miércoles, 18 de septiembre de 2024

18 DE SEPTIEMBRE: SANTO TOMÁS DE VILLANUEVA, ARZOBISPO DE VALENCIA


18 de Septiembre: Santo Tomás de Villanueva, Arzobispo de Valencia

(✞ 1555)

El clarísimo Arzobispo de Valencia, y suavísimo padre de los pobres Santo Tomás de Villanueva nació en Fuen Llana, lugar pequeño de la Mancha, y se crio en Villanueva de los Infantes, a tres millas de dicho lugar, y de él tomó el sobrenombre de Villanueva.

Sus padres eran inclinados a hacer limosna, y de ellos aprendió el santo niño esta virtud, dando a los pobres cuanto podía haber en sus manos, frutas, legumbres, pan, huevos, y aún su propio sustento y vestido, pues algunas veces volvió casi desnudo a su casa por haber cubierto con su vestido algún niño desnudo. Nunca ocultó la verdad con mentiras harto comunes en los niños.

Las primeras palabras que aprendió fueron los nombres de Jesús y María; y por su devoción a la Madre de Dios le llamaban el hijo de la Virgen.

Sus padres lo enviaron a Alcalá y fue admitido en el Colegio Mayor de San Ildefonso, y explicó después con gran loa filosofía y teología en aquella universidad.

Por aquellos días murió su padre y él repartió todos sus bienes entre los pobres, y tomó el sagrado hábito de los Ermitaños de San Agustín en el año 1518, y en el mismo día en que el desventurado Lutero le había dejado.

Hecha su profesión, enseñó teología en el convento de Salamanca, y predicó con admirable y divina unción en Burgos y Valladolid, donde toda la corte concurrió a oírle con el emperador Carlos V, el cual no quería perder ninguno de sus sermones. Le hizo su teólogo y jamás le negó algo que le pidiese.

Habiendo el emperador condenado a muerte a ciertos caballeros, reos de lesa majestad, intercedieron por ellos los grandes de España, el almirante, el condestable, el Arzobispo de Toledo, y hasta su mismo hijo, el príncipe Don Felipe; pero el emperador se mantenía inexorable con los condenados, hasta que le suplicó nuestro Santo, y revocó la sentencia.

También se rindió a su voluntad en la renuncia que hizo del Arzobispado de Granada, más no pudo renunciar el Arzobispo de Valencia, porque los superiores mandaron que le admitiese bajo pena de excomunión.

No mudó en la dignidad, hábito ni costumbres; socorría cada día a cuatrocientos pobres, y el Señor multiplicaba muchas veces en sus manos la limosna.

Predicaba todos los días, y decían de él que bastaba verle para convertirse; y por ser tan resplandeciente lumbrera de la Iglesia, nunca cesó de pedir al Papa que le quitase la dignidad de Arzobispo, más a los once años de su pontificado, oyó la voz del Señor que le dijo:

- Tomás, ten buen ánimo; el día de la Natividad de mi Madre recibirás la recompensa por tus trabajos.


Y siendo de edad de sesenta y siete años, recibió con gran devoción los Sacramentos de la Iglesia, y habiendo mandado repartir lo poco que le quedaba a los pobres, murió en lecho prestado. Treinta y tres años después se halló incorrupto su santo cuerpo.

Reflexión:

Los funerales del santo fueron magníficos y honrados con los clamores y lágrimas de más de ocho mil quinientos pobres, que lloraban la muerte de su padre y no podían consolarse. ¡Oh! ¡Si hubiera en los pechos cristianos ese espíritu de Caridad, que es el primer mandamiento de la ley de Cristo! ¿Qué más fuera menester para que el Santo Evangelio de Nuestro Señor crucificado por amor a los hombres, resplandeciese e imperase en el mundo como la mayor ley, la mayor moral y la prenda segura de toda felicidad temporal y eterna?

Oración:

Oh Dios, que adornaste al bienaventurado pontífice Tomás de Villanueva con una insigne caridad para los pobres; te rogamos las riquezas de tu misericordia sobre todos los que te invocan. Por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.


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