miércoles, 30 de diciembre de 2015

HONORIO I: EL CONTROVERTIDO CASO DE UN PAPA HEREJE

El caso del Papa Honorio es uno de los más controvertidos en la historia de la Iglesia...

Por Roberto de Matei


 Como señala acertadamente el historiador de la Iglesia Emile Amann en la amplia entrada que dedica a la Question d'Onorius en Dictionnaire de Théologie Catholique (vol. VII, col. 96-132), el problema debe ser tratado de manera imparcial y con la serena imparcialidad que la historia debe a los hechos pasados ​​(col.96).

En el centro del pontificado del Papa Honorio, que reinó entre 625 y 638, estuvo la cuestión del monotelismo, la última de las grandes herejías cristológicas. Para complacer al emperador bizantino Heraclio, deseoso de garantizar la paz religiosa dentro de su reino, el patriarca de Constantinopla, Sergio, buscó encontrar un compromiso entre la ortodoxia católica, según la cual en Jesucristo hay dos naturalezas en una sola persona, y la herejía monofisita, que atribuía a Cristo una sola persona y una sola naturaleza. El resultado del compromiso fue una nueva herejía, el monotelismo, según la cual la doble naturaleza de Cristo se movía en su acción de una sola operación y una sola voluntad. Esto es semimonofisismo, pero la verdad es integral o no lo es, y una herejía moderada, es siempre herejía. El patriarca de Jerusalén, Sofronio, fue uno de los que intervino con mayor vigor en la denuncia de la nueva doctrina que hacía inútil la humanidad de Cristo y conducía al monofisitismo, condenado por el Concilio de Calcedonia (451).  

Sergio escribió al Papa Honorio para pedirle "que en el futuro no se permita a nadie afirmar las dos operaciones en Cristo Nuestro Dios" y para recibir su apoyo contra Sofronio.  Desgraciadamente, Honorio accedió a la petición. En una carta a Sergio afirmó que "la voluntad de Nuestro Señor Jesucristo fue una sola (unam voluntatem fatemur), por "el hecho de que nuestra naturaleza humana fue asumida por la Divinidad" e invitó a Sofronio a guardar silencio.  La correspondencia entre Sergio y Honorio se conserva en las actas del VI Concilio Ecuménico (Mansi, Sacrorum conciliorum nova et amplissima Collectio, vol. XI, cols. 529-554) y fue reeditado en latín, griego y francés por Arthur Loth La cause d'Honorius. Documents originaux avec traduction, notes et conclusion, Victor Palmé, París 1870 y en griego y alemán por Georg Kreuzer, Die Honoriusfrage im Mittelalter und in der Neuzeit, Anton Hiersemann, Stuttgart 1975). 

Fortalecido por el apoyo del Papa, Heraclio publicó un formulario doctrinal en el año 638 llamado Ecthesis (“Exposición”) en el que impuso como religión oficial la nueva teoría de la única voluntad divina. El monotelismo, prevaleció durante más de cuarenta años en el Imperio bizantino. En ese momento, el más vigoroso defensor de la fe fue el monje Máximo, conocido como el Confesor, quien participó en un Sínodo convocado en Letrán (649) por el Papa Martín (649-655), para condenar el Monotelismo. Tanto el Papa como Máximo se vieron obligados a exiliarse. La lengua y la mano derecha de Maximus fueron cortadas porque se negó a suscribirse a las doctrinas monotelitas. Sofronio, Máximo y Martín son hoy venerados por la Iglesia como santos por su indomable resistencia a la herejía monotelita.

La fe católica fue finalmente restaurada por el III Concilio de Constantinopla, VI Concilio Ecuménico de la Iglesia, que se reunió el 7 de noviembre de 680 en presencia del emperador Constantino IV y los representantes del nuevo Papa, Agatho, (678-681) . El Concilio condenó el Monotelismo y lanzó un anatema contra todos aquellos que habían promovido o favorecido esta herejía e incluyó al Papa Honorio en esta condena.

En la XIII sesión, celebrada el 28 de marzo de 681, los Padres conciliares después de haber proclamado la voluntad de excomulgar a Sergio, Ciro de Alejandría, Pirro, Pablo y Pedro, todos los Patriarcas de Constantinopla y el obispo Teodoro de Faran, afirman: “Y además de éstos, decidimos que también Honorio, que fue Papa de la antigua Roma, sea con ellos expulsado de la Santa Iglesia de Dios, y sea anatematizado con ellos, porque hemos encontrado por su carta a Sergio que seguía su opinión en todas las cosas, y confirmaba sus perversos dogmas” (Mansi, XI, col. 556).

