sábado, 28 de noviembre de 2020

MONS. HECTOR AGUER: “ES UN MOMENTO DE ENCRUCIJADA MUY SERIA EN LA VIDA NACIONAL”

Monseñor Héctor Aguer, Arzobispo Emérito de La Plata y Académico de Número de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, explicó que existe “mucho por rehacer” pues “estamos en un momento de encrucijada muy seria en la vida nacional.

Texto completo:

“Uno de los problemas que más nos preocupan a todos y que aparece en los medios de comunicación es lo que se llama inseguridad. Me parece que se trata de un eufemismo decir inseguridad, es una manera linda de decir algo que es en realidad que es la proliferación del delito.

La gente tiene miedo de salir. Hoy no sale por otras razones pero también por miedo porque cualquier motochorro se le tire encima para sacarle el celular y, a lo mejor, no se lo puede quitar, pero lo mate. Esta es una realidad que en las últimas décadas ha ido creciendo y, diría, que sobre todo en los últimos meses ha ido creciendo.

Existe un Ministerio de Seguridad que no se bien para que está en realidad porque nos asegura que estemos inseguros. Esa es la realidad.

¿Cómo se interpreta este fenómeno? ¿La gente que sale a robar y eventualmente mata es porque no tiene para comer? ¿Lo hace por una necesidad última? Yo no creo que sea eso. Existe un fenómeno de facilitar el delito y se ha perdido el rumbo. No se advierte más aquello que está bien y aquello que está mal. Llama la atención, además, que la proliferación del delito y la falta de una intervención seria de la Justicia lleva a la justicia por mano propia. Este es otro de los dramas recientes que es lo peor que puede haber. Es la justicia por mano propia que, a veces, incurre en grandes injusticias pues se ha dado el caso que se sindica a alguien como violador y allí lo matan un grupo de personas que hacen justicia por su propia mano. Esto es algo que ha crecido y que indica un deterioro de la cualidad de la sociedad, de la cultura social.

Algo más: Muchos de aquellos que incurren en delitos son jóvenes, entre 15 y 25 años, y da muchísima pena eso. ¿A qué se debe? Creo que detrás está este problema: la familia ha quedado seriamente deteriorada y ya no es un ámbito claro de formación de los hijos. Muchos de esos delincuentes juveniles no han tenido familia o han tenido una familia que no ha sabido educarlos.

Luego está el tema de la educación oficial, institucional. La escuela hoy día no sirve ni siquiera para enseñar a leer y escribir correctamente y digo esto pensando en la educación de gestión estatal. Pero lo que sucede es que la escuela ha perdido mucho de aquello que tuvo tradicionalmente en la Argentina que es el valor de ubicar a la gente en el mundo social. La escuela no solo era un instrumento para aprender los saberes elementales sino también educaba en ese sentido, nos hacía ciudadanos. En la actualidad eso también está gravemente deteriorado.

Aquí estamos ante una situación muy grave, muy difícil y creo que todos tenemos que hacer lo que podamos para que esto se revierta. Insistir en aquello que es lo más elemental, lo que son los derechos fundamentales para una persona como el derecho a la vida, el derecho a la propiedad y lo que es también la necesidad de respetar al otro.

El valor de la vida es lo que se ha ido perdiendo. Muchos de esos delincuentes que roban y matan no solamente desprecian la vida ajena sino la propia y eso da terror. Cómo es que algo que es tan natural y tan congénito para cada uno de nosotros que se pierda, como se puede perder el valor de la existencia y que, por tanto, también se arrase con la vida ajena y se exponga de un modo increíble la propia vida.

Aquí hay mucho que rehacer y creo que mucho se puede rehacer a partir de la educación elemental que se hace en las casas. Muchos de ustedes, amigos televidentes, son abuelos y podrán hablar con sus nietos y recordarles estas cosas. Estamos en un momento de encrucijada muy seria en la vida nacional. No es solamente el problema religioso aquí se trata del problema de convivencia social y de permanencia de una sociedad verdaderamente humana.



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