viernes, 21 de febrero de 2014

HEREJÍA: FRANCISCO DICE QUE LA FE SIN OBRAS "NO ES FE VERDADERA"

Cuando un hombre que no posee la fe verdadera sermonea al mundo sobre lo que constituye la fe verdadera, no es sorprendente que se equivoque. 

En su homilía de "corriente de conciencia" del 21 de febrero de 2014, en el servicio de adoración diario Novus Ordo en la casa de huéspedes del Vaticano, el "papa" Francisco pronunció una negación textual del dogma católico según lo definido por el Concilio de Trento en el siglo XVI.

El antipapa argentino dijo: “Una fe que no da fruto en las obras no es fe” (fuente).

Suena bien, ¿no? Excepto que es una herejía:

Verificación de la realidad: “Si alguien dice que con la pérdida de la gracia por el pecado también se pierde la fe, o que la fe que permanece no es una fe verdadera, aunque no sea viva, o que el que tiene fe sin caridad no es cristiano, sea anatema”. (Concilio de Trento, Sesión VI)

Según los informes, Francisco estaba comentando sobre Santiago 2:26: “Porque así como el cuerpo sin espíritu está muerto; así también la fe sin obras está muerta”.

Ahora es necesario hacer aquí algunas distinciones para que tengamos claro lo que estamos diciendo: la fe sin obras, es decir, la virtud de la fe sin la virtud de la caridad, no justificará, no conducirá a la salvación. En este sentido, es por lo tanto una Fe muerta, como dice Santiago. Sin embargo, es una fe verdadera, aunque muerta, como definió infaliblemente el Concilio de Trento.

Se puede ver cuán profundamente importante es esto cuando consideramos las implicaciones de la herejía de Francisco. Si la fe sin obras no fuera una fe verdadera, esto significaría que cada vez que un católico está en pecado mortal, ya no es cristiano, ya no es católico. Significaría que todo pecado mortal expulsaría a uno de ser miembro de la Iglesia. Y esto a su vez significaría que, dado que no podemos saber quién está o no en estado de gracia en un momento determinado, nunca podríamos saber quién es realmente católico, quién es miembro de la Iglesia. La visibilidad de la Iglesia desaparecería, y no es casualidad que los protestantes nieguen precisamente esta visibilidad.

Más aún, dado que los que no son miembros de la Iglesia lógicamente tampoco pueden ocupar una posición de autoridad en la Iglesia, se deduciría que cuando un pastor, un obispo o incluso un Papa comete un pecado mortal y, por lo tanto, pierde la virtud de la caridad (gracia santificante en el alma), dejaría de inmediato de ser un pastor válido, un obispo local o un Papa. Así que uno nunca podría saber quiénes son los pastores legítimos que tienen la autoridad válida para gobernar, enseñar y santificar. El resultado sería el caos, y la Iglesia no podría reclamar seriamente ser la única Arca de Salvación, ya que uno ni siquiera sería capaz de identificar a la Iglesia.

En contraste con la herejía protestante ahora respaldada por Bergoglio, el Papa Pío XII enseñó en su hermosa encíclica sobre la Iglesia:

Tampoco debe uno imaginarse que el Cuerpo de la Iglesia, solo porque lleva el nombre de Cristo, esté compuesto durante los días de su peregrinaje terrenal solo de miembros conspicuos por su santidad, o que esté compuesto solo por aquellos a quienes Dios ha predestinado a felicidad eterna. Es debido a la infinita misericordia del Salvador que se permite un lugar en Su Cuerpo Místico aquí abajo para aquellos a quienes, en la antigüedad, Él no excluyó del banquete. Porque no todo pecado, por grave que sea, es de tal naturaleza que separa a un hombre del Cuerpo de la Iglesia, como ocurre con el cisma, la herejía o la apostasía. Los hombres pueden perder la caridad y la gracia divina a través del pecado, volviéndose incapaces de los méritos sobrenaturales y, sin embargo, no ser privados de toda vida si se aferran a la fe y a la esperanza cristiana.y si, iluminados desde arriba, son impulsados ​​por los impulsos interiores del Espíritu Santo a un temor saludable y son movidos a la oración y la penitencia por sus pecados.

(Papa Pío XII,  Encíclica  Mystici Corporis, n. 23; subrayado añadido).

La enseñanza católica es muy clara. Es necesario tener Fe y Caridad (“obras”) para salvar el alma, y ​​es la Caridad la que da vida a la Fe. Con cada pecado mortal, la Caridad se pierde y por eso ya no poseemos la vida sobrenatural de la gracia. Sin embargo, la fe no se pierde, a menos que, por supuesto, el pecado fuera contra la fe misma, como la herejía o la apostasía.

El Concilio de Trento elaboró ​​maravillosamente este punto:

CAPÍTULO XV
POR CADA PECADO MORTAL SE PIERDE LA GRACIA, PERO NO LA FE

Contra el ingenio sutil de algunos también, que con agradables discursos y buenas palabras seducen el corazón de los inocentes, hay que sostener que  la gracia de la justificación una vez recibida se pierde no solo por la infidelidad, por lo que también la fe misma se pierde, sino también por todos los demás pecados mortales, aunque en este caso no se pierde la fedefendiendo así la enseñanza de la ley divina que excluye del reino de Dios no solo a los incrédulos, sino también a los fieles [que son] fornicarios, adúlteros, afeminados, mentirosos con la humanidad, ladrones, codiciosos, borrachos, maleantes, extorsionadores y todos los demás que cometen pecados capitales, de los que con la ayuda de la gracia divina pueden abstenerse, y por causa de los cuales son separados de la gracia de Cristo.

(Papa Pablo III, Concilio de Trento, Sesión VI,  Capítulo 15; subrayado agregado).

Entonces vemos que no es simplemente una cuestión académica de terminología, como “Oh, bueno - fe muerta, fe falsa; ¿cual es la diferencia?”. La diferencia es enorme . En última instancia, influye en si podemos saber o no quién es católico y quién no. Eso es particularmente importante en nuestros días, cuando tantas personas dicen ser católicas pero en realidad no lo son.

Entonces, ¿cómo determinamos quién es miembro de la Iglesia? Pío XII abordó esta cuestión en la encíclica ya citada, haciendo el asunto muy fácil de entender:

En realidad, solo deben incluirse como miembros de la Iglesia aquellos que  hayan sido bautizados y profesen la verdadera fe, y que no hayan tenido la desgracia de separarse de la unidad del Cuerpo, o hayan sido excluidos por una autoridad legítima por faltas graves cometidas. “Porque en un solo espíritu” dice el Apóstol, “fuimos todos bautizados en un Cuerpo, sean judíos o gentiles, sean esclavos o libres”.

(Papa Pío XII,  Encíclica  Mystici Corporis, n. 22; subrayado agregado).

Entonces, para ser miembro de la Iglesia, para ser católico, se debe (1) estar válidamente bautizado; (2) profesar la verdadera fe católica; (3) no estar en cisma; y (4) no estar bajo excomunión (aquí los canonistas y moralistas trazan algunas distinciones más, pero estas no tienen por qué preocuparnos ahora).

Tenga en cuenta en particular el punto no. 2: Debes profesar la verdadera fe. Pío XII no dice que solo hay que creerla, independientemente de lo que profeses. Esta distinción, nuevamente, es crucial porque impacta directamente la visibilidad de la Iglesia: si bien es posible, a través de una ignorancia invencible, asentir erróneamente a una herejía y, sin embargo, retener la virtud de la fe, si exteriormente profesas tu adhesión a esta herejía dejas de ser miembro de la Iglesia.

Por esta razón, la Iglesia Católica no puede considerar católicos a miembros individuales de sectas heréticas, incluso si no son culpables con respecto a sus herejías y tal vez incluso, posean la virtud de la Fe. (El rechazo de esta importantísima consideración es uno de los errores fundamentales de la Falsa Eclesiología del Vaticano II, que concede "comunión parcial" a los herejes a causa de un bautismo válido).

Por la misma razón, el Código de Derecho Canónico de 1917, compilado bajo el Papa San Pío X y promulgado solemnemente por Su Santidad el Papa Benedicto XV, legisla que cualquier defección pública de la Fe resulta en una pérdida inmediata y automática del cargo para todos los clérigos sin necesidad de declaración: “Cualquier oficio queda vacante por el hecho y sin declaración por renuncia tácita reconocida por la propia ley si un clérigo:… 4. ° Desautoriza públicamente la fe católica” (Canon 188.4). Esta pérdida de autoridad no es un castigo impuesto por la Iglesia, sino simplemente la consecuencia necesaria y, por tanto, automática de dejar de ser miembro de la Iglesia debido a la profesión pública de herejía.

La deserción de la Fe -herejía y apostasía- son simplemente incompatibles, por su propia naturaleza, con ser miembro de la Iglesia Católica, que es esencialmente visible según la constitución divina de su Fundador, nuestro Bendito Señor Jesucristo. (Lo mismo ocurre con el cisma, que, sin embargo, es un pecado contra la caridad, no contra la fe).