El 9 de agosto de 681, al término de la XVI sesión, se renovaron los anatemas contra todos los herejes y partidarios de la herejía, incluido Honorio: Sergio haeretico anatema, Cyro haeretico anatema, Honorio haeretico anatema, Pyrro, haeretico anatema (Mansi, XI, columna 622). En el decreto dogmático de la XVIII sesión, del 16 de septiembre, se dice que: “ya que aquel que nunca descansa y que desde el principio fue el inventor de la malicia, que valiéndose de la serpiente, introdujo la muerte venenosa en la naturaleza humana, como entonces, incluso ahora, ha encontrado los instrumentos adecuados a su voluntad: aludimos a Teodoro, que fue obispo de Faran; a Sergio, Pirro, Pablo y Pedro, que fueron prelados de esta ciudad imperial; y también a Honorio, que fue Papa de la antigua Roma; [... ]; por lo que encontrados los instrumentos adecuados, no cesó, por medio de éstos, de provocar escándalos y errores en el Cuerpo de la Iglesia; y con expresiones inauditas difundió en medio del pueblo fiel la herejía de la única voluntad y una sola operación en dos naturalezas de una (Persona) de la Santísima Trinidad, de Cristo, nuestro verdadero Dios, de acuerdo con la insensata falsa doctrina de los impíos Apolinar, Severo y Temistio” (Mansi, XI, col. 636-637).

Las copias auténticas de las Actas del Concilio, firmadas por 174 Padres y el Emperador, fueron enviadas a las cinco Sedes Patriarcales, con particular atención a la Sede Romana. Sin embargo, dado que San Agatón murió el 10 de enero de 681, las Actas del Concilio, después de más de 19 meses de “sede vacante”, fueron ratificadas por su sucesor León II (682 -683). En la carta enviada el 7 de mayo de 683 al emperador Constantino IV, el Papa escribió: “Anatematizamos a los inventores del nuevo error, es decir, Teodoro, obispo de Faran, Sergio, Pirro, Pablo y Pedro, traidores más que líderes de la Iglesia de Constantinopla, y también Honorio, que no trató de santificar esta Iglesia Apostólica con la enseñanza de la tradición apostólica, sino que con una traición profana permitió que se contaminara su pureza” (Mansi, XI, col. 733).

El mismo año el Papa León ordenó que las Actas traducidas al latín fueran firmadas por todos los Obispos de Occidente y que las firmas se conservaran en la tumba de San Pedro. Como destaca el eminente historiador jesuita Hartmann Grisar: “así se deseaba la aceptación universal del VI Concilio en Occidente, y ésta, por lo que se sabe, se llevó a cabo sin ninguna dificultad” (Analecta romana, Desclée, Roma 1899 , págs. 406-407).

La condena de Honorio fue confirmada por los sucesores de León II, como atestigua el Liber diurnus romanorum pontificum y de los Concilios Ecuménicos de la Iglesia VII (789) y VIII (867 -870) (CJ Hefele, Histoire des Conciles, Letouzey et Ané, París 1909, tomo III, págs. 520-521).

El abate Amann juzga históricamente insostenible la posición de quienes, como el cardenal Baronius, sostienen que las IV Actas del Concilio habían sido alteradas. Los legados romanos, estaban presentes en el Concilio; sería difícil imaginar que pudieran haber sido engañados o que hubieran informado mal sobre un punto tan importante y delicado como la condena de la herejía de un Pontífice romano.  Refiriéndose entonces a aquellos teólogos como San Roberto Belarmino que, para salvar la memoria de Honorio, negaron la presencia de errores explícitos en sus cartas, Amann subraya que plantearon un problema mayor que el que pretendían resolver, es decir, la infalibilidad de las Actas de un Concilio presidido por un Papa.  Si, de hecho, Honorio no cayó en el error, los Papas y el Concilio que lo condenaron se equivocaron.

