".


CAPÍTULO CUATRO

Un alma víctima


En su biografía de Little Rose, el padre OA Boyer, STL enumeró en detalle y con minuciosa precisión los diversos fenómenos místicos extraordinarios con los que el alma de Little Rose parecía estar adornada. Dedicó un capítulo a su abstinencia y dones espirituales. Otro capítulo trata de sus fenómenos extáticos, y otro más de su estigmatización.


No se debe poner demasiado énfasis en estos dones inusuales ya que en sí mismos no hacen de Rose una santa. El hecho de que fuera una estigmatizada estadounidense es interesante pero no determinante para su santidad. La santidad consiste en la posesión de la gracia santificante. Cuanto mayor es el grado de gracia santificante en el alma, mayor es esta santidad. La pequeña Rose era santa por el grado excepcional en que amaba a Dios y a su prójimo.

Little Rose también era una mística. Para ser místico hay que ser un gran amante de Dios y del hombre. El misticismo o contemplación tiene sus grados de intensidad. El primer grado de misticismo se revela en la comprensión pasiva de la presencia de Dios. El segundo grado proporciona a la persona una conciencia pasiva de su unión con Dios. En el tercer grado, el alma alcanza la unión extática con Dios. Pero en el cuarto grado, en la unión de la transformación, el alma tiene la experiencia pasiva de su permanente desposorio con Cristo.

Cristo se apareció a Pequeña Rosa en su infancia, estas apariciones la prepararon para la unión extática con Cristo. Finalmente, tras la noche oscura de su espíritu, logró la unión mística más elevada. Aparentemente, esto sucedió unos siete años antes de su muerte. Los extraordinarios dones que acompañaron a este grado de unión la acreditaron como la víctima elegida de Cristo.

Ser víctima del Amor Divino es entregarse a todo tipo de sufrimiento. Nada conduce con tanta rapidez y seguridad al Amor Divino como el sufrimiento alegre y gozoso. Santa Teresa de Lisieux entendió este principio en toda su perfección porque escribió: "Ofrecerse como víctima del Amor Divino no es ofrecerse a la dulzura del consuelo, sino a toda angustia, a toda amargura, porque el amor sólo vive del sacrificio y cuanto más desea un alma entregarse al amor, más debe entregarse al sufrimiento".

La pequeña Rose también estaba convencida de que el sufrimiento era su vocación, porque Cristo la había elegido para ser Su víctima. Al comienzo de su vida de víctima sufrió con tristeza, luego, a paso lento, se convirtió en una víctima alegre. Finalmente, sufrió con alegría por el rescate de las almas. El 5 de febrero de 1932, escribió: "Oraré mucho y mi sufrimiento será siempre por las almas. Me entrego a nuestro querido Jesús para que haga conmigo lo que le plazca... Debo pedirle que ore por una intención muy importante. Es para las almas y a cualquier precio debo tenerlas. ¡Son tan queridas por Dios!".

La hermana Mary Angela, una de sus muchas visitas, testificó la alegría y el abandono con que la pequeña Rose soportó sus sufrimientos. "La tristeza y el sufrimiento no la habían amargado", declaró la Hermana Mary Angela por escrito, "aunque había estado sufriendo unos diez años y de manera atroz. Siempre estaba sonriente, alegre, incluso radiante". La hermana afirma que "a este respecto, la Pequeña Rosa se parecía a la Pequeña Flor de Jesús, Santa Teresa de Lisieux".

Como estigmatizada, Little Rose estaba familiarizada con un sufrimiento intenso. La amable Sophie Daleiden, de Chicago, Illinois, que visitaba a Rose con frecuencia, dio este relato: "No solo he visto las heridas en su cabeza y pecho, también la he visto sudar sangre, sus ojos llenos de sangre, sus mejillas llenas de sangre, de sudor ensangrentado, también su nariz y boca se llenaban de sangre, pero a lo largo de todos sus sufrimientos Rose mantuvo una franqueza y sencillez dulce e infantil hacia Dios".

Durante su agonía se la podía oír cantar, sólo después de que Nuestro Señor se lo pidió por tercera vez. Ella respondió dos veces que estaba demasiado débil y no podía, pero parecía que Nuestro Señor insistía; luego dijo que lo haría si él la ayudaba. Su madre tradujo del francés al inglés, para que se pudiera entender. Cantó de la manera más hermosa y clara. Por lo general, cantaba un himno a su Jesús, uno a su Madre y otro a San José, su padre adoptivo.

El primer fenómeno estigmático apareció durante la Cuaresma en 1927. Rose tenía veinticinco años en ese momento. Hizo su aparición en forma de Azote. Dos días después aparecieron las heridas en manos y pies. Cuando su madre los descubrió, mandó llamar al párroco en su agonía. Cuando el padre Boyer se enteró de los extraños hechos, visitó a la niña inválida en compañía del párroco. Él iba a ser uno de los amigos más firmes y consejero espiritual de Rose. Él hizo registros y copió declaraciones además de hacer sus propias investigaciones minuciosas de Rose, su estado espiritual, experiencia, sufrimientos, éxtasis y de sus heridas.

La herida del corazón vino después; medía aproximadamente 7 centímetros de largo y 1 centímetro y medio de ancho. Fue la más dolorosa de todas. La herida de la lanza en la espalda era exactamente opuesta a la del corazón.

Los estigmas de las espinas no aparecieron hasta enero de 1928. En su frente aparecieron cuatro agujeritos, dos delante y uno en cada sien. Otros se desarrollaron gradualmente hasta que ella no pudo apoyar la cabeza sobre la almohada y, en general, descansaba con el brazo debajo del cuello. 


Los estigmas de las espinas nunca desaparecieron por completo. Siempre podían verse si Rose se descubría la cabeza. En casi todas sus fotografías su cabeza siempre está vendada. Esto era necesario ya que un suero rojo rezumaba de las heridas. Los estigmas eventualmente se convirtieron en una corona como dos cuerdas o ramas pesadas que rodeaban su cabeza. Las ramas se delinearon y se cruzaron sobre cada estigma. Después de su muerte, se tomó una fotografía de Rose en la que la corona es claramente visible.

La herida en el hombro no siempre era del mismo tamaño pero como todas las demás dolía mucho. También había una herida en su frente que comenzaba cerca de la línea del cabello y bajaba hasta la parte superior de su nariz dividiendo la frente en dos partes iguales. Algunos de los estigmas de Rose llegaron para quedarse y siempre estuvieron con ella, mientras que otras partes aparecían solo el viernes y desaparecían al día siguiente. Todas las heridas eran muy dolorosas los viernes de Cuaresma. Sus sufrimientos se volvieron especialmente terribles a medida que se acercaba el Viernes Santo. Ese día sus sufrimientos parecían estar más allá de la resistencia humana y experimentó terribles hemorragias.

