miércoles, 25 de noviembre de 2015

OBISPO LUIGI NEGRI: "BERGOGLIO DEBE ACABAR COMO EL OTRO PAPA" (JUAN PABLO I)

El periódico italiano 'Il Fatto Quotidiano' titula en portada: "Obispo de Comunión y Liberación: 'Bergoglio debe acabar como el otro Papa'", en referencia a Juan Pablo I, que sólo duró 33 días en el solio pontificio. 

Se trata de Luigi Negri, titular de la diócesis de Ferrara y perteneciente al movimiento Comunión y Liberación, atrapado 'in fraganti' mientras hablaba por teléfono acaloradamente en un tren.

Según el diario italiano, el prelado viajaba en el tren 'Bala Roja' desde Roma a Ferrara, el pasado 28 de octubre y su conversación fue escuchada y grabada por varios viajeros, testigos ocasionales de la conversación, mientras le decía a su secretario: “Después de los nombramientos de Bolonia y Palermo, yo también puedo ser Papa. ¡Es un escándalo! ¡Increíble! ¡Estoy sin palabras! ¡Nunca he visto algo así!”.

Luego le pidió a su secretario que lo comunique con su amigo de toda la vida, el político y periodista Renato Farina, también perteneciente a su mismo movimiento, a quien le dijo: “Esos nombramientos tuvieron lugar con el más absoluto desprecio por todas las reglas, con un método que no respeta a nada ni a nadie. El nombramiento en Bolonia es increíble. En Caffarra (el obispo saliente por límites de edad) prometo que le haré ver los ratones verdes al que está allí ahora (Zuppi): en cada reunión no le voy a dejar pasar una. El otro nombramiento, el de Palermo, es aún más grave. Éste (Lorefice) escribió un libro sobre los pobres, ¿que sabe de los pobres?, y sobre Lercaro y Dossetti, sus modelos... ¡dos que destruyeron la iglesia italiana!".

Monseñor Negri habría afirmado en voz alta: "Esperamos que con Bergoglio la Virgen realice el milagro como lo hizo con el otro
", en clara referencia a Juan Pablo I.

¿Como continuará la historia entre Negri y Bergoglio?

La indignación del obispo se hizo oír ante las movidas “revolucionarias” de Bergoglio y demuestra a las claras lo incómodos que se sienten muchos prelados en Italia y en todo el mundo con el papa argentino y su perturbador estilo.


domingo, 15 de noviembre de 2015

DISCURSO DEL PAPA FRANCISCO EN SU VISITA A LA IGLESIA EVANGÉLICA Y LUTERANA DE ROMA (2015)


VISITA A LA IGLESIA EVANGÉLICA Y LUTERANA DE ROMA

DISCURSO DEL SANTO PADRE FRANCISCO


Domingo 15 de noviembre de 2015

El Papa Francisco responde de forma espontánea a las preguntas de tres miembros de la comunidad evangélica luterana de Roma.

El pequeño Julius, de nueve años, preguntó: «¿Qué te gusta más de ser Papa?».

La respuesta es sencilla. Lo que me gusta... Si yo te pregunto qué comida te gusta más, tú me dirás la torta, lo dulce. ¿O no? Pero hay que comer todo. Lo que me gusta, sinceramente, es ser párroco, ser pastor. No me gustan los trabajos de oficina. No me gustan esos trabajos. No me gusta hacer entrevistas de protocolo —esta no es protocolar, ¡es familiar!—, pero tengo que hacerlo. Por ello, ¿qué es lo que más me gusta? Ser párroco. Y en otra época, mientras era rector de la facultad de teología, era párroco de la parroquia que estaba al lado de la facultad. ¿Sabes? Me gustaba enseñar el catecismo a los niños y el domingo celebrar la misa con los niños. Había más o menos 250 niños, era difícil que todos estuviesen en silencio, era difícil. El diálogo con los niños... Eso me gusta. Tú eres un muchacho y tal vez me comprendas. Vosotros sois concretos, no hacéis preguntas sin fundamento, teóricas: «¿Por qué esto es así? ¿Por qué?...». Es esto, me gusta ser párroco y, siendo párroco, lo que más me gusta es estar con los niños, hablar con ellos. Se aprende mucho. Me gusta ser Papa con estilo de párroco. El servicio. Me gusta, en el sentido de que me siento bien, cuando visito a los enfermos, cuando hablo con las personas que están un poco desesperadas, tristes. Me gusta mucho ir a la cárcel, pero no que me detengan en la prisión. Porque al hablar con los detenidos... cada vez que entro en una cárcel —tú tal vez comprenderás lo que te diré—, me pregunto a mí mismo: «¿Por qué ellos y yo no?». Y allí percibo la salvación de Jesucristo, el amor de Jesucristo por mí. Porque es Él quien me salvó. Yo no soy menos pecador que ellos, pero el Señor me tomó de la mano. También esto percibo. Y cuando voy a la cárcel soy feliz. Ser Papa es ser obispo, ser párroco, ser pastor. Si un Papa no se comporta como obispo, si un Papa no se comporta como párroco, no es pastor, será una persona muy inteligente, muy importante, tendrá mucha influencia en la sociedad, pero pienso —¡pienso!— que en su corazón no es feliz. No sé si respondí a lo que querías saber.