Las Actas del VI Concilio Ecuménico, aprobadas por el Papa y recibidas por la Iglesia universal tienen un significado definitorio mucho más fuerte que las cartas de Honorio a Sergio. Para salvar la infalibilidad es mejor admitir la posibilidad histórica de un Papa hereje, antes que destrozar las definiciones dogmáticas y los anatemas de un Concilio ratificado por un Pontífice romano. Es doctrina común que la condena de los escritos de un autor es infalible, cuando el error es anatematizado con la nota de herejía, mientras que, el Magisterio Ordinario de la Iglesia no es siempre necesariamente infalible. 

Durante el Concilio Vaticano I, la Diputación de la Fe afrontó el problema planteando una serie de reglas de carácter general, que se aplican no sólo en el caso de Honorio, sino en todos los problemas, pasados ​​o futuros, que se le presenten. No basta que el Papa se pronuncie sobre una cuestión de fe o de costumbres relativas a la Iglesia universal, es necesario que el decreto del Romano Pontífice se conciba de manera que aparezca como un juicio solemne y definitivo, con la intención de obligar a todos los fieles a creer (Mansi, LII, col. 1204-1232). Hay, por tanto, actos del Magisterio Ordinario Pontificio no infalibles, ya que carecen del necesario carácter definitorio: quod ad formam seu modum attinet.

Las cartas del Papa Honorio están desprovistas de estas características. Son indudablemente actos Magistrales, pero en el Magisterio Ordinario no infalible pueden existir errores e incluso, en casos excepcionales, formulaciones heréticas. El Papa puede caer en herejía, pero nunca puede pronunciar una herejía ex cathedra. En el caso de Honorio, como observa el patrólogo benedictino Dom John Chapman OSB, no se puede afirmar que pretendiera formular una sentencia ex cathedra, definitoria y vinculante: “Honorio era falible, estaba equivocado, era un hereje, precisamente porque no declaró con autoridad, como debería haberlo hecho, la tradición petrina de la Iglesia romana” (The Condemnation of Pope Honorius (1907), Reprint Forgotten Books, Londres 2013, p. 110).  Sus cartas a Sergio, aunque fueran sobre la fe, no promulgaron ningún anatema y no corresponden a las condiciones exigidas por el dogma de la infalibilidad.  Promulgado por el Concilio Vaticano I, el principio de infalibilidad está salvado, contrariamente a lo que pensaban los protestantes y los galicanos.  Además, si Honorio fue anatematizado, explicó el Papa Adriano II, en el Sínodo Romano de 869, “la razón es que Honorio fue acusado de herejía, única causa por la que es lícito a los inferiores resistir a sus superiores y repeler sus sentimientos perversos”.

Precisamente a partir de estas palabras, después de haber examinado el caso del Papa Honorio, el gran teólogo dominico Melchor Cano resume en estos términos la doctrina más segura: “No se debe negar que el Sumo Pontífice pueda ser un hereje, de lo cual se pueden ofrecer uno o dos ejemplos.  Sin embargo, que (un Papa) en juicios sobre la fe haya definido algo contra la fe, no se puede demostrar ni uno solo” - De Locis Theologicis, l. VI, trad. spagnola, BAC, Madrid 2006, p. 409).


Rorate-Caeli


lunes, 28 de diciembre de 2015

¡BLASFEMIA! ¡EL “PAPA” FRANCISCO AFIRMA QUE JESÚS TUVO QUE “PEDIR PERDÓN” A MARÍA Y JOSÉ!

“Y abrió su boca para blasfemar contra Dios…” (Apoc 13: 6)


Las palabras nos fallaron cuando se nos notificó hoy del siguiente texto en el sermón del “papa” Francisco para la Fiesta de la Sagrada Familia, que en la Secta Novus Ordo se celebró el pasado domingo 27 de diciembre. Prepárese para volverse primero incrédulo y luego muy furioso al leer la última blasfemia pronunciada por el apóstata argentino Jorge Bergoglio (“papa Francisco”):

Las lecturas bíblicas que acabamos de escuchar nos presentaron la imagen de dos familias en peregrinación a la casa de Dios. Elcana y Ana llevan a su hijo Samuel al templo de Silo y lo consagran al Señor (cf. 1 Sam 1: 20-22, 24-28). Del mismo modo, José y María, en compañía de Jesús, van como peregrinos a Jerusalén para la fiesta de la Pascua (cf. Lc 2, 41-52)….