Rose no fue la única víctima en la casa de Ferron. La Sra. Ferron fue víctima de su propia vocación de madre y ama de casa, ya que dio a luz a Rose y la cuidó con verdadera fortaleza cristiana durante los largos años de sufrimiento.

A diferencia de Rose, el Sr. y la Sra. Ferron no estaban protegidos en una habitación privada, lejos de las enemistades de la gente. Tenían que salir a la calle, a la iglesia, al trabajo, al mercado. Conocieron a vecinos, amigos y enemigos de su santa hija. No todo el mundo creía en Little Rose. Algunos decían que los estigmas eran un truco, otros acusaban a Rose de que estaba histérica e imaginaba cosas. A los padres de Ferron les resultó difícil soportar tales críticas a su santa hija.

Las visitas del obispo Hickey a la casa de Ferron contribuyeron poco a aumentar la popularidad de Rose entre los Sentinelistas, las mismas personas por las que estaba sufriendo, por las que se ofrecía como víctima de Cristo.

El obispo Hickey también fue una víctima. También él, por su vocación de obispo católico de la Providencia, fue víctima en manos de Cristo para la salvación de las almas confiadas a su cuidado.

De hecho, todo sacerdote, diocesano o religioso, tiene la doble vocación de sacerdote y víctima. Dado que Cristo, el Sumo Sacerdote, fue tanto sacerdote como víctima, está claro que aquellos que participan de Su sacerdocio tienen un llamado definitivo al victimismo. También los religiosos, por sus tres votos, son víctimas de Cristo, la Víctima universal de la humanidad.

Cristo necesita millones de víctimas que estén dispuestas a sacrificarse, a sufrir con Él por la salvación de las almas descarriadas. Fue para alistarlos que Cristo se dirigió a Sor Josefa Menéndez en 1923 con las siguientes palabras: "Necesito víctimas para reparar la amargura infligida en Mi Corazón y aliviar Mi dolor. ¡Cuán grande es el número de pecados cometidos! ... muchas almas que se pierden". (Camino del Amor Divino, p.256).

Hay más de dos mil millones de almas fuera de la Fe Católica y Cristo invita a todos y a cada uno de nosotros a convertirnos en una pequeña víctima para la salvación de las almas. Puedes hacerlo si mantienes tu alma en estado de gracia, si sufres con paciencia todo lo que te envía la Providencia Divina y si ofreces tu oraciones diarias por las intenciones del Sagrado Corazón en unión con Su Madre Dolorosa. Este programa espiritual te permitirá imitar a la Pequeña Rosa en su vida de víctima y traer bendiciones incalculables sobre tu propia alma.


CAPITULO CINCO

El personaje de Rose


Definir el personaje de Little Rose es un problema muy intrincado ya que Rose era una mística y los místicos no se comprenden ni evalúan fácilmente. Los principales motivos de su conducta a menudo se ocultan a los ojos de sus admiradores y rara vez salen a la superficie. Esto es natural ya que el término misticismo implica algo oculto, misterioso e indefinible.

Rose parecía haber sido fundamentalmente humilde. Pero, ¿qué es la humildad? Esta virtud no se define fácilmente debido a sus múltiples semblantes. La definición más simple es que la humildad es la verdad. Si somos honestos en nuestros pensamientos, palabras y acciones, seremos realmente humildes. Esto implica la plena realización de nuestra nada y nuestra completa sumisión a Dios. La pequeña Rose fue verdaderamente humilde porque desde su infancia vivió en completa sumisión a su Jesús.

Después de que Jesús se convirtió en su Maestro personal durante sus éxtasis, Rose profundizó su sumisión a Aquel que nos pide a todos que aprendamos de Él. Todo lo que Rose quería en este mundo era ser desconocida, la menor de todos. "No quiero exponerme y llamar la atención", dijo muchas veces, "porque no sé qué será de mí. Me desconfío de mí misma". Comprendió plenamente el peligro del orgullo, ya que contamina la vida mística.

Temerosa del orgullo, Rose se sintió incitada a pedirle a Nuestro Señor que sus sufrimientos no aparecieran, que sus estigmas desaparecieran. Cristo finalmente le concedió esta petición. El padre Boyer ofrece un vívido y conmovedor bosquejo a lápiz de la humildad de Little Rose:

"La humildad y la generosidad mezcladas con el sentido del humor hicieron de Rose uno de los personajes más encantadores que podrías conocer", escribió en su volumen. "Ella lleva una corona de espinas. Su modestia y su profunda humildad, junto con el miedo a la vanidad, le impidieron hacer un alarde de sí misma. Aunque fingía no creer en sus éxtasis y hablaba de ellos como sueños, sin embargo, a sus padres se les dijo que mantuvieran alejados a todos cuando se encontraba en ese estado. Y era aún más prudente en el caso de sus estigmas. Constantemente frenaba la curiosidad de los visitantes, que a veces eran despiadados, vulgares y groseros en sus exigencias, y era un dolorosa tarea para esta delicada alma".

Otro visitante que entendió el carácter de Rose quizás mejor que la mayoría de los que la conocían, fue la hermana Mary Angela. Su relato de los Ferron también es encantador. Ella relata: "Encontré a la Sra. Ferron y Rose muy encantadoras, sencillas y amigables. La sonrisa de la Sra. Ferron fue algo que nunca olvidaré".

Rose y su madre

A este respecto, Little Rose fue una digna compañera de Theresa Neumann, cuyas visitas suelen quedar impresionadas por su gran humildad y sencillez. El padre Leonard nos da el siguiente relato interesante:

"Me enteré este 23 de octubre de 1930 que un hombre de Carolina del Sur había visitado a Theresa Neuman un viernes y sin conocerlo ella dijo: '¿Por qué estás aquí? ¿Por qué no vas a ver a mi hermana, la pequeña Rose Ferron, en tu propio país? Ve a verla. No es tan lejos como venir aquí '. Y le dio la dirección de Rose. Después de su llegada a Nueva York, este hombre llegó a Woonsocket un viernes. Después de explicar el asunto, la familia llamó al padre X para preguntarle si deberían dejarlo entrar... con su permiso, se le permitió verla. El extraño salió llorando y dijo: "He visto tanto aquí como en Konnerseuth".

Aunque Little Rose nunca alcanzó la fama que posee Theresa Neumann, podemos llamarla una verdadera hermana de la hermana Neumann. Ambas son místicas de alto nivel que han logrado mucho por la conversión de los pecadores con sus oraciones y sufrimientos.


CAPITULO SEIS

Su muerte e intercesión


En su unión con Cristo, la Pequeña Rosa fue clavada en la cruz con Él. Por sus intenciones sufrió muchas agonías durante su corta vida. Tenía treinta y tres años cuando murió.

Rose sabía que iba a morir a esa edad. Ella supo esta verdad el 13 de abril de 1929 durante un éxtasis presenciado por cinco personas. El padre Boyer relata que ella le preguntó a Cristo cuánto tiempo tenía que sufrir y repitió la respuesta en voz alta, diciendo: "Siete años". Luego contó con los dedos la edad que tendría en ese momento y se detuvo a los treinta y tres.

