martes, 30 de enero de 2024

EXPERIMENTACIÓN FALLIDA EN LOS SEMINARIOS DEL VATICANO II (CXXXIII)

Muchos de los sacerdotes de hoy no parecen saber lo que son, porque el concilio dejó de lado la enseñanza tradicional de que su primer y más alto deber, es ofrecer el Santo Sacrificio de la Misa

Por la Dra. Carol Byrne


Si los seminarios americanos, como dice el padre Poole, han experimentado una revolución a raíz del Vaticano II, lo mismo puede decirse de otras instituciones similares en todo el mundo. Ahora veremos -como ejemplos- tres seminarios británicos que se establecieron dentro de los 150 años anteriores al Vaticano II, enfocándonos en su compromiso de promover la Fe Católica y comparándolos con la “innovadora capacitación” en seminarios promovida por el concilio y puesta en práctica por los obispos diocesanos.


Seminario del Ushaw College

El St. Cuthbert's College Ushaw, cerca de Durham, era el principal seminario católico romano del norte de Inglaterra. Habiendo comenzado su vida laboral como English College en Douai, Francia, en 1568 con la ayuda de refugiados de la persecución de los católicos en Inglaterra por la reina Isabel I, se vio afectado por una segunda ola de persecución durante la Revolución Francesa. Se trasladó a Inglaterra, donde los sacerdotes de Douai fundaron el Ushaw College en 1808. Finalmente cerró sus puertas en 2011 debido a la escasez de vocaciones.

Universidad Ushaw

Después de sus gloriosos 400 años de historia, que fueron testigos de cientos de ordenaciones y la muerte de 158 sacerdotes mártires (que habían regresado secretamente a Inglaterra en la época isabelina para ministrar a la asediada población católica), Ushaw encontró un final sin gloria a manos de los actuales Obispos. Su fallecimiento es generalmente visto con indiferencia por la mayoría de la gente, e incluso algunos lo acogen con agrado como el fin de una era pasada de vigorosa defensa de la Fe Católica.

El seminario, un magnífico edificio en un extenso terreno, con un altar mayor que es una obra maestra de Puginesco, es ahora una atracción turística y alberga una mezcla de actividades seculares: creación de empresas, exposiciones de arte, eventos musicales y teatrales, matrimonios y uniones civiles, recepciones de bodas, fiestas de bebidas y festivales gastronómicos. Un seminario que intenta financiarse sin estudiantes es tan absurdo como un hospital que intenta hacer lo mismo sin pacientes.

El 8 de mayo de 1987, el periódico católico The Universe publicó un artículo a página completa sobre Ushaw y su programa reformado de formación, que nos da una idea del tipo de identidad que se esperaba que tuvieran sus futuros sacerdotes. Un estudiante dijo: “El papel del sacerdote ahora se considera el de coordinador de las donaciones parroquiales”. Otro resumió vagamente su idea del sacerdocio como “amar y ser amado como parte de una comunidad amorosa”. Sin embargo, en el artículo de página completa sobre la formación de sacerdotes, nunca se aludió al Santo Sacrificio de la Misa, ni una sola vez.

Si desea ver imágenes del deplorable estado en el cual se encontraba el interior de este bellísimo seminario en el año 2014, haga click aquí.


Seminario St. Joseph's College en Up Holland 

El St. Joseph's College (Colegio San José), en Up Holland, en la arquidiócesis de Liverpool, fue fundado por el arzobispo Bernard O'Reilly en 1880 para ser el seminario del noroeste de Inglaterra. En las décadas siguientes, el número de seminaristas (menores y mayores) creció tan rápidamente que el arzobispo Frederick Keating construyó una ampliación, que se terminó después de la muerte del arzobispo Keating, en 1930. Como en el caso de Ushaw, la escala y magnificencia de los edificios y terrenos eran impresionantes, y reflejaban la importancia que la Iglesia concedía al propósito de la existencia del seminario. Un comentarista contemporáneo comentó:
“Ahora tenemos el privilegio de contemplar toda la majestuosa estructura para ver toda la gloria del mediodía del 'jardín cerrado” (1).
Seminario de Up Holland