Al final de esa peregrinación, Jesús regresó a Nazaret y fue obediente a sus padres (cf. Lc 2, 51). Esta imagen también contiene una hermosa enseñanza sobre nuestras familias. Una peregrinación no termina cuando llegamos a nuestro destino, sino cuando regresamos a casa y reanudamos nuestra vida cotidiana, poniendo en práctica los frutos espirituales de nuestra experiencia. Sabemos lo que hizo Jesús en esa ocasión. En lugar de regresar a casa con su familia, se quedó en Jerusalén, en el Templo, causando gran angustia a María y José que no pudieron encontrarlo. Por esta pequeña “escapada”, probablemente Jesús tuvo que pedir perdón a sus padres. El Evangelio no dice esto, pero creo que podemos presumirlo. La pregunta de María, además, contiene cierto reproche, revelando la preocupación y la angustia que ella y José sentían. Al regresar a casa, Jesús seguramente se mantuvo cerca de ellos, como muestra de su completo afecto y obediencia. Momentos como estos pasan a formar parte del peregrinaje de cada familia; el Señor transforma los momentos en oportunidades para crecer, para pedir y recibir perdón, para mostrar amor y obediencia.

Homilía de Su Santidad el Papa Francisco, 27 de diciembre de 2015;  Vatican.va, se agregó impresión en negrita roja para enfatizar).

En caso de que el sitio web del Vaticano cambie o elimine el texto (como se ha vuelto habitual), hemos guardado capturas de pantalla tanto de la versión en inglés como de la versión original en italiano. Las palabras italianas que utilizó Bergoglio, por cierto, son las siguientes: “Per questa sua 'scappatella', probabilmente anche Gesù dovette chiedere scusa ai suoi genitori. Il Vangelo non lo dice, ma credo che possiamo supporlo” (fuente). Y para aquellos que aún no lo crean, aquí está el video, que también hemos guardado en caso de que se elimine:

La blasfemia se pronuncia a partir del minuto 37:20.

Si bien es mejor que no se necesiten comentarios para esto, no obstante, citaremos al gran San Alfonso de Ligorio, quien lanza una reprimenda mordaz a Bergoglio por su blasfemia:

Es cierto que, para un alma que ama a Dios, no puede haber mayor dolor que el temor de haberle desagradado. Por eso, sólo en este dolor, María se quejó, refunfuñando amorosamente con Jesús, después de haberlo encontrado: “Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Tu padre y yo te hemos buscado con dolor” [Lc 2, 48]. Con estas palabras, ella no tenía idea de reprender a Jesús, como afirman blasfemamente los herejes, sino que solo pretendía expresarle el dolor procedente del mayor amor que le tenía, que había experimentado durante Su ausencia: 'No fue una reprimenda, —dice Denis el Cartujo— fue una queja amorosa.

(San Alfonso de Ligorio,  Las glorias de María  [Londres, 1852] , pág. 407; subrayado añadido).

Aunque esta es la blasfemia más distinguida de Francisco hasta la fecha, no es de ninguna manera la primera. 

¿Está surgiendo una imagen todavía?

Francisco ha estado trabajando duro ...
(imagen: captura de pantalla manipulada de La Pasión de Cristo)

Muy bien, todos los no sedevacantistas, ¿qué prueba más necesitan? Es como si Francisco se despertara todos los días y se preguntara: "¿Qué más puedo hacer para convencer a la gente de que no soy el Papa?". Como alguien dijo una vez, es mucho más fácil engañar a las personas que convencerlas de que han sido engañadas.

Francisco es un apóstata y un blasfemo. Y una cosa que no es, es Papa de la Iglesia Católica.


Novus Ordo Watch


lunes, 14 de diciembre de 2015

EL PAPA DISCUTE LA "DESCENTRALIZACIÓN" DE LA IGLESIA CON LOS PRINCIPALES ASESORES CARDENALES

El Consejo del papa Francisco de 9 cardenales asesores, conocido como el "C9", celebró su duodécima reunión con el Santo Padre del 10 al 12 de diciembre, donde discutieron, entre otros asuntos, el llamado de Francisco a “descentralizar” a la Iglesia. 

Por John-Henry Westen

Según el portavoz vaticano p. Federico Lombardi, los miembros del Consejo destacaron la importancia del discurso del Santo Padre el 17 de octubre, con motivo de la conmemoración del 50 aniversario de la Institución del Sínodo de los Obispos, donde desarrolló ampliamente el tema de la "sinodalidad", pero también recordó la importancia de proceder con una "sana descentralización".

