Por José Arturo Quarracino
En una muestra cabal de irracionalidad y barbarie, cierta dirigencia política pretende instaurar la pena de muerte en nuestro país, para que sea aplicada sobre los seres humanos más indefensos e inocentes de todos. Pretende que sean las propias mujeres las que sean las ejecutoras de tamaña atrocidad, invocando un derecho absolutamente inexistente, inventado como tal por la oligarquía financiera imperialista, de raíz angloamericana.
En diciembre del 2011 hemos asistido al triste espectáculo de ver al Parlamento nacional convertido en caja de resonancia y tribuna de la oligarquía financiera mundial, que desde hace algunas décadas ha decidido impulsar el control de la natalidad a nivel planetario, inclusive a través del asesinato de los niños en el vientre materno, para poder “gozar en paz” del saqueo de las riquezas y recursos naturales que pertenecen a toda la humanidad.
Este poder depredador ha llevado a cabo ambos planes –saqueo y expoliación de la riqueza y control de la natalidad- a través de políticas imperialistas que han consagrado de hecho la postración neo-colonial de los pueblos y naciones del mundo en su conjunto, cuyos gobiernos ejercen una soberanía política y una independencia económica meramente formales, actuando como simples administradores y ejecutores de las políticas que se diseñan y deciden en los centros internacionales de poder.
Para asegurarse el control del crecimiento poblacional, este poder no sólo ha desarrollado técnicas e instrumentos como la mutilación genital (masculina y femenina), el envenenamiento femenino mediante la ingesta de píldoras anticonceptivas y el aborto criminal (quirúrgico y químico), sino también una mutación radical en el sistema político y de valores, convirtiendo a los hijos por venir en causa de la pobreza y en frustración de la felicidad de los padres, para darle sustento, fundamento y proyección al asesinato masivo de los niños.
Pretender legitimar el asesinato de niños inocentes es la expresión más cabal y completa de este proyecto inhumano, verdadero holocausto demográfico al servicio del imperialismo internacional del dinero.
Lamentablemente, quienes deberían legislar a favor del pueblo y de la Patria no han tenido mejor idea que dar muestra de un consumado servilismo neo-colonial, convocando a una cabal representante de la oligarquía financiera internacional, Marianne Mollmann, especialista en ignorancia sobre las cuestiones básicas de la vida (ha confesado que no sabe cuándo comienza la vida humana), a pesar de lo cual fue convocada como “experta en derechos humanos” para justificar la implementación de la pena de muerte contra los niños por nacer.
Pero además de expresar un cipayismo neo-colonial indigno, esta iniciativa “parlamentaria” pretende darle estatus democrático a la ideología nazi, que afirmaba el derecho de eliminar a los seres humanos indeseados. Llamativamente, los pretendidos “progresistas” comparten este pensamiento hitleriano.
Esta iniciativa también pretende darle estatus constitucional a la ideología plutocrática de la oligarquía angloamericana, al invocar que “sólo deben ser traídos al mundo los hijos deseados o queridos”, razón por la cual “el aborto es un derecho”, como afirmó hace casi 50 años John Davison Rockefeller III al diseñar el genocidio infantil planetario. Llamativamente también, los pretendidos “progresistas” comparten la ideología de la oligarquía yanqui y anglófila.
Lo grave de este intento de impulsar y darle estatus democrático a un holocausto infantil de honda raíz nazi, plutocrática y racista, es que este proyecto de ley pro-abortista vulnera la Constitución Nacional, que no sólo afirma explícitamente el comienzo de la vida humana desde el momento de la concepción, sino que además prohíbe la aplicación de la pena de muerte en los países donde no rige, como así también la aplicación de la pena de muerte contra los menores de 18 años (Convención Americana de Derechos Humanos -1969-, arts. 1 a 4).
En vez de escuchar voces extrañas a nuestra tradición cultural e histórica, bien podrían los pretendidos “progresistas” -vulgares voceros de las altas finanzas internacionales y de sus organizaciones satélites- aprender humildemente de una verdadera revolucionaria, mártir y abanderada de los humildes de nuestra Patria, que la misión y el destino de la mujer no es matar a sus hijos, sino que “la misión sagrada que tiene la mujer no sólo consiste en dar hijos a la Patria, sino hombres a la Humanidad. Hombres en el sentido cabal y caballeresco de la hombría, que es cuna del sacrificio cotidiano para soportar las contrariedades de la vida y base del valor que inspira los actos sublimes del heroísmo cuando la Patria lo reclama” [1]. Aprenderían también que “la mujer es la piedra básica sobre la que se apoya el hogar. Como madre, como esposa y como hija”, de ninguna manera es o debe ser su esencia el asesinato de sus hijos [2].
Esto último es lo que pretende la radical mutación política y de valores que promueven los “amos del universo”, idólatras del dinero y las finanzas y enemigos de la raza humana y de los pueblos, para despojar a las mujeres de su femineidad irradiadora de amor y convertirlas así en asesinas de sus propios hijos.
Lamentablemente, todavía perviven en el Parlamento nacional ciertos legisladores que reniegan de nuestras tradiciones históricas, políticas y culturales, para adoptar proyectos exógenos, extraños a nuestra idiosincrasia popular-nacional y profundamente afines a la ideología nazi del imperialismo financiero transnacional, para imponer leyes que implantan la pena de muerte y vulneran nuestra Constitución Nacional. Lo paradójico es que promueven la ideología antinatalista e infanticida de la familia Rockefeller, de la mano del Che Guevara.
Frente a esta barbarie “ilustrada” reivindicamos la concepción profundamente humanista y profundamente cristiana que nos permite reafirmar que los argentinos estamos llamados a promover un orden político, jurídico y social en el que no sólo los niños vuelvan a ser los únicos privilegiados y aprendan a sonreír desde la infancia, sino que además aprendan a sonreír desde el vientre materno y que la mujer siga siendo templo y santuario de la vida y del amor, no una criminal como pretenden los voceros y voceras de la pena de muerte contra niños inocentes.
SÍ A LA VIDA, A LA MUJER Y A LA FAMILIA,
NO a la ideología nazi en nuestras leyes!!!
SÍ A LA VIDA, A LA MUJER Y A LA FAMILIA,
NO al holocausto demográfico!!!
1) Eva Perón, “Discurso radiofónico”, 26 de febrero de 1947.
2) Escribe Eva Perón, “El deber actual de la mujer argentina”, Buenos Aires 1951, p. 20.
No hay comentarios:
Publicar un comentario