Por el padre Paolo M. Siano
Algunos estudios sobre el satanismo (1ª parte)
3. Per Faxneld, sobre el feminismo luciferino (siglo XIX), omite la masonería
En 2014, una editorial de Estocolmo publicó un total de 333 ejemplares del libro del estudioso sueco Per Faxneld: “Satanic Feminism. Lucifer as the Liberator of Woman in Nineteenth-Century Culture” (Feminismo satánico. Lucifer como libertador de la mujer en la cultura del siglo XIX) (725 páginas). Esta es una tesis doctoral del Departamento de Historia de las Religiones, ERG, Universidad de Estocolmo. El tema es el feminismo satánico, o satanismo feminista, del siglo XIX. Usaré el adjetivo “romántico” no como sinónimo de “sentimental” sino en referencia al movimiento cultural del siglo XIX llamado Romanticismo. Veamos algunos contenidos del libro de Faxneld.
3.1. La abuela rosacruz y masona…
Entre las personas a las que ofrece su agradecimiento (“Acknowledgments”: págs. 11-13), Per Faxneld también menciona a su abuela paterna (“my paternal grandmother”), Ann-Marie Ljungberg, que le ayudó en sus estudios y que falleció unas semanas antes de la publicación del libro. Faxneld especifica que su abuela era rosacruz y masona: “no todos los niños suecos tienen el privilegio de tener una abuela masona rosacruz” (Per Faxneld, Satanic Feminism. Lucifer as the Liberator of Woman in Nineteenth-Century Culture, Department of the History of Religions, ERG, Universidad de Estocolmo, Molin & Sorgenfrei, Estocolmo 2014, p. 13, énfasis mío). Lamentablemente Faxneld no especifica a qué obediencia masónica y rosacruz pertenecía su abuela Ann-Marie Ljungberg.
Uno se pregunta si este parentesco masónico tuvo alguna influencia sobre Per Faxneld y su posición efectivamente reduccionista o negacionista con respecto a la relación entre la masonería y el satanismo/luciferismo.
3.2. Satanás, héroe romántico, feminista, anarquista.
Nos adentramos en el libro de Faxneld según la edición de 2014. Faxneld explica que durante el siglo XIX se produce la transformación “romántica” de Satanás en héroe: Lucifer es rehabilitado como liberador de la mujer y el acto de Eva de arrancar y comer el fruto prohibido es visto como un acto heroico de rebelión contra la tiranía de Dios y Adán... El socialista anarquista [y masón] Mikhail Bakunin (1814-1876) utiliza la lucha de Satanás contra Dios como símbolo de la lucha contra la sociedad capitalista y monárquica. Satanás es reevaluado como una figura positiva por los librepensadores, los círculos de izquierda, los libertinos, los románticos, los radicales y las feministas (cf. Faxneld, Satanic Feminism, op. cit., Estocolmo 2014, p. 16).
A finales de los años setenta y principios de los ochenta, varias destacadas académicas feministas de la literatura quedaron fascinadas por el satanismo romántico; comenzaron a ver con simpatía al Satanás de Milton como un héroe de rebelión contra el sistema patriarcal y la opresión social. Así, por ejemplo, Nina Auerbach (“profesora estadounidense de literatura inglesa y comparada”) considera a Drácula y otros vampiros como aliados del feminismo. Así, Sandra M. Gilbert y Susan Gubar, en su libro “The Madwoman in the Attic” (La loca en el ático) (Yale University Press, 1979), ven a Satanás y a Eva como aliados en la rebelión contra la opresión jerárquica representada por Dios y Adán (cf. p. 38). Especialmente los escritos de las mencionadas Gilbert y Gubar constituyen una propaganda del feminismo satánico (“una propagación del feminismo satánico”: p. 42).
Faxneld especifica que los individuos y grupos (que reevalúan positivamente a Lucifer) mencionados en su libro no se definen a sí mismos como satanistas, y que la alabanza a Satanás no constituye en absoluto un componente central en su visión sistemática del mundo (“Weltanschauung”)… Faxneld precisa que este estudio suyo no se refiere al satanismo en sentido estricto, sino al satanismo en sentido amplio, es decir, entendido como una estrategia discursiva en un contexto delimitado... Faxneld escribe que no le queda claro la existencia de organizaciones satanistas (en sentido estricto) antes de finales de los años 1920, y – según Faxneld – en sentido estricto ningún individuo podría ser etiquetado como “satanista” hasta 1890 cuando aparece un personaje, famoso en su época, pero olvidado hoy... Además, el sistema creado por él era más de naturaleza filosófica y semiateísta que religiosa o esotérica. Según Faxneld, no es hasta 1906 que aparece un sistema esotérico de creencias centrado enteramente en Satanás ... En cambio, el satanismo “in sensu lato” del siglo XIX está articulado por figuras que ocupan posiciones más o menos centrales en la historia y cultura de Occidente: Blake, Bakunin, Blavatsky, Byron, Percy Shelley, Proudhon y una serie de feministas, algunas muy influyentes (cf. p. 17).
En una nota a pie de página, Faxneld escribe: “La primera organización satanista documentada (si esa etiqueta es realmente apropiada para el grupo en cuestión; la cuestión está lejos de estar clara) fue la orden alemana Fraternitas Saturni, el primer sistema satánico esotérico fue construido por el danés Ben Kadosh (Carl William Hansen, 1872-1936) y el “primer satanista” sensu stricto fue Stanislaw Przybyszewski (1868-1927)” (p. 17, nota 4).