Entonces, si echamos un buen vistazo a todo esto, ¿qué concluimos? Concluimos que aquí hay una deliciosa ironía: el mismo Francisco no profesa la Verdadera Fe sino una herejía, y lo muestra, entre muchas otras cosas, en su enseñanza sobre lo que constituye la Verdadera Fe. Por eso no es miembro de la Iglesia Católica y no puede ocupar ningún cargo de autoridad en ella. Él es no el papa y no tiene derecho a enseñar, por lo menos a todos los católicos, en materia de religión. Su "fe" no es sólo una fe "muerta", es mucho peor: es inexistente. Él tiene ninguna fe, ninguna en absoluto! Porque la Fe no se puede tener en grados, sino sólo como un todo o nada en absoluto:

Tal es la naturaleza del catolicismo que no admite más ni menos, sino que debe sostenerse como un todo o como un todo rechazado: “Esta es la fe católica, que a menos que un hombre crea fiel y firmemente; no puede ser salvo” (Credo Atanasiano).

(Papa Benedicto XV,  Encíclica  Ad Beatissimi, n. 24)

Ahora, no se deje engañar por las dos o tres cosas "católicas" que Francisco dice en ocasiones, y que a los apologistas "conservadores" modernistas les encanta remarcar, porque como señaló el Papa León XIII:

"No puede haber nada más peligroso que aquellos herejes que admiten casi todo el ciclo de la doctrina y, sin embargo, con una palabra, como con una gota de veneno, contagian la fe real y sencilla enseñada por nuestro Señor y transmitida por la tradición apostólica". La práctica de la Iglesia ha sido siempre la misma, como lo demuestra la enseñanza unánime de los Padres.

(Papa León XIII,  Encíclica  Satis Cognitum, n. 9)

No se ve muy bien para Bergoglio y su pandilla modernista, ¿eh?

Pero para todos esos fanáticos de Ratzinger que ahora están pensando: “¡Oh, si tan solo Benedicto XVI no hubiera renunciado! ¡Si tan solo lo tuviéramos! ¡Benedicto, Benedicto!” - Tenemos un pequeño tapón de nostalgia: Hace apenas unos años, el padre Ratzinger pronunció exactamente la misma herejía protestante que el Sr. Bergoglio: “La Fe, si es verdad, si es real, se convierte en amor, se convierte en caridad, se expresa en caridad. Una fe sin caridad, sin este fruto, no sería verdadera fe. Sería una fe muerta” (Benedicto XVI, Audiencia general, 26 de noviembre de 2008). Eso dijo Benedicto XVI. ¿Quién tiene razón?, ¿Ratzinger, ya bajo sospecha de herejía en la década de 1950?, ¿o el infalible Concilio de Trento?

“Hermenéutica de la continuidad”, ¿adónde?


Novus Ordo Watch



BERGOGLIO: LOS CRISTIANOS QUE CAEN EN LA IDEOLOGÍA NO TIENEN FE Y SON COMO LOS DEMONIOS

En su habitual homilía de la Misa que presidió este viernes en la Casa Santa Marta, el papa Bergoglio dijo “una fe sin fruto no es una fe verdadera”, y explicó que “quienes caen en la ideología, son como los demonios que conocen la doctrina pero en realidad no tienen fe”.


“El mundo está lleno de cristianos que recitan mucho las palabras del Credo y las ponen muy poco en práctica. O de eruditos que encasillan la teología en una serie de posibilidades, sin que tal sabiduría tenga después reflejos concretos en la vida”. Bergoglio dijo que la afirmación del apóstol Santiago es clara "la fe sin el fruto en la vida, una fe que no da fruto en las obras, no es fe".

"También nosotros nos equivocamos a veces sobre esto: 'Pero yo tengo mucha fe', escuchamos decir. 'Yo creo todo, todo...' Y quizá esta persona que dice eso tiene una vida tibia, débil. Su fe es como una teoría, pero no está viva en su vida”, subrayó.

“El apóstol Santiago, cuando habla de fe, habla precisamente de la doctrina, de lo que es el contenido de la fe. Pero ustedes pueden conocer todos los mandamientos, todas las profecías, todas las verdades de fe, pero si esto no se pone en práctica, no va a las obras, no sirve. Podemos recitar el Credo teóricamente, también sin fe, y hay tantas personas que lo hacen así. ¡También los demonios! Los demonios conocen bien lo que se dice en el Credo y saben que es verdad".

El papa Bergoglio se refirió también a la afirmación de Santiago: "¿Tú crees que hay un solo Dios?" y respondió: “Haces bien; también los demonios lo creen y tiemblan. La diferencia es que los demonios no tienen fe, porque tener fe no es tener un conocimiento, sino recibir el mensaje de Dios traído por Cristo".

Bergoglio precisó que "en el Evangelio se encuentran dos signos reveladores de quien sabe lo que se debe creer pero no tiene fe". El primer signo, ha indicado, es la "casuística" representada por aquellos que preguntaban a Jesús si era lícito pagar las tasas o cuál de los siete hermanos del marido debía casarse con la mujer que había quedado viuda. El segundo signo es "la ideología".

"Los cristianos que piensan la fe como un sistema de ideas, ideológico: también en el tiempo de Jesús los había. El apóstol Juan dice de ellos que son el anticristo, los ideólogos de la fe, de cualquier signo que sean. ‘En aquel tiempo había gnósticos, pero había muchos... Y así, estos que caen en la casuística o estos que caen en la ideología son cristianos que conocen la doctrina pero sin fe, como los demonios. Con la diferencia que ellos tiemblan, estos no: viven tranquilos’”, indicó.

Por otro lado, Bergoglio recordó que "en el Evangelio hay también ejemplos de personas que no conocen la doctrina pero tienen mucha fe". Al respecto ha citado el episodio de la Cananea, que con su fe llora la sanación de la hija víctima de una posesión, y la Samaritana que abre su corazón porque "ha encontrado no verdades abstractas" sino a "Jesucristo".

Así como también el ciego curado por Jesús y que por esto es interrogado por fariseos y doctores de la ley hasta que se arrodilla con sencillez y adora a quien lo ha sanado. Tres personas de las que habla Bergoglio, "que demuestran como fe y testimonio son indisolubles".

Por último, el Bergoglio señaló que "la fe lleva siempre al testimonio. La fe es un encuentro con Jesucristo, con Dios, y de allí nace y te lleva al testimonio. Y esto que el apóstol quiere decir: una fe sin obras, una fe que no te implique, que no te lleve al testimonio, no es fe. Son palabras y nada más que palabras".

Bergoglio ofreció la celebración eucarística por los 90 años que este viernes cumple el Cardenal Silvano Piovanelli, Arzobispo Emérito de Florencia, dándole las gracias "por su trabajo, su testimonio y su bondad".


ACI Prensa


miércoles, 12 de febrero de 2014

BERGOGLIO: “SI NO TE SIENTES NECESITADO DE LA MISERICORDIA DE DIOS NO VAYAS A MISA”

El falso papa ha dicho que si no tienes necesidad de la misericordia de Dios entonces es mejor no ir a Misa.


En la audiencia general de hoy, el jesuita argentino dijo: “A veces alguno se pregunta: ‘¿Para qué ir a la iglesia? La gente que va siempre a misa es pecadora como los demás’. Si tú no te sientes necesitado de la misericordia de Dios, si no te sientes pecador, entonces es mejor no ir a misa, porque nosotros vamos a misa porque somos pecadores y queremos recibir el perdón de Jesús, participar en su redención, en su perdón”.

“Ese ‘me confieso’ que decimos al principio no es una ‘pro forma’, es un verdadero acto de penitencia: ‘soy pecador y me confieso’. Tenemos que ir a misa con humildad, como pecadores, y el Señor nos reconcilia”.

Bergoglio continuó diciendo: “Celebramos la Eucaristía no porque seamos dignos, sino porque reconocemos nuestra necesidad de la misericordia de Dios, encarnada en Jesucristo… Deseo reflexionar sobre cómo vivimos la Eucaristía en nuestra vida cotidiana”.

El argentino afirmó que “la Eucaristía influye en la manera en que vemos a los demás. Así también la Eucaristía nos une a los demás: jóvenes y ancianos, pobres y ricos, vecinos y visitantes. La Eucaristía nos llama a ver a todos ellos como nuestros hermanos y hermanas”.

Bergoglio dijo que “con la idea renovada del don de Dios presentado en el servicio, nuestro corazón se ensancha para recibir y mostrar misericordia”.


domingo, 9 de febrero de 2014

¿REFORMAR LO IRREFORMABLE?


Tengo la impresión de que todo lo que pueda decirse en términos generales sobre la 'reforma de la reforma': su origen y objetivos, su alcance y metodología, las diversas propuestas presentadas en su interés (si no en su nombre), sus defensores y críticos, ya se ha dicho bastante


Aunque el movimiento es difícil de definir, su objetivo general fue muy bien resumido hace unos años por Albert Malcolm Ranjith, prelado de Ceilán, quien afirmó que ha llegado el momento en que debemos “identificar y corregir las orientaciones y decisiones erróneas, apreciar con valentía la tradición litúrgica del pasado y hacer que la Iglesia redescubra las verdaderas raíces de su riqueza y grandeza espiritual, aunque eso signifique reformar la reforma misma…”.

