martes, 9 de septiembre de 2025

LA POSTURA IMPORTA: SIÉNTATE DERECHO Y TOMA NOTA

Al igual que tantos otros mitos que han dominado la cultura desde los años sesenta, el de que “la postura no importa” se está desmoronando.

Por John Horvat II


Una gran tragedia del individualismo radical fue la pérdida de todas las habilidades y prácticas sociales que ayudan a que la convivencia en sociedad sea más agradable, edificante y virtuosa.

La revolución de los años sesenta no solo supuso un cambio radical en las costumbres sexuales. También trastocó todas las normas y prácticas sociales que mantenían el orden y la decencia. Aspectos como la postura corporal fueron descartados por considerarse superficiales y molestos.

Si el objetivo principal de la vida es “hacer lo que uno quiera”, ¿qué más da cómo se presente uno ante los demás? Si la regla suprema es “si te sienta bien, hazlo”, ¿qué hay de malo en encorvarse si se siente mejor y más “natural” que estar erguido? Si no hay ningún beneficio práctico en estar erguido, que cada uno decida lo que quiere hacer.

El individualismo permite a cada uno inventar una narrativa autónoma: “No es asunto tuyo si los demás se mantienen erguidos o encorvados”.

Sí que importa

Esta lógica rige el mundo posmoderno. Sin embargo, al igual que tantos otros mitos que han dominado la cultura desde los años sesenta, el de que “la postura no importa” se está desmoronando.

La ciencia está demostrando que la forma en que uno se mantiene de pie sí importa. Las personas no son islas autónomas. La forma en que uno se comporta cuando está con otros puede tener consecuencias tanto personales como sociales.

Definición de postura

La postura puede definirse como la posición y el porte adecuados de las extremidades y del cuerpo en su conjunto. Cuando se está de pie, la postura contrarresta la fuerza de la gravedad, que tira constantemente del cuerpo hacia abajo y lo desequilibra.

Una postura erguida y equilibrada facilita la eficiencia y la facilidad de movimiento corporal. Crea un centro de gravedad que alivia el estrés y la tensión y mantiene el equilibrio. Debido a que debe contrarrestar las fuerzas gravitacionales, una buena postura también requiere mucho esfuerzo.

Por esta razón, los padres y educadores se preocupaban por inculcar buenos hábitos posturales en los niños. Les decían constantemente que se pusieran de pie o se sentaran derechos como una forma adecuada de presentarse y sentirse mejor.

Una buena postura desde una perspectiva individualista

Numerosos estudios respaldan los beneficios de una buena postura. Irónicamente, algunos argumentos se basan precisamente en una perspectiva individualista del interés propio.

Así, si el único criterio para hacer las cosas es la búsqueda de la felicidad, los estudios afirman que una mala postura no proporciona esta felicidad. Es perjudicial para la salud física y emocional de una persona.

Esta perspectiva egoísta se centra únicamente en uno mismo, pero resulta convincente. Es un buen punto de partida desde el que más adelante se pueden abordar razones más sociales y morales.

Los beneficios físicos de una buena postura

Tras generaciones de encorvarse, cada vez son más los expertos en salud que afirman que la postura no es solo una cuestión de estética y bienestar. Sin embargo, ofrece numerosos beneficios para la salud. Por ejemplo, un artículo reciente en The Wall Street Journal informa que las personas con buena postura tendrán mejor circulación, respiración, digestión y funciones vesicales.

Los fisioterapeutas señalan que mantener una postura saludable coloca al cuerpo en un estado de equilibrio adecuado a su naturaleza. No hay nada antinatural en una buena postura. Sin embargo, puede parecer “antinatural” porque requiere esfuerzo y atención constante. Ese esfuerzo, como todas las cosas que merecen la pena, permite al cuerpo alcanzar su máximo potencial trabajando con él, y no contra él, para lograr las mejores posiciones posibles para el movimiento.

Esta política tiene beneficios a largo plazo. Una vida entera de buenos hábitos posturales puede ayudar a las personas a afrontar mejor el deterioro del cuerpo. Mantiene todo el peso directamente sobre los pies, donde debe estar, y evita todo tipo de compresiones, tensiones y estiramientos que hacen la vida difícil y dolorosa.

Una mala postura puede parecer más “natural”, ya que no requiere esfuerzo, pero deforma el cuerpo y puede tener consecuencias terribles y dolorosas, especialmente a medida que las personas envejecen.

Para aquellos individualistas que solo veneran al dios de la buena salud, estas razones físicas para mantener una buena postura deberían ser motivos de peso para sentarse o ponerse de pie con la espalda recta y escuchar.

Mejora de la salud mental y emocional

Sin embargo, una buena postura no se limita a una mejor salud física. Puede tener un impacto inmenso en la salud emocional y mental. Estas razones también deberían interesar a los individualistas, ya que la postura se centra en uno mismo e implica el desarrollo y el enriquecimiento personal.

