miércoles, 31 de enero de 2024

SOBRE LA COMUNION ESPIRITUAL (11)

Esta devoción está tan llena de gracia y de consuelo, que es de la mayor importancia que todos sepan practicarla.

Por el padre Michael Müller CSSR


Continuamos con la publicación del libro “La Santísima Eucaristía: Nuestro mayor tesoro” (1867) del Padre Michael Müller CSSR.

CAPÍTULO 11

De la Comunión Espiritual

Cuando un alma ha comenzado a practicar la Comunión frecuente, ya no puede vivir sin ella.

Incluso si comulgara todos los días, parecería muy poco. Desearía, si fuera posible, recibir a Nuestro Señor en cada momento. Es el Santísimo Sacramento mismo el que produce este efecto, porque tal es la dulzura de ese Divino Alimento que quienes lo comen todavía tienen hambre y quienes lo beben nuevamente tienen sed. Es Nuestro Señor mismo quien suscita este deseo en el corazón de los fieles, y también ha provisto los medios para satisfacerlo. Mientras aún estaba en la tierra, no sólo impartió muchas gracias a los que estaban cerca de Él, sino que también obró muchos milagros a favor de los que estaban lejos.

De la misma manera, Él ahora no sólo nos concede muchas gracias cuando realmente entra en nuestros corazones en la Sagrada Comunión, sino que también nos imparte muchas gracias por medio de la Comunión Espiritual. 

Santa Catalina de Siena, mientras asistía en una ocasión a la Misa de su confesor, San Raymundo, sintió el más ardiente deseo de unirse a Jesucristo; pero como le habían prohibido comulgar, no se atrevió a recibirlo. Nuestro Señor, sin embargo, quedó tan conmovido por el fervor de su amor que obró un milagro a su favor. En esa parte de la Misa en la que el sacerdote parte la Sagrada Hostia en tres pedazos, la porción más pequeña desapareció del altar, voló por el aire y descansó sobre la lengua de Santa Catalina. San Raymundo se turbó mucho por la desaparición de la partícula, pero la Santa alivió su ansiedad diciéndole que Nuestro Señor mismo se había complacido en llegar a ella como recompensa por su gran deseo de la Sagrada Comunión. 

Él muestra un amor semejante hacia todos los que tienen un verdadero deseo de unirse a Él. Tan pronto como un alma desea ardientemente recibir a Nuestro Señor en el Santísimo Sacramento, Él viene a satisfacer su deseo, no ciertamente como lo hizo con Santa Catalina bajo las especies Sacramentales, sino por el camino de la Comunión Espiritual. Esta devoción está tan llena de gracia y de consuelo, que es de la mayor importancia que todos sepan practicarla. Diré, pues, unas palabras para explicarla.

La Comunión Espiritual, según Santo Tomás, consiste en un deseo ardiente de recibir a nuestro Señor Jesucristo en el Santísimo Sacramento. Se realiza haciendo un acto de fe en presencia de Jesucristo Sacramentado, y luego un acto de amor, y un acto de contrición por haberlo ofendido. El alma entonces lo invita a venir y unirse a ella y hacerla enteramente suya; y finalmente le da gracias como si realmente lo hubiera recibido sacramentalmente.

La Comunión Espiritual puede hacerse de la siguiente manera: 
“Oh Jesús mío, creo firmemente que estás verdadera y realmente presente en el Santísimo Sacramento. Te amo con todo mi corazón, y porque Te amo, me arrepiento de haberte ofendido. Anhelo poseerte dentro de mi alma, pero como ahora no puedo recibirte sacramentalmente, ven al menos en espíritu a mi corazón. Me uno a Ti como si ya estuvieras allí; no permitas que me separe nunca de Ti”.
Las gracias que se conceden de esta manera son tan grandes que pueden compararse a las que se imparten mediante la recepción real del Sacramento.

Un día Nuestro Señor mismo le dijo a Santa Juana de la Cruz que cada vez que comulgaba espiritualmente recibía una gracia similar a la que recibía de sus Comuniones Sacramentales. 

También se apareció a Sor Paula Maresca, fundadora del Convento de Santa Catalina de Siena en Nápoles, con dos vasos, uno de oro y otro de plata, y le dijo que en el vaso de oro conservaba sus Comuniones Sacramentales y en el Vasija de plata para sus comuniones espirituales. 

Los Padres de la Iglesia llegan incluso a decir que quien tiene un deseo muy grande de Comunión, acompañado de gran reverencia y humildad, puede a veces recibir incluso más gracias que otro que, sin estas disposiciones, debería recibir a Nuestro Señor en las Especies sacramentales; porque como dice el salmista: “El Señor oye los deseos de los pobres y llena de bienes sus corazones”.

Las ventajas de este modo de Comunión son muy grandes. Para practicarlo no necesitarás ir a la iglesia ni hacer una larga preparación ni permanecer en ayuno; no necesitarás pedir permiso a tu confesor, ni buscar un sacerdote para que te lo dé como en la Sagrada Comunión. Por eso decía la venerable Juana de la Cruz: 
“Oh Señor mío, qué modo tan excelente de recibirte sin ser visto ni notado, sin causar molestias a mi padre espiritual, ni depender de nadie más que de Ti, que en la soledad alimentas mi alma y hablas a mi corazón”.
Pero la principal ventaja de la Comunión Espiritual es que puede repetirse con mucha frecuencia. Se puede recibir la Comunión Sacramental como máximo una vez al día, pero la Comunión Espiritual puede recibirse tantas veces como desee. San Alfonso aconseja a quien desee llevar una vida devota hacer Comuniones Espirituales en sus meditaciones, en sus visitas al Santísimo Sacramento y cada vez que se escuche Misa. Pero especialmente debe procurarse multiplicarlas la víspera de sus Comuniones, porque, como observa el Padre Fabro, de la Compañía de Jesús, son medios poderosísimos para alcanzar las disposiciones necesarias para una buena Comunión. Los Santos eran muy adictos a esta devoción.