Mucho antes de que Joseph Ratzinger se convirtiera en Benedicto XVI, estaba evaluando críticamente la reforma de la liturgia posterior al Concilio Vaticano II, identificando aquellos aspectos de la reforma que tienen poca o ninguna justificación en la Constitución litúrgica del Concilio Sacrosanctum Concilium (SC) y que socavan la verdadero espíritu de la liturgia.  Como papa, estaba en su poder remediar las deficiencias -las “orientaciones y decisiones erróneas”- de la reforma a escala universal no solo por su enseñanza y ejemplo litúrgico personal sino también por la legislación. Él acentuó la belleza de la liturgia, promovió los tesoros litúrgicos y musicales de la Iglesia Occidental (incluido, por supuesto, el usus antiquior del rito romano), e introdujo una continuidad más tangible con la tradición en la forma de las celebraciones papales (p. ej., la disposición del altar 'benedictino', ofrecer Misa ad orientem en la Capilla Sixtina y otras capillas papales, administrar la Sagrada Comunión a los fieles en sus lenguas mientras se arrodillaban). Su sucesor, el papa Francisco, es un hombre diferente con una personalidad y un estilo diferentes, y sus prioridades están claramente en otros aspectos de la vida de la Iglesia. No estoy ansioso esperando un mayor progreso oficial en la línea marcada por el papa Benedicto, quien merecidamente ha sido apodado el "Padre del nuevo movimiento litúrgico".

Pero supongamos, prácticamente hablando y tal vez per impossibile, que la 'reforma de la reforma' iba a recibir un apoyo institucional sustantivo. Aun así, dudo que el esfuerzo sea factible, si tomamos ese término para significar la reforma del orden actual de la liturgia para volver a ponerlo sustancialmente en línea con la tradición de desarrollo lento que desplazó ampliamente. No son las uvas amargas sobre la abdicación papal de Benedicto lo que me lleva a decirlo. Como cualquier movimiento, la 'reforma de la reforma' se sostiene o cae sobre sus propios principios, no sobre ningún papa o partidario. 

No: la 'reforma de la reforma' no es realizable porque la discontinuidad material entre las dos formas del rito romano actualmente en uso es mucho más amplia y mucho más profunda de lo que habíamos imaginado al principio. 

En la década que ha transcurrido desde la publicación de mi libro Reform of the Reform?: A Liturgical Debate (¿La Reforma de la Reforma? Un debate litúrgico) (Ignatius Press, 2003), que se refiere casi exclusivamente al rito de la Misa, una serie de estudios académicos importantes, en particular los del profesor László Dobszay (†2011)  y del profesor de Teología Lauren Pristas, me han abierto los ojos sobre el daño infligido por el Consilium del papa Pablo VI sobre todo el edificio litúrgico de la Iglesia latina: la Misa; el Oficio Divino; los ritos de los Sacramentos, sacramentales, bendiciones y otros servicios del Ritual Romano; Etc. Cualquier otra cosa que pueda decirse de la liturgia reformada: sus beneficios pastorales, su legitimidad, su arraigo en los recursos teológicos, su estatus hegemónico, etc., el hecho permanece: no representa un desarrollo orgánico de la liturgia que el Vaticano II (y, cuatro siglos antes, el Concilio de Trento) heredó.

Hay rupturas significativas en contenido y forma que no pueden remediarse simplemente restaurando la primacía del canto gregoriano como la música del rito romano, expandiendo el uso del latín y mejorando las traducciones vernáculas de los textos litúrgicos latinos, usando el canon romano con más frecuencia (si no exclusivamente), reorientando el altar y rescindiendo ciertos permisos. 

Tan importante como es celebrar los ritos reformados correctamente, con reverencia y de manera que la continuidad con la tradición sea más evidente, tales medidas dejarían intacto el contenido esencial de los ritos. Cualquier intento futuro de reconciliación litúrgica, o renovación en continuidad con la tradición, debería tener en cuenta la revisión completa de los propios de la Misa, la sustitución de las oraciones del Ofertorio por composiciones modernas; el abandono del muy antiguo ciclo romano anual de epístolas y evangelios dominicales; la reformulación radical del calendario de los santos; la abolición de la antigua Octava de Pentecostés, la temporada anterior a la Cuaresma de la Septuagésima y los domingos posteriores a la Epifanía y Pentecostés; la disolución de la estructura centenaria de las Horas; y mucho más. Acercar entre sí las formas más antiguas y las más nuevas de la liturgia requeriría mucho más movimiento por parte de la última forma, tanto que parece más honesto hablar de una inversión gradual de la reforma (hasta el punto en que se vuelva a entroncar con la tradición litúrgica recibida por el Concilio) más que de una reforma de la misma.

El doble deseo de los padres conciliares, a saber, permitir innovaciones que “son verdadera y ciertamente necesarias para el bien de la Iglesia” y “adoptar nuevas formas que de alguna manera brotan orgánicamente de formas ya existentes” (SC 23) podría en efecto cumplirse, pero no tomando los ritos promulgados por Pablo VI como punto de partida para llegar a una versión única, orgánicamente reformada, del antiguo rito romano. 

Lo que se necesita no es una 'reforma de la reforma' sino una cautelosa adaptación de la liturgia tridentina de acuerdo con los principios establecidos por Sacrosanctum Concilium (como sucedió inmediatamente después de la promulgación de ese documento en 1963), utilizando lo que hemos aprendido de la experiencia de los últimos cincuenta años.  Mientras tanto, se pueden hacer mejoras aquí y allá en el ars celebrandi de la Forma Ordinaria. Pero el camino para lograr un futuro sostenible para el rito romano tradicional -y para lograr la visión litúrgica del Concilio Vaticano II, que ordenaba la adaptación moderada de ese rito, no su destrucción- es la hermosa y propia celebración, en un número cada vez mayor de lugares, de la Forma Extraordinaria, con todos los esfuerzos para promover el principio central (bien entendido) de la “participación plena, consciente y activa” de los fieles (SC 14).


New Liturgical Movement

sábado, 8 de febrero de 2014

“SAN” JUAN PABLO EL GRANDE… ¡APÓSTATA!

El videoclip anterior muestra más de las acciones “santas” del obispo apóstata Karol Wojtyla, mejor conocido bajo su seudónimo de “Papa Juan Pablo II”. Este es el hombre que el actual usurpador de Roma, el “papa” Francisco, “canonizará” como “Santo Católico” el 27 de abril de este año.

La reunión de “oración interreligiosa por la paz” de Asís de 1986 fue uno de los actos de blasfemia más atroces jamás cometidos por la Secta del Vaticano II, ¡en un lugar santo católico! Se podría escribir un libro completo sobre el evento y cuán diametralmente opuesto es a la enseñanza Católica Tradicional, pero en esta publicación de blog solo podemos tocar algunos puntos selectos.

La reunión de Asís del '86 fue la primera de este tipo, pero no la última. Desencadenó toda una serie de sucesos de este tipo, los más destacados de los cuales fueron los encuentros de 2002 y 2011, también celebrados en Asís, y presididos por Juan Pablo II y su sucesor, el “Papa” Benedicto XVI, respectivamente.

En su encíclica inaugural de 1979, el entonces recién elegido Juan Pablo II tuvo la audacia de decir:

Lo que acabamos de decir [sobre el ecumenismo con los herejes]  debe  aplicarse también –aunque de otra forma y con las debidas diferencias– a la actividad de acercamiento con los representantes de las religiones no cristianas, actividad que se expresa a través del diálogo, los contactos, la oración en común, la investigación de los tesoros de la espiritualidad humana, en la que, como bien sabemos, tampoco faltan los miembros de estas religiones.

(Antipapa Juan Pablo II,  Encíclica  Redemptor Hominis, n. 6; subrayado añadido).

Entonces, Juan Pablo II no solo ordenó la comunicación in sacris (oración compartida) con los no católicos que profesan ser seguidores de Cristo, sino que incluso lo ordenó con los no cristianos, es decir, judíos, musulmanes, zoroastrianos, hindúes, sij, Budistas, sintoístas, etc. - ¡paganos, idólatras!

Estaba muy feliz de aplicar esta enseñanza sincretista malvada. Después de regresar de un viaje por África, admitió con franqueza en una audiencia pública: “Particularmente sorprendente fue la reunión de oración en el santuario de Nuestra Señora de la Misericordia en el lago Togo, donde yo también oré por primera vez con los animistas (Juan Pablo II, Audiencia general 21 de agosto, de 1985 , n. 8).

¡Este hombre no era católico, mucho menos santo! Los católicos saben que deben convertir a los paganos y predicarles el Evangelio (cf. Mc 16,16), ¡no validar su “religión tradicional” idólatra rezando con ellos! Y sin embargo, la institución que pretende ser la Iglesia Católica “canonizará” a Juan Pablo II y lo proclamará gran santo, el 27 de abril de 2014. Las canonizaciones son actos dotados de infalibilidad, según la doctrina católica. La única forma en que es posible que la institución del Vaticano declare a Juan Pablo II como un modelo para todos los católicos y que ahora está en el cielo, es si la institución del Vaticano no está protegida por el carisma de la infalibilidad; y la única manera de que esto sea posible es si no es de hecho la Iglesia Católica y su cabeza no es de hecho un verdadero Papa, que es lo que hemos estado diciendo todo el tiempo.

La teología modernista anticatólica que subyace en la apostasía interreligiosa y ecuménica de Juan Pablo II se expone en la serie de 4 volúmenes Pope John Paul II’s Theological Journey to the Prayer Meeting of Religions in Assisi  (Viaje teológico del Papa Juan Pablo II al encuentro de oración de las religiones en Asís) por el (no sedevacantista) padre Johannes Dormann.

