Los Reyes Magos trajeron a Robert McElroy un “regalo” como premio por el ocultamiento de malas acciones propias y ajenas.
Así es como nos enteramos a través de un anuncio emitido por la Oficina de Prensa de la Santa Sede el día 6 de enero en el cual se confirmaba que el falso papa había aceptado la renuncia de Gregory a la archidiócesis metropolitana de DC y nominaba a McElroy para ocupar su lugar, transfiriéndose desde su puesto actual como “presidente de la Diócesis de San Diego”, California.
McElroy, de 70 años, a quien el apóstata argentino recompensó con el “cardenalato” en agosto de 2022, tiene un vergonzoso prontuario de indecencias por apoyar causas contrarias a las enseñanzas de la Iglesia Católica.
McElroy ha hecho llamamientos para que se admita a los divorciados “vueltos a casar”, y a las personas que participan activamente en conductas homosexuales, para recibir la Sagrada Comunión. De hecho, McElroy se ha opuesto firmemente a la enseñanza de la Iglesia sobre la naturaleza “intrínsecamente desordenada” de la actividad homosexual, denunciando el Catecismo de la Iglesia Católica por emplear un “lenguaje muy destructivo” sobre el tema. El “cardenal” ha respaldado la labor del “padre” James Martin, SJ, enemigo del catolicismo y ha sugerido que los “matrimonios” entre personas del mismo sexo pueden “enriquecer las vidas” de los participantes.
En 2020 provocó un escándalo al decir que “el 'cambio climático' es más mortífero que aborto”, minimizando el crimen del asesinato de los niños por nacer.
No olvidemos tampoco su encubrimiento en el caso del depredador “padre” Jacob Bertrand de la Diócesis de San Diego, procesado por abuso sexual y que llegó a los titulares de los principales medios de prensa.
Y recordemos también el ocultamiento de McElroy durante décadas respecto a los crímenes que cometió el depravado homosexual Theodore McCarrick.
En Bergogliolandia el mal comportamiento se paga muy bien...
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