La Beata Ángela de la Cruz, monja dominica, tenía la costumbre de hacer cien comuniones espirituales cada día y cien más cada noche, y decía: 
“Si mi confesor no me hubiera enseñado este método para comulgar, difícilmente podría vivir”
Si me preguntas cómo podía hacer tantas, respondo con San Agustín: 
“Dame un amante, y él entenderá; dame un alma que no ame más que a Jesucristo, y sabrá hacerlo”.

ESA DIABÓLICA AMBIGÜEDAD (2)

Quizás los acontecimientos actuales en el Vaticano sean una bendición. Ahora está quedando claro cuál es la situación en Roma, por lo que también es posible un cambio de rumbo.

Por monseñor Rob Mutsaerts (*)


Fiducia Supplicans, la controvertida Declaración del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, es ante todo un documento cobarde. Se niega a identificar las prácticas homosexuales como intrínsecamente malas. Ahora está claro que Fiducia Supplicans no se trata de una ampliación del significado de las bendiciones, sino de un cambio consciente de lo que es el pecado. Las objeciones de numerosos obispos, incluso conferencias episcopales, cientos de sacerdotes y creyentes son desestimadas con arrogancia.

FD “explica las bendiciones” de tal manera que ya no tienen un significado claro. Eso sucede muy a menudo bajo este pontificado. Cuando los conceptos pierden sentido, son fácilmente manipulables. No llames niño a un niño en el útero de su madre, llámale “un conjunto de células”, y puedes hacer con él lo que quieras. Entonces el aborto no es un asesinato, sino “un procedimiento quirúrgico”. Dale a la palabra “bendición” un nuevo significado y podrás hacer todo tipo de cosas con ella. La palabra mágica que se utiliza habitualmente es “pastoral”. No se permite una bendición formal, dice la Declaración, pero sí una bendición “espontánea”. Eso es “pastoral”.

¡Cuántas veces se utiliza la palabra “pastoral” para dejar de lado el magisterio, para contraponer doctrina y vida, y luego para justificar una vida que está en desacuerdo con la doctrina! El cuidado “pastoral” ya no es cuidado espiritual; se ha vuelto sin alma. La doctrina se deja de lado, al fin y al cabo, son sólo palabras, no dice nada sobre el significado real, o eso argumentan... El nominalismo ha vuelto de (nunca) haberse ido. El subjetivismo y el relativismo reinan hoy en el Dicasterio de la “doctrina de la fe”. 

“Dicasterio de la deconstrucción” sería una denominación más apropiada.

Para mí está claro adónde conduce esto. En mi país, los Países Bajos, este “desarrollo” comenzó en los años 1960 con el llamado “Consejo Pastoral”. Todos los conceptos doctrinales fueron erosionados. Tomás de Aquino fue anulado y Guillermo de Ockham subió al trono. Y llamaron a este consejo “pastoral”...

Los Países Bajos son hoy el país más secularizado del mundo. Sólo hubo un obispo que resistió. Realmente se preocupaba por las almas de los creyentes. El resto guardó silencio. La materia “teología pastoral” se inventó en los Países Bajos. Pero no es ciencia. Se utiliza para poner en perspectiva la ciencia real. Eso es exactamente lo que hace Francisco, eso es exactamente lo que hace el cardenal Fernández, eso es exactamente lo que hace Fiducia Supplicans. Lo moral se contrasta con lo dogmático. Eso es exactamente lo que hizo Amoris Laetitia.

Pero se olvidan de una cosa: Todas estas concesiones a la cultura secular no atraen a los jóvenes. Los seminarios y congregaciones liberales están muriendo. Son precisamente los seminarios y congregaciones tradicionales los que están floreciendo. Mientras la Iglesia en los Países Bajos gotea (la edad media de los visitantes a la iglesia es de más de 70 años), veo crecer las reuniones de grupos de jóvenes. A menudo provienen de entornos ateos, pero buscan la verdad. Por rumores acaban en la Iglesia Católica, con pastores simplemente católicos, que no predican teorías vagas, sino que son fieles a la Tradición. ¿Cuál es el deseo de estos jóvenes? La Eucaristía, la adoración, la profundización. Ellos son los que redescubrieron el sacramento de la confesión. Todo saldrá bien.

Quizás los acontecimientos actuales en el Vaticano sean una bendición. Ahora está quedando claro cuál es la situación en Roma, por lo que también es posible un cambio de rumbo. Miren a aquellos con quienes se rodea Francisco. Con James Martín. Francisco promueve a McElroy, el hombre que cree que la Iglesia debe cambiar su enseñanza sobre la sodomía (llamémosla simplemente por su nombre). Promueve a Hollerich a cardenal, un Hollerich que cree que la moral de la Iglesia en materia de sexualidad está científica y sociológicamente mal fundada. Le escribe a la hermana Jeannine Gramick diciéndole que apoya su Ministerio New Ways. Promueve a su amigo argentino Fernández como cardenal y jefe del Dicasterio de la Doctrina de la Fe. Este Fernández ha escrito un libro pornográfico en el que describe, entre otras cosas, cómo una joven de 16 años tiene una experiencia sexual con Jesús. También explica extensamente sobre los orgasmos. Y es este Fernández quien debe juzgar los abusos sexuales en la Iglesia. Cualquier obispo que descubriera que uno de sus sacerdotes había escrito un libro tan desagradable lo suspendería inmediatamente. Pero no  Francisco. Él no ve el problema. Por cierto, no es el único libro pornográfico que ha escrito. “Ya no lo haría más”, dice. Pero en ningún caso se distancia de ello. Y este hombre es el autor de Amoris Laetitia.