Parecía que Nuestro Señor le preguntó si era demasiado tiempo para esperar la muerte y ella respondió pronta, casi con entusiasmo: "Oh no, ven a buscarme cuando quieras. Estoy dispuesta a sufrir cien años si lo deseas. Es mi sacrificio".

Desde que sufrió la parálisis a la edad de trece años hasta que murió a los treinta y tres, los veinte años transcurridos habían estado llenos de una serie de diversas enfermedades y aflicciones.

El padre Boyer relata que el 30 de abril de 1936 sus sufrimientos parecían ser peores que nunca. No podía oír ni hablar, y desde Semana Santa no podía ver. Nadie podía aliviarla porque no había forma de saber lo que quería. Ese día tuvo una hemorragia grave que le provocó una gran pérdida de sangre. Su apariencia, como su enfermedad, cambiaba continuamente para peor. El 2 de mayo fue llamado el Padre Raiche y recibió los Últimos Sacramentos.

Rose se demoró hasta el 11 de mayo de 1936, cuando la muerte pareció evidente. Falleció poco después de que se completaron las oraciones por los moribundos, su alma blanca voló desde su lecho de martirio hacia las regiones celestiales.

El funeral de Little Rose fue un evento espectacular. Desde el martes al mediodía, cuando su cuerpo fue depositado en un ataúd en su casa, hasta el momento del funeral, casi 20.000 dolientes vieron los restos. 15.000 firmaron el registro fuera del santuario como habitación en la que se colocó a Rose. Muchos de los dolientes eran monjas. La noche antes del funeral, la multitud que rodeaba la casa de Ferron era tan grande que la ciudad tuvo que incluir policías especiales para mantener el orden y desviar el tráfico. Hacía frío y llovía, pero las largas filas de personas nunca vacilaron en el deseo de contemplar el rostro radiante de la mística muerta.


Un relato del funeral de Little Rose se publicó en The Tribune, un periódico secular: “Más de 4.000 personas asistieron hoy al funeral de la señorita Rose Ferron, quien según la creencia popular, llevaba los estigmas de Cristo en su cuerpo. El funeral de la inválida devota religiosa llamó tanto la atención como la naturaleza misteriosa de su aflicción. La gran iglesia se llenó mucho antes de que el cortejo abandonara la casa Ferron. Seis damas llevaron el ataúd. Fue un espectáculo inusual que atrajo no poca atención. Las damas eran Niñas de María, todas vestidas de blanco, cada una tenía un lirio en una mano y con la otra ayudaba a llevar el féretro. Cuando llegó el coche fúnebre a la iglesia, cientos, sin poder entrar al edificio, permanecieron arrodillados en los escalones o aceras mientras el cuerpo pasaba delante de ellos”.

Más de 200 automóviles acompañaron la procesión fúnebre desde la iglesia hasta el Cementerio de la Preciosa Sangre.

Su intercesión en el cielo comenzó con su muerte. En el momento en que falleció; una amiga se curó de repente. Esta amiga, que había estado sufriendo durante varios años con flujo de sangre, le había suplicado a Rose que lo aliviara y le había hecho prometer que tan pronto como estuviera en el cielo, tocaría el borde del manto de Nuestro Señor por ella. Poco después de la muerte de Rose, esta amiga se curó repentinamente y se ha mantenido bien desde entonces.

Desde el día en que murió Rose se han obtenido innumerables favores, algunos muy notables. Una mujer que sufría de cáncer afirmó que estaba sanada. Otro que sufría de parálisis infantil reclamó una cura. Un año después de su muerte, se compusieron oraciones pidiendo su intercesión y rogando a Dios que la conociera. 




Las siguientes oraciones de la novena son para uso privado.


Novena a la pequeña Rose Ferron

Oh Señor, en estos días en que las almas están hambrientas de placer y devoradas por la codicia, que se niegan a renunciar a sí mismas, a tomar Tu Cruz y seguirte, Tú has levantado en medio de nosotros a la Pequeña Rosa, que durante su vida ha guardado sus ojos en Tu Pasión y respondiendo a tu llamado, se convirtió en Víctima, para que, como San Pablo, pudiera completar en sí misma las cosas que faltaban en Tus sufrimientos.

Conmovido por este exceso de caridad y espíritu de renuncia en un mundo de ingratitud, Tú has concedido, oh Señor, presumiblemente como señal de aprobación, estigmatizar a Tu sierva con Tus propias sagradas heridas.

Te suplicamos, oh Señor, da a conocer la poderosa intercesión de Tu sierva, escuchando las oraciones que decimos en unión con las suyas, y concede no solo la petición de esta Novena, sino también la gracia de seguirte, Tú que eres el Camino, Verdad y Vida. Amén.


Invocaciones

Que en unión de oración con Little Rose, estés en medio de nosotros, oh Señor.

Por la intercesión de Little Rose, escúchanos, oh Señor.

Por los méritos de tu pasión, sé propicio para nosotros, oh Señor.

Por Tus Santas Llagas, ten piedad de nosotros, oh Señor.


POTEST IMPRIMI: Nicholas Bisheimer, SVD

NIHIL OBSTAT: Rt. Rev. Mons. J. Gerald Kealy, DD

IMPRIMATUR: + Albert G. Meyer, Arzobispo de Chicago, 11 de diciembre de 1958



Mystics of the Church




¿POR QUÉ FUIMOS AL CONGRESO AYER?

Fuimos ayer porque ha entrado un proyecto de legalización del aborto durante los 9 meses del embarazo, bajo cualquier excusa.

Por Juan Carlos Monedero

Fuimos ayer porque el aborto es un crimen espantoso.

Fuimos ayer porque ya se está matando a miles de personas en base al protocolo ILE, produciéndose un verdadero genocidio.

Fuimos ayer porque el Estado lleva a cabo una política anticristiana.

Fuimos ayer porque el Estado lleva a cabo una política criminal.

Fuimos ayer porque el Estado pretende aterrorizar a los que resisten estas medidas pro aborto, como también las medidas pro ideología de género.

Fuimos ayer porque estamos hartos de las mentiras aborteras, como por ejemplo que el aborto “es una urgencia” cuando el año pasado no se molestaron en discutirlo a fondo porque no les convenía electoralmente.

Fuimos ayer porque la legalización aumenta la cantidad de abortos.

Fuimos ayer porque el Estado no sólo no puede legalizar esta ley sino ni siquiera tiene derecho a debatirla.

Fuimos ayer porque no hemos sido convencidos por las falacias aborteras: clandestinidad, mujer violada, mujer pobre, etc.

Fuimos ayer porque ha quedado demostrado que todos y cada uno de los planteos pro aborto suponen enormes falsedades o sucias mentiras. Ninguno resiste una crítica racional.

Fuimos ayer porque la legalización también es peligrosa para la propia mujer que aborta.

