Por Monseñor Carlo Maria Viganò
Hace sesenta y tres años, en este día, se inauguró solemnemente el “concilio ecuménico Vaticano II”, el primer “concilio” de la Iglesia del que tomó su nombre la nueva “iglesia conciliar”.
Fue un “concilio” porque buscó “reconciliar” a Dios con el mundo, a Cristo con Belial, a la verdad con la falsedad, al bien con el mal.
Fue “ecuménico” porque buscaba legitimar el “diálogo interreligioso”, que la Iglesia Católica Romana ya había condenado solemnemente.
Se autodenominó “Vaticano II” para hacer creer que estaba en continuidad con el Magisterio católico perenne, para poder adulterarlo usurpando la Autoridad de la Iglesia y del Romano Pontífice.
Sentó las bases pseudodoctrinales de la actual “iglesia sinodal”, que pretende subvertir la constitución jerárquica de la Iglesia y del Papado.
Quienes se adhieren conscientemente a este “concilio” son responsables de la demolición de la Iglesia Católica y ratifican con su complicidad el golpe de Estado “conciliar y sinodal”.
1 comentario:
Con todo respeto, discrepo de Su Excelencia. Es verdad que muchos textos del último Concilio son ambiguos, como han reconocido canonistas tan eminentes como Don Lamberto de Echevarría (+) profesor en la Universidad Pontificia de Salamanca, nada sospechoso. Me remito a la Historia del mismo Concilio, y han llevado a consecuencias desastrosas. Esto hubiera sido suficiente para hacer despertar a los Papas legítimos hasta Benedicto XVI. Por lo demás, el Secretario General del Concilio Monseñor Pericles Felici ya publicó en las Actas Conciliares y notificó a los venerables Padres que "en este Concilio sólo se han mantener como de Fe aquellas cosas que el mismo defina manifiestamente como tales. Todo lo demás que el Concilio propone se ha de recibir como Doctrina del Supremo Magisterio de la Iglesia, según las reglas de la calificación teológica, bien conocidas".
En todo caso, hay que culpar de negligencia a los últimos Papas, no de mala fé. Sí, de cobardía al Papa Ratzinger por haber entregado el gobierno de la Iglesia a la masonería o sea al mismo demonio.
Publicar un comentario