El Papa dijo en ese momento que “sentía la necesidad de proceder en una 'descentralización saludable' del poder a las Conferencias Episcopales”. “Debemos reflexionar sobre la realización aún más a través de estos cuerpos”, dijo, porque “la esperanza del Consejo dice que tales organismos ayudarían a aumentar el espíritu de 'colegialidad episcopal' y aún no se ha realizado en su totalidad”.

En la reunión de esta semana, señaló el portavoz del Vaticano, el Consejo destacó "la necesidad de seguir explorando el significado de este discurso y su importancia en el trabajo de 'reforma' de la Curia, y acordó dedicar una sesión específica a ésta durante la próxima reunión en Febrero 2016”.

Hacia el comienzo de su pontificado, Francisco ya había pedido una “conversión del papado” en Evangelii Gaudium y declaró que “un estado jurídico de las conferencias episcopales que los vería como sujetos con atribuciones específicas, incluida la autoridad doctrinal genuina, aún no ha sido suficientemente elaborado”.

Los que rechazan la enseñanza católica sobre la sexualidad humana expresaron la demanda de la devolución del poder, incluida la "genuina autoridad doctrinal" en el Sínodo Ordinario. El abad Jeremias Schroder, quien asistió al sínodo como representante de la Unión de Superiores Generales, dijo que “tanto la aceptación social de la homosexualidad como la manera de tratar a las personas divorciadas y vueltas a casar, eran ejemplos donde se debería permitir a las conferencias de obispos formular respuestas pastorales que estén en sintonía con lo que se puede predicar, anunciar y vivir en un contexto diferente”. El abad alegó que dicha delegación fue apoyada por la mayoría de los padres del Sínodo.

Reinhard Cardinal Marx, que es arzobispo de Munich y Freising y miembro del consejo de nueve cardenales del papa Francisco, también ha pedido más delegación a las conferencias de obispos.

“No somos solo una subsidiaria de Roma”, dijo el cardenal Marx a principios de este año. “Cada conferencia episcopal es responsable del cuidado pastoral en su cultura y tiene que proclamar el Evangelio de una manera única. No podemos esperar hasta que un sínodo establezca algo, ya que tenemos que llevar a cabo el ministerio de matrimonio y familia aquí”.




sábado, 12 de diciembre de 2015

LA MUJER DE LOS ESTIGMAS: VIDA Y MILAGROS DE THERESE NEUMANN


Therese dejó de ingerir alimentos en 1923  y en 1926, dejó de ingerir bebida alguna, solamente la sagrada Eucaristía. A partir de 1926 también, 
aparecieron los estigmas de Nuestro Señor, de los que sólo brotaba sangre durante la Pascua. Los estigmas la acompañaron hasta el momento de su muerte.

Estigmas

Se conoce como “Estigmas” a las heridas que sufrió el cuerpo de Cristo como consecuencia de la crucifixión y que de vez en cuando aparecen, de manera esporádica, sobre las manos, los pies o el costado de personas particularmente devotas o piadosas. Los Estigmas suelen caracterizarse como la prueba suprema de la piedad de alguien y de su vínculo cercano con el santísimo. Aunque normalmente se vinculan con las llagas en las manos de las personas, los estigmas pueden aparecer en varias partes del cuerpo.

Therese Neumann (conocida normalmente en español como Teresa Neumann, pero cuyo nombre original hemos decidido respetar en este artículo) fue una de las santas más célebres en haber tenido los estigmas, entre otras muchas cualidades que hace que hoy se encuentre en proceso de beatificación. Veamos su historia.

El nacimiento de una Santa

Therese Neumann nació el 8 de abril de 1898 en Konnersreuth en Baviera, Alemania, en una familia que sobrevivía gracias a la constante labor de sastre de su padre. A sus 20 años sufrió un grave accidente que casi la dejó parapléjica tras tropezar y caer de una silla mientras intentaba apagar un fuego que había surgido en el granero de un familiar. El accidente, además de impedirle moverse, la dejaría con serios problemas de visión.

Permanecer en cama le generó horribles laceraciones que en ocasiones incluso dejaban el hueso de la joven al descubierto. Para 1919 su situación era bastante seria, y empeoraría progresivamente durante varios años.

