miércoles, 5 de diciembre de 2018

EL VATICANO CONTRA EL CAMBIO CLIMÁTICO: "ES UNA CUESTIÓN DE VIDA O MUERTE"

La teoría no demostrada, o más bien, desechada por no pocos científicos, del llamado 'calentamiento global', últimamente sustituida por la del 'cambio climático', ya que las temperaturas se empeñan en no subir como deberían, sigue perforándonos los oídos, pues el Vaticano quiere demostrarnos que se preocupa más por el alma de la Tierra que por la de los cristianos. 

Por María Ferraz

Y si a los obispos bergoglianos y al mismo Bergoglio, les ha entrado una prisa vertiginosa para sembrar una alerta "moralista" diciendo que la bajada de Tª "es una cuestión de vida o muerte", en cambio no tienen ninguna prisa en abordar el asunto de los sodomitas infiltrados en la Iglesia, que sí es una cuestión vital ya que varias víctimas abusadas han optado por suicidarse, sin nombrar las incontables muertes espirituales y pérdida de la fe que están ocasionando estos bandidos revestidos de clérigos.

En su atrevimiento han ordenado detener las gestiones pertinentes en la reunión de los obispos reunidos en Baltimore. La razón es que ya sea que ellos mismos condesciendan con tal práctica, o porque les gusta el sexo antinatural, no quieren que la cadena sodomítica eclesial se rompa porque caerían todos, delatándose unos a otros si es que se da un fallo en el encubrimiento.

Informa Breitbart:

En su actual cruzada climática, el periódico del Vaticano L’Osservatore Romano hizo eco de las advertencias en su edición del fin de semana de que "la generación actual podría ser la última en poder combatir el calentamiento global de manera efectiva".

"El cambio climático es el desafío clave de nuestro tiempo. Nuestra generación es la primera en experimentar el rápido aumento de las temperaturas en todo el mundo y, probablemente, la última que pueda combatir efectivamente la inminente crisis climática mundial", declara el documento del Vaticano, citando una declaración conjunta firmada por 16 jefes de estado de países europeos antes de la conferencia sobre el clima de la ONU, Cop24, que se celebrará en Katowice, Polonia, del 3 al 14 de diciembre.

"Los efectos del cambio climático", afirma la declaración conjunta, "están bien documentados y se sienten en todas partes del mundo". (?)

"Aunque algunos países, como los Estados Unidos, han rechazado el acuerdo", reprocha el periódico, "cada estado ha establecido objetivos nacionales". Sin embargo, las contribuciones de las naciones no son suficientes para alcanzar los objetivos a largo plazo establecidos por el acuerdo de clima de París

El mes pasado, los presidentes de seis conferencias continentales de obispos católicos hicieron un llamado a los líderes gubernamentales para que tomen medidas inmediatas para superar los "efectos devastadores de la crisis climática".

En su declaración, los obispos pidieron a los políticos que trabajen para lograr una implementación ambiciosa del Acuerdo Climático de París, que insta a las políticas dirigidas a limitar el calentamiento global a 1,5 grados centígrados.

Con lemas pegajosos como, "El tiempo es un lujo que no tenemos", "1.5 ° C para seguir con vida" y "Los jóvenes exigen un cambio", los obispos lanzaron su peso moral colectivo detrás de la próxima conferencia sobre cambio climático de la ONU, para se celebrará este diciembre en Katowice, Polonia (COP24).

Avanzando mucho más allá de la enseñanza moral católica tradicional, los obispos se arriesgaron a decir que "las personas tienen un deber moral de mantener el calentamiento global muy por debajo de los 2 ° C y perseguir los esfuerzos para limitar el aumento de la temperatura a 1,5 ° C por encima de los preniveles industriales”.

"Como sabemos, todos se ven afectados por la crisis climática", declararon los prelados preventivamente. “Sin embargo, los efectos del cambio climático no están distribuidos uniformemente. Los pobres son los que más sufren por los estragos del calentamiento global".

Los obispos también ofrecieron su predicción de que "muchos millones de migrantes se verán obligados a abandonar sus hogares y emigrar a otros lugares que pueden o no resultar acogedores".

Una transición ecológica justa, como lo exige el Acuerdo de París, "es una cuestión de vida o muerte", advirtieron los obispos.


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