Faxneld distingue “satanismo” en “sensu stricto” y “sensu lato”. Hay satanismo en sentido estricto cuando se celebra a Satanás en una posición destacada, en el sentido de que es el único o principal entre los dioses o entidades o símbolos venerados ... Faxneld especifica que el término “Satanás” es intercambiable con los nombres “Diablo”, “Lucifer”, etc., utilizados para indicar “el principio del mal en un contexto cristiano” (cf. p. 47). Según Faxneld, puede suceder que grupos o individuos compartan ciertos puntos de vista que constituyen una forma de satanismo, pero su ideología, en general, no puede definirse como “satanista” en sentido estricto (cf. p. 47)... El satanismo en sentido amplio (“satanismo sensu lato”) implica la alabanza del Diablo como discurso estratégico en un contexto demarcado y restringido; por ejemplo, los socialistas que emplean a Lucifer como símbolo de la revolución, las feministas que lo elogian como una figura antipatriarcal y otros personajes que simplemente realizan una veneración literaria a Satanás.
Según Faxneld, tales individuos y grupos no construyen sistemas de pensamiento centrados en la figura de Satanás como elemento más destacado, incluso si hacen un uso casi destacado de su figura o símbolo [me parece que Faxneld se contradice un poco aquí]. Esto es lo que Faxneld entiende aquí por “satanismo sensu lato” (cf. p. 48). Sin embargo, creo que esta distinción, por útil que sea, no debe llevar a subestimar, menospreciar o negar el vínculo que puede existir entre A) el satanismo en sentido amplio, es decir, literario o cultural, y B) el satanismo/luciferismo en sentido estricto, es decir, cultual-ritual. Es legítimo sospechar o hipotetizar que, al menos en determinados ambientes, A) supone B) o que A) puede conducir a B).
3.4. Reduccionismo sobre el satanismo: ¿escrúpulo académico y/o defensa de la masonería?
Según Faxneld, Madame Helena Petrovna Blavatsky (1831-1891), esotérica rusa (o ucraniana) al frente de la Sociedad Teosófica, que elogió a Lucifer en algunos de sus escritos, no puede ser definida como “satanista” en sentido estricto ya que Lucifer no tiene un papel destacado en los escritos teosóficos… Lo mismo ocurre – según Faxneld – con Madame Maria de Naglowska, quien aunque promovió una “iniciación satánica” (década de 1930), sin embargo dio más importancia a Dios... Luego está la Fraternitas Saturni, que en los años '20 elogió a Lucifer como iniciador y celebró “misa” en su honor... Pero hoy -según Faxneld- tanto los Fraternitas Saturni como la Sociedad Teosófica parecen haber atenuado casi por completo tales contenidos luciferinos... Faxneld cita también el caso de Ben Kadosh (seudónimo del masón y ocultista danés Carl William Hansen, que publicó un panfleto luciferino en 1906) y dice que desde hace algunos años se ha producido un resurgimiento, un movimiento que se inspira en Ben Kadosh, pero que no es una continuación directa del mismo (cf. pag. 60) ... De hecho, Faxneld minimiza el satanismo “sensu lato”. Me gustaría decir que Faxneld, aunque recopila muchos datos, no los lee bien; de hecho, engaña a los estudiosos y a los lectores “profanos”, exonerando a aquellos amantes y seguidores de Lucifer que, en cambio, son bien dignos de ser llamados “luciferinos”.
En realidad, la rehabilitación y exaltación de Lucifer es central para la doctrina de Madame Blavatsky y la Sociedad Teosófica. Recientemente la Sociedad Teosófica también ha rechazado las acusaciones de “luciferismo” (ver aquí: https://www.teosofica.org/it/news/notizie/perche-monsignor-vigano-si-sbaglia-sulla-societa-teosofica-e-madame -blavatsky, 3, 2017). Sin embargo, basta leer el “Glosario” de la Sociedad Teosófica y de la “Doctrina Secreta” de Madame Blavatsky, en el que Lucifer: es la entidad angelical que preside la Luz de la Verdad, es “el Logos”, es “el Alma Universal”, la “Causa de la Existencia”, (aquí: https://www.teosofica.org/it/materiale-di-studio/glossario/glossario/,32?q=Lucifer , es “la Serpiente del Génesis”, “el Padre de la humanidad espiritual”, es “el Mensajero de Luz”, “el Portador de Luz”, “nuestro Salvador”, “el Ángel de Luz, el Portador de Luz y Vida”, es a la vez “Espíritu Santo y Satanás” (aquí: https://www.teosofica.org/it/materiale-di-studio/glossario/glossario/,32?q=Lucifero&start=10), es “Sabiduría Divina” (aquí: https://www.teosofica.org/ it/study-material/glossario/glossario/,32?q=Lucifer&start=20).
A pesar de lo que escribe Faxneld, en realidad en la hermandad mágico-sexual de María de Naglowska (San Petersburgo 1883 – Zurich 1936), Satanás es central: Satanás está presente en el iniciado, Satanás es redimido, el iniciado recibe la “Iniciación Satánica” (cf. Maria de Naglowska, Feminist Satanism, editado por Vittorio Fincati, Libreria Editrice Primordia, Milán 1999, pp. 70), Satanás es necesario para Dios, el iniciado debe servir primero a Satanás y luego a Dios, Satanás es el Hijo de Dios y revela que el Espíritu Santo es Femenino... (cf. Massimo Introvigne, Indagine sul satanismo. Satanisti e antisatanisti dal Seicento ai nostri giorni, Fabbri Editori, RCS libri, Milán 2005, pp. 246-256). Además, de Naglowska frecuenta la Iglesia Católica de Notre-Dame en París, en sus escritos satánicos elogia al Papa Pío XI y a la Iglesia Católica Romana por mantener ocultas las verdades esotéricas y satánicas a los fieles ordinarios, mientras que es ella, de Naglowska, quien las revela convenientemente a los iniciados... En resumen, también Maria de Naglowska, como perfecta esotérica, une los opuestos: Exoterismo-Esoterismo, Iglesia-Satanismo, Dios-Satanás...
