Por Francis Slobodnik
El satanismo ya no se limita a las grandes ciudades liberales, sino que ahora se extiende a pequeños pueblos y zonas rurales donde nadie lo imaginaría posible.
Hay muchas razones para el crecimiento del satanismo. Sin embargo, una razón que rara vez se menciona es que los niños son preparados desde pequeños para aceptar el satanismo indirectamente. Esta exposición se da justo delante de las narices de los padres.
La influencia comienza introduciendo cosas que despiertan simpatía por el diablo. Desde pequeños, los niños tienen acceso a medios y juguetes con un lado oscuro.
Tradicionalmente, los niños se maravillaban con una educación dominada por el bien, la verdad y la belleza. Todo lo que es auténticamente bueno, verdadero y bello habla al alma de Dios y sus atributos. La exposición a estos tres trascendentales prepara a la persona para una vida de virtud, honor y santidad.
Satanás odia a Dios y, por lo tanto, desprecia todo lo bueno, verdadero y bello. Intenta apartar al hombre de lo bueno, lo verdadero y lo bello, animándolo a elegir lo malo, lo falso y lo feo, lo cual le habla al alma de Satanás.
Atraer a los niños a Satanás no es fácil. El niño, con su inocencia, se siente naturalmente repelido por la trilogía satánica de lo malo, lo falso y lo feo. Sin embargo, esta resistencia puede superarse exponiéndolos repetidamente a estas influencias como parte de la cultura dominante. Y al hacerse mayores, ya pueden aceptar aquello que se inclina hacia el diablo.
Esta tendencia a rechazar lo bueno, lo verdadero y lo bello se observa en los productos que rodean al niño pequeño. En los dibujos animados, películas y juguetes se presentan personajes feos y repugnantes, a veces incluso como héroes y modelos a seguir.
Cuando los niños reciben una dosis constante de estos materiales, llegan a aceptar la fealdad, la deshonestidad, el comportamiento villano, la vulgaridad y la grosería. Ante el niño se abre una puerta por la que lo satánico podría entrar más tarde.
Estas influencias están en todas partes: en presentaciones en los medios, en Drag Queen Story Hours, en imágenes sexualmente inmorales e incluso en juguetes abiertamente diabólicos.
¿Cómo proteger a los niños de las influencias que conducen al satanismo?
Los padres deben hacer todo lo posible para fomentar la inocencia infantil, que los prepara para la vida adulta, apegando su alma al bien, la verdad y la belleza. El alma inocente rechaza naturalmente la visión satánica del mundo.
Esta inocencia debe reforzarse con un buen conocimiento de los Diez Mandamientos, la recepción frecuente de los sacramentos, los sacramentales y, en especial, el Santo Rosario. Se debe animar a los niños a leer buenos libros, como historias de santos, héroes y modelos a seguir con moralejas sólidas y edificantes. Los padres deben exponer a los niños a música hermosa, como el canto gregoriano y la música clásica. También es recomendable tener libros ilustrados o álbumes de fotos con imágenes hermosas de diversos temas.
Los niños aprenderían mucho más si sus padres se preocuparan por hablar de las cosas bellas que los rodean y contrastarlas con las feas. De esta manera, desarrollarán hábitos de análisis y no aceptarán la fealdad que la cultura les impone sin explicación.
Así pues, animen al niño a distinguir el bien del mal y a aprender que la vida es una batalla que todos debemos librar en el camino hacia la santificación y el cielo. No hay que quedarse de brazos cruzados en esta guerra.
La naturaleza humana caída invita constantemente a todos a inclinarse hacia el mal. Sin embargo, con la ayuda de la gracia, los sacramentos y una buena formación, el niño puede verse impulsado a buscar el honor y la gloria de Dios. Así, desde pequeño, puede ser preparado para rechazar a Satanás y todas sus obras, grandes o pequeñas.
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