“¿Es católico el papa?” era una pregunta retórica hasta hace poco. Hoy en día, es una pregunta. ¿Qué hacer? Este pontificado llegará naturalmente a su fin. ¡Quédate en la Iglesia! ¡No abandones la Iglesia! Es la Iglesia de Cristo. Esa Iglesia es santa. El personal no lo es.


(*) Obispo Auxiliar de Hertogenbosch (Holanda)


“TUCHO” ANUNCIA UN NUEVO DOCUMENTO SOBRE VARIAS CUESTIONES SOCIALES

El Dicasterio para la Doctrina de la Fe (DDF) está preparando una declaración para abordar temas como el cambio de sexo, la gestación subrogada y la ideología de género. 


El anuncio del “cardenal” Víctor Manuel Fernández sugiere que el futuro documento se mantendrá en la misma línea de los pontificados anteriores.

El argentino, quien se encuentra en el centro de la tormenta desde la publicación de Fiducia Supplicans y el descubrimiento de un libro llamado La pasión mística, escrito por él, que causó gran escándalo en el mundo católico, reveló durante una entrevista que su Dicasterio está preparando “un importante documento sobre temas sociales”.

Hay quienes ven en esto una forma de rehabilitarse después de la presentación del inmoral documento aprobando las bendiciones para las parejas del mismo sexo, ya que en el Vaticano hay una situación urgente que resolver: “salvar al soldado Fernández” que logró la hazaña, pocos meses después de su llegada al Palacio del Santo Oficio, de provocar el mayor  escandalo entre gran parte de los obispos de todo el mundo.

“Creo que en el futuro ya no estaré en los titulares, porque el Dicasterio que dirijo no tiene previsto publicar más documentos controvertidos. En estos momentos, se está preparando un escrito muy importante sobre la dignidad humana”, dijo el “prefecto” del Dicasterio para la Doctrina de la Fe a la agencia de noticias EFE, el 12 de enero de 2024.

Según “Tucho”, el futuro documento no solo estará dedicado a varias cuestiones sociales, sino que también “contendrá una poderosa crítica a nivel ético de las cuestiones relativas al cambio de sexo, la gestación subrogada y la ideología de género”.

En una entrevista concedida a EFE, Fernández quiso justificarse ante el escandalo surgido por la publicación de Fiducia Supplicans: “El papa quiso eliminar la idea de que se puede conceder una bendición a las parejas irregulares en el marco de la liturgia salvaguardando, al mismo tiempo, la libertad y la espontaneidad de este otro tipo de bendición”.


31 DE ENERO: SAN JUAN BOSCO, FUNDADOR y CONF.


San Juan Bosco, Fundador y Confesor

(✝ 1888)

El ilustre Santo, en cuyo elogio, según palabras de Pío XI, es poco cuanto se diga, es un coloso de la naturaleza y de la gracia.

Fue criatura aureolada de múltiples reflejos y hecha de múltiples valores, de bondad generosa, de ingenio grande, de inteligencia clara, viva y perspicaz; de una voluntad gigante, indómita e indomable, que ni la inmensa cantidad de obras, ni el trabajo suyo extraordinario pudieron rendir jamás.

Nació en Castelnuovo de Asti (provincia de Turín, Italia) el 16 de agosto de 1815, en una modesta familia campesina.

Cuando contaba con tan solo dos años perdió a su padre. Educóle su madre Margarita Occhiena en el santo temor de Dios, consiguiendo muy pronto gran ascendiente entre sus compañeros de infancia. 

El establo donde Juan Bosco, cuando era niño, reunía a sus amiguitos vecinos para leerles

A la edad de nueve años, en un “sueño” profético, Dios le manifestó claramente su futura misión: la educación cristiana de la juventud. Y en “sueños” posteriores el Señor le fue precisando más y más el modo como había de llevar a feliz término su obra providencial.

Ingresó en el seminario, y ya ordenado sacerdote, dio comienzo en Turín a su misión con la obra de los “Oratorios festivos”, procurando atraer a los muchachos con diversos e instructivos entretenimientos. Pronto fundó un asilo-escuela, donde, recogiendo a los más pobres, les proporcionaba alimento, vestido, habitación, y un oficio o estudio.

Para perpetuar su labor fundó la Sociedad Salesiana. Ampliando el campo de acción, estableció talleres-escuelas de artes y oficios para la formación profesional de obreros y abrió escuelas e internados para alumnos de primera y segunda enseñanza.


Y para que el beneficio de la educación cristiana se extendiese también a las niñas, fundó otra congregación: el Instituto de las “Hijas de María Auxiliadora”, resultando al fin, dos providenciales congregaciones religiosas, que con la rapidez de la luz y del fuego, habían de lanzarse por el mundo entero acreditándose por doquier como educadores ideales de la niñez, merced al “método preventivo” y a la infusión en el alma juvenil de las más puras esencias evangélicas.



martes, 30 de enero de 2024

QUINTA PARTE DEL LIBRO "VIDAS DE LOS HERMANOS" (CAPITULO VIII)

Continuamos con la publicación de la Quinta Parte del antiguo librito (1928) escrito por el fraile dominico Paulino Álvarez (1850-1939) de la Orden de Predicadores.