Fue en este momento donde Therese fortaleció su fe, orando y meditando en medio de su dolor. Se cuenta que comenzó a seguir de cerca el caso de Teresa de Lisieux y a orar con fe a Dios y a la mujer para que le permitieran cumplir su designio divino.

El día de la canonización – 17 de mayo de 1925 – Therese se vio curada de toda dolencia: tanto sus llagas como sus ojos mejoraron, e incluso recuperó parte de su movilidad perdida. Siempre estuvo convencida de que había sido Teresa de Lisieux la que, gracias a su devoción, había obrado el milagro. Desde entonces su fe no tuvo límite alguno.

A finales de 1925 de nuevo se vio obligada a permanecer en la cama, y el 13 de noviembre de aquel año fue diagnosticada con una apendicitis. Luego de su preparación para la cirugía, tras sufrir lo que pareció ser un largo delirio, dijo “sí” mirando al techo y pidió a su familia que la llevaran a la Iglesia. Una vez allí anunció que había sido curada.

En efecto, la operación no fue necesaria.



Aparecen los primeros estigmas

El primero de sus estigmas apareció el 5 de marzo de 1926, primer viernes de la cuaresma. Se trataba de una herida pequeña sobre su corazón a la que no prestó mucha atención y que ocultó de sus familiares.

Varios viernes después, luego de que la herida reapareciera cada semana acompañada de visiones de Cristo y viendo que comenzaba a sangrar, Therese decidió contar la verdad a su familia. El viernes santo, según contaba la mujer y sus personas más allegadas, tuvo visiones de la pasión de Cristo, que vinieron con sangre que brotó de sus manos, sus pies e incluso sus ojos.

A partir de este momento, las heridas permanecieron con ella, aunque sólo brotaba sangre durante la Pascua. De acuerdo con bastantes testigos y autores, las heridas, a pesar de la sangre, jamás se infectaron o presentaron problemas y aún se encontraban en su cuerpo al momento de la muerte.

Vivir sin comer


De acuerdo con el testimonio de personas cercanas y de la misma Therese, desde 1923 la muchacha no había ingerido alimento alguno y desde 1926, bebida alguna, más que la sagrada eucaristía. Por esta razón es uno de los casos más importantes en la Historia de la inedia, o la capacidad de vivir sin comer.

Su caso es especial porque según ella se debió no a sus habilidades sino a la intervención directa de Dios y de Cristo que la pusieron en el mundo para demostrar que el hombre puede vivir con la gracia divina como único alimento.

Según algunas fuentes alemanas, un estudio en 1927 habría involucrado el seguimiento de varios médicos alemanes que la vigilaron por dos semanas en las que encontraron que efectivamente permanecía sin comer sin que su cuerpo sufriera daño alguno. Lo único que ingería, sagradamente, eran las hostias.



Durante los tiempos del nazismo, Theresa se caracterizaría por rechazar sistemáticamente los vales de alimentos alemanes. Según ella, no los necesitaba. Varios autores afirman que los nazis temían su popularidad, por lo que siempre la mantuvieron vigilada de cerca aunque jamás atentaran contra su vida o su integridad.

A lo largo de su vida, Theresa siguió aumentando su popularidad y sufriendo cada Pascua las visiones sobre la pasión de Cristo que la habían acompañado desde su juventud.

Muerte y beatificación

Theresa murió el 18 de septiembre de 1962 de un paro cardiaco. Pese a su popularidad, no fue hasta el 2005 que las autoridades católicas comenzaron el proceso de su beatificación.

Fuente de imágenes: 1: forosdelavirgen.org, 2: youtube.com, 3: myetherworld.com

ElPensante.com


viernes, 11 de diciembre de 2015

LA CHUSMA EPISCOPAL

La gran tragedia de Argentina fue Perón. Uno de los métodos que utilizó el gran pillo en sus presidencias, y que fue copiado por sus secuaces, consistió en poblar el Estado con el lumpenaje y con todo tipo de personajes vulgares y cortos de entendederas pero serviles al líder. 

Los argentinos pasamos a estar gobernados por esta chusma. Vimos esta tragedia en los ’40 y ’50, hemos visto la comedia durante el largo período kirchnerista y estamos viendo el sainete durante el pontificado de Francisco, Su Santidad Peronista, como lo llaman algunos periodistas argentinos. 