Las siguientes citas de las Sagradas Escrituras y los documentos papales proporcionarán una refrescante verificación de la realidad contra la apostasía sincretista perpetrada por la Secta Novus Ordo y sus líderes:

Verificación de la realidad:

“Porque todos los dioses de los gentiles son demonios, pero el Señor hizo los cielos” (Salmo 95: 5)

● “No os volváis a los ídolos, ni os hagáis dioses de fundición. Yo soy el Señor tu Dios” (Levítico 19: 4)

● “Destruiré tus altares y romperé tus ídolos. Caerás entre las ruinas de tus ídolos, y mi alma te aborrecerá”. (Levítico 26:30)

● “No tendrás dioses extraños a mis ojos” (Deuteronomio 5: 7)

 “Derriben sus altares y derriben sus estatuas, quemen a fuego sus bosques y quemen en pedazos sus ídolos; destruyan sus nombres de esos lugares” (Deuteronomio 12: 3)

 “Dios es espíritu; y los que lo adoran, deben adorarlo en espíritu y en verdad” (Jn 4, 24)

 “No es lícito para los fieles de ninguna manera asistir activamente o participar en los [ritos] sagrados de los no católicos” (Canon 1258 §1)

● “Quien de cualquier manera voluntaria y conscientemente ayude en la promulgación de herejía, o quien se comunique en cosas divinas con herejes contra la prescripción del Canon 1258, es sospechoso de herejía” (Canon 2316)

● “Los obreros de todas las religiones y de todas las sectas fueron llamados para la construcción de la ciudad del futuro. Sólo se les pedía que abrazaran al mismo ideal social, que respetaran todas las creencias y que aportaran al acervo común cierta suma de fuerzas morales. Desde luego se proclamaba que «los jefes de Le Sillon ponen su fe religiosa por encima de todo». Pero ¿pueden privar a los otros del derecho de atraer su energía moral donde puedan, pero quieren que otros respeten su fe? Piden, pues, a todos los que quieran transformar la sociedad presente, en el sentido de la democracia, que no se repelan mutuamente a causa de las convicciones filosóficas o religiosas que puedan separarles, sino que marchen tomados de la mano, no renunciando a sus convicciones, sino tratando de hacer en el terreno de las realidades prácticas la prueba de las excelencias de sus convicciones personales. Tal vez, en este campo de emulación entre almas pertenecientes a diferentes escuelas religiosas o filosóficas, la misión podrá realizarse”“Aquí, fundada por católicos, una Asociación interconfesional para trabajar en la reforma de la civilización, obra religiosa en el más alto grado, pues es una verdad demostrada, es un hecho histórico que no hay verdadera civilización, ni civilización moral, fuera de la Religión verdadera” (Papa San Pío X, Carta apostólica Notre Charge Apostolique)

● “Pero más extrañas todavía, espantosas y tristes a la vez, son la audacia y la ligereza de espíritu de hombres que se llaman católicos, que sueñan con reformar la sociedad en semejantes condiciones y con establecer sobre la tierra, por encima de la Iglesia católica, «el reinado de la justicia y del amor» con obreros venidos de todos lados, de todas las religiones o sin religión, con o sin creencias, siempre que olviden lo que les separa: sus convicciones religiosas y filosóficas, y que pongan en el acervo común lo que les une: un generoso idealismo y las fuerzas morales tomadas «de donde puedan”... “Cuando se piensa en todo lo que se necesita de fuerzas, de ciencia, de virtudes sobrenaturales para establecer la ciudad cristiana, y en los sufrimientos de millones de mártires, en las luces de los Padres y doctores de la Iglesia, en el desinterés de todos los héroes de la caridad, en los torrentes de gracia divina, en una poderosa jerarquía nacida del cielo, y de los ríos de gracia divina, y toda la edificación, conexión, compenetrada por la Vida de Jesucristo, la Sabiduría de Dios, el Verbo hecho hombre; cuando uno piensa, decimos de todo esto, uno se asusta ver a los nuevos apóstoles esforzarse por mejorar con la combinación de un vago idealismo y las virtudes cívicas. ¿Qué van a producir? ¿Qué es lo que va a salir de esta colaboración? Una construcción puramente verbal y quimérica, en la que veremos una confusión seductora de las palabras libertad, justicia, fraternidad y amor, igualdad y exaltación humana, todo basado en una dignidad humana mal entendida” (Papa San Pío X, Carta apostólica Notre Charge Apostolique)

● “Porque dado que están seguros de que los hombres desprovistos de todo sentido religioso rara vez se encuentran, parecen haber fundado en esa creencia la esperanza de que las naciones, aunque difieren entre sí en ciertos asuntos religiosos, sin mucha dificultad vendrán a acordar como hermanos en profesar ciertas doctrinas, que forman como una base común de la vida espiritual. Por esta razón, estas personas organizan con frecuencia convenciones y reuniones en las que hay un gran número de oyentes presentes y en las que todos, sin distinción, están invitados a participar en la discusión, tanto infieles de todo tipo, como cristianos, incluso aquellos que desgraciadamente se han alejado de Cristo o que con obstinación y pertinencia niegan su naturaleza y misión divinas. Ciertamente, tales intentos pueden ser aprobados por católicos, fundados como están en esa falsa opinión que considera que todas las religiones son más o menos buenas y loables, ya que todas ellas de diferentes maneras manifiestan y significan ese sentido que es innato en todos nosotros, y por el cual somos conducidos a Dios y al reconocimiento obediente de Su gobierno. No solo los que sostienen esta opinión por error y engañan, sino que, al distorsionar la idea de la verdadera religión, la rechazan, y poco a poco se desvían al naturalismo y al ateísmo, como se le llama; de lo que se desprende claramente que quien apoya a quienes sostienen estas teorías e intenta realizarlas, abandonan por completo la religión divinamente revelada” (Papa Pío XI, Encíclica Mortalium Animos, n. 2)

● “Confiar en Dios y confiar en su ayuda siempre presente, [San Benito] fue hacia el sur y llegó a un fuerte 'llamado Cassino situado en la ladera de una montaña alta ...; sobre este se alzaba un antiguo templo donde Apolo era adorado por la gente necia del campo, según la costumbre de los antiguos paganos. A su alrededor también crecían arboledas, en las que incluso hasta ese momento la loca multitud de infieles solía ofrecer sus sacrificios idólatras. El hombre de Dios que llegó a ese lugar rompió el ídolo, derribó el altar, quemó las arboledas y del templo de Apolo hizo una capilla de San Martín. Donde había estado el altar profano, construyó una capilla de San Juan; y mediante la predicación continua convirtió a muchas de las personas de allí'”. (Papa Pío XII, Encíclica Fulgens Radiatur, n. 11)


Por qué Juan Pablo II no puede ser santo:




lunes, 3 de febrero de 2014

RESUMEN DEL CASO DEL “PADRE” CARLOS MARIA SALAZAR GAUNA


Se suponía que Bergoglio resolvería este caso cuando debía hacerlo, pero jamás se ocupó de solucionarlo.


Al párroco se lo investigó en mayo de 2001 por haber manoseado a dos niñas, de 12 y 13 años, en el Instituto Monseñor Stillo, un colegio católico de Flores, donde las chicas eran alumnas. Los padres de ellas denunciaron a Gauna; la causa por abuso deshonesto se abrió en el Juzgado de Menores.

Según un artículo publicado en 2001, el arzobispo de Buenos Aires, monseñor Jorge Bergoglio, iba a “resolver la situación del sacerdote”. Se supone que Bergoglio hizo que Gauna siguiera en el sacerdocio

Hasta el 12 de agosto de 2013, el sitio web del Arzobispado de Buenos Aires seguía teniendo a Gauna en su lista de sacerdotes diocesanos, donde lo identificaba como diácono, además de capellán del Hospital Dr. Francisco Santojanni, y capellán interno del Santuario de San Pantaleón, ambos lugares ubicados en la ciudad de Buenos Aires.

Denuncian a un cura por tocar a dos alumnas de un colegio católico, 5.25.2001

Sr. Pbro. Salazar Gauna, Carlos Maria, Arzobispado de Buenos Aires, PDF creado el 8.12.2013

Capellanes de Hospitales y Sanatorios, Arzobispado de Buenos Aires, PDF creado el 3.2.2014
 

viernes, 31 de enero de 2014

DISCURSO DEL PAPA FRANCISCO A LA CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE


Queridos hermanos y hermanas:

Me encuentro con vosotros al final de los trabajos de vuestra Sesión Plenaria. Os saludo a todos cordialmente y agradezco a Monseñor Mueller sus palabras.

Las tareas de la Congregación para la Doctrina de la Fe están vinculadas a la misión del Sucesor de Pedro, de confirmar a los hermanos en la fe (cf. Lc 22, 32). En este sentido, su papel de “promover y proteger la doctrina de la fe y las costumbres en todo el orbe católico” (Constitución Apostólica Pastor Bonus, 48) es un verdadero servicio ofrecido al Magisterio del Papa y de toda la Iglesia. Por eso, el Dicasterio se compromete a que en las palabras y en las prácticas de la Iglesia prevalezca siempre el criterio de la fe. Cuando la fe resplandece en su sencillez y pureza originales, la experiencia eclesial se convierte también en un lugar en el que la vida de Dios emerge con todo su encanto y fructifica. La fe en Jesucristo, en efecto, abre de par en par los corazones a Dios; abre los espacios de la existencia humana a la Verdad, al Bien y a la Belleza que de Él proceden.

