El segundo grado de la Francmasonería exterior es el de Compañero-Masón...
Por Monseñor de Segur (1878)
Cuando un desgraciado Aprendiz se cansa de no averiguar ni aprender nada, espera se le inicie en alguna cosa pasando a ser Compañero, lo cual se verifica como sigue:
El Aprendiz postulante no lleva ya vendados los ojos, puesto que pidió la luz, y se le echó pólvora a los ojos: viene a llamar como Aprendiz a la puerta de la logia (1).
El Venerable le hace entrar, le pregunta y le ordena que dé cinco veces la vuelta a la logia, acompañado del H∴ Maestro de Ceremonias. Esto se llama “los viajes misteriosos”.
Después le hace golpear tres veces con una maza sobre una piedra bruta (entiéndalo quien pueda). A esto se llama el último trabajo de Aprendiz.
El Venerable le explica entonces el significado de una estrella flamígera, pintada en un lienzo extendido en el suelo, y le dice ser “el símbolo de aquel fuego sagrado, de aquella porción de divina luz, de que el gran Arquitecto del universo ha formado nuestras almas”. (Lo cual es una herejía que huele mucho a panteísmo).
Háyalo comprendido o no el postulante, se le conduce al altar, como la primera vez; y allí, de rodillas, presta de nuevo el juramento de fidelidad masónica; juramento horrible, condenado por las leyes divinas y humanas.
Al punto se le proclama Compañero con grandes aplausos de la logia, y se le conduce, no “a Oriente” como al ser recibido Aprendiz, sino “delante de la columna del Mediodía”, en donde le dirige otro discurso el H∴ Orador.
Todo esto es tan necio, que más bien debería excitar la cólera que la risa. ¡Y pensar que hay en el mundo ocho millones de personas, muchas de ellas instruidas e ilustradas, que han pasado por estas horcas caudinas de las sociedades secretas!
Nota:
1) Es decir (a lo menos en el rito escocés) dos golpes dados rápidamente y con fuerza; y después de una corta pausa, un tercer golpe más suave. El Compañero da del mismo modo, primero dos golpes, después uno, y luego otros dos. El Maestro repite tres veces los golpes del Aprendiz. El Venerable o Maestro de logia no da más que un golpe, pero muy recio: ¡como que es Júpiter Olímpico el que llama!
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