Por Julian Kwasniewski
Hace poco estuve examinando un viejo autobús escolar con la esperanza de convertirlo en un motorhome rústico. Por desgracia, este ejemplar no estaba en buen estado; se veían reparaciones mal hechas, después que un amigo mecánico empezara a señalármelas. Varios elementos estaban mal soldados al chasis, mal colocados o rotos.
Este autobús tenía buen aspecto en el anuncio de Facebook Marketplace, pero una vez que lo veías en persona y te ensuciabas las manos bajo el capó, empezaba a aparecer una historia diferente. Era una ruina mecánica sobrevalorada y mal mantenida. Claro que encendía el motor, pero si hubiera empezado a conducirlo, habría sido cuestión de tiempo y de suerte que ardiera en llamas.
He estado pensando que nuestra sociedad del “primer mundo” es bastante parecida. Cuanto más se mira, más profundas son las falsificaciones peligrosas en nuestra sociedad, como los desperfectos de aquel autobús. El autobús se enciende, circula aparentemente bien, pero, si el conductor no sabe mirar bajo el capó, el motor se irá quemando sin refrigerante, y el conducto de combustible que cuelga precariamente, estará listo para encender ese motor en llamas y llevarse todo el autobús por delante. Cuanto más se mira, más surrealista resulta todo cuando se comercializa como algo que “funciona de maravilla”.
Quizá las noticias de los últimos meses no sean tan diferentes de las anteriores, o quizá estemos viendo casos más evidentes de una decadencia que sabemos que existe desde hace mucho tiempo. “No creas todo lo que ves o lees” no es una proposición nueva ni sorprendente para quienes intentamos mantenernos despiertos.
Pero ahora parece que “no creas todo” se está convirtiendo en “no creas nada”.
Algunos ejemplos dispares demostrarán de qué estoy hablando.
Empecemos por el papel higiénico. Sí, es cierto. La pasta de madera se procesa con cloro y formaldehído. El cloro puede producir dioxinas, toxinas relacionadas con problemas del sistema inmunitario, reproductivos y de desarrollo. El formaldehído es cancerígeno, y algunos creen que el cloro también lo es. Algunos papeles higiénicos incluyen fragancias no reveladas que a menudo incluyen ftalatos, disruptores endocrinos. No sólo se está expuesto a estas sustancias químicas cuando el papel higiénico entra en contacto con la piel, sino que también se liberan en el agua una vez utilizado el papel higiénico -ya sea en alcantarillas o en vertederos- y de ahí se filtran a quién sabe qué hábitats acuáticos, al riego de cultivos y al agua potable. Ah, y ¿he mencionado que los polvos de talco, lo que llevamos décadas poniendo a nuestros bebés, también están siendo examinados como carcinógenos?
Saltemos del cuarto de baño a Oriente Próximo y a las tropas de “mantenimiento de la paz” suministradas por Naciones Unidas y supuestas organizaciones humanitarias. Como han demostrado varios artículos de European Conservative, existen serias dudas sobre cómo las “tropas de mantenimiento de la paz” de la ONU podían ignorar la forma en que los combatientes de Hezbolá las utilizaban como escudo humano y fortificaban posiciones “delante de sus narices”. Otras cuestiones tienen que ver con la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Medio (UNRWA). En los videos difundidos (en inglés aquí) desde las escuelas gestionadas por la UNRWA se ve a niños a los que se anima con mensajes antiisraelíes y antijudíos. “Un niño afirmó que le habían enseñado a 'luchar y resistir' para que 'Palestina sea liberada y nuestras tierras vuelvan a nosotros por la gracia de Alá'. También dijo que la solución para Jerusalén es 'matar a los judíos. Nos deshacemos de los judíos'”. Eso no suena exactamente a dar “alivio” a la gente que vive en Palestina, como el nombre de la organización implicaría. Curiosamente, los videos que estaban en directo cuando se publicó el artículo ya no están disponibles.
Lo que me lleva al desconcertante cambio de la actitud de la izquierda ante el antisemitismo. Durante los últimos 70 años, ser antisemita era uno de los pocos pecados imperdonables. Y sin embargo, de repente, ahora todo el mundo puede odiar a los judíos... porque están siendo atacados. Dejando de lado todas las complejas cuestiones implicadas (como “¿Debe existir el Estado de Israel? ¿Es una imposición injusta y arbitraria en el mapa político de allí?”), es sencillamente chocante el giro de 180 grados que ha dado toda la clase dirigente, sin apenas argumentación, matices ni resistencia. Un día, por ser enemigo de los judíos o negar el holocausto te podían encarcelar (literalmente), y al día siguiente, tienes turbas en las universidades y festivales no sólo gritando consignas antisemitas, sino atacando físicamente a los judíos. Por supuesto, estos acontecimientos afectan a diferentes grupos demográficos: las turbas europeas están impulsadas en gran medida por inmigrantes con una postura pro-Islam, mientras que la situación en los EE.UU. está mucho más vinculada a las fuerzas que impulsan el programa DEI (Diversidad, equidad e inclusión).