Aún corrigiendo el discurso de Faxneld, señalo que en la “Fraternitas Saturni” de Eugen Grosche (1888-1964), es central la doctrina gnóstica sobre Lucifer-Satanás-Saturno, que es el Demiurgo de este mundo, es el Logos y Portador de Luz y por ello es venerado por la homónima “Fraternitas” [cf. Hans Thomas Hakl, Fraternitas Saturni, en Wouter J. Hanegraaff (et alii), Dictionary of Gnosis and Western Esotericism, Brill, Leiden-Boston 2006, págs. 381-382 (379-382)].
Los ambientes académicos, como en el que opera Faxneld, son fuertemente reduccionistas en materia de satanismo, e incluso negacionistas si se intenta relacionar el satanismo (incluso in senso lato) con la masonería... ¿Por qué tal actitud? ¿Miedo a no ser considerado “científico”? ¿Miedo a chocar con ambientes de carácter iniciático-esotérico (quizás porque uno es parte de ellos)?
3.5. De nuevo: satanistas (en sentido amplio) pero no satanistas (en sentido estricto)
Seguimos con el libro de Faxneld, edición de 2014. Algunos gnósticos de los primeros siglos de la era cristiana creían que la Serpiente del Edén era la Portadora del verdadero Conocimiento (cf. Satanic Feminism, p. 65). A lo largo de la historia, el Diablo también se presenta como mujer o como hermafrodita. Es el caso de la figura del andrógino Bafomet (pecho de mujer, barba de cabra), publicada por el ocultista francés Elifas Lévi (1810-1875), figura que tendría éxito en el satanismo contemporáneo (cf. p. 82). Pero ya en 1818 el orientalista vienés Joseph von Hammer-Purgstall escribió que los Templarios veneraban una entidad andrógina precristiana a la que llamaban “Baphomet” (cf. p. 83).
Faxneld explica que el Baphomet de Elifas Lévi (ex seminarista, que luego se acercó a ideas socialistas y feministas) es un símbolo de la trascendencia de las polaridades, como, por ejemplo, espíritu y materia... El Baphomet de Lévi es la “luz astral” y también lo llama “Lucifer” y “Espíritu Santo”… El Baphomet/Lucifer de Lévi es lo que Dios creó con las palabras “Fiat Lux”… Según Elifas Lévi el diablo es una fuerza cósmica moralmente neutral... (cf. p. 84). Faxneld afirma que Leo Taxil dio gran importancia al Baphomet de Lévi en sus libros antimasónicos sobre el satanismo masónico... Según Faxneld, la naturaleza andrógina del Baphomet de Lévi fue consecuencia de la feminización de la figura de Satanás en el siglo XIX (cf. . Faxneld admite que los escritos de Elifas Levi han tenido un gran impacto en el esoterismo en el mundo occidental, influyendo también en los escritos de Madame Blavatsky y Aleister Crowley (cf. p. 84). Sin embargo Faxneld cree que no existe ningún satanismo masónico... Pero Faxneld no sabe, o no dice, que Elifas Levi fue un Maestro Masón (Gran Oriente de Francia) y que sus escritos (y la rehabilitación de Lucifer) fueron estimados y utilizados por el masón estadounidense Albert Pike 33°…
En el esoterismo del siglo XIX, Satanás es representado en la forma del andrógino Baphomet, símbolo de la superación de todas las dualidades (cf. p. 111). El Diablo se presenta como un campeón de la ciencia y de los derechos de las mujeres y Lilith (demonio femenino) como un modelo de feminista que lucha contra la opresión patriarcal (cf. p. 112).
3.6. Satanismo literario “romántico” en la lengua inglesa y francesa
En la literatura romántica, el punto de partida para el uso de Satanás como símbolo de bondad es el poema de John Milton, “Paradise Lost” (Paraíso perdido) (1667). Parece claro que la intención de Milton era alabar los caminos de Dios hacia los hombres y no glorificar a Lucifer. Pero Edmund Burke [masón inglés], en su “Philosophical Enquiry into the Origin of our Ideas of the Sublime and Beautiful” (Investigación filosófica sobre el origen de nuestras ideas de lo sublime y lo bello) (1756), presenta al Satanás de Milton como el primer ejemplo de lo sublime (cf. p. 114)... También Novalis (exponente del romanticismo alemán) cree que Milton estaba del lado del Diablo (cf. p. 115)... El poeta escocés Robert Burns, en algunas cartas, no oculta su simpatía hacia su héroe, el Satanás de Milton... Con esta simpatía, Burns también escribe el poema “Address of Beelzebub” (Discurso de Beelzebub) (cf. p. 116). Faxneld no sabe, o no dice, que Burns también era masón.
Otro poeta romántico, Percy Bysshe Shelley (1792-1822) utiliza a Satanás como símbolo del bien político (cf. p. 120). Shelley, partidario del feminismo, considera al Diablo de Milton como una figura moral muy superior a Dios (cf. p. 121). En “The Revolt of Islam” (La revuelta del Islam), Shelley hace una inversión semántica: hace a Dios el autor del mal y a Satanás el portador del bien (cf. p. 124).
En “Marriage of Heaven and Hell” (Matrimonio del cielo y del infierno), William Blake (1757-1827) elogia a Satanás como energía y creatividad… Faxneld observa que el uso positivo de la figura de Satanás, por parte de Shelley y Blake, manifiesta la intención revolucionaria de deconstrucción de los valores del cristianismo. (cf. págs. 129-130).
Incluso Lord Byron (1788-1824) en su obra “Cain: A Mystery” (Caín: un misterio), presenta en general a Lucifer de manera positiva y benévola (cf. pp. 132-135).
