LA LITURGIA Y "EL OLOR A DIABLO" EN EL DISCURSO DEL PAPA FRANCISCO

Sólo tenemos un comentario que hacer: es vergonzoso, y está muy alejado del espíritu de misericordia y caridad que tanto se cacarea en cada ocasión, pero que ahora se ha reducido a un estribillo ideológico.

Ayer, en el Palacio Apostólico Vaticano, el papa Francisco recibió en audiencia a los profesores y alumnos del Pontificio Instituto Litúrgico, con motivo del 60 aniversario de su fundación.

A continuación, la parte final del discurso que el Santo Padre les dirigió durante la audiencia.

Sólo tenemos un comentario que hacer: salva reverentia, es vergonzoso, y está muy alejado del espíritu de misericordia y caridad que tanto se cacarea en cada ocasión, pero que ahora se ha reducido a un estribillo ideológico.


P.D.: nos permitimos algunas correcciones filiales a las afirmaciones del Santo Padre, que en primer lugar demuestra que no tiene buena memoria de la regla del ayuno. El venerable Papa Pío XII redujo el ayuno a tres horas y no a una. Además, las campanas siguen sonando hoy en día el Sábado Santo. Finalmente, en efecto, las profecías de la misa de vigilia se han reducido de doce a siete... lo que constituye sin duda un gran progreso y un considerable enriquecimiento escritural...

L.V.

DISCURSO DEL SANTO PADRE FRANCISCO

A LOS PROFESORES Y ALUMNOS DEL INSTITUTO LITÚRGICO PONTIFICIO

Sala del Consistorio

Sábado, 7 de mayo de 2022

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días y bienvenidos!

[Quisiera subrayar el peligro, la tentación del formalismo litúrgico: ir detrás de las formas, de las formalidades más que de la realidad, como vemos hoy en esos movimientos que tratan de retroceder y negar el propio Concilio Vaticano II. Entonces la celebración es la recitación, es algo sin vida, sin alegría.

[...] También subrayo que la vida litúrgica, y su estudio, deben conducir a una mayor unidad eclesial, no a la división. Cuando la vida litúrgica es un estandarte de la división, ahí está el olor del diablo, el engañador. No es posible adorar a Dios y, al mismo tiempo, hacer de la liturgia un campo de batalla para cuestiones que no son esenciales, es más, para cuestiones obsoletas y tomar partido, a partir de la liturgia, por ideologías que dividen a la Iglesia. [...]

Es cierto que toda reforma crea resistencia. Recuerdo, era un niño, cuando Pío XII empezó con la primera reforma litúrgica, la primera: se puede beber agua antes de comulgar, ayunar una hora... "¡Pero eso va contra la santidad de la Eucaristía!", se rasgaban las vestiduras. Luego, la misa de vísperas: "¡Pero, cómo es que la misa es por la mañana!". Luego, la reforma del Triduo Pascual: "Pero cómo, el sábado tiene que resucitar el Señor, ahora lo posponen al domingo, al sábado por la tarde, el domingo no tocan las campanas... ¿Y dónde van las doce profecías?". Todas estas cosas escandalizaron a las mentes cerradas. También ocurre hoy. De hecho, estas mentes cerradas utilizan los esquemas litúrgicos para defender su propio punto de vista. Utilizar la liturgia: este es el drama que estamos viviendo en los grupos eclesiales que se alejan de la Iglesia, cuestionando el Concilio, la autoridad de los obispos... para conservar la tradición. Y para ello se utiliza la liturgia.

Los retos de nuestro mundo y del momento actual son muy fuertes. La Iglesia necesita hoy como siempre vivir de la liturgia. Los Padres del Concilio hicieron un gran trabajo para que así fuera. Debemos continuar esta tarea de ser formados por la liturgia. La Santísima Virgen María, junto con los Apóstoles, rezó, partió el Pan y vivió la caridad con todos. Que, por su intercesión, la liturgia de la Iglesia haga presente hoy y siempre este modelo de vida cristiana. [...]


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