lunes, 9 de noviembre de 2020

¿CUAL FUE EL PRIMER TEMPLO CATOLICO DE TODA LA HISTORIA?

La primera Basílica en la historia de la Iglesia es la de San Juan Letrán. Constantino regaló al Papa el antiguo palacio lateranense, que se convirtió en madre de todas las iglesias.

Basílica es un templo importante, y sólo puede ostentar este título cuando ha sido concedido por el Papa.

En la antigüedad pagana, la basílica era un gran edificio público donde comúnmente se realizaban acciones de justicia.

Constantino, el emperador que dio libertad a la Iglesia, regaló al Papa el Palacio-Basílica de Letrán, que había pertenecido a la familia de ese nombre.

San Silvestre Papa lo convirtió en templo, y lo consagró el 9 de noviembre del año 324 y por eso su fiesta se celebra hoy.

Lo anterior le da a la Basílica de San Juan de Letrán su carácter de Madre: “Madre y Cabeza de toda las iglesias de la ciudad y del mundo”, se lee en su frontispicio.

También se le conoce, aunque menos en nuestros días, como Basílica del Divino Salvador, pues al ser nuevamente consagrada, en el 787, una imagen del Divino Salvador que fue golpeada por un un judío, derramó sangre. Como memoria de ese hecho, se le puso ese nombre.

¿Y por qué San Juan? Porque tiene dos capillas, una dedicada a San Juan Bautista, y la otra a San Juan Evangelista, y además porque sus oficios eran atendidos por sacerdotes de la parroquia de San Juan.

Desde su creación como iglesia en el año 324 hasta cuando los Papas se fueron a Avignon, era la sede papal, es decir, por un espacio de alrededor de mil años.  Allí se celebraron cinco concilios ecuménicos.

Fue al regreso de Aviñón que los sucesores de Pedro se fueron al Vaticano.

Ahora San Juan de Letrán es la sede del Cardenal Vicario de Roma, es decir, del purpurado que gobierna la diócesis del Papa en nombre del Papa.


Simbolismo

San Juan de Letrán es pues la primera iglesia, y al pensar en ella debemos recordar nuestra íntima y trascendental unión con la Iglesia Católica, Apostólica y Romana, nuestra pertenencia a la Iglesia, que ojalá sea eterna.

También debemos meditar que nosotros también somos templo de la Trinidad al ser bautizados y que ese templo merece respeto, se debe mantener puro: la escoba que barre las impurezas de ese templo es la oración y los sacramentos.

Pero también debemos ver que los demás bautizados son también templos, o lo fueron, o lo pueden venir a ser. Y esa es la principal dignidad y belleza del ser humano, que debe guiar las relaciones entre nosotros.


Gaudium Press


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