En el libro “Dieu et l'Etat” (Dios y el Estado) (1871), el anarquista y revolucionario Mikhail Bakunin (1814-1876) alaba a Satanás como el eterno rebelde, el primer librepensador y emancipador de los mundos. Otro socialista, Pierre-Joseph Proudhon (1809-1865), también elogió a Satanás o Lucifer como enemigos de Dios y de la Iglesia y como espíritu de contradicción (cf. p. 141). Faxneld no sabe, o no dice, que Bakunin y Proudhon también eran masones.
3.7. La revista “Lucifer” en Suecia y Estados Unidos.
En la Suecia del siglo XIX, los círculos intelectuales acogieron con agrado el romanticismo inglés y los elogios a Lucifer. Lucifer y Satanás son entendidos como dos aspectos de una sola figura. La alabanza a Satanás en Suecia proviene de la Social Democracia, cuya revista se titula “Lucifer” (cf. p. 144-145). Faxneld observa en una nota que en aquel período actuaba en Suecia un verdadero luciferino esotérico, Ben Kadosch, bajo el seudónimo de Carl William Hansen (1872-1936), que publicó un folleto en 1906 donde encontramos el satanismo esotérico (“un raro ejemplo del satanismo esotérico escandinavo”: cf. p. 144, nota 114).
En 1886 los socialistas suecos publicaron su periódico Lucifer. En la portada vemos a veces un brazo humano portando una antorcha encendida y, a veces, a un joven desnudo llevando la luz. Según Faxneld, una fuente de inspiración para los socialistas suecos pudo haber sido la revista anarquista estadounidense Lucifer the Light-bearer (Lucifer el Portador de la Luz), iniciada en Chicago en 1883. Los socialistas suecos estaban en contacto con los estadounidenses.
En los dos primeros ejemplares de la revista sueca Lucifer, el tema de Satanás como libertador se expresa en una serie de poemas y textos polémicos del escritor Atterdag Wermelin (1861-1904), seguidor de Lord Byron e hijo de un pastor de la Iglesia Luterana de Suecia. (cf. págs. 146-148).
Incluso en la revista juvenil socialista sueca, “Brand” (en inglés: “Fire”), son frecuentes en muchos números los elogios a Satanás entendido como espíritu de progreso. En el n° 7 de 1907 se publicó un “Hymn to Satan” (Himno a Satán) que muestra similitudes con el himno homónimo de Carducci (escrito en 1863, publicado en 1865) que fue traducido al sueco por Aline Pipping en 1894 (cf. p. 149).
Moses Harman (1830-1910), agnóstico, radical, feminista, fue el editor de la citada revista estadounidense “Lucifer the Light-bearer” (Lucifer, el Portador de la Luz). Defendió los “derechos” de las mujeres contra el ideal cristiano del matrimonio y la fidelidad conyugal. Harman fue condenado a un año de prisión por difundir material obsceno. Durante su encarcelamiento (1891-1892), Lucifer fue publicado por Lois Waisbrooker (1826-1909), una mujer muy activa en el feminismo americano. En esa revista se elogia a Lucifer como defensor y liberador de la mujer (cf. pp. 152-154).
Quizás Faxneld no sepa que la tarde del 1 de enero de 1907, en el “Templo Masónico de Chicago”, Moses Harman, editor de Lucifer el Portador de la Luz, fue recibido con una cálida bienvenida (a rousing welcome) por alrededor de 700 personas que se reunieron para recibirlo. Harman acababa de salir de prisión, después de otro período de encarcelamiento [cf. Marsha Silberman, The Perfect Storm: Late Nineteenth-Century Chicago Sex Radicals: Moses Harman, Ida Craddock, Alice Stockham and the Comstock Obscenity Laws, in Journal of the Illinois State Historical Society, vol. 102, No. 3/4 (otoño-invierno, 2009), University of Illinois Press, pág. 324 (324-367).
Luego, en 1907, el diario de Harman eliminó el nombre de Lucifer y se tituló “The American Journal of Eugenics” (Revista americana de eugenesia) (cf. Per Faxneld, Satanic Feminism, op. cit., p. 156) .
3.8. El luciferismo teosófico de Madame Blavatsky y el elogio a la Eva rebelde
Faxneld quien arriba, y aún más adelante, sostiene que Madame Blavatsky no es satanista “en sentido estricto”, sin embargo en el capítulo 4 trata del Luciferismo Teosófico (“Theosophical Luciferianism and Feminist Celebrations of Eve”: pp. 161-204 ) y de hecho, se contradice.
En 1875 se fundó la Sociedad Teosófica en Nueva York. Su primer presidente fue el coronel Henry Steel Olcott (1832-1907), abogado y periodista. Pero la líder intelectual de la “Sociedad Teosófica” es Madame Helena Petrovna Blavatsky (1831-1891), quien afirma recibir comunicaciones sobre cuestiones esotéricas de Maestros misteriosos (“Mahatma”). Y es con su “ayuda”, se dice, que Blavatsky compuso las obras fundamentales de la Sociedad Teosófica: “Isis unveiled” (Isis develada) (1887) y “The Secret Doctrine” (La Doctrina Secreta) (1888).
