viernes, 14 de diciembre de 2018

ADVIERTEN SOBRE LOS RIESGOS DE LA MEDICINA TRADICIONAL CHINA

Ancestral, milenaria, mística... Alrededor de la medicina tradicional china (MTC) hay una especie de aura etérea y mágica. De hecho, jamás se ha demostrado la existencia ni de la energía o fuerza vital llamada “Chi” ni de los conceptos del Yin y el Yang, pilares básicos en los que se basa la MTC. 

Tampoco ha sido ningún obstáculo para la MTC que estos principios contradigan lo que sabemos a ciencia cierta del funcionamiento del cuerpo humano.

Según este sistema de diagnóstico y tratamiento, cuyos conocimientos se remontan a hace más de 2.500 años, la enfermedad aparece cuando se altera el flujo de la energía vital y existe un desequilibrio del Yin y el Yang. Por tanto, el papel de la MTC es restablecer ese equilibrio para restaurar la salud mediante acupuntura, hierbas medicinales, moxibustión, terapias manuales... Lo cuenta Esther Samper en el diario El País.

Puede que hace milenios, cuando los conocimientos médicos eran limitados y muy pobres, estas ideas tuvieran algún sentido. No obstante, aceptarlas en la actualidad supone tirar por la borda multitud de años y esfuerzos de investigación médica para establecer sólidos conocimientos sobre cómo funciona el cuerpo humano y cómo se producen las enfermedades. Si en su momento desechamos la ancestral y milenaria teoría de los humores, ¿por qué sigue vigente la MTC?

Desafortunadamente, la repuesta se halla más en razones socioculturales y políticas chinas que en las evidencias científicas y la eficacia de sus tratamientos. Tras la caída de la dinastía Qing en 1911, la MTC se prohibió por considerarse superchería y su práctica fue en claro declive. Sin embargo, tras 1949, con la Instauración de la República Popular China, y la falta de recursos para tratar a toda la población con la medicina moderna, se recurrió a la MTC como una alternativa mucho más asequible para atender a la gente. Además, los aldeanos, que apoyaban con fuerza la República, eran creyentes de esta disciplina. Así, el gobierno reconoció a la MTC con la misma validez que la medicina occidental y científica en 1955. Desde entonces, esta disciplina se ha ido expandiendo lentamente dentro y fuera de las fronteras del gigante asiático.

En los últimos años, el gobierno chino liderado por Xi Jinping ha estado promocionando agresivamente la MTC a unos niveles sin precedentes como parte de su orgullo cultural y de un negocio que mueve miles de millones de euros en todo el mundo. Tanto es así que en 2016 se desarrolló una estrategia nacional con el objetivo de que en el año 2020 existiera un acceso universal a la MTC. Como detallaba The Economist, Los practicantes licenciados de la MTC se han incrementado un 50 % en los seis últimos años y los hospitales que la ofrecen entre sus servicios han pasado de 2.500 en el año 2003 a alrededor de 4.000 a finales de 2015.

Además, a través de la red de Institutos Confucio, han promocionado la enseñanza de la MTC más allá de sus fronteras y se han abierto centros de MTC en decenas de ciudades por todo el mundo, incluyendo Barcelona donde se planea poner en marcha un centro universitario para 2020, fruto de un acuerdo entre las autoridades políticas chinas y catalanas. Incluso el turismo médico de la MTC está floreciendo: en los últimos años decenas de miles de extranjeros acuden a China para recibir sus tratamientos. Con toda esta promoción, el negocio de la venta de remedios chinos va viento en popa.

En medio de este clima de euforia en la promoción de la MTC, el gobierno chino ha conseguido un hito sin precedentes que supone el espaldarazo definitivo a su estrategia. Por primera vez en la historia, la OMS ha reconocido a la MTC y sus diagnósticos en la nueva versión de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11). Se trata de un influyente manual creado por paneles de expertos y usado por médicos en todo el mundo para registrar, clasificar y documentar enfermedades y causas de muerte y que tiene un papel crucial a la hora de realizar estudios epidemiológicos y plantear medidas de salud pública. Se trata de una especie de “piedra de Rosetta” de la medicina, pues permite estandarizar enfermedades desde países de todo el mundo a códigos universales que permitan comparaciones a nivel internacional.


¿Reconocimiento de la OMS?

Entre enfermedades reconocidas como la enfermedad de Alzheimer o la diabetes tipo II en el CIE-11, encontramos ahora también a “enfermedades” definidas por la MTC en el capítulo 26 tales como “el estancamiento del chi del hígado” o “el síndrome del meridiano triple calefactor”. Para el año 2022, con la entrada oficial en vigor del CIE-11, se desarrollarán más los conceptos detrás de estas “enfermedades” definidas por la MTC. Así, esta inclusión supone todo un éxito para la MTC que se verá respaldada en apariencia a nivel mundial por la OMS, a ojos de la gente que no comprende verdaderamente lo que esto significa.