Desde los primeros tiempos de la Iglesia ha existido la tentación de entender la doctrina en un sentido ideológico o de reducirla a un conjunto de teorías abstractas y cristalizadas (cf. Exhortación apostólica Evangelii gaudium, 39-42). En realidad, la doctrina tiene como único fin servir a la vida del Pueblo de Dios y pretende asegurar a nuestra fe un fundamento seguro. Grande, en efecto, es la tentación de apropiarnos de los dones de la salvación que vienen de Dios, de domesticarlos –quizás incluso con buena intención– a las miradas y al espíritu del mundo. Y esta es una tentación que se repite constantemente.

Cuidar de la integridad de la fe es una tarea muy delicada que os ha sido encomendada, siempre en colaboración con los Pastores locales y las Comisiones doctrinales de las Conferencias episcopales. Esto sirve para salvaguardar el derecho de todo el Pueblo de Dios a recibir el depósito de la fe en su pureza y en su totalidad. Vuestro trabajo busca también tener siempre presentes las necesidades de un diálogo constructivo, respetuoso y paciente con los autores. Si la verdad exige fidelidad, ésta crece siempre en la caridad y en la ayuda fraterna a los llamados a madurar y clarificar sus convicciones.

Por lo que respecta, pues, al método de vuestro trabajo, sé que vuestro dicasterio se distingue por las prácticas de la colegialidad y del diálogo. La Iglesia, en efecto, es el lugar de la comunión y, en todos los niveles, todos estamos llamados a cultivar y promover la comunión, cada uno en la responsabilidad que el Señor le ha encomendado. Estoy seguro de que cuanto más la colegialidad sea un rasgo eficaz de nuestro trabajo, tanto más brillará ante el mundo la luz de nuestra fe (cf. Mt 5, 16).

En todo vuestro servicio podéis tener siempre un profundo sentimiento de alegría, la alegría de la fe, que tiene su fuente inagotable en el Señor Jesús. La gracia de ser sus discípulos, de participar en la misión evangelizadora de la Iglesia, nos llena de santa alegría.

En la Sesión Plenaria que acaba de terminar también habéis tratado la relación entre la fe y el Sacramento del Matrimonio. Es una reflexión de gran importancia. Es a raíz de la invitación que ya había formulado Benedicto XVI sobre la necesidad de interrogarse más a fondo sobre la relación entre la fe personal y la celebración del Sacramento del Matrimonio, sobre todo en un contexto cultural cambiante (cf. Discurso a Tribunal de la Rota Romana, 26 de enero de 2013).

En esta ocasión quisiera agradecerles su empeño en abordar los delicados problemas de los denominados delitos más graves, en particular los casos de abusos sexuales de menores por parte de clérigos. Pensad en el bien de los niños y de los jóvenes, que siempre deben ser protegidos y sostenidos en la comunidad cristiana en su crecimiento humano y espiritual. En este sentido, se estudia la posibilidad de vincular a vuestro dicasterio la Comisión específica para la Protección de los Menores, que instituí y que espero sea ejemplar para todos aquellos que pretendan promover el bien de los niños.

Queridos hermanos y hermanas, os aseguro mi recuerdo en la oración y confío en el vuestro para mí y para mi ministerio. Que el Señor os bendiga y la Virgen os proteja.



martes, 28 de enero de 2014

BERGOGLIO: ¿GRITAS CUANDO HAY UN GOL Y NO ERES CAPAZ DE ALABAR AL SEÑOR?

Bergoglio, comentando la danza alegre de David por el Señor de la que habla la Primera Lectura, destacó que, si nos cerramos en la formalidad, nuestra oración se convierte en algo frío y estéril.

Bergoglio ha desarrollado su homilía partiendo de esta imagen alegre, relatada en el Segundo Libro de Samuel. Todo el Pueblo de Dios, recordó, estaba de fiesta porque el Arca de la Alianza volvía a casa. La oración de alabanza de David, prosiguió, “lo llevó a salir de toda compostura y a danzar delante del Señor con todas sus fuerzas”. Esta, comentó, “¡era exactamente la oración de alabanza!”. Bergoglio dijo que leyendo esta cita, “pensó enseguida en Sara después de haber dado luz a Isaac: ¡El Señor me hizo bailar de alegría!”. Esta anciana, como el joven David, evidenció, ha bailado de alegría ante el Señor. Para nosotros, observó, es fácil entender la oración para pedir una cosa al Señor, también para agradecer al Señor. También entendemos bien la oración de adoración, no es tan difícil. Pero la oración de alabanza la dejamos de lado, no nos sale tan espontánea”.

‘Pero Padre, esto es para los de la Renovación en el Espíritu, no para todos los cristianos!’. No, ¡la oración de alabanza es una oración cristiana para todos nosotros! En la Misa, todos los días, cuando cantamos el Santo… Esta es una oración de alabanza: alabamos al Señor por su grandeza, ¡por qué es grande! Y le decimos cosas bellas, porque a nosotros nos gusta que sea así. ‘Pero Padre, yo no soy capaz… yo debo…’ ¿Eres capaz de gritar cuando tu equipo marca un gol y no eres capaz de cantar alabanzas al Señor? ¿De salir un poco de los formalismos para cantar esto? ¡Alabar al Señor es totalmente gratis! No pedimos, no agradecemos: ¡alabamos!”.

“Debemos rezar con todo el corazón, es un acto también de justicia, ¡por qué Él es grande! ¡Es nuestro Dios!. David, recordó, era muy feliz porque volvía el arca, volvía el Señor: también su cuerpo rezaba con esa danza”.

“Una buena pregunta que nos podemos plantear hoy: ‘¿Cómo va mi oración de alabanza? ¿Sé alabar al Señor? ¿Sé alabar al Señor o cuándo rezo el Gloria o rezo el Sanctus lo hago solo con la boca y no con todo el corazón?’ ¿Qué me dice la danza de David? ¿Y Sara, bailando de alegría? Cuando David entra en la ciudad comienza otra cosa: ¡una fiesta!”.

“La alegría de la fe nos lleva a la alegría de la fiesta. La fiesta de la familia”. El papa recordó que cuando David entra en el palacio, la hija del rey Saúl, Mikal, lo reprende y le pregunta si no se avergüenza por haber bailado de esa manera delante de todos. Él, que es el rey. Mikal “despreció a David”.

“Yo me pregunto ¿cuántas veces despreciamos en nuestro corazón a personas buenas, personas buenas que alaban al Señor, como se les ocurre, de forma espontánea, porque no son cultos, no siguen los comportamientos formales? Pero, ¡desprecio! Y dice la Biblia que Mikal quedó estéril por este motivo ¡para el resto de su vida! ¿Qué quiere decir la Palabra de Dios aquí? ¡Que la alegría, que la oración de alabanza nos hace fecundos! Sara bailaba en el momento grande de su fecundidad ¡a los noventa años! La fecundidad que nos da la alabanza al Señor, la gratuidad de alabar al Señor”.

“El hombre o la mujer que alaba al Señor, que reza alabando al Señor, que cuando reza el Gloria se alegra de decirlo, que cuando canta el Sanctus en la Misa se alegra de cantarlo, es un hombre o una mujer fecundos”.

Sin embargo, advirtió, “los que se encierran en la formalidad de una oración fría, medida, pueden terminar como Mikal: en la esterilidad de su formalidad”. Bergoglio ha invitado, por tanto, a imaginar a David que danza “con todas sus fuerzas ante el Señor y pensemos lo bello que puede ser hacer la oración de alabanza. Nos hará bien repetir las palabras del Salmo 23 que hemos rezado hoy: “Alzaos puertas, alzad los dinteles para que entre el Rey de la gloria. El Señor, el fuerte, el valiente, Él es el rey de la gloria!”.


Aleteia




sábado, 25 de enero de 2014

FRANCISCO CONFIRMA A LOS MUSULMANES EN LA INCREDULIDAD

El antipapa Francisco nunca pierde la oportunidad de ocultar el Evangelio a quienes más lo necesitan: los incrédulos. Ya sean judíos, musulmanes, paganos o ateos, Francisco nunca se cansa de decirle a la gente que haga otra cosa que no sea abrazar la única religión verdadera, la fe católica.


Su último ataque al Evangelio en presencia de desafortunados incrédulos fue perpetrado el domingo 19 de enero de 2014, cuando el Sumo Hereje asistió a una reunión con refugiados extranjeros en la parroquia romana del Sagrado Corazón. Los refugiados incluían tanto musulmanes como cristianos, y Francisco, dirigiéndose a ambos, dijo que por las dificultades que soportaron, deberían encontrar consuelo en sus respectivas religiones:

Compartir nuestra experiencia de llevar esa cruz, para expulsar la enfermedad de nuestro corazón que amarga nuestra vida: es importante que hagáis esto en vuestros encuentros. Los que son cristianos, con la Biblia, y los musulmanes, con el Corán. La fe que te inculcaron tus padres siempre te ayudará a seguir adelante.