3.4. Reduccionismo sobre el satanismo: ¿escrúpulo académico y/o defensa de la masonería?
Según Faxneld, Madame Helena Petrovna Blavatsky (1831-1891), esotérica rusa (o ucraniana) al frente de la Sociedad Teosófica, que elogió a Lucifer en algunos de sus escritos, no puede ser definida como “satanista” en sentido estricto ya que Lucifer no tiene un papel destacado en los escritos teosóficos… Lo mismo ocurre – según Faxneld – con Madame Maria de Naglowska, quien aunque promovió una “iniciación satánica” (década de 1930), sin embargo dio más importancia a Dios... Luego está la Fraternitas Saturni, que en los años '20 elogió a Lucifer como iniciador y celebró “misa” en su honor... Pero hoy -según Faxneld- tanto los Fraternitas Saturni como la Sociedad Teosófica parecen haber atenuado casi por completo tales contenidos luciferinos... Faxneld cita también el caso de Ben Kadosh (seudónimo del masón y ocultista danés Carl William Hansen, que publicó un panfleto luciferino en 1906) y dice que desde hace algunos años se ha producido un resurgimiento, un movimiento que se inspira en Ben Kadosh, pero que no es una continuación directa del mismo (cf. pag. 60) ... De hecho, Faxneld minimiza el satanismo “sensu lato”. Me gustaría decir que Faxneld, aunque recopila muchos datos, no los lee bien; de hecho, engaña a los estudiosos y a los lectores “profanos”, exonerando a aquellos amantes y seguidores de Lucifer que, en cambio, son bien dignos de ser llamados “luciferinos”.
A pesar de lo que escribe Faxneld, en realidad en la hermandad mágico-sexual de María de Naglowska (San Petersburgo 1883 – Zurich 1936), Satanás es central: Satanás está presente en el iniciado, Satanás es redimido, el iniciado recibe la “Iniciación Satánica” (cf. Maria de Naglowska, Feminist Satanism, editado por Vittorio Fincati, Libreria Editrice Primordia, Milán 1999, pp. 70), Satanás es necesario para Dios, el iniciado debe servir primero a Satanás y luego a Dios, Satanás es el Hijo de Dios y revela que el Espíritu Santo es Femenino... (cf. Massimo Introvigne, Indagine sul satanismo. Satanisti e antisatanisti dal Seicento ai nostri giorni, Fabbri Editori, RCS libri, Milán 2005, pp. 246-256). Además, de Naglowska frecuenta la Iglesia Católica de Notre-Dame en París, en sus escritos satánicos elogia al Papa Pío XI y a la Iglesia Católica Romana por mantener ocultas las verdades esotéricas y satánicas a los fieles ordinarios, mientras que es ella, de Naglowska, quien las revela convenientemente a los iniciados... En resumen, también Maria de Naglowska, como perfecta esotérica, une los opuestos: Exoterismo-Esoterismo, Iglesia-Satanismo, Dios-Satanás...
Aún corrigiendo el discurso de Faxneld, señalo que en la “Fraternitas Saturni” de Eugen Grosche (1888-1964), es central la doctrina gnóstica sobre Lucifer-Satanás-Saturno, que es el Demiurgo de este mundo, es el Logos y Portador de Luz y por ello es venerado por la homónima “Fraternitas” [cf. Hans Thomas Hakl, Fraternitas Saturni, en Wouter J. Hanegraaff (et alii), Dictionary of Gnosis and Western Esotericism, Brill, Leiden-Boston 2006, págs. 381-382 (379-382)].
Emblema de Fraternitas Saturni
3.5. De nuevo: satanistas (en sentido amplio) pero no satanistas (en sentido estricto)
Seguimos con el libro de Faxneld, edición de 2014. Algunos gnósticos de los primeros siglos de la era cristiana creían que la Serpiente del Edén era la Portadora del verdadero Conocimiento (cf. Satanic Feminism, p. 65). A lo largo de la historia, el Diablo también se presenta como mujer o como hermafrodita. Es el caso de la figura del andrógino Bafomet (pecho de mujer, barba de cabra), publicada por el ocultista francés Elifas Lévi (1810-1875), figura que tendría éxito en el satanismo contemporáneo (cf. p. 82). Pero ya en 1818 el orientalista vienés Joseph von Hammer-Purgstall escribió que los Templarios veneraban una entidad andrógina precristiana a la que llamaban “Baphomet” (cf. p. 83).
Elifas Lévi
En el esoterismo del siglo XIX, Satanás es representado en la forma del andrógino Baphomet, símbolo de la superación de todas las dualidades (cf. p. 111). El Diablo se presenta como un campeón de la ciencia y de los derechos de las mujeres y Lilith (demonio femenino) como un modelo de feminista que lucha contra la opresión patriarcal (cf. p. 112).
Baphomet
En la literatura romántica, el punto de partida para el uso de Satanás como símbolo de bondad es el poema de John Milton, “Paradise Lost” (Paraíso perdido) (1667). Parece claro que la intención de Milton era alabar los caminos de Dios hacia los hombres y no glorificar a Lucifer. Pero Edmund Burke [masón inglés], en su “Philosophical Enquiry into the Origin of our Ideas of the Sublime and Beautiful” (Investigación filosófica sobre el origen de nuestras ideas de lo sublime y lo bello) (1756), presenta al Satanás de Milton como el primer ejemplo de lo sublime (cf. p. 114)... También Novalis (exponente del romanticismo alemán) cree que Milton estaba del lado del Diablo (cf. p. 115)... El poeta escocés Robert Burns, en algunas cartas, no oculta su simpatía hacia su héroe, el Satanás de Milton... Con esta simpatía, Burns también escribe el poema “Address of Beelzebub” (Discurso de Beelzebub) (cf. p. 116). Faxneld no sabe, o no dice, que Burns también era masón.
Otro poeta romántico, Percy Bysshe Shelley (1792-1822) utiliza a Satanás como símbolo del bien político (cf. p. 120). Shelley, partidario del feminismo, considera al Diablo de Milton como una figura moral muy superior a Dios (cf. p. 121). En “The Revolt of Islam” (La revuelta del Islam), Shelley hace una inversión semántica: hace a Dios el autor del mal y a Satanás el portador del bien (cf. p. 124).
