sábado, 15 de mayo de 2021

VIDAS DE LOS HERMANOS (CAPÍTULO II)

Continuamos con la publicación de 2do capítulo del antiguo librito (1928) escrito por el fraile dominico Paulino Álvarez O.P. (1850-1939) en el cual relata la vida de los Hermanos Dominicos.

 (CAPÍTULO II)

QUE ESTA ORDEN FUE PREVISTA EN ESPÍRITU Y PRONOSTICADA POR MUCHOS

I. En el monasterio de Portas de la Orden Cisterciense, diócesis de Lyón, hubo un monje de tan singular santidad, que con razón era de todos llamado Esteban el Santo. El Señor le reveló que aparecería una Orden de Predicadores, y asimismo lo contó él a sus hermanos.Y como observase que recibían el anuncio con cierta alegría espiritual, les rogó y encargó que cuando naciere dicha Orden, la tuviesen en gran amor y reverencia. Así lo cumplieron devotísimamente y lo cumplen aún, recibiendo a nuestros Hermanos como Ángeles de Dios.

II. En la provincia de Arlés hubo un Obispo de la Orden Cisterciense, el cual, por su mucha religiosidad, honestidad de vida y obras virtuosas que en él se veían, eran creído de todos santo. Su gracia y fervor en predicar era tanta, que no sólo en su diócesis, sino en toda la provincia de Arlés era singularmente celebrado. Predicando él algunas veces, lleno de espíritu de Dios, aseguró que vendría nuestra Orden repitiendo estas palabras: “Yo os predico hoy lo que otros, que muy pronto oiréis, os predicarán de otra manera, pues tendrán ese oficio y ese nombre”. Viven todavía algunos que le oyeron decir tales cosas.

III. Igualmente profetizó nuestra Orden, Santa María de Inés, de la diócesis de Lieja, mujer muy excelente en perfección, de cuya vida admirable escribió una larga y devota leyenda el señor Santiago de Vitriaco, de buena memoria, Cardenal Obispo tusculano, hombre de gran piedad y sencillez. Asimismo el señor Fulcón, Obispo de Tolosa, de muy religiosa vida y mucha ciencia, en el libro que la dicha Bienaventurada María compuso, dice que 10 años antes de la institución de nuestra Orden, había ella visto en un arrobamiento, que visitaría en breve a la Santa Iglesia el Espíritu Santo y la iluminaría con sus Predicadores.

VI. En la provincia de Toscana, ciudad de Pisa, vivía cierta mujer admirable, obradora de milagros y cosas inauditas, la cual con entero conocimiento y sano corazón, fue desposada con Cristo y agraciada con un anillo que aún hoy se conserva y muy devotamente se venera en cierto monasterio próximo a Pisa. En otro monasterio por ella restaurado, se muestra la mesa en que comió con Cristo. Siete veces visitó el sepulcro de Santiago. Al ir y al volver la acompañaba siempre Nuestro Señor Jesucristo y el Bienaventurado Santiago, según afirman los sabedores de los secretos de su santidad. Era célebre y muy venerada en las diócesis de Lucas y de Pisa, singularmente de los monjes de dichos monasterios y de otros cercano a Luca, de gran observancia, los cuales todos la llaman hasta hoy, su madre. Pregónanla todos Santa Buena. Entre las muchas cosas que con espíritu profético predijo, una fue ésta, nuestra Orden de Predicadores, que en breve habría de venir. Vimos nosotros a muchos que la vieron a ella.

V. También el Abad Joaquín, fundador de la Orden de Flora, dejó en sus libros escritas muchas cosas con espíritu profético de esta Orden, y dejó encomendado a sus Religiosos que cuando después de su muerte apareciese, la recibiesen con devoción y reverencia. Así lo hicieron efectivamente, recibiendo en procesión a los primeros hermanos nuestros que llegaron a su casa.

Igualmente parece haberla pronosticado la Sibila, diciendo de ella cosas muy propias y alabándola en gran manera, como se puede ver en su libro.


Capítulo I




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