Anke de Bernardinis, una luterana casada con un católico romano, expresó su dolor por «no poder participar juntos en la Cena del Señor», y preguntó: «¿Qué podemos hacer para alcanzar, finalmente, la comunión en este punto?».

Gracias, señora. La pregunta sobre el hecho de compartir la Cena del Señor para mí no es fácil responderla, sobre todo ante a un teólogo como el cardenal Kasper. ¡Me da miedo! Pienso que el Señor cuando nos dio este mandato nos dijo: «Haced esto en memoria mía». Y cuando compartimos la Cena del Señor, recordamos e imitamos, hacemos lo mismo que hizo el Señor Jesús. Sí que habrá una Cena del Señor, habrá un banquete final en la Nueva Jerusalén, pero será lo último. En cambio en el camino me pregunto —y no sé cómo responder, pero su pregunta la hago mía—: compartir la Cena del Señor, ¿es el final de un camino o es el viático para caminar juntos? Dejo la pregunta a los teólogos, a los que entienden. Es verdad que en cierto sentido compartir es afirmar que no existen diferencias entre nosotros, que tenemos una misma doctrina —destaco la palabra, palabra difícil de comprender—, pero me pregunto: ¿no tenemos el mismo Bautismo? Y si tenemos el mismo Bautismo debemos caminar juntos. Usted es testigo de un camino incluso profundo porque es un camino conyugal, un camino precisamente de familia, de amor humano y de fe compartida. Tenemos el mismo Bautismo. Cuando usted se siente pecadora —también yo me siento muy pecador—, cuando su marido se siente pecador, usted va ante el Señor y pide perdón; su marido hace lo mismo y va al sacerdote y pide la absolución. Son remedios para mantener vivo el Bautismo. Cuando vosotros rezáis juntos, el Bautismo crece, se hace fuerte; cuando vosotros enseñáis a vuestros hijos quién es Jesús, para qué vino Jesús, qué hizo por nosotros Jesús, hacéis lo mismo, tanto en lengua luterana como en lengua católica, pero es lo mismo. La pregunta: ¿y la Cena? Hay preguntas a las que sólo si uno es sincero consigo mismo y con las pocas «luces teológicas» que tengo, se debe responder lo mismo, vedlo vosotros. «Este es mi Cuerpo, esta es mi Sangre», dijo el Señor, «haced esto en memoria mía»; es un viático que nos ayuda a caminar. He tenido una gran amistad con un obispo episcopaliano, de cuarenta y ocho años, casado, con dos hijos, y él tenía esta inquietud: la esposa católica, los hijos católicos, él obispo. Él acompañaba los domingos a su esposa y a sus hijos a misa y luego iba al culto con su comunidad. Era un paso en la participación en la Cena del Señor. Y él siguió adelante, era un hombre justo, y el Señor lo llamó. A su pregunta le respondo sólo con una pregunta: ¿cómo puedo hacer con mi marido, para que la Cena del Señor me acompañe en mi camino? Es una cuestión a la cual cada uno debe responder. Pero me decía un pastor amigo: «Nosotros creemos que el Señor está allí presente. Está presente. Vosotros creéis que el Señor está presente. ¿Cuál es la diferencia?» «Eh, son las explicaciones, las interpretaciones...». La vida es más grande que las explicaciones e interpretaciones. Haced siempre referencia al Bautismo: «Una fe, un bautismo, un Señor», así nos dice Pablo, y de allí sacad las consecuencias. No me atrevería nunca a dar permiso para hacer esto porque no es mi competencia. Un Bautismo, un Señor, una fe. Hablad con el Señor y seguid adelante. No me atrevo decir más.

Luego, Gertrud Wiedmer, suiza, tesorera de la comunidad, describió al Papa un proyecto de ayuda para los refugiados y preguntó: «¿Qué podemos hacer, como cristianos, para que las personas no se resignen o no levanten nuevos muros?».