QUINTA PARTE

DEL LIBRO INTITULADO

"VIDAS DE LOS HERMANOS"

CAPITULO VIII

DEL MAL PARADERO DE LOS APÓSTATAS Y DE OTROS SECULARIZADOS

Después de haber hablado de la muerte ya feliz, ya angustiosa de los Hermanos, resta que digamos algo del miserable paradero de aquellos que despreciaron la hermandad, y como apóstatas, dejaron su domicilio.

I. Cierto Hermano, antiguo en la Orden, elocuente y muy amable con los magnates, llevado por el amor a un hermano carnal suyo, llegó a tal miseria que dejó la Orden, y dedicándose a la alquimia para enriquecer al hermano, se fue a Cerdeña, (porque oyó que allí había minerales a propósito), y por esconderse mejor, pues no moraban entonces nuestros Hermanos en aquella isla. Después de un año y más, pasado temerariamente en aquel engaño cayó enfermo de muerte, y no pudiendo hallar a ningún Hermano, dijo a dos clérigos que con él andaban errantes:

- Me muero, amigos míos, fuera de la Orden que yo, miserable y carnal, abandoné. Tengo, sin embargo, en la maleta, un hábito que os ruego me visitáis para ser con él enterrado.

Más, al quererle vestir, se cubrió de repente y de tal manera el cuerpo de piojos que espantados los clérigos y cubiertos también ellos, huyeron, y ni aún la tierra suficiente se atrevieron a echar sobre el difunto por temor a la multitud de aquellos piojos.


II. Otro de los más insignes de su Provincia, salido de la Orden y aborrecido de los amigos, llegó a tal desventura que se vio precisado a robar para comer. Vivió después largo tiempo con un excomulgado y usurero público, anotando sus cuentas y enseñando a su hijo; y por fin murió miserable entre los excomulgados.


III. Otro, a quien por sus pecados habían puesto preso los Hermanos, huyendo de la disciplina de la Orden, obtuvo del Señor Papa licencia para entrar en el monasterio del Bienaventurado Víctor de Marsella. Recibido en él, como gran predicador que era, alegráronse mucho los monjes y llevábale consigo el Abad cual a maestro insigne. Más a los pocos años promovió tal sedición entre el Abad y los Monjes, y entre el monasterio y el Arzobispo de Aix, que por él perdió el monasterio muchos miles sin provecho alguno. Por fin le expulsaron como engañador el Abad y los Monjes y le obligaron a abandonar toda la Provincia.


IV. Otro apostata de nuestra Orden, que entró en el monasterio de Casa Dei, fue de él arrojado ignominiosamente por las muchas discordias y deudas con que le había dejado.


V. Hubo uno en Francia, inquisidor contra los herejes, de tanto renombre, que toda la Francia temía su cara y le tenían todos con reverencia grande, hasta los mismos Maestros. A éste, pues, por su soberbia y porque no quería regirse por el consejo de sus mayores, confiado en el favor popular, y también por sus insolencias, le encerraron los Hermanos en la cárcel, hasta que después de largo tiempo de prisión obtuvieron sus amigos del Señor Papa que fuera libre y pasara a otra Orden. Entró primero en la de los Hermanos de la Trinidad, y luego en el dicho monasterio de San Víctor; pero de una y otra parte fue expulsado por sus maldades. Entró después en Claraval, donde al principio fue tenido en mucha consideración; pero muy pronto comenzó a sembrar discordias; hasta que descubiertas sus miserias, que Dios no permitió se ocultasen largo tiempo, fue reducido a situación desgraciada en aquel convento, y poco después, confundido ante muchos, lleno de vergüenza y de pena, murió.


VI. Otro que había leído Las Sentencias en París, y que apostató de la Orden por no sufrir ciertas restricciones que le habían impuesto, entró en los Premonstratenses, visto que no le admitían en la Provincia en que había dado escándalos; el mismo día de Pascua, acometido de convulsiones horribles, sin que por esto se reconociese, y cayendo por último en una parálisis, murió miserablemente en París donde aspiraba a que le hiciesen doctor en Teología.


VII. Otro en Francia, querido de los Hermanos y dotado de bellas prendas, el cual había apostatado en medio de una tribulación, pidió después al Provincial misericordia, y diciéndole el Provincial que haría porque le admitiesen en otro convento si quería, pero no en el mismo del cual había salido, por ciertas razones especiales, él le contestó con soberbia y se marchó, cayendo en tal miseria que no encontraba ni lo necesario para vivir. Poco tiempo después, al pasar en lancha un brazo del mar, se sumergió y ahogó.


VIII. Otro Hermano muy noble de familia de conde, después de estar algún tiempo en la Religión, pidió al Papa licencia para pasarse a ciertos canónigos regulares, alegando que no podía soportar las austeridades de nuestra Orden. Así lo hizo; fue elegido Prepósito de aquellos canónigos; se apeló; marchó a la curia; litigó largo tiempo; ganó y al volver murió en el mismo camino, obtenida apenas la dignidad.


