Ana María Quispe Díaz afirmó que Prevost le mintió sobre la investigación de las denuncias de abuso que ella y otras dos mujeres hicieron contra los “padres” Eleuterio Vásquez Gonzáles y Ricardo Yesquén Paiva.
Quispe ha dicho que Yesquén la tocó inapropiadamente y la besó en la boca cuando tenía 9 años, y que Vásquez compartió la cama con ella y la acarició durante un viaje de servicio cuando era menor de edad.
Quispe hizo estas declaraciones públicas, las primeras desde la “elección” de Prevost como “León XIV”, en una conferencia de prensa en Chicago, la ciudad natal del falso papa. Dijo que sus dos hijos fueron la motivación para hacer públicas sus acusaciones.
National Catholic Reporter vio el video de la conferencia de prensa proporcionado por el organizador de Survivors Network of Those Abused by Priests, o SNAP, un grupo que reclama justicia para las víctimas. Ana María Quispe Díaz dijo en la conferencia de prensa:
“Prevost nunca investigó, Prevost nunca nos ofreció apoyo psicológico”.
La Diócesis de Chiclayo ha negado rotundamente la versión de Quispe sobre los hechos.
En declaraciones, la diócesis ha dicho que Prevost “encargó una investigación preliminar sobre las acusaciones planteadas por las tres hermanas” y que “presentó sus conclusiones al Dicasterio para la Doctrina de la Fe el 21 de julio de 2022”.
La diócesis indicó que Prevost también “envió al dicasterio, el 3 de abril de 2023, los resultados de la investigación de la fiscalía local”, la cual determinó que el caso carecía de pruebas que lo corroboraran y había prescrito. Debido a la decisión de la fiscalía local, el dicasterio archivó el caso.
En marzo, casi un mes antes de la muerte de Francisco, SNAP envió una denuncia contra el entonces “cardenal” Prevost al “cardenal” Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano, y a los jefes de otros dos dicasterios vaticanos. En ella se alega que “Prevost intentó interferir o eludir una investigación civil o canónica, ya sea administrativa o penal, contra ciertos clérigos de la Diócesis de Chiclayo”.
Prevost dirigió la Diócesis de Chiclayo de 2014 a 2023. En abril de 2022, Quispe y sus hermanas se reunieron con Prevost para presentar sus acusaciones contra los sacerdotes.
En noviembre de 2023, Quispe escribió en Facebook que en su reunión, Prevost le dijo que creía en ellas, las alentó a presentar una denuncia ante las autoridades civiles y dijo que le pediría a Vásquez que abandonara la parroquia donde estaba ejerciendo su ministerio.
La diócesis afirmó haber actuado conforme a las directrices eclesiásticas desde que recibió las acusaciones y haber impuesto la prohibición de ejercer el ministerio sacerdotal en público. Sin embargo, publicaciones en redes sociales mostraron a Vásquez concelebrando la misa con Prevost en marzo de 2023 y encabezando una procesión eucarística en la diócesis, rodeado de niños, en junio de 2023.
En diciembre de 2023, el “obispo” Guillermo Antonio Cornejo Monzón, entonces administrador apostólico de la Diócesis de Chiclayo tras el ascenso de Prevost al Vaticano, reabrió el caso y dijo que “había pedido nuevamente a Vásquez que no celebrara la misa” y que el sacerdote “estaba siendo investigado”.
Una carta proporcionada por la red SNAP reveló que la diócesis escribió a Quispe el 1 de julio de este año, informándole que Vásquez había solicitado ser removido del estado clerical y que se encontraba suspendido de todas sus funciones sacerdotales. Añadió que su laicización tardaría entre seis y siete meses en completarse.
Quispe y las otras mujeres, a su vez, pidieron una aclaración pública sobre por qué Vásquez solicitó ser removido del estado clerical ya que ello “impedía que se iniciara una verdadera investigación”.
Quispe y las otras mujeres, a su vez, pidieron una aclaración pública sobre por qué Vásquez solicitó ser removido del estado clerical ya que ello “impedía que se iniciara una verdadera investigación”.
El acusado “padre” Eleuterio Vásquez Gonzáles
Respecto al otro acusado, la diócesis declaró que no se había abierto un proceso contra Yesquén, quien no pudo defenderse debido a “una enfermedad psiquiátrica degenerativa”. Además agregó que “No había ejercido el ministerio sacerdotal en años”.
Sin embargo, en la conferencia de prensa de Chicago, Quispe dijo que la afirmación de la diócesis de que a ella y a las otras acusadoras se les ofreció “apoyo psicológico” desde el momento en que presentaron las acusaciones a la diócesis era “absolutamente falsa”.
Dijo que en la reunión con Prevost se les instó a denunciar el caso ante las autoridades civiles, “porque en la iglesia no había forma de investigar ni de denunciar”. Por lo tanto, una causa civil “podría funcionar para que, tal vez, pudieran tomar medidas dentro de la iglesia”.
“Eso no es cierto. Nos mintió”, dijo Quispe.
“Eso no es cierto. Nos mintió”, dijo Quispe.
El acusado “padre” Ricardo Yesquén Paiva
Señaló que Prevost había investigado previamente acusaciones de abuso relacionadas con el Sodalitium Christianae Vitae, una controvertida sociedad de vida apostólica dirigida por laicos que el “papa” Francisco disolvió oficialmente en enero.
Esto se atribuye en gran medida a la defensa que realizó Prevost en favor de numerosas víctimas de abusos físicos, psicológicos y espirituales dentro del Sodalitium, lo que desencadenó una investigación del Vaticano sobre el otrora poderoso grupo peruano y su posterior derrocamiento.
En una entrevista posterior a la “elección” de Prevost, el secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin, dijo que los informes de abuso recibidos por los jefes de dicasterios mientras eran obispos diocesanos “fueron manejados según las normas aplicables, y fueron enviados por los obispos diocesanos al dicasterio competente para revisión y evaluación de las acusaciones”.
Aunque Parolin no lo mencionó explícitamente, Prevost era entonces jefe del Dicasterio de Obispos después de servir como “obispo diocesano” en Chiclayo, donde se le presentaron las acusaciones de abuso.
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