El
plan para afrontar las bajas temperaturas de este otoño e invierno van desde
una apropiada alimentación, abrigo y hasta vacunas.
Por
Mariana Israel
Existe
un plan "antifrío" para poder afrontar las estaciones más heladas del
año, que va desde la alimentación, el abrigo y la calefacción del hogar, hasta
las vacunas y otros.
Si
existiera un remedio que garantizara un invierno sin enfermedades, ¿alguien
dudaría en tomarlo? Por desgracia, como todavía no se inventó, las mejores
armas para evitar las enfermedades del frío, siguen siendo las vacunas y una
tropa de cuidados caseros. A tomar nota.
VACUNAS
* Contra la
gripe.
La vacuna antigripal es obligatoria para embarazadas, madres con chicos de 6
meses o menos, personal de salud, niños entre los 6 meses y los 2 años, y
adultos mayores de 65 años, por disposición del Ministerio de Salud de la
Nación. "En general, no es imprescindible en adultos sanos", agrega
el doctor Adolfo Wachs, jefe de la División de Clínica Médica del Hospital
Argerich. Sí lo es para aquellos que tienen cáncer, enfermedades respiratorias
o cardíacas, trasplante, diabetes u obesidad, entre otros.
Para
todos ellos, la vacuna es gratuita y se consigue en la mayoría de los centros
de salud. Este año, se está aplicando una inyección "trivalente", que
protege contra tres tipos de gripe. Hay que tener en cuenta que la persona
puede enfermarse igual; lo que hace la vacuna es prevenir complicaciones más
graves.
* Contra la
neumonía.
Desde fines del 2011, está disponible la vacuna conjugada antineumocóccica 13
valente. Se acaba de aprobar su uso para adultos mayores de 50 años: con una
dosis alcanza para prevenir la neumonía, una de las enfermedades respiratorias
más mortales. Esta vacuna también sirve para proteger a los chicos y, por
primera vez, se incluye en el Calendario Nacional de Vacunación 2012, para
bebés y niños menores de 2 años.
EMPEZAR POR CASA
*
Evitar multitudes y lugares cerrados, sobre todo para los bebés menores de 2
años, que tienen las defensas más inmaduras. "Los padres tienen que
adaptar su vida social, por un tiempo, a las necesidades de los pequeños",
avisa el Dr. Mario Elmo, secretario del Comité Nacional de Pediatría
Ambulatoria de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP).
*
No tocarse los ojos, la nariz, ni la boca en lugares públicos.
*
Lavarse las manos con agua y jabón varias veces por día, especialmente al
llegar a casa, antes de cocinar, antes de estar con bebés y niños, y luego de
ir al baño.
*
Ventilar los ambientes un rato todos los días, para renovar el aire.
*
La leche materna cumple una función clave, por "la calidad de nutrientes
que contiene y porque contribuye a defender a los bebés de las
infecciones", enfatiza el pediatra de la SAP.
*
Hacer ejercicio. Aunque haya pasado la temporada de playa y el cuerpo se oculte
debajo de la ropa, seguir haciendo deporte es fundamental porque, según el Dr.
Wachs, "mejoraría la capacidad física para enfrentar infecciones". Un
estudio del 2010 publicado en el British Journal of Sports Medicine le da la
razón: los científicos hallaron que si uno no está en forma, el sistema inmune
se debilita. Vieron que quienes practicaban ejercicio regular estaban más
protegidos contra los virus y tenían menos catarros.
*
Bajar los decibeles. El estrés puede resfriarnos, según una investigación
publicada el último 2 de abril en la revista Proceedings of the National
Academy of Sciences. Los autores observaron que las personas más estresadas
tenían más riesgo de resfriarse y que la enfermedad se agravara.
*
Ojo con los cambios de temperatura. Para esto, mantener la calefacción de la
casa en alrededor de 22 grados y desabrigarse al entrar. Otro consejo
ancestral: no salir recién bañados, y menos con el pelo mojado, porque al
enfriarse bajan las defensas.
*
Los chicos, bien abrigados. El consejo de los pediatras es que los niños de
hasta 3 años necesitan una o dos capas más de ropa que los adultos. A los
menores de 1 año, sumarles una capa más. Aparte, el Dr. Elmo aconseja
"estar atentos a los signos de frío o calor que expresa un niño":
"El color y la temperatura de la cara y del cuerpo, y la presencia de
sudor indican si tiene que estar más o menos abrigado".
La
bufanda se vuelve un accesorio clave. "Respirar aire frío altera la
capacidad del organismo de defenderse de microbios, sobre todo cuando se
respira por la boca, y el aire llega frío y seco a los bronquios", explica
el pediatra. Una bufanda de lana ayuda a calentar el aire que entra por boca y
por nariz. Además, gorros, bufandas y guantes impiden que el calor del cuerpo
se "escape" por esas zonas expuestas al frío.
*
La tos es necesaria. Es un recurso del cuerpo para expulsar microrganismos, así
que solo debería tratarse si es excesiva o si impide dormir.
*
Descartar el alcohol. A veces, se recurre a beber cuando hace frío, porque se
cree que levanta la temperatura del cuerpo. Esto es un mito, una
"sensación subjetiva de calor", afirma el Dr. Wachs. De hecho, el
consumo de alcohol en exceso "baja las defensas, predispone a infecciones,
altera el metabolismo normal y aumenta la pérdida de calor", advierte.
LA VITAMINA C,
"UN DÉBIL BENEFICIO"
Que
levante la mano quien nunca escuchó el consejo de tomar jugo de naranja para
evitar el resfrío. Durante años, se sostuvo que la vitamina C servía para
prevenirlo o, incluso, para curarlo (por algo los sobrecitos de antigripales
efervescentes la contienen).
Para
demostrar sus beneficios, se hicieron muchas investigaciones y, en la mayoría,
las conclusiones fueron las mismas: la vitamina C no previene la gripe ni el
resfrío. Valeria Edelsztein, doctora en Química por la Universidad de Buenos
Aires, desgrana este mito en su libro Los remedios de la abuela, que integra la
colección Ciencia que ladra. Edelsztein recorre la historia de esta vitamina
pseudomilagrosa hasta concluir que "el único débil beneficio que ofrece es
un ligero acortamiento de estas enfermedades (gripe y resfrío), pero nada
más".
Agrega
que, según la Organización Mundial de la Salud, el requisito diario de vitamina
C es de 0,045 gramos, una cantidad que se alcanza fácilmente con una dieta
balanceada en vegetales, frutas y papas.
"Ninguna
vitamina protege de las infecciones", añade el Dr. Wachs. Y si una persona
lleva una dieta normal y variada, tampoco hace falta tomar suplementos.