Fuimos ayer porque venimos militando hace años, y no sólo contra esta ley en particular, sino contra todo un conjunto de ideologías nefastas, anti Familia, anti Patria y anti Dios.

Fuimos ayer porque el niño por nacer no es un puro embrión o un simple feto sino una persona inocente, indefensa y sin bautismo, cuya vida debe ser respetada.

Fuimos ayer porque no pudieron engañarnos ni Cristina ni Macri, ni Alberto ni Massa, ni George Soros ni Bill Gates, ni Darío Sztajnszrajber ni Alberto Kornblihtt, ni los abogados Andrés Gil Domínguez ni Marisa Herrera, ni Jorge Lanata ni ningún otro periodista o integrante de la farándula abortera.

Fuimos ayer porque sabemos que estos militantes verdes quedan desacomodados ante las imágenes de bebés abortados, porque su conciencia les grita la verdad aunque ellos la quieran callar.

Fuimos ayer porque no nos importa que el enemigo imponga una mayoría en los medios de comunicación masivos, nosotros sabemos que la Verdad Prevalece aún en inferioridad de condiciones numéricas.

Fuimos ayer porque no nos importa si Dolores Fonzi, Nancy Duplaá, Pablo Echarri, Lali Espósito, Diego Torres, Ángela Torres, Carla Peterson, Jimena Barón y Pampita son famosos, no nos importa si reciben muchos likes en las redes sociales. Porque un crimen es un crimen aunque la mayoría de famosos así lo diga.

Fuimos ayer porque la vida humana comienza en la concepción, como lo reconoce todo nuestro ordenamiento jurídico, apoyado en una indiscutible y abrumadora evidencia científica.

Fuimos ayer porque no queremos que IPPF también gane dinero con la sangre de nuestros argentinos.

Fuimos ayer porque apoyamos a todos los médicos que defienden la vida humana desde la concepción hasta su muerte natural.

Fuimos ayer porque el aborto es una imposición extranjera, de organismos globalistas como la CIDH, el FMI, el Banco Mundial y finalmente la ONU-OMS.

Fuimos ayer y nos congregamos rodeados de cientos de miles de personas porque no creemos en esta “pandemia” y mucho menos nos dejaremos vacunar.

Fuimos ayer porque creemos que esto es una batalla política, económica, social, ideológica pero también religiosa, porque es Dios quien bendice la vida y es el Demonio el Autor de la muerte y el asesinato.

Finalmente fuimos ayer porque amamos la familia, amamos la Patria y amamos la Justicia, y no nos quedaremos cruzados de brazos mientras unos infames –que dicen representarnos– entregan la vida de los inocentes en el altar de los “derechos reproductivos”. Fuimos ayer porque estamos dispuestos a pelear toda la vida por el triunfo de lo que es verdadero, bueno y bello.


jcmonedero



EL NÚMERO DE SUICIDIOS EN JAPÓN DURANTE UN MES SUPERA LAS MUERTES POR COVID-19

Japón está luchando con una crisis de salud mental a medida que avanza la crisis sanitaria, con más personas muriendo en un mes por suicidio que por COVID-19 durante todo el año.

Por Vandana Rambaran

La Agencia Nacional de Policía dijo que los suicidios aumentaron a 2.153 solo en octubre, y que más de 17.000 personas se quitaron la vida este año hasta la fecha, informó CBS.

En comparación, menos de 2.000 personas en el país han muerto por COVID-19 en 2020.

Los expertos dicen que la pandemia ha exacerbado los problemas de salud mental debido a los cierres prolongados, el aislamiento de los miembros de la familia, el desempleo y otras preocupaciones financieras, y la falta de estructura escolar.

“Necesitamos confrontar seriamente la realidad”, dijo esta semana el portavoz principal del gobierno, Katsunobu Kato, al anunciar nuevas iniciativas para ayudar a las personas a través de líneas telefónicas directas contra el suicidio y alcance en las redes sociales.

Japón ha tenido históricamente altas tasas de suicidio, pero las cifras habían comenzado a tener una tendencia a la baja.

Las autoridades japonesas aumentaron los fondos para la prevención del suicidio, agregando $ 10 millones adicionales al presupuesto de $ 24 millones.


New York Post



sábado, 28 de noviembre de 2020

POR QUÉ PERMANECER CATÓLICO A PESAR DE TODO

Mi fe en Cristo y en los medios de salvación que Él ha proporcionado permanece inquebrantable; de hecho, se ha vuelto aún más fuerte en esta época de crisis.

Por  Peter Kwasniewski

Un lector me envió la siguiente pregunta:

Estimado Dr. Kwasniewski:

La pregunta que plantean todos los ensayos de Viganò y los suyos es: ¿Por qué en este punto debemos permanecer en comunión con la Iglesia Católica? que la mayoría de la gente (¿razonablemente?) piensa que está encabezada por el papa Francisco y los obispos en comunión ¿con él?. Si el Vaticano II fue defectuoso y los papas desde Juan XXIII en adelante han sido modernistas en diversos grados, como usted y otros argumentan de manera convincente; si el verdadero catolicismo de pura sangre se encuentra en otra parte que no sea en unidad con lo que fue, según todos los informes, un concilio ecuménico y los supuestos papas que lo han respaldado acríticamente; Entonces, ¿por qué un creyente que piensa correctamente permanecería en comunión con esa entidad? ¿Por qué depender de los concilios y papas de dicha Iglesia si manifiestamente han descarriado a millones de almas? Adoptando la lógica de Viganò y la suya propia, no veo ninguna razón para permanecer en comunión con “la Iglesia Católica” como la gente hoy en día la considera comúnmente. ¿Puede darme una respuesta que sea lógica?


Mi respuesta:

“Scio cui credidi…” “Yo sé en quién he creído” (2 Tim 1, 12), como nos recuerda el Introito en la fiesta de la Conversión de San Pablo. La fe es un don de Dios: “no sois vosotros los que me habéis elegido, sino yo el que os he elegido a vosotros”, dice el Señor (Jn 15,16). Esta fe se dirige a la Trinidad y la Encarnación, y luego a la Iglesia y su “sistema” como extensión y continuación de estos misterios fundamentales. Para mí, ser católico significa abrazar estos misterios, aferrarme a Jesucristo, especialmente en el acto de adoración y comunión. La Iglesia es donde Él vive y mora, y donde yo estoy unido a Él.

La sagrada liturgia es, para mí, no solo teóricamente, sino prácticamente la fuente y el ápice (fons et culmen) de mi vida como católico, y con esto me refiero a la liturgia tradicional, ya que ya no puedo reconocer en el Novus Ordo un rito litúrgico legítimo de la Iglesia Romana, incluso si es sacramentalmente válido y puede tener un propósito temporal, ya que una balsa salvavidas desvencijada ayuda a los náufragos hasta que puedan ser rescatados por un bote adecuado. Como dice Martin Mosebach: “La liturgia ES la Iglesia; cada Misa celebrada con el espíritu tradicional es inconmensurablemente más importante que cada palabra de cada Papa. Es el hilo rojo que debe trazarse a través de la gloria y la miseria de la historia de la Iglesia; donde las fases de un gobierno papal arbitrario se convertirán en notas al pie de la historia” (Herejía de la falta de forma, p. 188).

