sábado, 20 de septiembre de 2025

COMO LA FRANCMASONERÍA RINDE CULTO AL SOL

¡He aquí la famosa “luz”, “las llamas purificadoras” que el Venerable da generosamente al Aprendiz!

Por Monseñor de Segur (1878)


XXIII

COMO LA FRANCMASONERÍA SE CONSUELA DE SUS PENAS RINDIENDO CULTO AL SOL

Sí, señores; al sol, a la luna y a las estrellas. 

El nombre de la ciencia y del progreso de las luces que tiene siempre en la boca, la Francmasonería pretende que: “Dios no sea demostrado, ni puede demostrarse”; que la moral cristiana, que se funda en el temor y amor de Dios, es ridícula, inútil e inmoral; que Nuestro Señor, o bien no ha existido, o bien ha sido un hombre como cualquier otro; que ha llegado ya el tiempo de acabar con la Iglesia, con el Papa y con los sacerdotes. Y, ¡cosa curiosa! por los senderos de lo que se llama ciencia, y por el progreso de las luces, llega la Francmasonería a tal grado de estupidez, que no podría creerse si no lo atestiguasen sus mismos adeptos. ¿Sabéis cuál es en el fondo el Dios hacia el cual vuelven sus miradas? ¡Es el sol! Si, el sol, como esos brutos con figura de hombre que a veces se encuentran en las esferas más bajas de nuestra sociedad descristianizada. 

Ved si no lo que sin quitar ni añadir ni una sola letra dice el Muy-Respetable (!) al nuevo elegido para el grado de Maestro en el acto de iniciación: “El Adoniram de la Francmasonería, lo mismo que Osiris, Mithra, Baco y todos los dioses celebrados en los antiguos misterios, es una de las mil personificaciones del sol. Adoniram, en efecto, significa en hebreo vía elevada, lo que designa la posición del sol respecto a la tierra... En todas las ceremonias que se celebran en las logias, encontraréis constantemente el mismo pensamiento. Así, nuestra asociación se ha puesto bajo la invocación de San Juan, es decir, de Jano, el sol de los solsticios. Por esto celebramos la fiesta de nuestro Patrono en los dos solsticios del año (21 de Junio y 21 de Diciembre) con un ceremonial completamente (g)astronómico. La mesa a la que nos sentamos tiene la forma de herradura, y representa la mitad del círculo del zodíaco; y en los trabajos de las mesas (sic) ofrecemos siete libaciones en honor de los siete planetas”.

El H∴ Rebold dice que los milagros y los hechos de la vida de Jesús deben explicarse como “apariencias solares”. El H Gran-Canciller Renán declara en la Revista de ambos Mundos (15 de octubre de 1863), que “el culto del sol es el único racional y científico”, y que “el sol es el Dios particular de nuestro planeta!!”.

¡El culto del sol! ¡Y aquí la última palabra de esas sublimes inteligencias que solo hablan de progreso, de luces, de ciencia; y que modestamente se intitulan “Príncipes sublimes de la verdad”! ¡He aquí la piadosa interpretación del Evangelio de San Juan, que hemos visto poner a los ojos del profano en las primeras pruebas del Aprendiz! ¡He aquí la famosa “luz”, “las llamas purificadoras” que el Venerable da generosamente al Aprendiz! ¡He aquí el significado de la “estrella flamígera” y de la banda azul! El culto del sol, el culto degradante de la materia, el Dios-Naturaleza, o por mejor decir, un ateísmo tanto más vergonzoso cuanto se cubre con el velo de la moral y de la beneficencia, y que no solamente es impío, sino hipócrita, ¡qué castigo para el orgullo de esos espíritus fuertes! 

¡Y aún se atreve la Francmasonería a llamarse “el origen y la fuente de todas las virtudes sociales” (son palabras del H Ragón), y aún más: la más pura filosofía, el origen de las fábulas de todos los cultos (sic), el pozo en el que parece haberse refugiado la verdad!!! ¡Qué imprudencia! 

De este pozo tenebroso salen, hace dos siglos, tantas blasfemias, impiedades, negaciones atrevidas, mentiras y calumnias contra la Iglesia; tantos trastornos, destrucciones, instituciones sordamente ateas, que amenazan con la ruina total de la civilización cristiana! De ese pozo han brotado particularmente en estos últimos años las blasfemias de Renán y Proudhón, blasfemias satánicas que las logias han difundido en todas las lenguas. De allí salen cada día esos poderes de toda especie que se precipitan sobre Roma, que conmueven los cimientos del Papado, y que quisieran arrancar la corona de Jesucristo y su Vicario. 

En el fondo, la doctrina de los francmasones constituye el materialismo.

Continúa...

 
 

 
 

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