En “Marriage of Heaven and Hell” (Matrimonio del cielo y del infierno), William Blake (1757-1827) elogia a Satanás como energía y creatividad… Faxneld observa que el uso positivo de la figura de Satanás, por parte de Shelley y Blake, manifiesta la intención revolucionaria de deconstrucción de los valores del cristianismo. (cf. págs. 129-130).
Incluso Lord Byron (1788-1824) en su obra “Cain: A Mystery” (Caín: un misterio), presenta en general a Lucifer de manera positiva y benévola (cf. pp. 132-135).
Mikhail Bakunin
3.7. La revista “Lucifer” en Suecia y Estados Unidos.
En la Suecia del siglo XIX, los círculos intelectuales acogieron con agrado el romanticismo inglés y los elogios a Lucifer. Lucifer y Satanás son entendidos como dos aspectos de una sola figura. La alabanza a Satanás en Suecia proviene de la Social Democracia, cuya revista se titula “Lucifer” (cf. p. 144-145). Faxneld observa en una nota que en aquel período actuaba en Suecia un verdadero luciferino esotérico, Ben Kadosch, bajo el seudónimo de Carl William Hansen (1872-1936), que publicó un folleto en 1906 donde encontramos el satanismo esotérico (“un raro ejemplo del satanismo esotérico escandinavo”: cf. p. 144, nota 114).
En 1886 los socialistas suecos publicaron su periódico Lucifer. En la portada vemos a veces un brazo humano portando una antorcha encendida y, a veces, a un joven desnudo llevando la luz. Según Faxneld, una fuente de inspiración para los socialistas suecos pudo haber sido la revista anarquista estadounidense Lucifer the Light-bearer (Lucifer el Portador de la Luz), iniciada en Chicago en 1883. Los socialistas suecos estaban en contacto con los estadounidenses.
Portada revista Lucifer (1887)
Incluso en la revista juvenil socialista sueca, “Brand” (en inglés: “Fire”), son frecuentes en muchos números los elogios a Satanás entendido como espíritu de progreso. En el n° 7 de 1907 se publicó un “Hymn to Satan” (Himno a Satán) que muestra similitudes con el himno homónimo de Carducci (escrito en 1863, publicado en 1865) que fue traducido al sueco por Aline Pipping en 1894 (cf. p. 149).
Moses Harman (1830-1910), agnóstico, radical, feminista, fue el editor de la citada revista estadounidense “Lucifer the Light-bearer” (Lucifer, el Portador de la Luz). Defendió los “derechos” de las mujeres contra el ideal cristiano del matrimonio y la fidelidad conyugal. Harman fue condenado a un año de prisión por difundir material obsceno. Durante su encarcelamiento (1891-1892), Lucifer fue publicado por Lois Waisbrooker (1826-1909), una mujer muy activa en el feminismo americano. En esa revista se elogia a Lucifer como defensor y liberador de la mujer (cf. pp. 152-154).
Moses Harman
Luego, en 1907, el diario de Harman eliminó el nombre de Lucifer y se tituló “The American Journal of Eugenics” (Revista americana de eugenesia) (cf. Per Faxneld, Satanic Feminism, op. cit., p. 156) .
3.8. El luciferismo teosófico de Madame Blavatsky y el elogio a la Eva rebelde
Faxneld quien arriba, y aún más adelante, sostiene que Madame Blavatsky no es satanista “en sentido estricto”, sin embargo en el capítulo 4 trata del Luciferismo Teosófico (“Theosophical Luciferianism and Feminist Celebrations of Eve”: pp. 161-204 ) y de hecho, se contradice.
En 1875 se fundó la Sociedad Teosófica en Nueva York. Su primer presidente fue el coronel Henry Steel Olcott (1832-1907), abogado y periodista. Pero la líder intelectual de la “Sociedad Teosófica” es Madame Helena Petrovna Blavatsky (1831-1891), quien afirma recibir comunicaciones sobre cuestiones esotéricas de Maestros misteriosos (“Mahatma”). Y es con su “ayuda”, se dice, que Blavatsky compuso las obras fundamentales de la Sociedad Teosófica: “Isis unveiled” (Isis develada) (1887) y “The Secret Doctrine” (La Doctrina Secreta) (1888).
Las dos obras se convierten en “bestsellers” y el movimiento teosófico crece en importancia en el panorama de la religiosidad alternativa (cf. p. 161). Faxneld señala que en las aproximadamente 1.500 páginas de La Doctrina Secreta hay pasajes embarazosos de “satanismo” explícito. Según Faxneld no se trata de “satanismo sensu stricto” pero sin embargo define a Blavatsky como “satanista sensu lato” según la distinción ilustrada anteriormente. Luego, sin embargo, Faxneld sostiene que la simpatía de Madame Blavatsky por el Diablo no es tan periférica o marginal como se suele suponer, sino que debe entenderse como parte de una visión esotérica del mundo (“worldview”) y como una idea de la que surgen implicaciones políticas y principalmente feministas (cf. p. 161). La reevaluación teosófica y blavatskyana de Satanás también puede haber influido en otras promotoras del feminismo (cf. p. 162).
Faxneld sabe bien que según Madame Blavatsky, Satanás, o Lucifer o el Diablo (que ella usa como nombres intercambiables) trajo la sabiduría a la humanidad, es el espíritu de la Ilustración Intelectual y la Libertad de Pensamiento... Blavatsky considera a Satanás, la Serpiente del Génesis, Portador de la Luz, Lucifer, como el verdadero creador y benefactor, padre de la humanidad espiritual, que abrió los ojos del “autómata” creado por Jehová. (cf. p. 171) ... Faxneld reconoce que se trata de una lectura “gnóstico-satánica” del capítulo 3 del libro del Génesis (cf. p. 171).