Como ya sugiere lo anterior, no soy de los que asumen que la Iglesia debe equipararse con papas, obispos y concilios. Obviamente juegan un papel en la articulación del contenido del depósito de fe y en la condena de los errores que amenazan a sus miembros, pero es un papel secundario, no la estrella del espectáculo. Nuestros jerarcas también pueden fallar en sus responsabilidades, como podemos ver claramente si miramos las páginas de la historia eclesiástica o simplemente miramos a nuestro alrededor hoy. Dios, misericordiosamente, nos proporciona muchos medios para conocer la verdad y adherirnos a ella, incluso cuando los pastores de la Iglesia se convierten en lobos. En el mejor de los casos, podemos y debemos confiar en los pastores, pero en el peor de los tiempos, como el nuestro, su abandono o apostasía se vuelve evidente e innegable. Entonces, no confiamos en ellos ni los seguimos.

La mayor parte de lo que creemos como católicos, la sustancia de nuestra fe, ya se ha definido solemnemente o se ha enseñado universalmente durante siglos, por lo que no hay mucho que un Papa (o un concilio, para el caso) pueda agregar o cambiar. No puedo pensar en una sola doctrina de importancia que no haya sido ya “clavada” a estas alturas, o lo contrario de la cual no haya sido anatematizada. Este hecho podría demostrarse, si se necesitara alguna demostración, mediante una revisión superficial de cientos de catecismos publicados con aprobación eclesiástica a lo largo de los últimos cinco siglos. Ahí vemos la monumental estabilidad de la enseñanza de la Iglesia. Para la mayoría de la gente, el Catecismo de Trento, el Catecismo de Baltimore, o el Catecismo de Pío X serían más que suficientes para adquirir la mente de la Iglesia en su Magisterio ordinario universal.

Ahora, alguien podría responder: "¿No es el papado y sus prerrogativas parte de ese contenido catequético inmutable?" Por supuesto que lo es, pero de acuerdo con la comprensión realista y limitada del papado que se expresó en el Concilio Vaticano I. Un católico no rechaza el oficio papal más de lo que espera encontrar un mamífero sin cabeza; sin embargo, tampoco piensa en la cabeza como si fuera monstruosamente grande para el cuerpo, o como el único lugar donde habita el alma del Cuerpo Místico, el Espíritu Santo. El Papa, como el menos laico, tiene que funcionar dentro del cuerpo según el papel que ha recibido de la Divina Providencia; el Papa, como el pecador más humilde, puede desviarse del camino de la verdad en todos, excepto en sus actos más solemnes de definición pontificia, cuando se le garantiza la asistencia del Espíritu Santo. Recuerdo haber leído del padre Garrigou-Lagrange una frase penetrante sobre los motivos de la fe en el cristianismo. Decía algo como esto: "Hay suficiente luz para aquellos que desean creer y suficiente oscuridad para aquellos que desean no creer". De manera similar, podríamos decir sobre el papado que los casos históricos de desviaciones graves han sido lo suficientemente raros como para confirmar nuestra fe en el apoyo divino del oficio papal, pero lo suficientemente numerosos como para advertirnos contra una sumisión no iluminada por la fe católica y el ejercicio de la razón.

Aquí creo que es hora de aclarar un concepto erróneo demasiado común, a saber, que los tradicionalistas son antiautoritarios e individualistas. Nada mas lejos de la verdad. Un tradicionalista quiere la guía del Magisterio, no busca irse como protestante a su propia secta. Él quiere ser capaz de seguir el Papa, el Obispo diocesano, y el pastor local; Preferiría aceptar y asimilar todo lo que enseñan. Por la misma inclinación de la gracia, desea ser miembro del cuerpo, parte del todo, ciudadano de la comunidad celestial; el individualismo es aborrecible.

El problema comienza cuando el llamado "Magisterio vivo" parece claramente contradecir o enturbiar el Magisterio de larga data, notable por su coherencia y claridad, o cuando las decisiones disciplinarias, lejos de honrar y fortalecer la práctica católica, toman la moderna "cultura de cancelación". Tales problemas no son asuntos de discernimiento arcano, que requieren acceso gnóstico a la sabiduría oculta. Se levantan y te golpean en la cara; quebrantan la fe y la razón. En ese momento, ¿qué vamos a hacer? ¿Asumimos simplemente que todos los que nos precedieron estaban equivocados y que el cristianismo consiste en un proceso evolutivo sin una naturaleza fija y sin un objetivo definido, excepto quizás un Punto Omega de la era espacial? No. Asumimos que, a menos que deseemos canjear nuestro bautismo en Cristo Jesús, "el mismo ayer, hoy y por los siglos" (Hebreos 13: 8), y a menos que deseemos dejar de “contender ardientemente por la fe que una vez fue entregada a los santos” (Judas 3). Nos aferramos a lo que es cierto y cuestionamos lo que es extraño o novedoso en el contexto de nuestra liturgia, doctrina y moral heredadas (lex orandi, lex credendi, lex vivendi).

¿Tenemos que ser teólogos brillantes? No. Es suficiente que un católico tradicionalmente catequizado se niegue a aceptar o vivir de cualquier cosa que tenga sabor u olor a novedad, herejía, impiedad, inmoralidad. Podríamos estar equivocados en nuestro juicio sobre este o aquel asunto en particular, pero eso no es un problema, ya que nunca podemos equivocarnos si nos aferramos a lo que se conoce con certeza y confianza, y si seguimos la enseñanza y el ejemplo de los grandes santos del mundo pasado, que vivieron por la misma fe católica. No depende de las ovejas retorcerse como bretzels para adaptarse a la enseñanza modernista; más bien, corresponde a los pastores hablar el idioma del catolicismo.

Si el cristianismo es verdadero, los únicos contendientes serios por su representante terrenal son la Iglesia Católica Romana y los ortodoxos orientales (en toda su variedad fisípara). Si bien admiro la liturgia oriental y encuentro admirables e inspiradores a los escritores espirituales cristianos orientales, mi estudio de la teología e historia orientales me deja menos impresionado. Para volverme ortodoxo, tendría que renunciar expresamente al Filioque, la Inmaculada Concepción, el Purgatorio y la infalibilidad del Papa en pronunciamientos ex cathedra. No pude hacer esto, ya que todas estas doctrinas tienen sentido para mí. Que tengan sentido para mí no es (me apresuro a agregar) la razón por la que acepto a ellos; mi punto es que incluso mi razón ve lo suficiente de su profunda armonía con el resto de la verdad revelada que no podría rechazar sin ser irracional.

