Por Monseñor Carlo Maria Viganò
La revolución conciliar-sinodal mina la autoridad del Romano Pontífice y la autoridad de los Obispos como sucesores de los Apóstoles, disolviéndolas en entidades espurias como las Conferencias Episcopales, el Sínodo de los Obispos y las Conferencias Eclesiales (inauguradas recientemente para la Iglesia amazónica pero que se extenderán a toda la Iglesia según una práctica bien conocida).
La “sinodalidad” subvierte definitivamente la constitución divina de la Iglesia Católica y el Papado Romano: su destrucción (mediante su transformación en algo distinto) es la premisa necesaria para el establecimiento del reino del Anticristo, quien exige una iglesia estatal con un papado "honorario" que presida la Religión de la Humanidad. El control estará en manos de órganos colegiados, en los que una pequeña élite ejercerá el poder —aparentemente democrático y sinodal— sin establecer límites: esta es la versión eclesial de la tecnocracia globalista.
El proceso es evidente por la coherencia de los pasos dados. Estos son los hitos clave:
1964 - Colegialidad episcopal en Lumen Gentium
1964/65 - Establecimiento de Conferencias Episcopales
1965 – Establecimiento del Sínodo de los Obispos (y reformas relacionadas con su reglamento)
1966 - Jubilación de los obispos a los 75 años
1970 – Teorización del papado colegial y emérito (Ratzinger y Rahner)
1995 - Reinterpretación del papado desde una perspectiva ecuménica, Ut unum sint
2013 - Teorización del papado emérito (Munus/Ministerium, Renuncia)
2015 - Teorización de la “sinodalidad”
2020 – Creación de la Conferencia Eclesial Amazónica (Iglesia de los carismas versus Iglesia ministerial)
2024 - Teorización del documento sinodal del papado “El Obispo de Roma”
2025 - Teorización de la "Iglesia de los Carismas"
Lo que motiva a los defensores de esta "Iglesia de los Carismas", esta entidad multifacética (poliédrica) y fluida, es el deseo de derrocar al katechon, la única institución terrenal (y a la vez divina) que puede retrasar la llegada del Anticristo. La Iglesia ya no debe ser Una, Santa, Católica, Apostólica y Romana, porque son precisamente estas Notas las que la hacen verdaderamente de Cristo. Su autoridad no debe derivar de Cristo Rey y Pontífice, sino de un pueblo que los falsos pastores han engañado en la fe y la moral. Y esto es un ὕβρις luciferino.
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