De hecho, la propia OMS ha matizado esta polémica incorporación de la MTC: “Un punto crítico en la entrada en el CIE es que la inclusión o la exclusión no es un juicio de la validez de una enfermedad o de la eficacia de un tratamiento. Por tanto, la inclusión por primera vez de la medicina tradicional es una forma de registrar datos epidemiológicos sobre enfermedades descritas en la antigua medicina china, usada comúnmente en China, Japón, Corea y otras partes del mundo”. Esta aclaración, sin embargo, será probablemente ignorada por aquellos que usen el CIE-11 como argumento a favor de la MTC.

Este boom de la MTC está teniendo y tendrá desastrosas consecuencias tanto para los humanos como para multitud de especies en peligro de extinción. Con respecto a los humanos, la MTC se trata de un sistema de diagnóstico y tratamiento no basado en las evidencias científicas sino en las supersticiones de hace milenios. Científicos de todo el mundo han gastado millones de euros para realizar ensayos clínicos de calidad que aporten pruebas sobre la eficacia real de las terapias y remedios chinos.

¿El resultado? Sólo un puñado de tratamientos con plantas medicinales ha demostrado ser efectivas para tratar ciertos problemas de salud. Ni la acupuntura, ni la moxibustión, ni el gua sha, ni el cupping, ni otras muchas terapias aplicadas por la MTC han conseguido demostrar beneficio más allá del efecto placebo. Mientras tanto, dos tercios de las terapias de la MTC siguen sin haber pasado ninguna evaluación científica rigurosa.


Sin eficacia probada

Pese a todo, el gobierno chino está promocionando estas prácticas en su conjunto, sin entrar a valorar, en ningún momento, su falta de eficacia. Además, criticar a ciertos remedios de la MTC dentro de China puede resultar una práctica de riesgo. Tan Qindong, anestesiólogo, estuvo tres meses en la cárcel por criticar a un tónico curalotodo para ancianos y considerarlo “veneno”. ¿Por qué? Las leyes del país permiten el ingreso en prisión por dañar la reputación de las empresas y provocarles daños económicos. Por parte parte, las críticas a los remedios se bloquean con frecuencia a través de Internet en China y hay casos documentados de estudios científicos que se han retirado a petición de asociaciones de MTC. Médicos y abogados tienen miedo de que se traten de acallar las voces críticas con la MTC en un país que está empeñado en llevarla a lo más lejos.

A la ineficacia generalizada de la MTC se unen los efectos adversos y la ínfima calidad de las medicinas tradicionales chinas. Un estudio publicado en 2015 detectó que en el 50 % de los remedios de la MTC estaba presente un medicamento no declarado. Además, el 92 % de remedios tenían algún tipo de contaminación con sustancias tóxicas (tales como metales pesados) o sustitución de componentes. No es ninguna sorpresa que, cada año en China, se informen a las autoridades de más de 230.000 efectos adversos por los remedios de la MTC.

El abandono de tratamientos de eficacia probada por recurrir a la MTC es otro gran peligro. Recientemente, las noticias recogían el dramático caso de un niño australiano que murió al rechazar sus padres el tratamiento que seguía con insulina y recurrir a un practicante de la MTC que lo trataba a bofetadas (una disciplina china llamada “paida lajin”) hasta que murió. Casos así ponen de manifiesto los graves riesgos de expandir la MTC a cualquier precio, sin que exista una evaluación crítica de su eficacia real.


Especies en peligro de extinción

Desgraciadamente, los peligros de la MTC no se limitan al ser humano, el 22 % de los 112 ingredientes más usados por esta disciplina proceden de especies en peligro de extinción. Aletas de tiburón, sangre de pangolín, cuernos de rinoceronte, huesos de tigre, colmillos de jaguar, bilis de oso negro... La lista de animales amenazados que son cazados y vendidos en el mercado negro para formar parte de la MTC es muy extensa.

La expansión de la MTC por el mundo supone un riesgo aún mayor para las especies amenazadas que forman parte de la lista de ingredientes de unos remedios que, además, jamás han demostrado beneficios y se basan en pensamientos mágicos. Es el caso, por ejemplo, del pangolín, una especie en peligro de extinción que se caza, entre otras razones, para conseguir su sangre que, supuestamente, aporta virilidad a los hombres que la consumen.

La última vuelta de tuerca de la MTC en su papel en la extinción de especies ocurrió cuando el gobierno chino anunció hace unas semanas que China iba a legalizar el cuerno de rinoceronte y el hueso de tigre para propósitos médicos. Sólo unos días atrás, las autoridades dieron marcha atrás con esta medida y afirmaron que iban a posponerla tras estudiarla sin aclarar qué va a ocurrir realmente. En medio de la vorágine de la promoción de la MTC, tanto la supervivencia de las especies en peligro de extinción como la salud de los pacientes son daños colaterales. Así, el orgullo arrogante por las propias tradiciones y los beneficios económicos son los únicos vencedores de una MTC en plena expansión.

Fuente: El País


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