El Dr. Peter Doyle, antiguo alumno y miembro del personal del St. Joseph's College, aportó pruebas documentales de la visión del eArzobispo Keating para la formación de sacerdotes. El arzobispo dijo que “debía ser un centro de aprendizaje sagrado, un ejemplo de observancia religiosa, un tesoro de cultura eclesiástica”. El profesorado estaría bien cualificado y “no contaminado por el liberalismo”. El rector de 1926 a 1942, monseñor Joseph Dean, elegido por el arzobispo, era un erudito de las Escrituras que imponía una disciplina inflexible y una práctica tradicional a todos los seminaristas. El Arzobispo mantuvo que los puntos de vista expresados por los Profesores debían estar siempre en estricta consonancia con los de Roma transmitidos a través de la Jerarquía Católica (2).

El sucesor de Keating como arzobispo de Liverpool, Mons. Richard Downey, que fue primero profesor de Teología Dogmática en Upholland y luego su vicerrector, defendió el sistema de seminario como el hortus conclusus tradicionalmente concebido y diseñado para el crecimiento espiritual:
“No se anima al candidato a ser inteligente o listo, a defender puntos de vista extraños y originales, estar al tanto de las fugaces novedades del día, a romper con las tradiciones eternas y duraderas de la Iglesia. Por esto la Iglesia ordena sabiamente que desde temprana edad sea retirado del mundo y de sus peligros dentro de los muros protectores del seminario, para esto la cultura intensiva de la caridad, la castidad, la humildad y la obediencia; para ello los numerosos ejercicios espirituales, la constante ronda de oraciones mentales y vocales, la Misa y Comunión diaria, las visitas al Santísimo Sacramento y al santuario de María, la confesión frecuente para que el alma no pierda su brillo, la dirección espiritual, la conferencia semanal, el retiro mensual, el retiro anual, el estímulo constante, la exhortación, la amonestación, la corrección” (3).
Es importante tener esto en cuenta cuando examinamos los cambios en la formación del seminario introducidos por las reformas del Vaticano II y su impacto en el futuro del St. Joseph's College.

Cuando los últimos seminaristas mayores abandonaron Upholland en 1975 para unirse a los pocos que quedaban en Ushaw, sus alojamientos se convirtieron en el Upholland Northern Institute (UNI), un centro para el liderazgo laico y la reeducación del clero, con el “padre” Kevin Kelly como su director fundador. El “padre” Kelly explicó:
“Como resultado del Concilio Vaticano II, la educación cristiana de adultos para los laicos y la capacitación en el servicio para el clero y los religiosos se convirtieron en prioridades clave” (4).
Su propósito no era formar hombres para el sacerdocio, sino “promover la renovación del Vaticano II”.

En su calidad de Director de la UNI, el “padre” Kelly inició programas educativos y de formación pioneros, como se describe en su libro 50 Years Receiving Vatican II – a Personal Odyssey (50 años de Recepción del Vaticano II - Una Odisea Personal) (5).

También invitó como conferenciantes a visitantes con puntos de vista muy poco ortodoxos sobre cuestiones morales, como el “padre” Bernard Häring y el “padre” Carlos Curran. Como ellos, destacó la importancia de la experiencia humana y el cambio de enfoque de la teología del matrimonio que se encuentra en el Vaticano II. Le sucedió en 1980 el “padre” Vincent Nichols, ahora cardenal arzobispo de Westminster.
Patrick Kelly

El golpe de gracia llegó cuando el “arzobispo” Patrick Kelly de Liverpool decidió cerrar el seminario St. Joseph's en 1996. El edificio, junto con sus terrenos (donde se encontraban los restos mortales del obispo fundador O'Reilly y del obispo Keating, los dos prelados a quienes el Seminario St. Joseph debía su existencia y desarrollo, se vendieron a una empresa promotora en 2003.

Si desea ver imágenes del tristísimo estado en el cual se encontraba el interior de este ex seminario en el año 2019, haga click aquí.