Buscando algo en Wikipedia el otro día, me llamó la atención la redacción de su “campaña navideña de donaciones”:
La Internet que nos prometieron -un lugar de conocimiento libre, colaborativo y accesible- está constantemente amenazada. En Wikipedia, los voluntarios trabajan juntos para crear y verificar las páginas de las que usted depende, con el apoyo de herramientas que deshacen el vandalismo en cuestión de minutos, garantizando que la información que buscas sea confiable.Esto me hizo pensar en cómo la propia Wikipedia está amenazando la “Internet que nos prometieron” (por cierto, ¿cuándo nos prometieron algún tipo de Internet? Suponíamos y esperábamos que Internet fuera muchas cosas, pero ¿desde cuándo se nos “prometió” algo? ¿Y de quién viene esa “promesa”?) Un caso excelente de esto es cómo la página de Wikipedia que detalla la historia de las “Grooming Gangs Muslim in the UK” (Bandas Musulmanas de Acoso en el Reino Unido) fue editada así: “Grooming Gang Moral Panic” (Pánico moral a las bandas de Acoso). Como expresó una fuente, citada por el European Conservative, la reacción de algunas de las víctimas:
“Fue un escándalo en el que más de 1.400 niños fueron violados y traficados por toda Inglaterra. No veo cómo pueden calificarlo de 'pánico moral' cuando todas las autoridades no actuaron debido a la tensión racial”.
Otra superviviente de abusos lo resumió así:
“Una vez más estamos reaccionando ante personas que están más interesadas en promover la corrección política y las mentiras sobre los abusos que sufrimos que en asumir la realidad de lo ocurrido”.Wikipedia prefiere fabricar un “pánico moral de extrema derecha” antes que admitir que grupos de musulmanes son culpables de tráfico de menores. Desde luego, este no es el Internet que Wikipedia parece prometernos en su ventana emergente de donaciones... ¿o sí?
Por último, todos estamos familiarizados con la extraña y repentina forma en que se permitió a los medios de comunicación “darse cuenta” de que Biden ya no era un personaje coherente en el escenario de la política estadounidense (y la no menos extraña y repentina forma en que Kamala Harris, que nunca había sido otra cosa que un fracaso político y una vergüenza, fue catapultada al centro del escenario). Mientras Trump se presenta con una política explícitamente orientada a la paz, Biden ha acelerado la guerra en Ucrania. Era como la línea de combustible diésel colgando en aquel autobús que intenté adquirir: un arma invisible a punto de dispararse. Otro ejemplo más de que vivimos en un mundo falso, donde todo, desde el papel higiénico hasta el presidente estadounidense, parece no sólo de mala calidad o no funcional, sino contrafuncional y antifuncional.
Estos y muchos otros ejemplos podrían salir a la luz. No es tan simple como la corrupción corporativa o los crímenes gubernamentales o la filosofía moderna engañosa. Ni siquiera es realmente comparable con aquel autobús: aquel caso era el de un autobús en mal estado con reparaciones mal hechas y cuestionables realizadas en él. Esto es más como mirar bajo el capó de un autobús y, en lugar de descubrir algo que tenga que ver con un autobús, descubrir que la carcasa del autobús está hecha de pieles de rata plastificadas y sirve como central eléctrica de uranio para la conservación criogénica de cadáveres de la familia real nubia... cuando lo único que decía el anuncio era “se vende autobús escolar reconvertido”.
Oh, espera. Se me ha ocurrido un ejemplo mejor. Imagina que te dijeran que se está extendiendo una plaga por todo el mundo y que es tan peligrosamente contagiosa que no puedes salir de casa durante meses. Todos los que dudaban si era o no tan mala como la gente creía fueron cancelados en línea. Se inventó una medicina para esa plaga, pero cuando alguien señalaba que la gente se moría por tomar esa medicina (que no detenía la propagación de la 'enfermedad'), también era silenciado. E imagínate descubrir después que, fuera lo que fuera, no era lo que “todo el mundo” te había dicho. Cuanto más buscabas, más difícil era encontrar pruebas de lo que “todo el mundo” había dicho. A pesar de ser un desastre, imagínate descubrir que todas las grandes empresas se habían beneficiado de alguna manera con esa “enfermedad”. El mundo da la sensación de que algo así puede ocurrir cualquier día, ¿verdad?
¿Qué vamos a hacer? Antes de hacer nada al respecto, tenemos que estar abiertos a descubrir las falsedades. Antes de tomar resoluciones, tenemos que empezar por el reconocimiento. En mi próximo artículo, hablaré de algunas ideas para des-falsificar tu vida. Entonces podremos empezar a hacer propósitos de Año Nuevo.
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