jueves, 19 de mayo de 2022

PÍO XII EMPODERÓ A LOS PROGRESISTAS PARA LA REFORMA LITÚRGICA (X)

Cuando Pío XII fue elegido Papa en 1939, el neomodernismo o progresismo ya había empezado a restablecerse en la Iglesia con el auge de la "Nueva Teología" y a manifestarse en la liturgia.

Por la Dra. Carol Byrne


Hemos visto cómo el lema "participación activa" se había convertido en el lema de la reforma litúrgica y había actuado como catalizador para cambiar el rostro del culto católico. Pero la verdadera revuelta no era superficial: pretendía cambiar los fundamentos de la propia Fe, especialmente la doctrina de la Eucaristía y el sacerdocio.

La "participación activa" también planteaba cuestiones más profundas.

● ¿Cómo es que los fieles se habían deslizado tan silenciosamente hacia una forma de culto no tradicional?

● ¿Cómo fue tan fácil para los reformadores cambiar la forma en que los católicos habían estado participando en la Misa durante siglos?

● ¿Cómo les fue permitido alterar los fundamentos de la Fe expresados en la liturgia tridentina?

Las respuestas a estas preguntas se encuentran en el hecho de que fueron los propios Papas (desde Pío XI en adelante) quienes promovieron personalmente la "participación activa" de los laicos, primero tímidamente y luego en dosis cada vez más letales. De este modo, hicieron avanzar la agenda progresista de los reformadores y socavaron eficazmente las objeciones de los fieles.


El nuevo concepto de la Iglesia como "del pueblo"

El Papa Pío X había enseñado que el canto de la liturgia era una función del oficio sacerdotal, es decir, una prerrogativa de los ministros ordenados del altar y del coro de levitas. Pío XI, por el contrario, lo presentó como un derecho y un deber de todos los bautizados, ya sean clérigos o laicos.

En estos dos enfoques -el primero estrictamente clerical, el segundo abierto y "democrático"- encontramos un eco de los tipos de liturgia característicos de dos religiones opuestas: El catolicismo y el protestantismo. No se puede evitar inferir que una medida tan revolucionaria por parte de Pío XI se hizo eco también de los conflictos doctrinales de las dos religiones.

Cuando los reformadores protestantes del siglo XVI rechazaron el sacerdocio católico, sus cantos congregacionales fueron uno de los medios más eficaces para transmitir este principio al pueblo. Puede considerarse como la expresión litúrgica de los principios comunes al protestantismo y encarnados tanto en el luteranismo como en el calvinismo.

Uno se pregunta, por lo tanto, qué lugar podría pensarse que tiene tal práctica en una liturgia católica codificada por orden del Concilio de Trento, hasta que se da cuenta de que el canto congregacional fue la exigencia sine qua non del Movimiento Litúrgico iniciado por Lambert Beauduin con el propósito de promover el Ecumenismo.


Pío XII: un Papa vacilante

Pío XII trató de resolver el problema tomando ambos lados de la disputa.

● Profetizó sobre el "suicidio de la alteración de la Fe en la liturgia de la Iglesia" (1), pero nombró a Bugnini como su sepulturero cuando lo nombró fatalmente Secretario de la Comisión para la Reforma Litúrgica en 1948 (2).

● Condenó los abusos del Movimiento Litúrgico en Mediator Dei en 1947, pero en 1956, habiendo permitido que los mismos (y peores) abusos hicieran metástasis en toda la Iglesia, declaró que "el movimiento litúrgico ha aparecido como un signo de las disposiciones providenciales de Dios para el día de hoy, como un movimiento del Espíritu Santo en su Iglesia" (3).

● Defendió la necesidad del latín en la liturgia en Mediator Dei, pero el uso autorizado de la lengua vernácula aumentó considerablemente durante su pontificado en muchos países.

● Enseñó que la participación interior en la liturgia es de importancia primordial, pero puso énfasis en la "actividad" de los laicos como el mejor medio para lograr la participación.

● Mostró sensibilidad hacia los fieles que preferían rezar en silencio en la misa, pero indicó que su preferencia no era digna de respeto al promover la "Misa de diálogo" para toda la congregación (4).

De este breve esbozo se desprende que, para Pío XII, la liturgia tenía dos caras, la tradicional (sagrada) y la moderna (mundana), ahora diferenciadas, ahora enigmáticamente confundidas en Mediator Dei. Esto explica que el mensaje que contenía fuera susceptible de ser filtrado a través de diversos prismas, con el resultado de que el Papa era aclamado por los conservadores como defensor de la Tradición y por los progresistas como amigo del aggiornamento o adaptación de la liturgia a las exigencias del mundo moderno.