(Antipapa Francisco,  Discurso a los refugiados en la Basílica del Sagrado Corazón, Roma, 19 de enero de 2014)

Para Francisco, la fe no es el asentimiento intelectual de la mente, asistida por la gracia divina, a lo que Dios Todopoderoso ha revelado (que es la definición católica), sino más bien una “experiencia”, un “encuentro” con lo trascendente que en última instancia está desprovisto de todo contenido objetivo vinculante. De ahí que pueda hablar de musulmanes que tienen “fe”, cuando según la verdadera definición católica, son infieles, es decir, los que no poseen Fe (fides en latín). Es por la misma razón que la Iglesia Católica en su liturgia del Viernes Santo reza por los “judíos incrédulos: que Dios todopoderoso quite el velo de sus corazones; para que también ellos reconozcan a Jesucristo nuestro Señor”. También la Sagrada Escritura es clara en cuanto a que hay una sola Fe que es la única verdadera: “Un Señor, una fe, un bautismo” (Ef 4, 5).

Entonces, ¿por qué Francisco obstaculiza la evangelización de los infieles? ¿Por qué evita toda oportunidad de predicar el verdadero Evangelio a aquellos que no son parte de la Iglesia Católica?

La respuesta es simple: no cree que la Iglesia Católica sea la única Iglesia verdadera ni la única religión verdadera. No cree en estas palabras de Cristo: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado” (Mc 16,16); y asimismo, “Cualquiera que se rebela y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios” (2 Jn 9). Bergoglio no cree todo esto porque no es católico sino adherente a la religión modernista del Vaticano II, que antepone al hombre a Dios.

En 1907, el Papa San Pío X expuso y refutó el error modernista del indiferentismo. Lea la siguiente cita y pregúntese si esto no le suena inquietantemente familiar:

En el sentimiento religioso se descubre una cierta intuición del corazón; merced a la cual, y sin necesidad de medio alguno, alcanza el hombre la realidad de Dios, y tal persuasión de la existencia de Dios y de su acción, dentro y fuera del ser humano, que supera con mucho a toda persuasión científica. Lo cual es una verdadera experiencia, y superior a cualquiera otra racional; y si alguno, como acaece con los racionalistas, la niega, es simplemente, dicen, porque rehúsa colocarse en las condiciones morales requeridas para que aquélla se produzca. Y tal experiencia es la que hace verdadera y propiamente creyente al que la ha conseguido.

¡Cuánto dista todo esto de los principios católicos! Semejantes quimeras las vimos ya reprobadas por el concilio Vaticano. 

Cómo franquean la puerta del ateísmo, una vez admitidas juntamente con los otros errores mencionados, lo diremos más adelante. Desde luego, es bueno advertir que de esta doctrina de la experiencia, unida a la otra del simbolismo, se infiere la verdad de toda religión, sin exceptuar el paganismo. Pues qué, ¿no se encuentran en todas las religiones experiencias de este género? Muchos lo afirman. Luego ¿con qué derecho los modernistas negarán la verdad de la experiencia que afirma el turco, y atribuirán sólo a los católicos las experiencias verdaderas? Aunque, cierto, no las niegan; más aún, los unos veladamente y los otros sin rebozo, tienen por verdaderas todas las religiones. Y es manifiesto que no pueden opinar de otra suerte, pues establecidos sus principios, ¿por qué causa argüirían de falsedad a una religión cualquiera? No por otra, ciertamente, que por la falsedad del sentimiento religioso o de la fórmula brotada del entendimiento. Mas el sentimiento religioso es siempre y en todas partes el mismo, aunque en ocasiones tal vez menos perfecto; cuanto a la fórmula del entendimiento, lo único que se exige para su verdad es que responda al sentimiento religioso y al hombre creyente, cualquiera que sea la capacidad de su ingenio. Todo lo más que en esta oposición de religiones podrían acaso defender los modernistas es que la católica, por tener más vida, posee más verdad, y que es más digna del nombre cristiano porque responde con mayor plenitud a los orígenes del cristianismo. 

(Papa San Pío X,  Encíclica  Pascendi, n. 13; subrayado agregado).

Unas pocas citas más de Papas católicos genuinos sobre el tema del indiferentismo resaltarán aún más el marcado contraste que existe entre las tonterías del falso pastor Francisco y la verdadera Voz de San Pedro que se encuentra en los Papas reales (todo subrayado agregado para enfatizar):

 Ahora llegamos a otra fuente desbordante de males, la cual tiene a la Iglesia actualmente afligida: nos referimos a la indiferencia, es decir, la opinión perversa que, por el trabajo fraudulento de los no creyentes, se expandió en todas partes, y según la cual es posible en cualquier profesión de Fe lograr la salvación eterna del alma si las costumbres se ajustan a la norma de los justos y honestos. Pero no será difícil para usted quitarle a las personas confiadas a su cuidado un error tan pestilente en torno a algo claro y evidente. Como el apóstol afirma (Efes. 4: 5) que existe “un Dios, una fe, un bautismo”, temen aquellos que sueñan que navegando bajo la bandera de cualquier religión podría igualmente aterrizar en el puerto de la felicidad eterna, y considerar que por el testimonio del Salvador mismo (Lc 11:23) “están en contra de Cristo, porque no están con Cristo”, y que desafortunadamente se dispersan solo porque no recolectan con él; por lo tanto “Todo el que quiera salvarse, ante todo es menester que mantenga la fe Católica; el que no la guarde íntegra e inviolada, sin duda perecerá para siempre” (Credo de San Atanasio). San Jerónimo, al encontrar a la Iglesia dividida en tres partes debido al cisma, tenaz como era con el propósito sagrado, cuando alguien intentaba atraerlo a su facción, constantemente respondía en voz alta: “Estoy con quien esté unido a la Cátedra de san Pedro” (San Jerónimo, Ep. 58). Entonces, alguien equivocadamente, entre aquellos que no están cerca de la Iglesia, se atrevería a buscar razones para alentar a regenerarse también en el agua de salud; a lo que San Agustín respondería oportunamente: “Incluso la ramita cortada de la vid tiene la misma forma, pero ¿qué forma se beneficia si no vive de la raíz?” (San Agustín, Sermón 162 A). 

(Papa Gregorio XVI,  Encíclica  Mirari Vos, n. 13)

Condenado15. Todo hombre es libre para abrazar y profesar la religión que juzgue verdadera, guiado por la luz de su razón.    “Todo hombre es libre de abrazar y profesar la religión que, guiado por la luz de la razón, considere verdadera”.

Condenado:  16. Los hombres pueden, dentro de cualquier culto religioso, encontrar el camino de su salvación y alcanzar la vida eterna.

(Papa Pío IX,  Syllabus de los errores, nn. 15-16)

Note también que de ninguna manera Francisco estaba simplemente “siendo amable” con los incrédulos, como algunos podrían objetar. Más bien, los animó explícitamente a permanecer en su incredulidad, utilizando como guía espiritual el blasfemo Corán, que creen falsamente que está inspirado por Dios. ¡Él les dijo explícitamente que su adhesión (a la que llamó “fe”) a las enseñanzas de ese documento diabólico les produciría un beneficio espiritual!

Para Francisco, esta es solo una ocasión más para asegurar que los que están fuera de la Iglesia Católica no verán la necesidad de entrar nunca, a pesar de que la Santa Fe Católica enseña dogmática e infaliblemente que no hay salvación fuera de la Iglesia, el Arca de la Salvación, así como nadie se salvó del diluvio excepto los que estaban dentro del Arca de Noé, como enseñó el Papa Pío IX en términos muy claros:

La fe nos ordena que mantengamos que fuera de la Iglesia Apostólica Romana, ninguna persona puede ser salvada, porque nuestra Iglesia es el único arca de salvación, y quien no entre en ella, perecerá en las aguas del diluvio.

(Papa Pío IX,  Alocución  Singulari Quadam)

Sí, la Fe ciertamente requiere que mantengamos esto, y es esta misma Fe la que Jorge Bergoglio no posee ni enseña.

Asimismo, el Concilio de Florencia fue bastante inequívoco en su proclamación dogmática sobre la necesidad de morir unidos a la Iglesia Católica como condición sine qua non para la salvación:

[Este concilio] Firmemente cree, profesa y predica que nadie que no esté dentro de la Iglesia Católica, no sólo paganos, sino también judíos o herejes y cismáticos, puede hacerse partícipe de la vida eterna, sino que irá al fuego eterno que está aparejado para el diablo y, sus ángeles (Mt 25,41), a no ser que antes de su muerte se uniere con ella; y que es de tanto precio la unidad en el cuerpo de la Iglesia, que sólo a quienes en él permanecen les aprovechan para su salvación los sacramentos y producen premios eternos los ayunos, limosnas y demás oficios de piedad y ejercicios de la milicia cristiana. Y que nadie, por más limosnas que hiciere, aun cuando derramare su sangre por el nombre de Cristo, puede salvarse, si no permaneciere en el seno y unidad de la Iglesia Católica 

(Concilio de Florencia, Decreto  Cantate Domino; subrayado agregado).

¿Alguien afirmaría seriamente que Francisco cree esto? ¡Por supuesto que no!

Ya en julio del 13, el antipapa argentino les había dicho a los refugiados musulmanes que la observancia del Ramadán les traería “abundantes frutos espirituales”, y a los judíos se niega a predicarles a Cristo porque cree que siguen siendo el Pueblo Elegido de Dios y tienen su propia alianza válida con el Todopoderoso, junto con la alianza instituida por Cristo.

Incluso para los ateos, ya ha insinuado la salvación si "hacen el bien", y a los católicos les dijo que no deben preocuparse por el Juicio Final, sino que deben esperarlo con "gozo".