Seminario St. Peter

Rodeado de acres de bosques, el Seminario St. Peter, en la localidad de Cardross (Escocia), es un ejemplo de la arquitectura modernista y brutalista de Le Corbusier. Construido íntegramente en hormigón (incluidos sus altares), tiene la apariencia de un estacionamiento de varios niveles o de un edificio de viviendas soviético posterior a la Segunda Guerra Mundial que encaja con la ideología comunista. El seminario distópico se inauguró en 1966, impulsado por la “ola de optimismo” lanzada por la promesa del Vaticano II de una “Nueva Primavera” para la Iglesia. Cerró 14 años después por falta de vocaciones suficientes, sin haber alcanzado jamás la capacidad prevista de 100 seminaristas.

Las llamativas ruinas del seminario de San Pedro

Sin embargo, cuando se inauguró, su desaparición ya había sido anticipada por la decisión del Vaticano II de restar importancia al sacerdocio ordenado y exaltar el papel de los laicos como clave para el futuro de la Iglesia. Su esqueleto demacrado y descomunal es todo lo que queda después de décadas de abandono. La Arquidiócesis de Glasgow lo describió una vez como “un albatros alrededor del cuello”, ya que según cuenta la creencia popular, la muerte de un albatros por parte de un marinero trae mala suerte y hace que sus compañeros de tripulación cuelguen el pájaro muerto alrededor del cuello del asesino. No podían venderlo ni siquiera regalarlo; tampoco pudieron demolerlo, ya que era un edificio catalogado como A, el nivel más alto de protección para un edificio. Así que se quedaron atrapados con esa monstruosidad, hasta que fue transferida a una fundación benéfica en 2020. Hasta aquí la ruina de la propiedad material, sin mencionar el desperdicio de dinero diocesano y la ruina de las almas invaluables que lo acompañaron.

Como ironía final, la estructura modernista que fue construida para albergar a una generación de hombres típicamente de “la era del Vaticano II” e imbuirlos de una visión “naturalista” y mundana del sacerdocio, fue superada por las fuerzas de la Naturaleza: fue lenta pero inexorablemente invadida por el bosque circundante, erosionada por los elementos y sometida a las repetidas depredaciones de los vándalos. El sitio, que ha estado expuesto durante mucho tiempo al desprecio y la burla de los turistas, refuerza la humillación del sacerdocio católico iniciada en el Vaticano II. La última palabra puede recaer en un escritor que visitó el lugar devastado:
“Cuando uno desciende por una escalera de piedra llena de vidrios rotos, todavía se ven muchos de esos altares, todos en hileras, altares que desde hace mucho tiempo están en mal estado. Hoy estos altares están marcados y desfigurados por graffitis obscenos y macabros. El panorama general es lamentable; es más Tarkovsky [un productor de cine ruso] que Santo Tomás de Aquino” (6).
Si desea ver imágenes del estado en el cual se encontraba en el año 2014 el interior de este horrible mamotreto, construido para ser utilizado como seminario, haga click aquí.


¿Cuál es el verdadero error en el cierre de seminarios?

Cuando murió el fundador original de Up Holland, el obispo O'Reilly, el sacerdote de Liverpool del siglo XIX, el padre James Nugent, escribió que “el proyecto del seminario había sido el hijo más querido de su corazón, incluso hasta su último aliento” (7).

El fundador del Seminario St. Joseph's College, Bernard O'Reilly

En un destino cruel y perverso, ese hijo ya no era querido por el clero, porque ya no era amado, porque fue ignorado y descuidado por ellos cuando colectivamente cambiaron su lealtad por la Tradición por los principios revolucionarios del Vaticano II.


La culpa del Vaticano II en la crisis de la identidad sacerdotal

Así como hizo con el Sacramento del Matrimonio, el concilio invirtió los fines del sacerdocio; lo logró poniendo mucho mayor énfasis en el papel del sacerdote como un servidor del hombre más que un servidor de Dios. Esta visión más amplia dejó el camino abierto a interpretaciones que incluían desde el tráfico de armas en América Latina por parte de sacerdotes y monjas tercermundistas hasta el apoyo clerical al adulterio y las uniones entre personas del mismo sexo. Las doctrinas “innovadoras” del concilio alentaron al clero y a los laicos a adoptar el culto al hombre por encima del culto a Dios, a preferir las consideraciones terrenas a las realidades celestiales, lo profano a lo sagrado, lo secular a lo religioso, y a exaltar a los laicos por encima del clero. Mientras el concilio buscaba un compromiso entre la doctrina inmutable y las teorías anticristianas del mundo moderno, los principios inmutables de la Ley Moral quedaron subordinados a la libre expresión de los impulsos y deseos del hombre moderno.


