martes, 28 de enero de 2025

EXAMEN DE CONCIENCIA TRADICIONAL

Compartimos el texto del padre Santiago Lichius de la Congregación del Verbo Divino publicado en su libro Vademécum Devocionario (1958)


En este pequeño libro para la Catequesis encontramos este apartado, muy útil en tiempos de apostasía y cuando el concepto mismo del mal y del pecado es omitido deliberadamente por los falsos pastores de la falsa iglesia.

El texto fue escrito pensando en la correcta instrucción y formación de los niños, pero, naturalmente, se adapta a la instrucción y formación de los adultos.


Examen de conciencia

¿Cuánto tiempo hace que me confesé? ¿Fue buena mi última confesión? ¿Cumplí la penitencia impuesta?

Sobre los mandamientos de Dios

I. Amar a Dios sobre todas las cosas

¿Hice siempre mis oraciones de la mañana y de la noche? ¿Recé con mal gusto? ¿Sin devoción?

¿Estudié bien el catecismo? ¿Asistí a la doctrina siempre que podía?

¿Me avergoncé de la religión? ¿Me burlé de personas piadosas?

¿Puse en duda alguna verdad de fe? ¿Hablé mal de la religión?

¿Leí, presté o retuve libros o diarios en que se habla mal de la religión?

¿Creí en hechizos o supersticiones?

II. No jurar su santo nombre en vano

¿Pronuncié el nombre de Dios, de Jesús, de María, de Santos, sin respeto?

¿Dije una blasfemia?

¿He jurado sin necesidad? ¿con mentira? ¿de cometer algún pecado?

¿He faltado a algún voto o promesa?

III. Santificar las fiestas

¿Falté a Misa en los domingos y fiestas de guardar por mi propia culpa? ¿Llegué tarde a ella? ¿Salí antes de que acabara?

¿Me porté mal en la iglesia?

¿Trabajé en los domingos y fiestas de guardar sin necesidad?

IV. Honrar padre y madre

¿Desobedecí a mis padres, maestros y superiores? ¿Fui insolente con ellos? ¿Les afligí? ¿Les deseé mal? ¿No recé por ellos?

¿Me burlé de personas ancianas o desgraciadas?

V. No matar

¿Expuse sin necesidad mi vida o salud a algún peligro? ¿Perjudiqué mi salud por la rabia, el exceso de comer, beber, fumar, etc.? ¿Deseé la muerte a mí mismo o a otro?

¿Pegué a otro niño? ¿Le tiré piedras? ¿Le ofendí con maldiciones, sobrenombres, burlas? ¿Le tuve rabia? ¿Le guardé odio?

¿Fui insolente con los sirvientes?

¿Hice sufrir algún animal por puro gusto?

¿Ayudé a otro niño a cometer pecado?

VI. No fornicar

¿Dije palabras feas? ¿Pensé en cosas deshonestas? ¿Las deseé? ¿miré? ¿dije? ¿escuché? ¿hice? ¿a solas o con otra persona? ¿Miré imágenes deshonestas? ¿Las mostré? ¿Las guardé? ¿Leí libros malos? ¿Induje a otros a pecar?

VII. No hurtar

¿Robé alguna cosa? ¿Me quedé con cosa encontrada? ¿Acepté cosa robada o encontrada? ¿La guardo todavía?

¿Hice daño a otro en sus cosas: vestidos, útiles?

¿Eché a perder mis propias cosas?

VIII. No levantar falso testimonio ni mentir

¿Dije mentiras? ¿con daño de otro? ¿Calumnié a otro?

¿Manifesté las faltas de otro a quien no debía?

¿Sembré la discordia entre mis compañeros?

¿Critiqué las cosas de mi casa o de mi colegio?

IX. No desear la mujer de tu prójimo

X. No codiciar bienes ajenos

(Están contenidos en el VI y VII)

Sobre los mandamientos de la Iglesia

¿Comí carne en días prohibidos, por propia culpa?

¿No observé los días de ayuno?

Los demás mandamientos de la iglesia se han tratado entre los mandamientos de Dios.

Sobre los Pecados Capitales

I. Soberbia: ¿Fui orgulloso? ¿Menosprecie a otros? ¿Fui vanidoso?

II. Avaricia: ¿Fui duro con los pobres? ¿Mezquino con mis compañeros?

III. Lujuria: está contenida en el IV mandamiento

IV. Ira: está contenida en el V mandamiento

V. Gula: ¿Fui goloso? ¿Glotón?

VI. Envidia: ¿Tuve envidia a otros? ¿Me alegré cuando les iba mal?

VII. Pereza: ¿Fui perezoso? ¿en mis trabajos, estudios, rezos?

De los pecados graves hay que decir el número de las veces que se ha cometido cada uno.