IX. Otro de buenas dotes naturales, gracioso en cantar, en leer, en escribir, en predicar, en dictar, hermoso de cuerpo y amable con los hombres; siendo coartado en sus predicaciones, de que gustaba mucho, porque así creyeron los mayores que convenía, alcanzó licencia del Papa por medio de un Obispo pariente suyo para pasarse a cierta abadía de Canónigos Regulares, con esperanza de ser promovido Abad mediante aquel Obispo. Más sucedió que el día en que se cumplía el año de su salida de nuestra Orden y de la entrada en la otra, ejercitándose unos jóvenes en el patio de la abadía en el manejo de la ballestra, presente él y mirando, rebotó una de las saetas y se le clavó en el ojo hiriéndole gravísimamente. Llevado a París para que le curasen, y no aprovechando remedio alguno, murió lleno de dolor y de angustia.


X. Otro admirablemente dotado en lo natural, simpático y querido de todos, llevado de ligereza, salió de la Orden y se hizo monje negro (1). Le dieron luego un noble Priorato en una ciudad de Lombardía que pertenecía al señor Conrado, hijo del señor Federico, emperador, y tomando intimidad con el señor Conrado, por su afabilidad y cultura vino a ser grande en la corte, y se entregó a las vanidades del siglo; tenía perros y aves y ocupábase de la caza. Viniendo un día a Salerno, mandó delante su servidumbre que le preparase hospedaje; y llegado el después y puesto a la mesa, al principio de la comida apoyó la cabeza contra la pared, y así quedó repentinamente muerto.


XI. Hubo otro en Francia, ya viejo, persona respetable, literato, predicador bueno y conocido en la corte del rey y en la Universidad parisiense y de casi todos los grandes el cual, después de haber andado mucho y he hecho gran fruto, fue por fin coartado de sus mayores en la predicación por ciertas cosas que habían oído, y le ofrecieron por respeto a su persona, que estuviese donde quisiera, en la enfermería o en el hospicio, exento de los oficios comunes del convento, a causa de su vejez y debilidad. Pero él lo llevó tan a mal, que instigado por el diablo, se fue a la corte, que entonces estaba en Lyón, y por medio de algunos grandes, amigos suyos, obtuvo permiso para trasladarse a otra Orden. Y sucedió, por justa venganza de Dios en él, que así como antes cuando llevaba el hábito de la Orden era en todas partes recibido como un ángel de Dios, así después no ha hecho religión alguna ni de blancos, ni de negros que quisiera recibirle, y aún siquiera casa dónde hospedarse para descansar; y hasta un sobrino suyo, a quien él estando en la Orden había procurado un canonicato en cierta noble iglesia, no podía después verle ni darle la menor cosa, cuando antes con tanta reverencia le miraba. Y corriendo así de un punto a otro, siempre miserable y despreciado, llegó a un lugar vecino al convento de Artois, al cual tiempo antes había pertenecido, dónde le acometió la enfermedad extrema. Llamó entonces a los Hermanos que vinieran a auxiliarle, pero cuando éstos llegaron, y eso que el convento no distaba más de dos leguas, ya estaba él difunto. Es de creer, sin embargo, que le habrá mirado la piedad divina por las oraciones de aquellos que él había convertido; pues delante del sacerdote y de la señora del lugar, y de muchos otros, se acusó gravemente, alabó en gran manera a la Orden, juzgándose indigno de llevar su hábito, y murió después de recibir devotamente los sacramentos.


1) Benedictino.

EXPERIMENTACIÓN FALLIDA EN LOS SEMINARIOS DEL VATICANO II (CXXXIII)

Muchos de los sacerdotes de hoy no parecen saber lo que son, porque el concilio dejó de lado la enseñanza tradicional de que su primer y más alto deber, es ofrecer el Santo Sacrificio de la Misa

Por la Dra. Carol Byrne


Si los seminarios americanos, como dice el padre Poole, han experimentado una revolución a raíz del Vaticano II, lo mismo puede decirse de otras instituciones similares en todo el mundo. Ahora veremos -como ejemplos- tres seminarios británicos que se establecieron dentro de los 150 años anteriores al Vaticano II, enfocándonos en su compromiso de promover la Fe Católica y comparándolos con la “innovadora capacitación” en seminarios promovida por el concilio y puesta en práctica por los obispos diocesanos.


Seminario del Ushaw College

El St. Cuthbert's College Ushaw, cerca de Durham, era el principal seminario católico romano del norte de Inglaterra. Habiendo comenzado su vida laboral como English College en Douai, Francia, en 1568 con la ayuda de refugiados de la persecución de los católicos en Inglaterra por la reina Isabel I, se vio afectado por una segunda ola de persecución durante la Revolución Francesa. Se trasladó a Inglaterra, donde los sacerdotes de Douai fundaron el Ushaw College en 1808. Finalmente cerró sus puertas en 2011 debido a la escasez de vocaciones.

Universidad Ushaw

Después de sus gloriosos 400 años de historia, que fueron testigos de cientos de ordenaciones y la muerte de 158 sacerdotes mártires (que habían regresado secretamente a Inglaterra en la época isabelina para ministrar a la asediada población católica), Ushaw encontró un final sin gloria a manos de los actuales Obispos. Su fallecimiento es generalmente visto con indiferencia por la mayoría de la gente, e incluso algunos lo acogen con agrado como el fin de una era pasada de vigorosa defensa de la Fe Católica.

El seminario, un magnífico edificio en un extenso terreno, con un altar mayor que es una obra maestra de Puginesco, es ahora una atracción turística y alberga una mezcla de actividades seculares: creación de empresas, exposiciones de arte, eventos musicales y teatrales, matrimonios y uniones civiles, recepciones de bodas, fiestas de bebidas y festivales gastronómicos. Un seminario que intenta financiarse sin estudiantes es tan absurdo como un hospital que intenta hacer lo mismo sin pacientes.

