Por Monseñor de Segur (1878)
XXII
LA FRANCMASONERÍA ES ESENCIALMENTE IMPÍA, ANTICRISTIANA Y ATEA
Cuidado en equivocarse: el dios que la Francmasonería venera bajo el extravagante nombre de Gran-Arquitecto de todos los mundos, no es el Dios vivo, único verdadero, Padre, Hijo y Espíritu Santo, a quien adoramos; no es nuestro Criador, Señor y Salvador Jesucristo, Dios hecho hombre, único y verdadero Dios. Es el Dios de Voltaire, el Ser supremo de Rousseau, de la Convención y de Robespierre; es el Dios de los teofilántropos, el Dios de los fatuos cantando por Beranger, el Dios de Renán y de Garibaldi, el Dios de la religión del hombre de bien, el Dios que no existe. De modo que afectan no tener en cuenta alguna la revelación y la venida de Jesucristo al mundo: rechazan la era cristiana, y en todas sus publicaciones cuentan los años desde la creación del mundo. Esta negación del Cristianismo sería pueril si no fuera impía.
La Francmasonería solamente habla de Dios para no asustar a las masas. Con este mismo fin se reviste pérfidamente de ciertas apariencias de religión; tiene sus ceremonias y ritos; confiere un bautismo a su modo; tiene un matrimonio masónico; un ceremonial para los entierros, etc.; todo esto mezclado con invocaciones, bendiciones, incensaciones, consagraciones (1), en una palabra, con una apariencia de culto. Todo esto no es más que para el vulgo.
Más en cuanto a los francmasones de casta, en cuanto a los verdaderos francmasones, no se paran en barras, y reniegan abiertamente del Cristianismo. Los otros, los que todavía no están maduros, conservan a menudo, con el nombre de Dios, un sentimiento vago de Religión, que en nada sujeta la conciencia, y que causa lástima a los primeros. Nadie ignora en que en la práctica el deísmo se parece en todo al ateísmo; es un ateísmo respetuoso y latente. Pues bien, la Francmasonería es deísta en este sentido, cuando no francamente atea. Por esto las logias alemanas hicieron la siguiente declaración: “Los francmasones deístas están por encima de las divisiones religiosas. No solamente hemos de colocarnos encima de las diferentes religiones, sino más bien sobre toda creencia en un Dios cualquiera” (2).
En Francia hablan como en Alemania. Es el grito del corazón. El Mundo Masónico decía al discutir el primer artículo de los estatutos de la Francmasonería, en el que se trata de la existencia de Dios y de la inmortalidad del alma:
“- ¡Y qué! Se dirá, ¿nada debe exigirse de un hombre para que sea digno de ser francmasón?
- Nada, solamente que sea hombre honrado.
- ¿Rechaza la idea de Dios?
- Presentadle una que satisfaga su razón.
- ¿Duda de la vida futura?
- Probadle que la nada es contradictoria.
- ¿Desconoce las bases de la moral?
- ¡Qué importa, si vive y obra como si las admitiera!” (2).
La Francmasonería, sea deísta o atea, es, pues, la negación absoluta de la Religión. No lo digo yo; lo dice Proudhón:
“La Francmasonería -escribe- es la negación misma del elemento religioso”.
Ella no quiere ni Dios ni Religión; quiere excluirla de la educación, de las costumbres públicas y privadas, de la vida humana y de la muerte. Sus escritores más graves, sobre todo los modernos, están a la cabeza del repugnante movimiento de ateísmo y materialismo que se nota de algunos años a esta parte; aclaman satisfechos las más atrevidas producciones anticristianas, como los periódicos La Moral independiente, El Librepensamiento, La Libre Conciencia, La Solidaridad. “Damos la bienvenida -decía un periódico francmasón- a todos nuestros nuevos colegas, muchos de cuyos redactores son antiguos amigos, y consignamos con placer que todos esos periódicos están, sin excepción, dirigidos por francmasones, y que estos forman la mayoría de sus redactores” (3).
En Bélgica como en otras partes, la francmasonería es la que engendra esa abominable secta de los solidarios, así llamada porque se comprometen mutuamente por pacto formal a vivir sin Religión, y a morir sin sacerdote, como perros.
Que haya uno que otro francmasón que no caiga en tal exceso de irreligión, poco nos cuesta creerlo; pero tocante a la Francmasonería en sí misma, diga cuanto quiera, es una institución esencialmente impía, anticristiana y atea.
Continúa...
Notas:
1) Véase el Ritual Masónico.
2) Septiembre de 1866.
3) Mundo Masónico, Noviembre de 1866.
No hay comentarios:
Publicar un comentario