Sobre los pecados ajenos

1. Aconsejar el pecado. ¿Aconsejé a otros a que mintiesen? ¿Les insinúe a que desobedeciesen? ¿Se opusiesen? ¿No cumpliesen con su deber?

2. Mandar que otros lo cometan. ¿Persuadí a algún niño o compañero a que hiciese algún pecado? ¿dijera mentiras, ejecutase algún hecho o fuera desobediente a sus mayores? ¿superiores? ¿padres?

3. Consentir en el pecado. ¿Me reí al oír conversaciones o expresiones deshonestas? ¿Me quedé con compañeros malos?

4. Incitar a otros al pecado. ¿Invité a otros a pecar? ¿Les mostré figuras malas? ¿Les hablé de cosas deshonestas? ¿Les incité a desobedecer?

5. Alabar el pecado ajeno. ¿Aprobé las desobediencias de otros? ¿sus murmuraciones? ¿oposiciones? ¿burlas? ¿conversaciones?

6. No manifestarlo. ¿Conozco una cosa mala, grave, de mis hermanos, compañeros, que debería decir a mis padres, superiores, maestros y no lo hice?

7. No castigarlo, debiendo. Vale para padres, superiores o maestros.

8. Ayudar a pecar. ¿Ayudé a otros niños en sus picardías? ¿Les ayudé o a la vez cuando iban contra los superiores?

9. Defender el pecado de otros. ¿Excusé las faltas de otros, cuándo debería execrarlas? ¿Traté de defenderlos, alegando su ignorancia o su inocencia? ¿Eché la culpa a otros que no eran culpables, para salvar al verdadero pecador?

Reflexión

Considera ahora, que pecando has obrado muy mal: has ofendido a Dios que es infinitamente santo y justo. Dios aborrece sumamente el pecado, no puede verlo; Dios justo debe castigar severamente el pecado aún el mínimo, o ya en esta vida o en la venidera. Si cometiste un pecado venial, has merecido que Dios te envíe enfermedades, pobreza, desgracias de toda clase y hasta la muerte; más aún, por un pecado venial mereciste que Dios después de tu muerte mande tu alma al purgatorio, donde tendrá que sufrir muchísimos dolores, y por mucho tiempo.

Y si cometiste un solo pecado mortal, has merecido el infierno eterno; has de ser arrojado a aquel fuego grande que siempre arde y atormenta a los condenados. Estar sepultado en un fuego abrasador; estar en compañía de los demonios y de los condenados; sufrir todos los dolores posibles en cuerpo y alma; no tener más ningún placer, ni regocijo, ni alivio, nunca jamás: he aquí tu suerte si mueres en el estado de pecado mortal. Y ¿cuántos pecados cometiste ya? Si murieses ahora, ¿adónde irías? ¿al infierno? - ¿Al infierno para penar siempre?; ¡Qué desgracia!

Has pecado y ofendido a Dios que es tan bueno contigo. Él te ha dado la vida, la salud, todo lo que tienes. Cual padre cariñoso cuida de ti, te preserva de tantos peligros de cuerpo y alma; se hizo hombre para ti y para merecerte el perdón de tus pecados; tantas veces ya te perdonó tus faltas, no te dejó morir en tus pecados; te prolongó la vida hasta ahora, para que puedas confesarte; Él quiere perdonarte, darte su santa gracia y al fin llevar tu alma al Cielo, donde estarás feliz y contento para siempre, libre de todos los males, penas y dolores; y lleno de alegría y regocijo para siempre. Y a un Dios tan bueno, a un Padre tan cariñoso, has ofendido e irritado por tus pecados, ¡qué ingratitud! ¡qué vergüenza!

Considerando todo esto, avergüénzate de tu mala conducta y pide humildemente a tu Dios perdón y misericordia, diciendo:

ORACIÓN

Señor mío Jesucristo, Creador y Redentor mío, yo he pecado contra Vos, y esto me pesa; sí, mil veces me pesa de haberos ofendido, porque sois bondad infinita; pésame también porque merecí las eternas llamas del infierno. Propongo firmemente nunca más pecar y apartarme de todas las ocasiones de ofenderos, ayudado de vuestra divina gracia. ¡Oh! tenga yo, Jesús mío, la dicha de confesarme bien, enmendar la vida, y perseverar en el bien hasta la muerte. Os lo pido por vuestra preciosísima Sangre y por los dolores de vuestra afligidísima Madre María. Amén.

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