El 8 de mayo de 1987, el periódico católico The Universe publicó un artículo a página completa sobre Ushaw y su programa reformado de formación, que nos da una idea del tipo de identidad que se esperaba que tuvieran sus futuros sacerdotes. Un estudiante dijo: “El papel del sacerdote ahora se considera el de coordinador de las donaciones parroquiales”. Otro resumió vagamente su idea del sacerdocio como “amar y ser amado como parte de una comunidad amorosa”. Sin embargo, en el artículo de página completa sobre la formación de sacerdotes, nunca se aludió al Santo Sacrificio de la Misa, ni una sola vez.

Si desea ver imágenes del deplorable estado en el cual se encontraba el interior de este bellísimo seminario en el año 2014, haga click aquí.


Seminario St. Joseph's College en Up Holland 

El St. Joseph's College (Colegio San José), en Up Holland, en la arquidiócesis de Liverpool, fue fundado por el arzobispo Bernard O'Reilly en 1880 para ser el seminario del noroeste de Inglaterra. En las décadas siguientes, el número de seminaristas (menores y mayores) creció tan rápidamente que el arzobispo Frederick Keating construyó una ampliación, que se terminó después de la muerte del arzobispo Keating, en 1930. Como en el caso de Ushaw, la escala y magnificencia de los edificios y terrenos eran impresionantes, y reflejaban la importancia que la Iglesia concedía al propósito de la existencia del seminario. Un comentarista contemporáneo comentó:
“Ahora tenemos el privilegio de contemplar toda la majestuosa estructura para ver toda la gloria del mediodía del 'jardín cerrado” (1).
Seminario de Up Holland

El Dr. Peter Doyle, antiguo alumno y miembro del personal del St. Joseph's College, aportó pruebas documentales de la visión del eArzobispo Keating para la formación de sacerdotes. El arzobispo dijo que “debía ser un centro de aprendizaje sagrado, un ejemplo de observancia religiosa, un tesoro de cultura eclesiástica”. El profesorado estaría bien cualificado y “no contaminado por el liberalismo”. El rector de 1926 a 1942, monseñor Joseph Dean, elegido por el arzobispo, era un erudito de las Escrituras que imponía una disciplina inflexible y una práctica tradicional a todos los seminaristas. El Arzobispo mantuvo que los puntos de vista expresados por los Profesores debían estar siempre en estricta consonancia con los de Roma transmitidos a través de la Jerarquía Católica (2).

El sucesor de Keating como arzobispo de Liverpool, Mons. Richard Downey, que fue primero profesor de Teología Dogmática en Upholland y luego su vicerrector, defendió el sistema de seminario como el hortus conclusus tradicionalmente concebido y diseñado para el crecimiento espiritual:
“No se anima al candidato a ser inteligente o listo, a defender puntos de vista extraños y originales, estar al tanto de las fugaces novedades del día, a romper con las tradiciones eternas y duraderas de la Iglesia. Por esto la Iglesia ordena sabiamente que desde temprana edad sea retirado del mundo y de sus peligros dentro de los muros protectores del seminario, para esto la cultura intensiva de la caridad, la castidad, la humildad y la obediencia; para ello los numerosos ejercicios espirituales, la constante ronda de oraciones mentales y vocales, la Misa y Comunión diaria, las visitas al Santísimo Sacramento y al santuario de María, la confesión frecuente para que el alma no pierda su brillo, la dirección espiritual, la conferencia semanal, el retiro mensual, el retiro anual, el estímulo constante, la exhortación, la amonestación, la corrección” (3).
Es importante tener esto en cuenta cuando examinamos los cambios en la formación del seminario introducidos por las reformas del Vaticano II y su impacto en el futuro del St. Joseph's College.

Cuando los últimos seminaristas mayores abandonaron Upholland en 1975 para unirse a los pocos que quedaban en Ushaw, sus alojamientos se convirtieron en el Upholland Northern Institute (UNI), un centro para el liderazgo laico y la reeducación del clero, con el “padre” Kevin Kelly como su director fundador. El “padre” Kelly explicó:
“Como resultado del Concilio Vaticano II, la educación cristiana de adultos para los laicos y la capacitación en el servicio para el clero y los religiosos se convirtieron en prioridades clave” (4).
Su propósito no era formar hombres para el sacerdocio, sino “promover la renovación del Vaticano II”.

En su calidad de Director de la UNI, el “padre” Kelly inició programas educativos y de formación pioneros, como se describe en su libro 50 Years Receiving Vatican II – a Personal Odyssey (50 años de Recepción del Vaticano II - Una Odisea Personal) (5).

También invitó como conferenciantes a visitantes con puntos de vista muy poco ortodoxos sobre cuestiones morales, como el “padre” Bernard Häring y el “padre” Carlos Curran. Como ellos, destacó la importancia de la experiencia humana y el cambio de enfoque de la teología del matrimonio que se encuentra en el Vaticano II. Le sucedió en 1980 el “padre” Vincent Nichols, ahora cardenal arzobispo de Westminster.
Patrick Kelly

El golpe de gracia llegó cuando el “arzobispo” Patrick Kelly de Liverpool decidió cerrar el seminario St. Joseph's en 1996. El edificio, junto con sus terrenos (donde se encontraban los restos mortales del obispo fundador O'Reilly y del obispo Keating, los dos prelados a quienes el Seminario St. Joseph debía su existencia y desarrollo, se vendieron a una empresa promotora en 2003.