Esto es abominable. Esto es malvado. ¡Esto es el anticristo! Las palabras de San Pablo, Apóstol de los gentiles, tal vez nunca hayan sido más aplicables que ahora:

Pero si nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare un evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. Como antes dijimos, ahora lo repito: Si alguno os anuncia un evangelio diferente del que habéis recibido, sea anatema. Porque ¿acaso persuado ahora a los hombres o a Dios? ¿O busco complacer a los hombres? Si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo.

(Gálatas 1:8-10)

Jorge Bergoglio predica un evangelio falso. ¡Que sea anatema!


Novus Ordo Watch


sábado, 11 de enero de 2014

PAPA FRANCISCO: UN SACERDOTE SIN RELACIÓN CON DIOS ES UN NARCISO

“El verdadero sacerdote, ungido de Dios para su pueblo, tiene una relación estrecha con Jesús: cuando esto falta, el sacerdote se vuelve ‘untuoso’, ‘idólatra’, ‘devoto del dios Narciso’”.


Lo afirmó el papa Bergoglio esta mañana en la homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta. Junto con Bergoglio concelebraron el Cardenal Angelo Bagnasco, presidente de la Conferencia Episcopal italiana y un grupo de sacerdotes de la Archidiócesis de Génova, de la que el Purpurado es su Arzobispo.

El papa dedicó enteramente su homilía a los sacerdotes. Al comentar la primera Carta de San Juan, que dice que tenemos la vida eterna porque creemos en el nombre de Jesús, el papa se preguntó cómo es la relación de los sacerdotes con Jesús, porque “la fuerza de un sacerdote – dijo – está en esta relación”. A la vez que “Jesús, cuando crecía en popularidad – observó – iba a lo del Padre”, se retiraba “en lugares desiertos a orar”. Y explicó que “ésta es un poco la piedra miliar de los sacerdotes”, incluyéndose a sí mismo. Porque como se preguntó Bergoglio, “si vamos o no vamos a encontrar a Jesús, ¿cuál es el lugar de Jesucristo en mi vida sacerdotal? Se trata de una relación viva, de discípulo a Maestro, de hermano a hermano, de pobre hombre a Dios, o es una relación un poco artificial que no viene del corazón”

“Nosotros somos ungidos por el Espíritu y cuando un sacerdote se aleja de Jesucristo puede perder la unción. En su vida, no: esencialmente la tiene… pero la pierde. Y en lugar de ser ungido termina por ser ‘untuoso’. ¡Y cuánto mal hacen a la Iglesia los sacerdotes ‘untuosos’! Aquellos que ponen su fuerza en las cosas artificiales, en las vanidades, en una actitud… en un lenguaje remilgado… ¡Pero cuántas veces se oye decir con dolor: ‘Pero, este es un ‘sacerdote-mariposa’!, porque está siempre en las vanidades… Éste no tiene relación con Jesucristo! Ha perdido la unción: es un untuoso”.

A continuación, Bergoglio añadió: “Nosotros los sacerdotes tenemos tantos límites: somos pecadores, todos. Pero si vamos a lo de Jesucristo, si buscamos al Señor en la oración – la oración de intercesión, la oración de adoración – somos buenos sacerdotes, si bien somos pecadores. Pero si nos alejamos de Jesucristo, debemos compensar esto con otras actitudes… mundanas. Y así, todas estas figuras… también el ‘sacerdote-especulador’, el ‘sacerdote-empresario’… Pero el sacerdote que adora a Jesucristo, el sacerdote que habla con Jesucristo, el sacerdote que busca a Jesucristo y que se deja buscar por Jesucristo: éste es el centro de nuestra vida. Si no está esto, perdemos todo. ¿Y qué daremos a la gente?”.

Que “nuestra relación con Jesucristo, relación de ungidos para su pueblo aumente en nosotros los sacerdotes cada día más”:

“Pero es bello encontrar a sacerdotes que han dado su vida como sacerdotes, de verdad, de los que la gente dice: ‘Pero, sí, tiene mal carácter, tiene esto, tiene aquello… pero ¡es un sacerdote!’. ¡Y la gente tiene olfato! En cambio, cuando la gente ve a los sacerdotes – por decir una palabra – ‘idólatras’, que en lugar de tener a Jesús, tienen a pequeños ídolos… pequeños… algunos ‘devotos del dios Narciso’, también… Cuando la gente ve a éstos, la gente dice: ‘¡Pobrecito!’. Lo que nos salva de la mundanidad y de la ‘idolatría que nos hace untuosos’, lo que nos conserva en la unción, es la relación con Jesucristo. Y hoy, a ustedes que han tenido la gentileza de venir a concelebrar aquí, conmigo, les deseo esto: ¡pierdan todo en la vida, pero no pierdan esta relación con Jesucristo! ¡Ésta es su victoria! ¡Y adelante, con esto!”.


Revista Ecclesia



viernes, 3 de enero de 2014

BERGOGLIO PIDE EDUCAR BIEN A SEMINARISTAS

Bergoglio advirtió que los sacerdotes se pueden convertir en “pequeños monstruos” si no son entrenados adecuadamente cuando están en el seminario, tiempo de estudio que debe ser empleado para ‘moldear su corazón y su mente’.


Bergoglio también advirtió que no hay que aceptar hombres para el sacerdocio que pudieran haber estado implicados en abusos sexuales u otro tipo de problemas, ya que la protección de los fieles católicos es más importante.

El pontífice hizo estas declaraciones el 29 de noviembre durante una reunión a puerta cerrada con 120 superiores de órdenes religiosas que se reunieron en el Vaticano para su asamblea regular.

La publicación jesuita La Civilta Cattolica presentó el viernes un reportaje de la sesión informal de preguntas y respuestas que se extendió tres horas. El Vaticano nunca divulgó una transcripción de la reunión.

El primer papa jesuita dijo a los superiores que quiere que “despierten al mundo” con sus obras, “especialmente con los pobres”, según lo citó la revista. “Para entender verdaderamente la realidad necesitamos alejarnos de la posición central de calma y paz y dirigirnos hacia las zonas periféricas, dijo.

Bergoglio, quien dirigió el programa de entrenamiento para novicios de los jesuitas en su natal Argentina en la década de 1970, también advirtió a los superiores de algunos errores en el seminario, como cuando los futuros sacerdotes sólo “tratan de no cometer errores, siguen las reglas sonriendo mucho, simplemente esperando el día que les digan 'muy bien, terminaron su formación'”.

“Esta es hipocresía resultado del clericalismo, que es uno de los peores males”, dijo Bergoglio, según lo citaron, retomando el tema del clericalismo —cierto tipo de nepotismo y arribismo entre los religiosos— que ha criticado frecuentemente.

El entrenamiento de los sacerdotes, dijo, debe ser “una obra de arte, no una acción policiaca. Debemos formar sus corazones. De otra forma estamos creando pequeños monstruos. Y después esos pequeños monstruos moldean al pueblo de Dios. Eso realmente me eriza la piel, afirmó, según lo citaron.

En declaraciones a los superiores, Bergoglio dijo que es un riesgo el “gran problema” de aceptar en el seminario a alguien a quien ya se le ha retirado de otra institución religiosa, y mencionó la actitud firme del papa Benedicto XVI contra los sacerdotes que han cometido abusos sexuales. “No hablo de la gente que reconoce que es pecadora: todos somos pecadores, pero no todos somos corruptos”, dijo Francisco.

“Los pecadores son aceptados, pero no la gente que es corrupta”. El reportaje fue publicado el mismo día que Bergoglio celebró misa con cerca de 350 de sus colegas jesuitas en la principal iglesia de la orden de Roma para festejar el reciente decreto por el cual se canonizó al primer recluta de la Compañía de Jesús, Pedro Fabro.

Durante su homilía, Bergoglio dijo a los jesuitas que recurran a la misericordia y no a la moralidad cuando prediquen.

“La tentación, que posiblemente muchos de nosotros experimentamos, y que muchas otras personas tienen, me viene a la mente: esa de vincular la proclamación del Evangelio con golpes inquisitivos de condena. No, la palabra de Dios se predica con gentileza, fraternalmente, con amor”, afirmó.


El Dia



jueves, 2 de enero de 2014

BERGOGLIO SE LLEVA EL FUEGO DE LOS JESUITAS POR BLANQUEAR EL CORÁN

Es mucho más fácil para nosotros demostrar que el Vaticano II causó el desorden con un Bergoglio desbocado prácticamente todos los días. 

Por el padre Anthony Cekada

Antes del Vaticano II, lo último que se podía esperar de un jesuita era que atacara públicamente un pronunciamiento papal. Los jesuitas, independientemente de sus otros considerables defectos, eran considerados como defensores ferozmente leales del papado, las "tropas de choque de la Santa Sede", que incluso hacían un cuarto voto especial para ir a donde el Papa los enviara.

Pero como dice el trillado refrán de los años 70, "eso era antes y esto es ahora", siendo el "ahora" cincuenta años después del trabajo de demolición del Vaticano II en la Iglesia, y nueve meses del loco reinado de Jorge Bergoglio, también conocido como "papa Francisco".

