lunes, 16 de diciembre de 2024

BERGOGLIO LAICIZA A CURA ARGENTINO POR MÚLTIPLES CASOS DE ABUSOS A MENORES

El falso papa destituyó del sacerdocio a Justo José Ilarraz, que se desempeñaba en la diócesis de Santísima Concepción en Tucumán.


Ilarraz está acusado de abusar de más de 50 adolescentes de edades comprendidas entre 12 y 14 años cuando trabajaba en un seminario de la ciudad de Paraná (Argentina), entre 1984 y 1992. El caso fue tan escandaloso que fue citado en la película Spotlight (2015), realizada por el equipo de periodistas que reveló numerosos casos de abuso infantil en la Arquidiócesis de Boston.

“La Diócesis de la Santísima Concepción de Tucumán comunica que se llevó adelante un proceso penal administrativo contra el padre Justo Ilarraz, incardinado en esta diócesis, por delitos contra el sexto mandamiento con menores (…), y luego de ser elevado el recurso de apelación del imputado al Dicasterio para la Doctrina de la Fe, este organismo determinó (…) elevar el caso al Santo Padre, quien ha dispuesto la expulsión del estado clerical del mencionado sacerdote”, se lee en un comunicado difundido por la Diócesis.

Las víctimas del “sacerdote” y activistas de la Red Argentina de Sobrevivientes de Abusos Eclesiales recibieron la noticia con alivio, ya que se habían quejado durante varios años por la larga espera de justicia canónica y civil en el caso de Ilarraz.

La primera acusación la hizo Hernán Rausch, ex seminarista, y dos colegas en la década de 1990.

“Los abusos ocurrieron entre 1990 y 1991. Yo era el menor de nueve hermanos y mi padre había muerto. Yo era el más vulnerable, por eso me eligió”
, dijo a Crux. Rausch tiene un hermano que también era seminarista –y ahora es sacerdote–, pero él no fue agredido por Ilarraz.

El depredador Ilarraz era al mismo tiempo el responsable de la disciplina, confesor y director espiritual de muchos muchachos. Líder carismático, utilizaba su autoridad sobre ellos para perpetrar sus crímenes, según la descripción de Rausch.

“Queríamos sentir que estábamos ‘cerca’ del sacerdote, que éramos amigos suyos”, dijo Rausch. Los que accedían a sus fechorías también tenían algunos privilegios, como la oportunidad de visitar la ciudad cercana, algo que no era común entre los seminaristas.

Ilarraz manipulaba con maestría las emociones de los chicos. Una vez, por ejemplo, intentó penetrar a Rausch y el adolescente se negó. Inmediatamente le dijo: “Hasta aquí ha llegado nuestra amistad”, y se fue. Cuando las víctimas no lograban resistirse a las insinuaciones del depravado, él les decía que esos gestos eran una prueba de la “confianza” y la “amistad” entre ellos.

“Todavía recuerdo su risa sarcástica y su expresión de placer mientras cometía sus crímenes”, añadió Rausch.

Según el periodista Daniel Enz, que escribió un libro sobre los abusos eclesiásticos que incluye el escándalo de Ilarraz, el “sacerdote” confesó al cardenal Estanislao Karlic, entonces arzobispo de Paraná, lo que había hecho y se abrió una investigación canónica. A Ilarraz, sin embargo, sólo le ordenaron alejarse de los seminaristas y lo enviaron a Roma “a estudiar”, según el sitio de noticias Infobae.

“Era considerado culpable, pero la realidad es que no recibió ningún castigo”, dijo Rausch.

Recién en 2012 el caso llegó a los tribunales argentinos. A pesar de involucrar a más de 50 víctimas, sólo siete de ellas testificaron. La investigación duró seis años, durante los cuales la prescripción de los hechos fue discutida en varias oportunidades.

“Gracias a nuestros esfuerzos, la ley sobre el plazo de prescripción terminó siendo modificada. El tiempo debe contarse solo después de que la víctima finalmente denuncie, no después del hecho en sí. Eso es importante, porque cada sobreviviente tiene un ritmo particular”, dijo Rausch.

En 2018, Ilarraz fue finalmente declarado culpable y condenado a 25 años de prisión. Apeló y su caso está ahora en manos del Tribunal Supremo. Ilarraz se encuentra bajo arresto domiciliario a la espera de una decisión final.

Según Rausch la decisión del pretendiente papal de laicizar a Ilarraz: “Fue un verdadero bálsamo para mi alma”.

Rausch consideró que la Iglesia le había dado la espalda durante el proceso penal contra Ilarraz, ya que sus representantes en el proceso sabían lo ocurrido y prefirieron guardar silencio. Al mismo tiempo, funcionarios de la Iglesia intentaron hacerle firmar una declaración en la que decía que el caso ya había sido analizado en el pasado.

“El hecho de que el 'papa' haya decidido él mismo la laicización de Ilarraz demuestra que escuchó las voces de las víctimas y prefirió comunicarse directamente con nosotros. Creo que es una señal importante por su parte”, afirmó Rausch.


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