Si desea ver imágenes del tristísimo estado en el cual se encontraba el interior de este ex seminario en el año 2019, haga click aquí.


Seminario St. Peter

Rodeado de acres de bosques, el Seminario St. Peter, en la localidad de Cardross (Escocia), es un ejemplo de la arquitectura modernista y brutalista de Le Corbusier. Construido íntegramente en hormigón (incluidos sus altares), tiene la apariencia de un estacionamiento de varios niveles o de un edificio de viviendas soviético posterior a la Segunda Guerra Mundial que encaja con la ideología comunista. El seminario distópico se inauguró en 1966, impulsado por la “ola de optimismo” lanzada por la promesa del Vaticano II de una “Nueva Primavera” para la Iglesia. Cerró 14 años después por falta de vocaciones suficientes, sin haber alcanzado jamás la capacidad prevista de 100 seminaristas.

Las llamativas ruinas del seminario de San Pedro

Sin embargo, cuando se inauguró, su desaparición ya había sido anticipada por la decisión del Vaticano II de restar importancia al sacerdocio ordenado y exaltar el papel de los laicos como clave para el futuro de la Iglesia. Su esqueleto demacrado y descomunal es todo lo que queda después de décadas de abandono. La Arquidiócesis de Glasgow lo describió una vez como “un albatros alrededor del cuello”, ya que según cuenta la creencia popular, la muerte de un albatros por parte de un marinero trae mala suerte y hace que sus compañeros de tripulación cuelguen el pájaro muerto alrededor del cuello del asesino. No podían venderlo ni siquiera regalarlo; tampoco pudieron demolerlo, ya que era un edificio catalogado como A, el nivel más alto de protección para un edificio. Así que se quedaron atrapados con esa monstruosidad, hasta que fue transferida a una fundación benéfica en 2020. Hasta aquí la ruina de la propiedad material, sin mencionar el desperdicio de dinero diocesano y la ruina de las almas invaluables que lo acompañaron.

Como ironía final, la estructura modernista que fue construida para albergar a una generación de hombres típicamente de “la era del Vaticano II” e imbuirlos de una visión “naturalista” y mundana del sacerdocio, fue superada por las fuerzas de la Naturaleza: fue lenta pero inexorablemente invadida por el bosque circundante, erosionada por los elementos y sometida a las repetidas depredaciones de los vándalos. El sitio, que ha estado expuesto durante mucho tiempo al desprecio y la burla de los turistas, refuerza la humillación del sacerdocio católico iniciada en el Vaticano II. La última palabra puede recaer en un escritor que visitó el lugar devastado:
“Cuando uno desciende por una escalera de piedra llena de vidrios rotos, todavía se ven muchos de esos altares, todos en hileras, altares que desde hace mucho tiempo están en mal estado. Hoy estos altares están marcados y desfigurados por graffitis obscenos y macabros. El panorama general es lamentable; es más Tarkovsky [un productor de cine ruso] que Santo Tomás de Aquino” (6).
Si desea ver imágenes del estado en el cual se encontraba en el año 2014 el interior de este horrible mamotreto, construido para ser utilizado como seminario, haga click aquí.


¿Cuál es el verdadero error en el cierre de seminarios?

Cuando murió el fundador original de Up Holland, el obispo O'Reilly, el sacerdote de Liverpool del siglo XIX, el padre James Nugent, escribió que “el proyecto del seminario había sido el hijo más querido de su corazón, incluso hasta su último aliento” (7).

El fundador del Seminario St. Joseph's College, Bernard O'Reilly

En un destino cruel y perverso, ese hijo ya no era querido por el clero, porque ya no era amado, porque fue ignorado y descuidado por ellos cuando colectivamente cambiaron su lealtad por la Tradición por los principios revolucionarios del Vaticano II.


La culpa del Vaticano II en la crisis de la identidad sacerdotal

Así como hizo con el Sacramento del Matrimonio, el concilio invirtió los fines del sacerdocio; lo logró poniendo mucho mayor énfasis en el papel del sacerdote como un servidor del hombre más que un servidor de Dios. Esta visión más amplia dejó el camino abierto a interpretaciones que incluían desde el tráfico de armas en América Latina por parte de sacerdotes y monjas tercermundistas hasta el apoyo clerical al adulterio y las uniones entre personas del mismo sexo. Las doctrinas “innovadoras” del concilio alentaron al clero y a los laicos a adoptar el culto al hombre por encima del culto a Dios, a preferir las consideraciones terrenas a las realidades celestiales, lo profano a lo sagrado, lo secular a lo religioso, y a exaltar a los laicos por encima del clero. Mientras el concilio buscaba un compromiso entre la doctrina inmutable y las teorías anticristianas del mundo moderno, los principios inmutables de la Ley Moral quedaron subordinados a la libre expresión de los impulsos y deseos del hombre moderno.


¿Qué quedó del sacerdote después del Vaticano II?