La simpatía de Madame Blavatsky por el Diablo era evidente incluso antes de La Doctrina Secreta (1888); de hecho, en septiembre de 1887 se publicó el primer número de la revista de la Sociedad Teosófica: “Lucifer”, nombre que luego fue cambiado por “El Teósofo”. Blavatsky insiste en que “Lucifer” no es un nombre satánico, pero está claro que también elige ese nombre por hostilidad hacia la Iglesia cristiana... Luego, en un editorial de 1887, ella elogia al Satanás de Milton, presentándolo como un campeón de la libertad. (cf. pág. 176). Según Blavatsky, el Esoterismo ignora ambos sexos y el desarrollo espiritual, a través de diversas “encarnaciones”, conduce al estado de androginia, al “Divino Hermafrodita” (cf. p. 183).
La revista teosófica Lucifer de octubre de 1887 publicó el poema “The Lady of Light” (La Dama de la Luz), en el que Gerald Massey elogia a “Lucifer, Dama de la Luz”. En una nota a pie de página, Massey explica que cada deidad del panteón antiguo es andrógina y que “nuestro” Lucifer es idéntico a Venus, Ishtar, Astoreth. En los círculos teosóficos se da importancia al “Divino Hermafrodita que trasciende todas las categorías de género terrenales” (cf. p. 184).
En “La Doctrina Secreta” las referencias satánicas son pocas (ver p. 185), sin embargo – precisa Faxneld – Blavatsky puede ser considerada una “satanista” en sensu lato. Ella, con sus declaraciones proluciferinas, pudo haber influido o inspirado a esoteristas que en su sistema de ideas daban mayor peso, mayor centralidad, a la figura de Satanás o Lucifer. Al respecto, Faxneld cita a Ben Kadosh (Carl William Hansen, 1872-1936), Gregor A. Gregorius (Eugen Grosche, 1888-1964), Pekka Siitoin (1944-2003), Aleister Crowley (1875-1947), Stanislaw Przybyszewski ( 1868 -1927) (véanse págs. 185-186).
En 1894, Henriette Greenebaum Frank (1854-1922) presentó un informe al Congreso de Mujeres Judías, publicado posteriormente. En él, la autora hace una revisión feminista de Génesis 3. Greenebaum Frank elogia a Eva quien al comer el fruto prohibido adquiere conocimiento y así abandona el paraíso de la ignorancia... Greenebaum Frank también afirma que la Serpiente se le aparece a Eva no como Satanás sino como la compañera de Minerva, es decir, el símbolo de la sabiduría y la eternidad ( cf. pág. 190).
Faxneld sabe bien que según Madame Blavatsky, Satanás, o Lucifer o el Diablo (que ella usa como nombres intercambiables) trajo la sabiduría a la humanidad, es el espíritu de la Ilustración Intelectual y la Libertad de Pensamiento... Blavatsky considera a Satanás, la Serpiente del Génesis, Portador de la Luz, Lucifer, como el verdadero creador y benefactor, padre de la humanidad espiritual, que abrió los ojos del “autómata” creado por Jehová. (cf. p. 171) ... Faxneld reconoce que se trata de una lectura “gnóstico-satánica” del capítulo 3 del libro del Génesis (cf. p. 171).
La simpatía de Madame Blavatsky por el Diablo era evidente incluso antes de La Doctrina Secreta (1888); de hecho, en septiembre de 1887 se publicó el primer número de la revista de la Sociedad Teosófica: “Lucifer”, nombre que luego fue cambiado por “El Teósofo”. Blavatsky insiste en que “Lucifer” no es un nombre satánico, pero está claro que también elige ese nombre por hostilidad hacia la Iglesia cristiana... Luego, en un editorial de 1887, ella elogia al Satanás de Milton, presentándolo como un campeón de la libertad. (cf. pág. 176). Según Blavatsky, el Esoterismo ignora ambos sexos y el desarrollo espiritual, a través de diversas “encarnaciones”, conduce al estado de androginia, al “Divino Hermafrodita” (cf. p. 183).
La revista teosófica Lucifer de octubre de 1887 publicó el poema “The Lady of Light” (La Dama de la Luz), en el que Gerald Massey elogia a “Lucifer, Dama de la Luz”. En una nota a pie de página, Massey explica que cada deidad del panteón antiguo es andrógina y que “nuestro” Lucifer es idéntico a Venus, Ishtar, Astoreth. En los círculos teosóficos se da importancia al “Divino Hermafrodita que trasciende todas las categorías de género terrenales” (cf. p. 184).
En “La Doctrina Secreta” las referencias satánicas son pocas (ver p. 185), sin embargo – precisa Faxneld – Blavatsky puede ser considerada una “satanista” en sensu lato. Ella, con sus declaraciones proluciferinas, pudo haber influido o inspirado a esoteristas que en su sistema de ideas daban mayor peso, mayor centralidad, a la figura de Satanás o Lucifer. Al respecto, Faxneld cita a Ben Kadosh (Carl William Hansen, 1872-1936), Gregor A. Gregorius (Eugen Grosche, 1888-1964), Pekka Siitoin (1944-2003), Aleister Crowley (1875-1947), Stanislaw Przybyszewski ( 1868 -1927) (véanse págs. 185-186).
En 1894, Henriette Greenebaum Frank (1854-1922) presentó un informe al Congreso de Mujeres Judías, publicado posteriormente. En él, la autora hace una revisión feminista de Génesis 3. Greenebaum Frank elogia a Eva quien al comer el fruto prohibido adquiere conocimiento y así abandona el paraíso de la ignorancia... Greenebaum Frank también afirma que la Serpiente se le aparece a Eva no como Satanás sino como la compañera de Minerva, es decir, el símbolo de la sabiduría y la eternidad ( cf. pág. 190).