De acuerdo con esta doble visión, la liturgia se convirtió en el campo de batalla donde estas dos fuerzas antagónicas se enfrentaron y lucharon por la hegemonía en la Iglesia.
No sabemos si esta dualidad era producto de la mente del Papa o si reflejaba las presiones a las que estaba sometido por las acciones masivas y coordinadas del Movimiento Litúrgico. Pero debido a su vacilación y a su negativa a enarbolar la bandera católica de una manera reconocible, se expuso a la sospecha de que podría haberse sentido atraído por las "adaptaciones" que pretendía censurar. Aunque reconocía que el Movimiento Litúrgico podía producir efectos nocivos, no obstante, le dio su bendición y manifestó su deseo de ayudarlo a avanzar. (5)

Pero quizá el mayor impulso que dio a los reformistas progresistas fue su reconocimiento de sus esfuerzos como "movimiento" dentro de la Iglesia (Mediator Dei § 4). Bugnini vio esto como un gran golpe estratégico:
"En su Encíclica Mediator Dei del 11 de noviembre [sic] de 1947, Pío XII puso el sello de su suprema autoridad en este movimiento, que ya se encontraba en toda la Iglesia" (6)
En este sentido, puede decirse que la encíclica aplicó no tanto la brida como una espuela bastante afilada al Movimiento Litúrgico en el período previo al Vaticano II.

Pero lo que confirma la complicidad voluntaria del Papa en el Movimiento Litúrgico es el hecho de que un año antes de Mediator Dei, en 1946, ya había puesto en marcha planes para que un grupo selecto (7) de especialistas en liturgia instituyera una reforma general de la liturgia (8).


El surgimiento de un equipo burocrático para "fabricar" la renovación litúrgica

El Papa Pío XII, habiéndose rodeado primero de una "guardia pretoriana" (9) de eruditos y expertos, estableció la Comisión Pontificia para la Reforma General de la Liturgia en 1948 y la llenó de una mayoría de progresistas. Entre ellos se encontraban:

● El cardenal Clemente Micara -un protector continuo desde 1946 del depredador en serie padre Marcial Maciel- como Presidente;

● El padre (más tarde Arzobispo) Bugnini -el futuro destructor del Rito Romano- como Secretario;

● El padre (más tarde cardenal) Giuseppe Antonelli -corresponsable con Bugnini de producir el Novus Ordo- como Director General;

● El padre (más tarde cardenal) Bea, confesor de Pío XII, que había ayudado a redactar el Mediator Dei y que desempeñaría un papel importante en el ecumenismo en el Vaticano II;

● Monseñor (más tarde cardenal) Dante, maestro de ceremonias papales de 1947 a 1967;

● El padre Joseph Löw, que trabajaría con el padre Antonelli para cambiar la Vigilia Pascual en 1951 y las ceremonias de Semana Santa en 1955;

● El padre Carlo Braga, que colaboró estrechamente con Bugnini y llegó a ser Secretario del Consilium bajo Pablo VI.

Con esta Comisión, Pío XII creó una nueva clase de especialistas en liturgia y les confió cargos clave, con gran poder e influencia, y les permitió convertirse en la fuerza dominante del Movimiento Litúrgico.

La contradicción fundamental inherente a su política es que Mediator Dei fue secuestrada en pocos años por el tipo de reformistas progresistas a los que parecía oponerse.

Continúa...


1) Monseñor George Roche, Pie XII Devant l’Historire, Editions Robert Laffont, Paris, 1972, p. 52.

2) Luego, todavía en el reinado de Pío XII, fue nombrado Consultor de la Sagrada Congregación de Ritos (1956) y Profesor de Sagrada Liturgia en la Universidad Lateranense (1957).

3) Discurso del Papa Pío XII al Congreso Internacional sobre Liturgia Pastoral celebrado en Asís, 22 de septiembre de 1956. Ver Acta Apostolici Sedis, 29 de octubre de 1956, p. 712, y L'Osservatore Romano, 24 de septiembre de 1956.

4) Instó a que “toda la congregación, de acuerdo con las reglas de la liturgia, responda al sacerdote de manera ordenada y adecuada, o cante himnos adecuados a las diferentes partes de la Misa, o haga ambas cosas” (Mediator Dei § 105).

5) Discurso del Papa Pío XII pronunciado en el Congreso Internacional de Liturgia Pastoral en Asís en 1956.

6) A. Bugnini, The Reform of the Liturgy (1948-75), Collegeville, Liturgical Press, p. 6.

7) El padre Bugnini, en ese momento una estrella en ascenso en el Movimiento Litúrgico, afirmó correctamente que la reforma litúrgica bajo Pío XII fue “un fruto producido por el pensamiento y la oración de mentes de élite y luego compartido gradualmente con círculos cada vez más amplios de fieles”.

8) A. Bugnini, op. cit., pág. 7 (nota 5): “En audiencia concedida al Cardenal Carlo Salotti, Prefecto de la Sagrada Congregación de Ritos, el 10 de mayo de 1946, el Papa Pío XII expresó su deseo de que se comenzara a estudiar el problema de una reforma general de la la liturgia. En otra audiencia, concedida al Arzobispo Alfonso Carinci, Secretario de la misma Congregación, el 17 de julio de 1946, se determinó 'que una comisión especial de expertos reflexione sobre la reforma general de la liturgia y ofrezca propuestas concretas'”.

9) La Guardia Pretoriana era un cuerpo de élite de soldados elegidos entre las tropas más experimentadas y confiables para actuar como guardaespaldas del emperador romano.


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