El arzobispo coadjutor Thomas Murphy de Seattle hizo esta misma pregunta en 1988, pero todavía buscaba una respuesta más de 20 años después del decreto del concilio sobre el ministerio y la vida de los sacerdotes :
“La pregunta: ¿Qué es el sacerdote?, es de enorme importancia hoy en día, porque cuando seamos capaces de articular una teología del sacerdocio que sea apropiada por la comunidad cristiana, entonces tendremos una idea más clara de la dirección de la educación y formación del seminario hoy, en su tarea de preparar líderes ordenados para la Iglesia del mañana” (8).
Esto es una admisión de que en la Iglesia posterior al Vaticano II, incluso los obispos, todavía no están seguros de la respuesta. Se había producido un cambio radical de lo trascendente a lo mundano en la comprensión que la Iglesia moderna tenía del sacerdocio sacramental, lo que seguramente tendría un impacto en el tipo de formación en el seminario que recibían quienes buscaban la ordenación. El problema básico era que el significado del sacerdocio sacramental había sido comprometido por la técnica del concilio de ofuscar (literalmente arrojar a la sombra) el oficio sacerdotal del sacrificio, llevando a confusión sobre la identidad del sacerdote.

Sacerdotes y seminaristas modernos jugando al baloncesto:
un giro decisivo hacia la mundanalidad

Por eso no sería exagerado decir que muchos de los sacerdotes de hoy no parecen saber lo que son. Esto se debe a que el concilio dejó de lado la enseñanza tradicional de que su primer y más alto deber, la razón de ser de su ministerio, es subir al altar de Dios para ofrecer el Santo Sacrificio de la Misa por los vivos y los muertos. Esta misión sobrenatural está resumida en la frase inmortal, Introibo ad altare Dei, las palabras iniciales de la Misa Tradicional que los reformadores han estado haciendo todo lo posible por extinguir.

No se puede negar que las diferencias entre los dos sistemas de formación en el seminario –antes y después del Vaticano II– esbozadas en este artículo no podrían ser más marcadas. Tampoco podrían ser más evidentes las diferencias entre cómo los sacerdotes se percibían a sí mismos y a su misión antes y después del Vaticano II. El concilio, entonces, puede verse como un punto de inflexión en la historia de la Iglesia posconciliar que determinaría el curso de los desarrollos futuros en el área de las vocaciones sacerdotales.

Continúa...


1) Citado en David W. Atherton y Michael P. Peyton, St Joseph's College, Upholland, Lancashire, One of the glories of Catholicism in England: Its rise and fall (Colegio San José, Up Holland, Lancashire, Una de las glorias del Catolicismo en Inglaterra: Su ascenso y caída, 2013, p. 18.

2) Peter Doyle, Up Holland College: One Hundred and Fifty Years of Priestly Training (Colegio Up Holland: ciento cincuenta años de formación sacerdotal), Wigan: North West Catholic History Society, 2018.

3) Arzobispo Richard Downey, Lenten Pastoral Letter (Carta pastoral de Cuaresma), 1934.

4) Kevin Kelly, A Rich Vatican II Resource (Un rico recurso del Vaticano II), The Surrow, vol. 65, n. 9, septiembre de 2014, pág. 439.

5) Dublín: Columba Press, 2012.

6) KV Turley, National Catholic Register, 18 de enero de 2021.

7) Thomas Burke, Catholic History of Liverpool (Historia Católica de Liverpool), Liverpool: C. Tinling, 1910, p. 236.

8) Thomas Murphy, Forces Shaping the Future of Seminaries (Fuerzas que darán forma al futuro de los seminarios), Origins, vol. 17, n. 37, 25 de febrero de 1988, pág. 637.

Artículos relacionados:
11ª Parte: Cómo creció Bugnini bajo Pío XII
12ª Parte: Los obispos alemanes atacan, Pío XII capitula
13ª Parte: El proceso de apaciguamiento: Alimentar al cocodrilo alemán 
14ª Parte: 1951-1955: El Vaticano inicia la reforma litúrgica
35ª Parte: Sabotando la Elevación y la Consagración
39ª Parte: Cargos inventados contra las capillas42ª Parte: ¿Qué tan revolucionario fue el Congreso de Munich?
50ª Parte: Cómo se saboteó el Servicio de Tenebrae 
56ª  Parte: La mafia germano-francesa detrás de la reforma litúrgica
57ª Parte: Reorquestación de la Vigilia Pascual 
62ª Parte: Adoptar un rito de inspiración protestante
66ª Parte: Todos los presentes se consideran celebrantes
68ª Parte: Preparando el Novus Ordo Missae 
69ª Parte: La acusación de 'clericalismo'
73ª Parte: Destruyendo la Octava de Pentecostés
74ª Parte: Revisión de la 'participación activa'
75ª Parte: Abusos interminables de la “participación activa”
76ª Parte: Participación activa = abuso litúrgico
81ª Parte: El cambio en el Canon de 1962 presagiaba la misa novus ordo
85ª Parte: Cuando los Santos se marchan
86ª Parte: El hallazgo de la Santa Cruz
87
ª Parte: Abolida para complacer a los protestantes: La Fiesta del Hallazgo de la Santa Cruz
95ª Parte: Un pedazo de Palestina en Loreto
97ª Parte: No hay objeciones válidas contra la Tradición de Loreto
100ª Parte: 'La acción de la Misa es realizada solo por el clero'
104ª Parte: Las Órdenes Menores puestas a merced del “espíritu de la época”
110ª Parte: Actitudes ante las Órdenes Menores antes y después del Movimiento Litúrgico 
118ª Parte: El fantasma del “clericalismo”
123ª Parte: “Infalibilidad del Pueblo” versus Infalibilidad Papal
124ª Parte: La “Iglesia que escucha”
125ª Parte: Los Jesuitas Tyrrell y Bergoglio degradan el Papado
126ª Parte: Rehacer la Iglesia a imagen y semejanza del mundo
131ª Parte: Comparación de la formación en el Seminario anterior y posterior al vaticano II
132ª Parte: El Vaticano II y la formación sacerdotal