La creación de La Cámpora, agrupación de jóvenes kirchneristas que colonizaron la administración pública del país vampirizando sus recursos, es equivalente a la colonización del episcopado que está llevando a cabo Bergoglio desde el día mismo en que asumió el ministerio pretrino. 

Desde ese triste momento hasta la actualidad, ha designado, por ejemplo, casi cuarenta obispos en Argentina -lo que constituye la tercera parte del total-, y son todos cortados por la misma tijera, y me refiero a las cizallas del peronismo más decadente y ordinario, representante del cual es el papa Francisco. (Algo indicativo de su grosería es que, hasta el momento no ha enviado ningún tipo de saludo o felicitación al nuevo presidente Mauricio Macri, aunque le sobra el tiempo para hablar por teléfono con Cacho Castaña o con alguna divorciada necesitada de consuelo).

Quizás estas consideraciones suenen demasiado duras. Pero bastará ver el video que antecede para darse cuenta que se quedan cortas y la objetividad de la grabación eximen de cualquier recurso a la subjetividad de este cronista.

El episcopado argentino siempre fue deplorable y la excepciones a la regla muy escasas. Si nos ajustamos a los último años, encontramos obispos marxistas como Hesayne y Angelelli; amancebados como Podestá, fornicarios como Bargalló, manfloros como Maccarone, frívolos y mundanos como Laguna, cobardes como Copello, trepadores y felones como Taussig y liberales como el resto del grupo. El que verán en este video es Mons. Pedro Torres, obispo auxiliar de Córdoba. Da tanta vergüenza ajena como la da su valedor, el obispo de Roma

Si un obispo hubiera hecho semejante esperpento durante los primeros siglos del cristianismo habría sido expulsado de la Iglesia; en la Edad Media, la Santa Inquisición lo habría entregado al brazo secular para ser quemado por hereje y judaizante; durante el reinado de San Pío X habría sido apartado de su ministerio y bajo el pontificado de Francisco probablemente sea premiado con un arzobispado. 

Si esta no es ya una manifestación chabacana, pero manifestación al fin, de la gran religión universal de la humanidad feliz, no sé qué otra cosa podemos esperar. 




sábado, 5 de diciembre de 2015

BERGOGLIO: QUIEN VIVE LA MISIÓN DE "CARITAS" ES UN VERDADERO TESTIGO DE CRISTO

El papa Francisco dijo el martes que quien vive la misión de “Caritas” es un verdadero testigo de Cristo.

Durante su homilía de la Misa de apertura de la XX Asamblea General de “Caritas Internationalis”, el papa dijo que la organización humanitaria y de desarrollo de la Iglesia “revela el poder del amor cristiano y el deseo de la Iglesia de llegar a Jesús en cada persona, especialmente los pobres y los que sufren”.

La Misa, en la Basílica de San Pedro, inauguró la Asamblea General de “Caritas Internationalis” durante la cual miembros de la Confederación Caritas de todo el mundo se reunieron para aprobar un marco estratégico y un presupuesto para los próximos cuatro años.

A continuación encontrará la traducción del texto completo de la homilía del papa:


HOMILÍA DE LA MISA

DE APERTURA DE LA XX ASAMBLEA GENERAL DE 

CARITAS INTERNATIONALIS *

12.5.2015


La lectura de los Hechos de los Apóstoles (Hechos 16: 22-34) que acabamos de escuchar nos presenta un carácter un tanto especial. Es el carcelero de la prisión de Filipos, donde Pablo y Silas fueron encarcelados tras el rugido de la multitud contra ellos. Los magistrados primero hicieron que Pablo y Silas fueran golpeados y luego enviados a prisión, ordenando al carcelero que mantuviera una buena guardia. Entonces, durante la noche, cuando el hombre sintió el terremoto y vio que las puertas de la prisión se abrían, estaba lleno de desesperación y pensó en suicidarse. Pero Pablo lo tranquilizó; y temblando y lleno de asombro, el hombre se arrodilló y suplicó la salvación.

La historia nos cuenta que el hombre inmediatamente dio los pasos necesarios en el camino hacia la fe y la salvación: junto con su familia, escuchó la Palabra del Señor; lavó las heridas de Pablo y Silas; recibió el Bautismo con toda su familia; y finalmente, lleno de alegría, recibió a Pablo y Silas en su casa, puso la mesa y les ofreció algo de comer.

