DISCURSO DE SU SANTIDAD EL PAPA LEÓN XIV
A LA COMUNIDAD INDONESIA EN ROMA
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. ¡Que la paz sea con ustedes!
¡Buenos días a todos!
Distinguidos Representantes Civiles,
Queridos Hermanos y Hermanas en Cristo:
Me alegra mucho encontrarme con la comunidad católica indonesia de Roma mientras celebramos dos acontecimientos especiales: el primer aniversario de la visita papal a Indonesia y setenta y cinco años de relaciones diplomáticas entre Indonesia y la Santa Sede.
Desde sus inicios, la Santa Sede ha mantenido una estrecha relación con su nación, reconociendo su independencia poco después de su nacimiento. A lo largo de estas décadas, los lazos se han cimentado sobre el diálogo, el respeto y un compromiso compartido con la paz y la armonía. La histórica visita papal de mi venerable predecesor el año pasado profundizó esta amistad y llevó un mensaje de esperanza a su vasto archipiélago. También brindó al mundo una expresión tangible de cooperación interreligiosa a través de la Declaración de Istiqlal, firmada por el Papa y el Gran Imán de la Mezquita de Istiqlal para fomentar la unidad por el bien de la humanidad. Hoy, celebramos estos lazos de amistad ; nos alegramos de su presencia aquí, junto con las autoridades civiles que representan a Indonesia.
Esta reunión en sí misma es un signo de los buenos frutos de la fe y la unidad. Incluso lejos de casa, conservan sus vibrantes tradiciones y se cuidan mutuamente. Les agradezco los fuertes lazos que mantienen con sus vecinos, tanto cristianos como no cristianos. Estos discretos actos de servicio reflejan el lema de Indonesia: “Unidad en la diversidad”. Como dijo el Papa Francisco en Yakarta, los pueblos de Indonesia forman un “tejido unificador” cuando están unidos por la búsqueda del bien común; de hecho, mantener la armonía en medio de la diversidad es como una delicada “obra artesanal confiada a todos” (Francisco, Encuentro con las autoridades, la sociedad civil y el cuerpo diplomático en Istana Negara, 4 de septiembre de 2024).
En este sentido, me animan las formas en que practican esta solidaridad, desde la acogida a los nuevos migrantes hasta el intercambio de su cultura con las comunidades locales. Estos son claros ejemplos de la “cultura del encuentro”, que es la base de la paz y la comunión. Los insto a ser profetas de comunión en un mundo que tan a menudo busca dividir y provocar. El camino del diálogo, el camino de la amistad, puede ser desafiante, pero produce el precioso fruto de la paz.
Queridos amigos, ustedes demuestran que es posible ser católicos fieles y orgullosos indonesios, dedicados al Evangelio y a la construcción de la armonía social. Con la esperanza de que sigan construyendo puentes entre pueblos, culturas y religiones, los encomiendo a la Santísima Virgen María, Madre de la Iglesia. Por su intercesión, que sigan siendo peregrinos de esperanza y artífices de paz. Gracias, y que Dios bendiga a Indonesia, a todos ustedes y a sus seres queridos, con unidad y esperanza duraderas.
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