Las vergonzosas palabras de Pietro Parolin, sobre el supuesto "conflicto social" en Nigeria tergiversan la realidad de una persecución feroz y genocida contra los católicos.
Por Monseñor Carlo Maria Viganò
Soy muy consciente y llevo en mi corazón cada día el sufrimiento y la persecución de los católicos nigerianos, habiendo vivido en Nigeria durante seis años, de 1992 a 1998, como Nuncio Apostólico.
Las vergonzosas palabras del cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin, sobre el supuesto "conflicto social" en Nigeria tergiversan la realidad de una persecución feroz y genocida contra los católicos, martirizados mientras Roma divaga con sinodalidad e inclusión.
Mientras la Jerarquía se alinea abiertamente con la islamización de la Europa cristiana y se atreve a definir la libertad religiosa del Vaticano II como un "derecho humano", miles de fieles siguen dando testimonio heroico del Evangelio de Cristo, y su sangre clama venganza al Cielo.
No, Su Eminencia: los católicos nigerianos están siendo asesinados por odio a la fe que profesan, a manos de musulmanes y en obediencia al Corán. Esos mismos musulmanes que están transformando sus iglesias en mezquitas, con su cobarde y cortesana complicidad, y que pronto derrocarán gobiernos para imponer la sharia a los "infieles".
La responsabilidad de la Iglesia bergogliana y post-bergogliana en este crimen contra Dios y el hombre seguirá siendo una condena perpetua de la traición de los Pastores.
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