miércoles, 9 de octubre de 2024

9 DE OCTUBRE: SAN DIONISIO Y SUS COMPAÑEROS MÁRTIRES


9 de Octubre: San Dionisio y sus compañeros mártires

(✞ 96)

El divino teólogo San Dionisio Aeropagita, fue natural de Atenas, ciudad principalísima de Grecia, y nació de padres ilustres, ocho o nueve años después del nacimiento del Salvador. 

Estudió la filosofía y astronomía en aquella célebre Universidad de Atenas a donde concurrían de todas partes los mayores ingenios, y para perfeccionarse en las matemáticas hizo un viaje a Heliópolis de Egipto. 

Allí observó el milagroso eclipse de sol que sucedió en el plenilunio y espantado exclamó: “O el autor de la naturaleza padece, o la máquina de este mundo perece”.

Vuelto a Atenas resplandeció por su sabiduría, y fue levantado a la dignidad de uno de los primeros jueces de Areópago, que era el más respetable tribunal de toda Grecia. 

En esos momentos entró en Atenas San Pablo, el cual habiendo predicado a Jesucristo fue delatado ante aquel tribunal. 

Estando pues el Apóstol en el Areópago, rodeado por filósofos, habló altísimamente de la Majestad de Dios y del juicio universal, y entre los que se convirtieron, uno fue Dionisio Aeropagita y Dámaris su mujer, lo cual produjo gran asombro en toda la ciudad y dio ocasión a que otros muchos abrazasen la Fe de Jesucristo. 

Se hizo Dionisio discípulo de San Pablo y de él aprendió la divina teología que después comunicó en sus libros a toda la Iglesia. 

Tuvo tan gran veneración por la Virgen, y desde que la vio, solía decir que a no saber por la Fe que era criatura humana, la hubiera tenido como una divinidad, y en el libro de los Nombres Divinos dice que presenció su dichoso tránsito. 

San Pablo lo ordenó como Obispo de la Iglesia de Atenas y dejando al cabo de algunos años aquella cristiandad tan floreciente como la de Jerusalén, fue a Éfeso a hablar con San Juan Evangelista recién llegado del destierro en Patmos, y por su consejo fue a Roma, donde el vicario de Cristo, que era San Clemente, le envío a las Galias a predicar el Evangelio, juntamente con Rústico, diácono, Eugenio, y otros compañeros. 

Alumbró primero con la luz de Cristo las gentes de Arles, y desde allí se dirigió a París donde dio copioso fruto y es tradición que dedicó un templo a la Santísima Trinidad, y otro a la Virgen Santísima. 

Finalmente, el prefecto Fescenio Sisinio lo hizo detener con sus compañeros, y los mandó a azotar y atormentar con varios suplicios, de los cuales habiendo salido ilesos, los entregó a los verdugos para que lo llevaran fuera de la ciudad, y allí les degollasen. 

Se ejecutó la sentencia en el monte que hoy se llama Monte de los mártires, y es tradición que el cuerpo de Dionisio se puso de pie y tomó su propia cabeza con las manos como si fuera triunfando y llevara en ella la corona, trofeo de victoria, y que así anduvo dos millas, hasta que entregó tan preciosa reliquia a una Santa mujer llamada Cátula, la cual dio honorífica sepultura a los cuerpos de todos aquellos Santos. 

Reflexión

Muchos oyeron predicar a San Pablo en Atenas, pero muy pocos se convirtieron con su predicación. Otra tanto sucede en nuestros días. Se llenan los templos de gente que escucha la divina palabra, pero el número de los que la practican es reducidísimo. ¿Y esto por qué? Porque se acude a los sermones más con espíritu de crítica o por mera rutina, que con verdadero deseo de aprovecharse. 

Oración

¡Oh Dios! Que en este día fortaleciste con la virtud de la constancia a tu mártir y pontífice, el bienaventurado Dionisio mártir y le diste por compañeros a Rústico y Eleuterio para evangelizar a los gentiles, te rogamos nos concedas que a su imitación, despreciemos por tu amor las prosperidades del mundo y no temamos ninguna de sus adversidades. Por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén. 

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