El Evangelio, anunciado y creído, nos urge a lavar los pies y las heridas de los que sufren y prepararles la mesa. La sencillez de los gestos, donde la acogida de la Palabra y el sacramento del Bautismo van acompañadas de la acogida del hermano, como si se tratase de un solo gesto: acoger a Dios y acoger a los demás; acoger a los demás con la gracia de Dios; acoger a Dios y expresar este acto en el servicio a nuestros hermanos y hermanas. Palabra, sacramentos y servicio se refieren y se nutren, como ya se aprecia en estos testimonios de la Iglesia primitiva.

Podemos ver en este gesto toda la vocación de Caritas. Caritas es ahora una gran Confederación, ampliamente reconocida en todo el mundo por su trabajo y logros. Caritas es una realidad de la Iglesia en muchas partes del mundo y aún debe buscar una mayor expansión en las diferentes parroquias y comunidades, para renovar lo ocurrido en los primeros tiempos de la Iglesia. De hecho, la fuente de todo vuestro servicio está en la acogida sencilla y dócil de Dios y del prójimo. Esta es la fuente; si quitas esta fuente, Caritas morirá. Esta acogida la experimentas primero personalmente, para luego salir al mundo, y allí, a servir a los demás en el nombre de Cristo, a quien has conocido y a quien seguirás encontrando en cada hermano y hermana que conozcas, te acercarás como su vecino. Gracias a esto, de hecho, evitarás el riesgo de quedar reducido a una mera organización humanitaria.

No hay "Cáritas" grandes ni pequeñas, todas son iguales. Pidamos al Señor la gracia de comprender cuál es la verdadera dimensión de "Caritas"; la gracia para no caer en el engaño de creer que la centralización bien organizada es el camino a seguir; la gracia de comprender que "Caritas" se encuentra siempre en las periferias, en cada Iglesia particular; la gracia de creer que la "Caritas" central es sólo ayuda, servicio y experiencia común, pero no es la cabeza de todos.

Quien vive la misión de Caritas no es un simple trabajador caritativo, sino un verdadero testigo de Cristo. Es una persona que busca a Cristo y permite que Cristo lo busque; personas que aman con el espíritu de Cristo, espíritu de gratuidad y don. Todas nuestras estrategias y planes quedan vacíos a menos que llevemos este amor en nosotros. No nuestro amor, sino el suyo. O mejor aún: nuestro amor, purificado y fortalecido por su amor.

De esta manera, podemos servir a todos y poner la mesa para todos. Esta es también una hermosa imagen que la Palabra de Dios nos ofrece hoy: poner la mesa. Incluso ahora, Dios pone la mesa de la Eucaristía. Caritas pone muchas mesas para los hambrientos. En los últimos meses lanzaron la gran campaña "Una sola familia humana, comida para todos". Todavía hoy hay mucha gente que no tiene suficiente para comer. El planeta tiene suficiente comida para todos, pero parece que falta voluntad de compartirlo con todos. Debemos poner la mesa para todos, y pedir que haya una mesa para todos. Debemos hacer lo que podamos para que todos tengan algo para comer, pero también debemos recordar a los poderosos de la Tierra que Dios los llamará a juicio un día y allí se revelará si realmente trataron de proporcionarle alimento a cada persona (cf. Mateo 25:

Y pensando en la mesa de la Eucaristía, no podemos olvidar a nuestros hermanos y hermanas cristianos que han sido violentamente privados del alimento del cuerpo y del alma: han sido expulsados ​​de sus hogares y de sus iglesias, a veces destruidos. Renuevo el llamamiento a no olvidar a estas personas y estas injusticias intolerables.

Junto con muchas otras organizaciones caritativas de la Iglesia, Caritas, por lo tanto, revela el poder del amor cristiano y el deseo de la Iglesia de llegar a Jesús en cada persona, especialmente en los pobres y los que sufren. Este es el camino que tenemos por delante. Con esta perspectiva, espero que lleven a cabo su trabajo. Los encomendamos a la Virgen María, que ha hecho de esta acogida a Dios y al prójimo el criterio fundamental de su vida. De hecho, mañana celebraremos a Nuestra Señora de Fátima, quien apareció para anunciar la victoria sobre el mal. Con un apoyo tan grande, no tenemos miedo de continuar nuestra misión. Amén.

* El texto oficial está publicado en el sitio web de la Santa Sede.