Una investigación de 2023 que abarcó veinte años encontró una conexión bidireccional significativa entre la depresión y una postura encorvada. Las personas encorvadas no solo parecen deprimidas, sino que a menudo lo están. Estar erguido ayuda.

Otro estudio demostró que las personas que se mantienen erguidas en situaciones estresantes tienen una mayor autoestima, menos ansiedad y mejor estado de ánimo. Están en mejores condiciones para afrontar las vicisitudes de la vida.

Muchos estudiosos de la medicina creen que una buena postura aumenta la sensación de vitalidad, mejora el rendimiento cognitivo, facilita el habla y evita el ensimismamiento. Una persona erguida experimentará un mayor bienestar que una encorvada.

Por lo tanto, aquellos individualistas que buscan una razón más espiritual para adoptar una buena postura encuentran una respuesta en estos beneficios mentales y emocionales.

Sin embargo, todas las razones anteriores son las menos importantes. También hay que tener en cuenta otros aspectos de la vida.

Una dimensión social

La buena postura tiene una dimensión social que la mayoría de los individualistas no perciben ni les importa. La postura correcta del cuerpo tiene un impacto en quienes les rodean. La postura envía mensajes que pueden animar o desanimar. El lenguaje corporal es una realidad que a menudo habla más y más alto que las palabras.

Los seres humanos son seres sociales hechos para convivir en sociedad. Por lo tanto, la comunicación es constante. La postura puede ayudar, reconfortar o inspirar a los demás. Se debe mantener una postura correcta por el bien del prójimo, no solo por uno mismo. Es un acto de consideración hacia los demás.

La postura disciplinada y erguida de un policía o un soldado transmite una sensación de seguridad y confianza. La presencia majestuosa de un profesor o un orador puede transmitir certeza y pasión. La postura erguida de quienes dirigen es un signo de competencia y control.

La interacción social en la que todos se esfuerzan por mostrar el mejor lado de la naturaleza humana hace que la vida sea más agradable y atractiva. Transmite el mensaje de que una persona se preocupa por otra y actúa en consecuencia. Incluso el Wall Street Journal reconoce que una buena postura favorece los negocios.

Una dimensión moral olvidada

Sin embargo, hay una razón más elevada para mantener una buena postura. También hay una dimensión moral en la postura que se ha olvidado casi por completo en la sociedad egoísta actual. Tradicionalmente, mantener una buena postura forma parte de la virtud de la modestia.

La modestia no consiste solo en cubrir adecuadamente el cuerpo. Es la virtud que salvaguarda la dignidad de una persona en relación con los demás y, por lo tanto, contribuye a que la sociedad sea civilizada y armoniosa.

Esta virtud incluye presentar el cuerpo de forma adecuada y hermosa, tal y como Dios lo concibió. Prohíbe el descuido en la apariencia, la ropa deliberadamente de mala calidad, la falta de modales y la mala postura intencionada.

Aunque encorvarse puede no ser pecaminoso, puede crear una atmósfera de desprecio, descuido y pereza. Favorece los malos hábitos que pueden facilitar el vicio. Por lo tanto, las personas pueden combatir estas horribles consecuencias viviendo de acuerdo con las normas de decoro que favorecen el esfuerzo y la consideración en una sociedad bien ordenada.

La opinión de Santo Tomás

Santo Tomás de Aquino afirma que las personas son inmodestas cuando descuidan indebidamente su apariencia y no se presentan de acuerdo con su condición social. También son inmodestas cuando buscan llamar la atención mostrando una falta de interés por presentarse bien (véase Summa, II-II, q. 169, a. 1).

Por lo tanto, la modestia no solo se aplica a la postura, sino también a la forma de hablar, vestir, gesticular y presentarse en general. Todas estas cosas crean un ambiente propicio para la práctica de la virtud y el amor al prójimo. Permiten, por ejemplo, que un hombre se presente como un templo del Espíritu Santo hecho a imagen y semejanza de Dios. Es ordenado, digno y recto. Toda la sociedad se beneficia de su comportamiento y sacrificio.

¿Por qué tan pocas personas tienen una buena postura?

Si mantener una buena postura ofrece tantos beneficios, ¿por qué tan pocos siguen este camino? Solo los beneficios para la salud ya merecen ser tenidos en cuenta. El bienestar mental debería ser un incentivo en esta época de soledad y estrés.

Sin embargo, la mayoría de la gente prefiere lo contrario porque la cultura predica un mensaje de desenfreno, comodidad y menos esfuerzo. Adoptan estos malos hábitos. Los modelos famosos que se proponen a la sociedad retratan a personas a la moda que carecen de postura, y muchos los imitan. El individualismo convierte todo en subjetivo, de modo que las personas pueden vivir según sus pasiones desordenadas. No es de extrañar que hoy en día haya tanta falta de dignidad y tanto malestar.

De hecho, cosas como la postura importan. Tarde o temprano, las personas pagan las consecuencias en una sociedad que se vuelve insoportable. La sociedad abandona estas influencias civilizadoras por su cuenta y riesgo. Las personas deben sentarse y tomar nota.
 

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