Capítulos anteriores:
Primera Parte:
Capítulo I
Capítulo II
Capítulo III
Capítulo IV
Capítulo V
Capítulo VI
Segunda Parte:
Capítulo I al XVII
Capítulo XVIII al XLIII
Tercera Parte:
Capítulo I al X
Capítulo XI al XX
Capítulo XXI al XXX
Capítulo XXXI al XL
Capítulo XLI Al XLIV
Primera Parte:
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Capítulo II
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Capítulo IV
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Capítulo XXI al XXX
Capítulo XXXI al XL
Capítulo XLI Al XLIV
Cuarta Parte:
CUARTA PARTE
DEL LIBRO INTITULADO
"VIDAS DE LOS HERMANOS"
CAPÍTULO XXI
DE LA TENTACIÓN DE LA CURIOSIDAD FILOSÓFICA
I. A un Hermano en Inglaterra que preparaba, puliéndolo filosóficamente, un sermón que había de predicar a estudiantes, durmiendo una noche en su celda y medio soñando en dicho sermón, se le apareció el Señor Jesús con una Biblia, que le puso ante sus ojos, cubierta toda por fuera de inmundicia. Después de verla el Religioso así manchada, la abrió Cristo, y enseñándole la interior hermosura, le dijo:
- Hermosa es en extremo, pero vosotros la mancháis de esta suerte con vuestras filosofías.
II. Otro Hermano lombardo, que allí estaba estudiando, como pensara y titubeara mucho sobre entregarse a los estudios filosóficos, o teológicos, apareciósele en sueños cierta persona con un papel en la mano, en el cual leyó el nombre de algunos difuntos, que eran, al parecer, muy atormentados, y preguntando la causa, se le respondió que por su filosofía; y con esto comprendió lo que más le convenía estudiar.
IIII. Contó un Hermano al que esto escribe, que habiéndose dedicado con gran afición al estudio de la filosofía, vio una noche que le llevaban al juicio de Dios y que allí le decían:
- No eres fraile, sino filósofo- por lo cual le desnudaron y con grandísimo rigor le azotaron. Vuelto en sí, sintió en efecto por espacio de quince días fuertes dolores en la espalda y extorsiones de todos los miembros, como si velando hubiera sido realmente azotado.
IV. Un Prior, varón bueno y literato, afirmó en un sermón, predicado a los Hermanos y al clero, que en Inglaterra había visto a un campesino, rústico y sin letras, endemoniado, que sagasísimamente contestaba a cuánto le preguntaban, ya en griego, ya en latín, ya en inglés, ya en francés; y que habiéndole preguntado un Hermano a aquel demonio si había sido criado en el cielo, contestó que sí. Preguntado qué espíritu, era contestó:
- El de soberbia.
Preguntado si había visto al Señor, respondió que sí. Conjurado que dijera cómo Dios es uno y trino, temblando y contrayéndose todo como un ovillo, contestó:
- De esto callemos nosotros, criaturas, porque ni a nosotros pertenece explicarlo, ni decirse puede.
V. Otro Hermano, en la Provincia Romana, que tentado del deseo de ciencia rogaba a Dios que se la diera y le abriera por su gracia el camino para llegar a poseerla, vio en sueños esta visión: Se le ofrecía a la vista un libro grande, lleno de cuestiones de fe, y al fin tenía escrito: “El Maestro nada dice aquí; lo que quiere es que se le permita servir a Cristo en su sencillez”.
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