Lo que estamos viendo desde el Vaticano es una especie de juego bizarro en el que se ignoran doctrinas, inventan nuevas formulaciones y, en general, tratan de ofuscar lo que nuestra tradición ha iluminado y aclarado. Desde el Vaticano II en adelante, los eclesiásticos modernos se han negado constantemente ejercer su autoridad al máximo, prefiriendo predicar sin cesar en apoyo de sus causas favoritas. No niego que algún nivel el Magisterio ha estado y está siendo "comprometido", pero está en un nivel compatible con el error o simplemente con la estupidez y la vaguedad inútil. No hay casi nada de los últimos cincuenta años que pasará a la historia como un “punto culminante” para la Iglesia. Será mucho más parecido a la Edad Media: siglos de corrupción civil y eclesiástica, invasiones bárbaras y una transmisión irregular de la herencia por parte de unas pocas personas alfabetizadas. Los únicos juicios realmente importantes que se han hecho se refieren a cuestiones sexuales y bioéticas.

No veo forma de evitar la conclusión de que vivimos en una era sin precedentes. La modernidad —con lo que me refiero no sólo a un período cronológico, sino a una perspectiva filosófica y antropológica— no se parece a ninguna fase que haya ocurrido en la historia humana, y la crisis de la Iglesia refleja esta singularidad. El mysterium iniquitatis nunca está lejos de los seres humanos caídos (y eso se aplica a la corte bizantina no menos que a la corte papal; más bien al contrario). Pero nuestro nivel actual de caos y confusión, que se ha convertido en un programa estudiado, es algo nuevo. Yo iría tan lejos como para llamarlo apocalíptico.

Veo el “neomagisterio” —es decir, la enseñanza y la legislación conciliar y papal, en la medida en que se aparta de la tradición recibida hasta ahora— como un crecimiento canceroso o tumor en el cuerpo de Cristo en la tierra. No sé cuándo ni cómo el divino Médico lo extirpará o disolverá. Todo lo que puedo hacer es permanecer fiel al Depósito de la Fe y su exposición teológica consagrada por el tiempo, como se me ha dado para entenderlo. Mi conciencia me pide que sea y sigo siendo católico, así que persevero y sufro, y me esfuerzo por ser santo de la única manera que tiene sentido: por el viejo patrón. Es como lo que vemos en las comunidades religiosas: en las décadas de 1960 y 1970, la mayoría de ellos abandonaron sus viejos hábitos por otros nuevos, luego abandonaron cualquier hábito, y ahora estas órdenes se han extinguido. Las nuevas comunidades florecientes han retomado los viejos hábitos.

Como dijo una vez John Henry Newman con respecto a la crisis arriana, el oficio de enseñanza de los obispos parece estar "en suspensión": existe, pero la fe está siendo sostenida y transmitida más por los laicos y por el bajo clero que por sus pastores.

La Novia de Cristo en la tierra es aquella cuyo rostro ha sido estropeado por los pecados de sus miembros, especialmente de sus miembros más prominentes. Sin embargo, amo a la Novia, reconociendo que es en su gloria celestial donde se encuentra su esencia completa y se revela su belleza completa. La Iglesia en la tierra es una realidad pasajera; la Iglesia en el cielo es lo que permanece. La “comunión con la Iglesia” es ante todo comunión con los santos y ángeles en el cielo y, en segundo lugar, con nuestro Señor glorificado bajo los velos sacramentales aquí abajo. Donde estos se encuentran, ahí está la Iglesia, sin importar la corrupción de algunos de sus miembros o las desviaciones causadas por el abandono del ejercicio de sus oficios sacerdotales, proféticos y reales. Esta es la profunda verdad de la polémica anti-donatista de Agustín: no es el padre Fulano de tal que bautiza, es Cristo que bautiza; no es el padre Mengano de tal a quien recibimos en la Eucaristía, recibimos a Cristo mismo. Dios amó tanto al mundo que no envió un comité. De esa manera, mi fe en Cristo y en los medios de salvación que Él ha proporcionado permanece inquebrantable; de hecho, se ha vuelto aún más fuerte en esta época de crisis.


One Peter Five



EL RESETEO GLOBAL y EL NUEVO PARADIGMA

La nueva expresión de moda es “Reseteo Global”. El Foro Económico Mundial se reunió recientemente con la pretensión de “reiniciar” nuestro mundo para forjar un futuro más sano, más equitativo y más próspero. 

Por Pedro Luis Llera

Dice Greta Thunberg que “el mundo debe “romper” los viejos contratos y construir nuevos sistemas para salvar el clima”. Según la activista sueca, “el mundo necesita una revisión económica para tener una oportunidad de vencer el cambio climático y los países deberían estar preparados para romper viejos acuerdos y contratos para cumplir con los objetivos ecológicos”.


Hemos de encontrar modos en que las tecnologías armonicen, en lugar de polarizar, y de que todos nos conectemos de manera más profunda y significativa con los demás y con el mundo natural. El reseteo global nos permitirá ver a nuestros congéneres como lo que verdaderamente somos: no “otros”, sino todos iguales, todos hermanos. Porque todo está conectado con todo.

Eso mismo viene a afirmar el papa Francisco en su Encíclica Laudato Sí y más recientemente en Fratelli Tutti, donde insiste en la idea de que todos los seres humanos somos hermanos y debemos aprender a convivir desde el respeto y la tolerancia. Igualmente, en el Documento sobre la fraternidad universal firmado en Abu Dabi, el papa afirma:
“La libertad es un derecho de toda persona: todos disfrutan de la libertad de credo, de pensamiento, de expresión y de acción. El pluralismo y la diversidad de religión, color, sexo, raza y lengua son expresión de una sabia voluntad divina, con la que Dios creó a los seres humanos. Esta Sabiduría Divina es la fuente de la que proviene el derecho a la libertad de credo y a la libertad de ser diferente. Por esto se condena el hecho de que se obligue a la gente a adherir a una religión o cultura determinada, como también de que se imponga un estilo de civilización que los demás no aceptan
Las coincidencias entre los documentos del papa Francisco citados y las pretensiones del movimiento globalizador, representado por el Foro Económico Mundial y secundado por el encuentro denominado como “La Economía de Francisco”, resultan asombrosas. El mundo y la Iglesia caminan de la mano hacia un nuevo mundo, una nueva sociedad, una nueva economía con un nuevo contrato social en el que lo prioritario será la conservación de la “casa común”, de la “madre tierra”, que el hombre “con su desarrollo capitalista está poniendo en peligro”.


Greta, la Iglesia del Nuevo Paradigma y el Foro Económico Mundial nos vienen a salvar. Y se presentan como “nuevos redentores de la humanidad”. Y esa salvación pasa por cuidar de la selva del Amazonas y combatir el cambio climático o el calentamiento global, rebajando la emisión de carbono a la atmósfera: fuera los coches, fuera las centrales eléctricas que queman carbón o petróleo, fuera las fábricas que contaminen. Volvamos al campo, a la agricultura y ganadería de subsistencia, a la recolección de frutos silvestres, a una vida “ecológicamente sostenible”.

