jueves, 10 de octubre de 2024

10 DE OCTUBRE: SAN FRANCISCO DE BORJA


10 de Octubre: San Francisco de Borja

(✞ 1572)

El humildísimo San Francisco de Borja, tercer prepósito general de la Compañía de Jesús, nació en Gandía y fue hijo de don Juan de Borja, tercer duque de Gandía y de doña Juana de Aragón, nieta del Rey Don Fernando el Católico. 

A los diez años de edad perdió a su madre, y el inocente niño en lugar de llorar, ofrecía en sufragio sangrientas disciplinas que descargaba sobre su tierno cuerpecito. 

Se crio en el palacio de su tío, el Arzobispo de Zaragoza y en la corte del emperador Carlos V; y la emperatriz doña Isabel de Portugal quiso que se casase con doña Leonor de Castro, su amiga íntima, reputada por su gran hermosura en el palacio. 

Esta fue una boda muy aplaudida por el emperador, el cual hizo a Francisco marqués de Lombay, y llegó a ser “gran privado” de emperador, que estudiaba con él las matemáticas. 

Acompañó Francisco al emperador en la expedición al África y a la que intentó sobre las costas de la Provenza, señalándose tanto por la prudencia en el consejo, como por el valor en la campaña. 

La muerte de la emperatriz Isabel de Portugal a los treinta y seis años, y considerada una de las mujeres más hermosas de su tiempo, confirmó el disgusto que tenía ya el santo por las cosas del mundo. Cuando el emperador le mandó que llevase el cadáver de su esposa a Granada, al descubrirle para hacer la entrega, le halló tan horrorosamente desfigurado, que no se reconocía en ese cuerpo un solo rasgo de lo que había sido, y propuso en su corazón no servir más a señor que se le pudiese morir. 

Le nombró después el emperador como virrey de Cataluña, y luego que el santo tomó posesión de aquel gobierno mudó de semblante toda la provincia. 

Vivía en su Palacio como religioso y, consultaba por cartas las cosas de su conciencia con San Ignacio de Loyola que estaba en Roma. 

Habiendo muerto su esposa, con licencia del emperador, renunció a sus Estados, títulos y empleos, y entró en la Compañía de Jesús. 

Celebró su primera Misa en la Casa de Loyola, por su devoción a San Ignacio. 

Traía sus espaldas hechas una llaga por el rigor de sus disciplinas, su oración era un éxtasis continuado, deseaba ser despreciado de todos, y firmaba sus cartas: Francisco, el pecador.

Es increíble el fruto de conversiones que hizo así en las cortes como en los pueblos. 

Muerto Carlos V pronunció el santo su oración fúnebre, y cuando fue elegido general de la Compañía, extendió maravillosamente su celo por toda Europa y por el nuevo mundo.

En el cónclave de los cardenales, pensaron en hacerle Papa, si no los estorbara la noticia que tuvieron de una recia enfermedad que le asaltó, y el tesón con que por siete veces se resistió a admitir el capello cardenalicio. 

Finalmente después de haber visitado a la Virgen de Loreto, entendiendo que se acercaba el día de su muerte, pidió perdón a todos los que le rodeaban, y después de un éxtasis maravilloso, dio tranquilamente su alma al Creador a los sesenta y dos años de edad. 

Reflexión

Y aquí tenemos uno de los mayores ejemplos de desengaño del mundo obrados por la muerte. La vida de una hermosura desfigurada convirtió a uno de los más ilustres grandes de España en uno de los más esclarecidos Santos de la Iglesia. Mirémonos en este espejo y aprendamos a apreciar en su justo valor las cosas de la tierra. Continuamente está llamando la muerte a nuestras puertas; no perdona a pobres ni a ricos, a príncipes ni a mendigos, a jóvenes robustos ni a decrépitos ancianos; cada día falta de nuestro lado alguna persona amada o conocida. Procuremos, pues, vivir de manera que no nos halle desprevenidos. 

 Oración

¡Señor nuestro Jesucristo! Ejemplar y premio de la verdadera humildad, te rogamos que así como hiciste al bienaventurado Francisco glorioso imitador tuyo en el desprecio de las honras de la tierra, así también nos concedas que le imitemos y le acompañemos en tu gloria. Por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén. 

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