Es cierto que, en comparación con “La Doctrina Secreta” de Balavatsky, en “La Biblia de la Mujer” de Elizabeth Cady Stanton el comentario sobre Génesis 3 se centra más en Eva que en el Diablo, pero “en cualquier caso, Satanás es explícitamente rehabilitado en el retrato que da Stanton” (cf. p. 202, cursiva en el texto).
En el párrafo final del capítulo 4, Faxneld escribe:
“Lucifer como símbolo de liberación era un tropo establecido en el romanticismo y el socialismo, que Blavatsky simplemente trasladó al ámbito esotérico. Revisiones similares, explícitas o implícitas, donde la serpiente en el Jardín del Edén es vista como benévola también se pueden encontrar en varios (más o menos) textos feministas anteriores a La Doctrina Secreta por décadas” (p. 203).
Faxneld afirma que “muchas mujeres teósofas” contribuyeron a la Biblia feminista de Stanton; no negaron que la Serpiente Edénica es Satanás, de hecho lo celebraron, por lo que en su texto feminista hay lo que Faxneld define como “un satanismo fuertemente implícito” (cf. p. 203).
3.9. Las conclusiones de Faxneld
En el material recogido por Faxneld en este estudio sobre el satanismo feminista hay al menos 4 elementos recurrentes:
1. la revalorización de Eva en la Caída o Pecado Original, que se ve como algo positivo;
2. la figura de la “bruja” como protofeminista;
3. el Diablo visto como amigo, amante y libertador de las mujeres...
4. Satanás “feminizado”, en contraste con el Dios “masculino” y “opresor”… (cf. p. 667).
“La fuente última de las inversiones míticas fueron principalmente las obras románticas que siguieron poco después del surgimiento del género gótico. En La revuelta del Islam, Shelley había enmarcado una historia épica de revolución con rasgos feministas en una narrativa mitológica donde Satanás es un noble rebelde. Esta puede ser su inversión más directa, ya que a menudo insertó advertencias sobre la noción de Satanás como bueno y heroico” (p. 675).
Estos son los datos que me parecieron interesantes del trabajo de Faxneld. Sin embargo, falta algo. El satanismo feminista o feminismo satánico no comienza en el siglo XIX, sino un siglo antes, y no entre los poetas y literatos, sino en la masonería francesa para hombres y mujeres.
3.10. Al estudio de Faxneld le falta algo: ¡La masonería-Eva-Serpiente en el siglo XVIII!
En 2012, Ediciones Dervy en París publicó la edición francesa del volumen en inglés de Jan Snoek sobre el rito de adopción de la masonería (“Initiating Women in Freemasonry. The Adoption Rite” (La iniciación de las mujeres en la masonería. El Rito de Adopción), Brill, diciembre de 2011, págs. 545). Snoek, nacido en Ámsterdam en 1946, es masón desde 1971 y también forma parte de la masonería regular belga y alemana (aquí: https://freimaurerforschung.de/teilnehmer/jan-snoek/). Hacia mediados del siglo XVIII aparecieron las primeras “Logias de Adopción”, llamadas así porque en ellas se iniciaba a las mujeres en la masonería. Estas logias revivieron en el siglo XX (cf. Jan Snoek, Le Rite d'Adoption et l'initiation des femmes en Franc-Maçonnerie des Lumières à nos jours, Traducida por Georges Lamoine [GODF], Prefacio de Cécile Révauger [de 1982: Masona de la Gran Logia Femenina de Francia, luego desde 2013: Gran Oriente de Francia], Prefacio de Denise Oberlin “Gran Maestra de la Gran Logia Femenina de Francia”, Ediciones Dervy, París 2012, pp. 26-29. Hasta 1945, el Rito de la Adopción estuvo incluido en el Gran Oriente de Francia, luego fue separado de él. Desde 1977, el Rito de la Adopción es practicado por la Gran Logia Femenina de Francia (aquí: https://shs.cairn.info/revue-la-chaine-d-union-2008-3-page-64?lang=fr).
Snoek revela que en el 2º Grado de Compañero, del Rito de Adopción, el Masón es identificado con la Eva bíblica que come el fruto prohibido del Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal... Ese acto no es considerado Pecado, sino más bien un acto necesario y vital, que da Conocimiento... Para convertirse en Compañero, y luego en Maestro, el Masón debe comer ese fruto, por lo tanto debe aceptar la invitación de la Serpiente del Génesis... La Serpiente no es alabada explícitamente en el ritual, pero obviamente su “presencia” está implícita, y de hecho, implícitamente, es alabada junto con el Pecado Original y la Eva rebelde... El Gran Maestro (masculino) de la Logia de Adopción (ritual del siglo XVIII) ofrece al nuevo Compañero el fruto prohibido... El nuevo Compañero se sienta a la derecha del Gran Maestro... Como en la Doctrina Cristiana, el Hijo se sienta a la derecha del Padre, entonces Snoek ve en este ritual masónico una especie de protofeminismo (“aspect proto-féministe”): Eva (interpretada por el masón) está sentada a la diestra de Dios (personificada por el Gran Maestro), por lo tanto, ella es más importante que Jesucristo... Pero Snoek no destaca el papel de la Serpiente y no dice que en realidad el Gran Maestre le representa, ya que es él quien ofrece al Compañero el fruto prohibido (cf. Jan Snoek, Le Rite d'Adoption, op. cit., págs. 78-89). Esto también es satanismo o luciferismo feminista, pero en un contexto masónico, y por tanto, ritual, iniciático y esotérico (= interior)...
Continúa...
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