En los meses transcurridos desde su elección, Bergoglio ha producido un torrente de pronunciamientos que han sido alternativamente heréticos, blasfemos, teológicamente ignorantes, ofensivos, equivocados, tontos, clichés, superficiales, contradictorios o cripto-marxistas. Tal y como habíamos previsto, este hombre es una bala perdida. Es una fuente constante de preocupación y una vergüenza espantosa para aquellas personas del Novus Ordo, ahora una minoría, que todavía se aferran a los vestigios de la antigua religión. Muchas de estas almas, sin embargo, han comenzado a criticar a Bergoglio, abiertamente y en los principales medios de comunicación.

El último en criticar a Bergoglio es un jesuita egipcio experto en el Islam, el reverendo Samir Kahil Samir, que enseña en Beirut, Roma y París, y es autor de varios libros y ensayos sobre el Islam y su relación con el cristianismo y Occidente. El 19 de diciembre, el sitio "Asia News" del Instituto Pontificio para las Misiones Extranjeras publicó un extenso comentario del padre Samir sobre los pasajes que tratan del Islam en la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium de Bergoglio del 24 de septiembre. Posteriormente, su artículo recibió una publicación mucho más amplia cuando el respetado corresponsal del Vaticano Sandro Magister publicó una amplia sección del mismo en su blog el 30 de diciembre.

Mientras que la primera parte del comentario del padre Samir elogia lo que él considera "muchas cosas positivas" de la exhortación, su segunda parte, "Puntos de la 'Evangelii Gaudium' que requieren aclaración", es de gran interés para nosotros, ya que demuestra que las declaraciones optimistas de Bergoglio sobre el Islam son producto de la estupidez o son simplemente una sarta de mentiras.

He aquí una síntesis del catálogo del padre Samir sobre las torpezas bergoglianas respecto al tema del Islam, los musulmanes y el Corán, tomadas de los números 250-253 de Evangelii Gaudium.


1. Los musulmanes "adoran con nosotros al Dios único y misericordioso" (nº 252)

Por supuesto, cualquier católico tradicional sabe que esto es totalmente falso, justo el tipo de basura ecuménica que la Iglesia Conciliar ha estado publicando durante décadas. Pero lo significativo es que el padre Samir reconoce que la declaración de Bergoglio es falsa, porque "sugiere que las dos concepciones de Dios son iguales", y no duda en decirlo.


2. "Jesús y María reciben una profunda veneración" en el Islam (nº 252)

Mientras que las mujeres musulmanas pueden, en efecto, venerar a la Santísima Virgen, dice el padre Samir, Nuestro Señor "no es objeto de veneración". De hecho, "todo lo que se dice de Jesús en el Corán es exactamente lo contrario de la enseñanza cristiana. No es el Hijo de Dios, sino un profeta, y eso es todo".


3. "Los escritos sagrados del Islam han conservado algunas enseñanzas cristianas" (nº 252)

El padre Samir dice que los mahometanos conservan "palabras o hechos" de los cuatro Evangelios y "relatos piadosos" de los Evangelios apócrifos, pero "no extraen de ellos el sentido teológico que contienen, y por eso no dan a estos hechos o palabras el significado que realmente tienen..."

Además, señala el padre Samir, el Corán se opone a todos los dogmas cristianos fundamentales: 
Condena explícitamente la noción de que Cristo es la Segunda Persona de la Trinidad.
Condena la doctrina de la Trinidad.
Niega la divinidad de Cristo.
Niega la Redención, afirmando que Jesucristo no murió en la Cruz.

En resumen, dice el padre Samir, que el Corán y los musulmanes niegan los dogmas esenciales del cristianismo. "No se puede decir entonces que 'los escritos sagrados del Islam recuperan parte de las enseñanzas cristianas'". El Jesús del Corán "no tiene nada que ver con el Jesús de los Evangelios".


4. Los musulmanes "reconocen la necesidad de responder a Dios con un compromiso ético" (nº 252)

Bergoglio intenta establecer un paralelismo entre los cristianos y los musulmanes en este punto, y el padre Samir demuestra que esto también es falso. Mientras que para los cristianos todos los hombres necesitados deben ser objeto de su caridad, entre los musulmanes se ayuda a los semejantes como medio de promover la "solidaridad dentro de la comunidad islámica", como puede verse en la respuesta de los países árabes ricos a los desastres naturales.

Mientras que para los cristianos la incomodidad del ayuno pretende acercarnos al propio sacrificio de Cristo, el farsante "ayuno" del Ramadán permite comer todo lo que se quiera de la mejor comida que se desee desde el atardecer hasta el amanecer, siempre que no se coma nada durante el día. El Ramadán es un momento para atiborrarse de manjares toda la noche.

Mientras que el cristiano debe perdonar, un musulmán que observe la ley islámica, no tiene la obligación de perdonar según el Corán.

Mientras que el matrimonio cristiano eleva la dignidad de la mujer por su indisolubilidad y por las obligaciones que impone al marido, el Corán permite la poligamia, permitiendo hasta cuatro esposas; y por si esto no fuera suficientemente degradante, incluso permite al marido divorciarse y sustituirlas, siempre que el número se mantenga en cuatro.


5. "Obstáculos y dificultades" del "fundamentalismo de ambos lados" (nº 250, 253)

De esta idiotez particularmente grande, el padre Samir observó:

"Los fundamentalistas cristianos no llevan armas... [Pero entre los musulmanes,] el fundamentalismo armado busca replicar el ejemplo mahometano. En su vida, Mahoma libró más de sesenta guerras, y si Mahoma es el ejemplo supremo (como afirma el Corán en 33:21), no es de extrañar que algunos musulmanes también empleen la violencia a imitación del fundador del Islam".


6. "El verdadero Islam y la correcta interpretación del Corán se oponen a toda violencia" (Nº 253)

El padre Samir realmente tiene que morderse la lengua en este caso para no llamar a Bergoglio idiota o mentiroso. En cuanto a la idea de que el "verdadero Islam" se opone a toda violencia, el padre Samir dice que "esto no parece cierto" y que "necesita muchas explicaciones. Basta con citar los capítulos 2 y 9 del Corán".

"Aquí en Oriente", añade el padre Samir, "entendemos muy bien que el terrorismo islámico tiene una motivación religiosa". Además, la cuestión de dar una interpretación adecuada al Corán, dice el padre Samir, es "el debate más acalorado -de hecho, el más prohibido- en el mundo musulmán".

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El veredicto sobre el tratamiento del Islam por parte de Bergoglio en la Evangelii Gaudium, por lo tanto, es obvio: casi todo lo que dice es falso. Es una combinación fatal de estupidez teológica, ignorancia incluso de los hechos básicos sobre el islam, ilusiones ecuménicas y obsesiones rancias de los años 60, aderezadas con una pizca de retórica antitradicionalista ("fundamentalistas de ambos lados", es decir, ustedes y yo, amigos). Y la prueba de estas conclusiones no proviene de un temido sedevacantista (como yo), sino de una fuente totalmente "mainstream" del Novus Ordo, el padre Samir, antiguo asesor del Vaticano en asuntos islámicos y, al igual que Bergoglio, jesuita.

Los errores doctrinales e idiotas de Bergoglio en Evangelii Gaudium no se limitan a sus cuatro párrafos sobre el Islam. Uno podría dedicar varias semanas de blogs a diseccionar el resto del documento y aún así no se quedaría sin material. Está cargado de errores y -no hay otra forma de decirlo- de idioteces.

Luego está el panorama general: Hemos afirmado en repetidas ocasiones que uno de los principales objetivos de Bergoglio desde que salió por primera vez al balcón de San Pedro después de su elección ha sido disminuir el papado. Ha perseguido implacablemente este objetivo durante los últimos nueve meses con sus palabras y sus actos intencionadamente torpes y bien publicitados. 

Aunque Bergoglio es un típico liberal estalinista de los años 60 que no duda en utilizar su autoridad para aplastar a la oposición tradicionalista ("neopelagianos ensimismados"), se da cuenta de que también se puede manipular a los oponentes como peones en un plan para lograr el objetivo revolucionario más amplio. Esta fue la estrategia que siguió Mao en su "Revolución de las cien flores" para atraer y luego eliminar a la oposición. Así, Bergoglio ha llegado a decir públicamente que aprecia cuando la gente le corrige (le "manifiesta amor"), consiguiendo así otro doblete: publicitar su "humildad" autoengrandecida y disminuir la deferencia y el respeto por el cargo papal. ¿Y aprecia realmente la corrección pública? Que se lo pregunten al cardenal Burke.

Todo esto, sin embargo, tiene un lado positivo para los católicos que han rechazado la revolución del Vaticano II. A diferencia de la fachada relativamente conservadora que Juan Pablo II y Benedicto XVI trataron de ponerle al Vaticano II, Bergoglio le ha quitado la máscara para revelar su verdadero rostro: una revolución -en su sentido original de "vuelco"- en la fe, la disciplina, la liturgia y la moral católicas. 

Es mucho más fácil para nosotros demostrar que el Vaticano II causó el desorden con un Bergoglio desbocado prácticamente todos los días. 

El contraste y la oposición entre la religión católica y la religión modernista del Vaticano II se hará cada vez más evidente para las almas de la institución del Novus Ordo que aún conservan una comprensión tradicional de la doctrina y la moral católicas.

Así que, si a la larga más católicos llegan a entender que el Vaticano II es el verdadero problema y necesita ser abandonado, se deberá en gran medida a las locas payasadas de su Fanboy Número Uno - Jorge Mario Bergoglio, "Caos Frank", "Papa Gagá".