Y para que el mundo sea sostenible y podamos “resetear la economía” debemos acabar con el gasto insostenible en pensiones, en medicamentos, en ayudas a la dependencia, en hospitalización de ancianos y enfermos crónicos. La pandemia del coronavirus nos ha permitido darnos cuenta de nuestra interdependencia y de nuestra fragilidad. De repente, nos damos cuenta de que los viejos y los enfermos se mueren. Antes de la pandemia no éramos conscientes de la gravedad del tema de la muerte. La pandemia está muy bien – permítanme el sarcasmo – porque se está llevando por delante a viejos y a enfermos y nos vamos a ahorrar una pastón en jubilaciones y medicamentos y todo eso. Porque las personas inútiles suponen un gasto insoportable. Y como decía Niezsche en El Anticristo, “Los débiles y malogrados deben perecer; tal es el axioma capital de nuestro amor al hombre. Y hasta se les debe ayudar a perecer”. La pandemia del coronavirus, así vista, parece un regalo del Anticristo para aniquilar a débiles y malogrados. Y si después de la pandemia queda alguno vivo, el parlamento aprobará a no mucho tardar una ley que regulará la eutanasia y el suicidio asistido para eliminar a los que queden vivos y que no estorben la recuperación económica y el reseteo global.

Pretender construir un mundo nuevo sin Dios y contra Dios es tratar de levantar una nueva Torre de Babel: pura necedad. Estas utopías que ofrecen “un mundo maravilloso donde reine la justicia, la igualdad, la libertad y la fraternidad”; ese “mundo sostenible” que “respetará al medio ambiente y logrará acabar con el cambio climático” no es otra cosa que un falso proyecto de redención que ofrece – una vez más – un paraíso terrenal. Se trata de un paraíso donde la metafísica y la transcendencia no es más que un bonito cuento de hadas, pero nada más. Dios no pinta para nada. Es un mundo neopagano que adora a las fuerzas de la naturaleza o a la Pachamama. Pero un mundo sin Dios y contra Dios, sin el único Dios verdadero que es la Santísima Trinidad, no puede ser nunca un paraíso maravilloso: un mundo sin Dios es un infierno. Y en el infierno lo que prima es la muerte, la crueldad: es un mundo inhumano que mete miedo: aborto, eutanasia, suicidio asistido, eugenesia, experimentación con embriones humanos… Yo, cada vez que escucho eso del “nuevo paradigma”, el “cambio de época” o el “reseteo global”, preparo el trabuco – permítanme la broma – para echarme al monte, como supieron hacer los Carlistas para defender los derechos de Dios frente a los liberales, enemigos de Cristo y de su Iglesia.

El hombre no puede construir un mundo nuevo donde habite la justicia, la libertad y la igualdad; un mundo donde todos los hombres seamos hermanos, sin la gracia de Dios. Porque nosotros sin Dios no podemos hacer nada: “Sin mí no podéis hacer nada”, dice el Señor. Es Cristo quien quita el pecado del mundo: no nosotros. Por eso, hasta que todos los hombres y todos los pueblos no se conviertan a Cristo, no habrá verdadera paz ni verdadera justicia. Y ya les advierto a los “haters” que no estoy propugnando un proceso de conversiones forzosas. La fe no se impone a sangre y fuego (eso lo hacen otros): la fe en Jesucristo se propone, se anuncia. No se trata de obligar a nadie a creer en Jesucristo. No se trata de coaccionar ni de amenazar ni de perseguir a los que se nieguen a creer. Por la fe en Cristo, debemos estar dispuestos a entregar la propia vida y a verter la propia sangre: no la de los demás. Se trata de predicar a Jesucristo con la palabra y con las obras y procurar con la gracia de Dios que todos se conviertan. Hacen falta santos que lleven almas a Cristo y procuren la salvación de todos mediante la fe. Porque la fe es una virtud teologal: una gracia que Dios da a quien quiere. Y sin fe en el único Dios verdadero, nadie se puede salvar.
Concilio de Florencia. Bula Cantate Domino (1442):
La Iglesia cree firmemente, confiesa y anuncia que ninguno de los que están fuera de la Iglesia católica, no sólo los paganos, sino también los judíos o los herejes y cismáticos, pueden alcanzar la vida eterna, sino que irán al fuego eterno, preparados para el el diablo y sus ángeles (Mt 25:41), si antes de la muerte no se han reunido con ella; la unidad del cuerpo de la iglesia que es tan importante, que solo para aquellos que perseveran en ella, los sacramentos de la iglesia procurarán la salvación, y los ayunos, otras obras de piedad y los ejercicios de la milicia cristiana obtendrán la recompensa eterna: nadie, por más limosnas y obras de caridad que hiciere, aun cuando derramare su sangre por el nombre de Cristo, puede salvarse, si no permaneciere en el seno y unidad de la Iglesia católica

Concilio Vaticano II. Constitución Dogmática Lumen Gentium:
El sagrado Concilio pone ante todo su atención en los fieles católicos y enseña, fundado en la Escritura y en la Tradición, que esta Iglesia peregrina es necesaria para la Salvación. Pues solamente Cristo es el Mediador y el camino de la salvación, presente a nosotros en su Cuerpo, que es la Iglesia, y El, inculcando con palabras concretas la necesidad de la fe y del bautismo (cf. Mc., 16,16; Jn., 3,5), confirmó a un tiempo la necesidad de la Iglesia, en la que los hombres entran por el bautismo como puerta obligada. Por lo cual no podrían salvarse quienes, sabiendo que la Iglesia católica fue instituida por Jesucristo como necesaria, rehusaran entrar o no quisieran permanecer en ella.

Cuando todos vivamos unidos a Cristo, cuando todos formemos parte del Cuerpo Místico de Nuestro Señor; cuando todos seamos hechos hijos adoptivos de Dios Padre por el bautismo, hijos en el Hijo: entonces seremos todos verdaderamente hermanos. Hasta entonces, quienes viven en pecado mortal, quienes no obedecen la Ley de Dios, en lo que pueden ser hermanos es en el pecado, en la oscuridad, en las tinieblas, en la esclavitud del Príncipe de la Mentira. Ese es el grave error de quienes predican falsas fraternidades: que se olvidan del pecado y de la necesidad de redención de ese pecado. Y el único Redentor es Cristo. “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos”. (Hechos, 4, 12).