¿Qué quedó del sacerdote después del Vaticano II?

El arzobispo coadjutor Thomas Murphy de Seattle hizo esta misma pregunta en 1988, pero todavía buscaba una respuesta más de 20 años después del decreto del concilio sobre el ministerio y la vida de los sacerdotes :
“La pregunta: ¿Qué es el sacerdote?, es de enorme importancia hoy en día, porque cuando seamos capaces de articular una teología del sacerdocio que sea apropiada por la comunidad cristiana, entonces tendremos una idea más clara de la dirección de la educación y formación del seminario hoy, en su tarea de preparar líderes ordenados para la Iglesia del mañana” (8).
Esto es una admisión de que en la Iglesia posterior al Vaticano II, incluso los obispos, todavía no están seguros de la respuesta. Se había producido un cambio radical de lo trascendente a lo mundano en la comprensión que la Iglesia moderna tenía del sacerdocio sacramental, lo que seguramente tendría un impacto en el tipo de formación en el seminario que recibían quienes buscaban la ordenación. El problema básico era que el significado del sacerdocio sacramental había sido comprometido por la técnica del concilio de ofuscar (literalmente arrojar a la sombra) el oficio sacerdotal del sacrificio, llevando a confusión sobre la identidad del sacerdote.

Sacerdotes y seminaristas modernos jugando al baloncesto:
un giro decisivo hacia la mundanalidad

Por eso no sería exagerado decir que muchos de los sacerdotes de hoy no parecen saber lo que son. Esto se debe a que el concilio dejó de lado la enseñanza tradicional de que su primer y más alto deber, la razón de ser de su ministerio, es subir al altar de Dios para ofrecer el Santo Sacrificio de la Misa por los vivos y los muertos. Esta misión sobrenatural está resumida en la frase inmortal, Introibo ad altare Dei, las palabras iniciales de la Misa Tradicional que los reformadores han estado haciendo todo lo posible por extinguir.

No se puede negar que las diferencias entre los dos sistemas de formación en el seminario –antes y después del Vaticano II– esbozadas en este artículo no podrían ser más marcadas. Tampoco podrían ser más evidentes las diferencias entre cómo los sacerdotes se percibían a sí mismos y a su misión antes y después del Vaticano II. El concilio, entonces, puede verse como un punto de inflexión en la historia de la Iglesia posconciliar que determinaría el curso de los desarrollos futuros en el área de las vocaciones sacerdotales.

Continúa...


1) Citado en David W. Atherton y Michael P. Peyton, St Joseph's College, Upholland, Lancashire, One of the glories of Catholicism in England: Its rise and fall (Colegio San José, Up Holland, Lancashire, Una de las glorias del Catolicismo en Inglaterra: Su ascenso y caída, 2013, p. 18.

2) Peter Doyle, Up Holland College: One Hundred and Fifty Years of Priestly Training (Colegio Up Holland: ciento cincuenta años de formación sacerdotal), Wigan: North West Catholic History Society, 2018.

3) Arzobispo Richard Downey, Lenten Pastoral Letter (Carta pastoral de Cuaresma), 1934.

4) Kevin Kelly, A Rich Vatican II Resource (Un rico recurso del Vaticano II), The Surrow, vol. 65, n. 9, septiembre de 2014, pág. 439.

5) Dublín: Columba Press, 2012.

6) KV Turley, National Catholic Register, 18 de enero de 2021.

7) Thomas Burke, Catholic History of Liverpool (Historia Católica de Liverpool), Liverpool: C. Tinling, 1910, p. 236.

8) Thomas Murphy, Forces Shaping the Future of Seminaries (Fuerzas que darán forma al futuro de los seminarios), Origins, vol. 17, n. 37, 25 de febrero de 1988, pág. 637.

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