Por Monseñor De Segur (1862)
Se llama matrimonio mixto, el que se celebra entre un católico y una protestante, o entre un protestante y una católica.
La Iglesia ve con dolor esta clase de matrimonios, los cuales ordinariamente demuestran una gran indiferencia en materia de religión; y tienen frecuentemente por consecuencia, la educación herética de los hijos que nazcan. Por mi parte confieso que no comprendo a un cristiano, a un católico, tan poco delicado en cuanto a las cosas divinas, como lo prueba el hecho de escoger a una hereje por compañera de toda su vida, por madre de su familia, por directora de su hogar.
La Iglesia hace ver por todos los medios posibles, cuanto la repugnan semejantes enlaces. No solamente los priva de la acostumbrada majestad de las pompas nupciales, sino que prohíbe expresamente a los sacerdotes, tomar en estos casos otra parte que la de un simple testigo; y es por eso que estos matrimonios mixtos se celebran fuera de la Iglesia, en la sacristía, sin ninguna bendición, ni preces, delante del sacerdote, revestido solamente de su sotana, sin sobrepelliz ni estola. Y aun así es necesario que los dos futuros consortes, tanto el contrayente hereje como el católico, previamente se obliguen, bajo el sello del más solemne juramento, a educar en la Religión Católica todos los hijos e hijas que puedan nacer de este matrimonio. Sin que preceda este juramento, la Iglesia se niega del todo a los matrimonios mixtos.
Así es que cuantas veces veáis a los hijos de un matrimonio mixto, educándose en el protestantismo, podéis tener por seguro que ese es el fruto de un perjurio.
Cuando se han llenado todas las condiciones exigidas para estas uniones lastimosas, una vez celebrado el matrimonio en presencia del sacerdote católico; bueno es que se sepa estar prohibido a la parte católica ir a presentarse, como se hace algunas veces, al pastor protestante. Esto sería comunicar con los herejes in sacris, es decir, en las cosas santas, y hacer una culpable concesión a la herejía. Una vez casado en la Iglesia Católica, ¿qué va el católico a buscar en el templo protestante? No el vínculo conyugal, porque el matrimonio ya está hecho; y si se va al templo protestante para oír leer algunos pasajes de la Biblia, relativos a los deberes de los casados, eso no merece la pena de cometer un pecado de escándalo. Si se quiere leer, léase en casa.
Es sabido que los protestantes no consideran el matrimonio como Sacramento; de modo que si los ministros de esa secta hacen venir a los esposos al templo, es porque esta ceremonia, inútil por aquella razón, les produce sendas pesetas.
El debilitamiento de la fe es lo que produce los matrimonios mixtos. Para que un cristiano descienda a formar alianza tan desigual, es necesario que haya perdido el sentimiento de la dignidad católica.
El matrimonio es un gran Sacramento, del cual dependen la felicidad y la salvación del esposo y de la esposa. ¡Ay de aquellos que no lo contraen según Dios, y que prefieren a su fe, los arreglos de familia y de fortuna, o el capricho del sentimentalismo!
Continúa...
Tomado del libro “Conversaciones sobre el protestantismo actual”, impreso en 1862.
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