Esto es lo que la Iglesia ha enseñado y predicado siempre en todas partes. Cualquier nuevo paradigma de la Iglesia que predique algo distinto a lo que siempre se ha predicado y que conforma el deposito de la fe, implica un cisma, una herejía o simplemente, apostasía.
Porque si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema.
Gálatas 1, 8-9
Aunque temo que como la serpiente engañó a Eva con su astucia, también corrompa vuestros pensamientos, apartándoos de la sinceridad y de la santidad debidas a Cristo. […] Pues esos falsos apóstoles, obreros engañosos, se disfrazan de apóstoles de Cristo; y no es extraño, porque el mismo Satanás se disfraza de ángel de luz. No es, pues, mucho que sus ministros se disfracen de ministros de la justicia: su fin será el que corresponde a sus obras.
2 Corintios, 11
Dios exaltó a Cristo Jesús y le otorgó el Nombre que está sobre todo nombre. Para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los abismos y toda lengua proclame que Cristo Jesús es el Señor, para gloria de Dios Padre.
Filipenses, 2
La resistencia no ha hecho más que empezar. Ni reseteo global ni nuevos paradigmas.

¡Viva Cristo Rey!


Santiago de Gobiendes




MONS. HECTOR AGUER: “ES UN MOMENTO DE ENCRUCIJADA MUY SERIA EN LA VIDA NACIONAL”

Monseñor Héctor Aguer, Arzobispo Emérito de La Plata y Académico de Número de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, explicó que existe “mucho por rehacer” pues “estamos en un momento de encrucijada muy seria en la vida nacional.

Texto completo:

“Uno de los problemas que más nos preocupan a todos y que aparece en los medios de comunicación es lo que se llama inseguridad. Me parece que se trata de un eufemismo decir inseguridad, es una manera linda de decir algo que es en realidad que es la proliferación del delito.

La gente tiene miedo de salir. Hoy no sale por otras razones pero también por miedo porque cualquier motochorro se le tire encima para sacarle el celular y, a lo mejor, no se lo puede quitar, pero lo mate. Esta es una realidad que en las últimas décadas ha ido creciendo y, diría, que sobre todo en los últimos meses ha ido creciendo.

Existe un Ministerio de Seguridad que no se bien para que está en realidad porque nos asegura que estemos inseguros. Esa es la realidad.

¿Cómo se interpreta este fenómeno? ¿La gente que sale a robar y eventualmente mata es porque no tiene para comer? ¿Lo hace por una necesidad última? Yo no creo que sea eso. Existe un fenómeno de facilitar el delito y se ha perdido el rumbo. No se advierte más aquello que está bien y aquello que está mal. Llama la atención, además, que la proliferación del delito y la falta de una intervención seria de la Justicia lleva a la justicia por mano propia. Este es otro de los dramas recientes que es lo peor que puede haber. Es la justicia por mano propia que, a veces, incurre en grandes injusticias pues se ha dado el caso que se sindica a alguien como violador y allí lo matan un grupo de personas que hacen justicia por su propia mano. Esto es algo que ha crecido y que indica un deterioro de la cualidad de la sociedad, de la cultura social.

Algo más: Muchos de aquellos que incurren en delitos son jóvenes, entre 15 y 25 años, y da muchísima pena eso. ¿A qué se debe? Creo que detrás está este problema: la familia ha quedado seriamente deteriorada y ya no es un ámbito claro de formación de los hijos. Muchos de esos delincuentes juveniles no han tenido familia o han tenido una familia que no ha sabido educarlos.

Luego está el tema de la educación oficial, institucional. La escuela hoy día no sirve ni siquiera para enseñar a leer y escribir correctamente y digo esto pensando en la educación de gestión estatal. Pero lo que sucede es que la escuela ha perdido mucho de aquello que tuvo tradicionalmente en la Argentina que es el valor de ubicar a la gente en el mundo social. La escuela no solo era un instrumento para aprender los saberes elementales sino también educaba en ese sentido, nos hacía ciudadanos. En la actualidad eso también está gravemente deteriorado.

Aquí estamos ante una situación muy grave, muy difícil y creo que todos tenemos que hacer lo que podamos para que esto se revierta. Insistir en aquello que es lo más elemental, lo que son los derechos fundamentales para una persona como el derecho a la vida, el derecho a la propiedad y lo que es también la necesidad de respetar al otro.

El valor de la vida es lo que se ha ido perdiendo. Muchos de esos delincuentes que roban y matan no solamente desprecian la vida ajena sino la propia y eso da terror. Cómo es que algo que es tan natural y tan congénito para cada uno de nosotros que se pierda, como se puede perder el valor de la existencia y que, por tanto, también se arrase con la vida ajena y se exponga de un modo increíble la propia vida.

Aquí hay mucho que rehacer y creo que mucho se puede rehacer a partir de la educación elemental que se hace en las casas. Muchos de ustedes, amigos televidentes, son abuelos y podrán hablar con sus nietos y recordarles estas cosas. Estamos en un momento de encrucijada muy seria en la vida nacional. No es solamente el problema religioso aquí se trata del problema de convivencia social y de permanencia de una sociedad verdaderamente humana.



viernes, 27 de noviembre de 2020

COREA DEL NORTE CASTIGA CON TRABAJOS FORZADOSA CREYENTES DE CUALQUIER RELIGIÓN

El «Libro Blanco» que publica el Centro de Datos de Derechos Humanos de Corea del Norte, afirma que las actividades religiosas están prohibidas. El 46% de los encuestados dice que se castiga a los creyentes con trabajos forzados. 

También hay una cacería de cristianos coreanos que huyeron a China. Desde el año 2000 hasta hoy, solo 559 personas han «visto una Biblia».

La persecución religiosa en Corea del Norte es una de las más duras. Desde que se creó el país, las actividades religiosas se consideran un crimen contra el Estado y se castigan como un delito político. La poca información que se filtra desde el otro lado de la cortina no nos permite tener una visión clara de la situación. 

A pesar de eso, el Centro de Base de Datos de Derechos Humanos de Corea del Norte (Database Center for North Korean Human Rights, NKDB), ha publicado anualmente desde 2007 un «Libro Blanco sobre la libertad religiosa» en Corea del Norte, en el cual se recopilan fragmentos de información que proviene sobre todo de fugitivos.

Este año, el Centro pudo recoger datos de 1.234 personas que confirmaron la prohibición de todas las actividades religiosas y la dura persecución que sufren los creyentes.

El 46% de las personas entrevistadas confirma que el castigo para quienes realizan actividades religiosas es el internamiento en campos de trabajos forzados. Pero también hay que decir que el 38,6% de los encuestados no saben acerca de ningún castigo porque tampoco saben nada de religión.

Según el Centro, desde abril de 2014 se ha producido un recrudecimiento de la persecución por orden de Kim Jong-un para «arrestar a todos los que tengan contactos con el cristianismo». Desde entonces, las fuerzas de seguridad rastrean a los fieles y la embajada de Corea del Norte en Beijing también ha estado buscando cristianos entre los fugitivos en China.

El informe dice que, a pesar de la persecución, el número de personas que han «visto una Biblia» ha aumentado cada año desde 2000. Antes del 2000, solo 16 personas afirmaban haber tenido tal experiencia. Después de 2000 y hasta la fecha, hay 559 personas, todos refugiados en el Sur, que «han visto una Biblia»


Asia News