Usted, al ser suiza, al ser la tesorera, tiene todo el poder en sus manos. Un servicio... La miseria... Usted dijo esta palabra: la miseria. Me surge decir dos cosas. La primera, los muros. El hombre, desde el primer momento —si leemos las Escrituras— es un gran constructor de muros, que separan de Dios. En las primeras páginas del Génesis vemos esto. Y hay una fantasía detrás de los muros humanos, la fantasía de llegar a ser como Dios. Para mí, el mito, por decirlo con palabras técnicas, o la narración de la Torre de Babel, es precisamente la actitud del hombre y de la mujer que construyen muros, porque construir un muro es decir: «Nosotros somos potentes, vosotros fuera». Pero en este «nosotros somos potentes y vosotros fuera» está la soberbia del poder y la actitud propuesta en las primeras páginas del Génesis: «Seréis como Dios» (cf. Gn 3, 5). Hacer un muro es para excluir, va en esta línea. La tentación: «Si coméis de este fruto, seréis como Dios». A propósito de la Torre de Babel —esto tal vez ya lo habéis escuchado, porque lo repito, pero es tan «plástico»— hay un midrash escrito por un rabino judío en el año 1200 más o menos, en el tiempo de Tomás de Aquino, de Maimónides, más o menos en esa época, que explicaba a los suyos en la Sinagoga la construcción de la Torre de Babel, donde el poder del hombre se hacía sentir. Era muy difícil, muy costoso, porque se tenía que hacer el barro y no siempre el agua estaba cerca, había que buscar la paja, hacer la mezcla, luego cortarlos, dejarlos secar, dejarlos reposar y cocinarlos en el horno, y al final salían y los obreros los llevaban... Si se caía uno de estos ladrillos se convertía en una catástrofe, porque eran un tesoro, eran costosos, costaban. Si se caía un obrero, en cambio, no pasaba nada. El muro siempre excluye, prefiere el poder —en este caso el poder del dinero porque el ladrillo era costoso, o la torre que quería llegar hasta el cielo—, y así siempre excluye a la humanidad. El muro es el monumento a la exclusión. También nosotros, en nuestra vida interior, cuántas veces las riquezas, la vanidad y el orgullo se convierten en un muro ante el Señor, nos alejan del Señor. Construir muros. Para mí, la palabra que me surge ahora, un poco espontánea, es la palabra de Jesús: ¿cómo hacer para no construir muros? Servicio. Haced la parte del último, que lava los pies. Él te dio el ejemplo. Servicio a los demás, servicio a los hermanos, a las hermanas, servicio a los más necesitados. Con esta obra de ayuda a 80 madres jóvenes, vosotros no levantáis muros, prestáis un servicio. El egoísmo humano quiere defenderse, defender el propio poder, el propio egoísmo, pero en ese acto de defensa se aleja de la fuente de riqueza. Los muros, al final, son como un suicidio, te cierran. Es algo feo tener el corazón cerrado. Y hoy lo vemos, el drama... Mi hermano pastor hoy al hablar de París, habló de corazones cerrados. También el nombre de Dios se usa para cerrar los corazones. Usted me pedía: «Tratemos de ser una ayuda a la miseria, pero sepamos también que las posibilidades tienen un final. ¿Qué podemos hacer como cristianos para que las personas no se resignen o no levanten nuevos muros?». Hablar claro, rezar —porque la oración es potente— y servir. Y servir. Un día, a la Madre Teresa de Calcuta le hicieron esta pregunta: «Todo este esfuerzo que usted realiza sólo para hacer morir con dignidad a esta gente que está a tres o cuatro días de la muerte, ¿qué es?». Es una gota de agua en el mar, pero después de esto el mar ya no es lo mismo. Y, siempre con el servicio, los muros caerán solos; pero nuestro egoísmo, nuestro deseo de poder busca siempre construir muros. No lo sé, esto se ocurre decir. ¡Gracias!


Homilía del Santo Padre

Jesús, durante su vida, hizo muchas elecciones. Esta que hoy hemos escuchado será la última elección. Jesús hizo muchas elecciones: los primeros discípulos, los enfermos que curaba, la multitud que lo seguía... —lo seguía para escuchar porque hablaba como alguien que tiene autoridad, no como sus doctores de la ley que se pavoneaban; pero podemos leer quien era esta gente dos capítulos antes, en el capítulo 23 de Mateo; no, en Él veían autenticidad; y esa gente lo seguía. Jesús hacía con amor las elecciones y también las correcciones. Cuando los discípulos se equivocaban en los métodos: «¿Hacemos que descienda fuego desde el cielo?...». –«Pero vosotros no sabéis cuál es vuestro espíritu». O cuando la madre de Santiago y Juan fue a pedir al Señor: «Señor, te quiero pedir un favor, que mis dos hijos, en el momento de tu Reino, uno esté a la derecha y el otro a la izquierda...». Y Él corregía estas cosas: siempre guiaba, acompañaba. Y también después de la Resurrección causa mucha ternura ver cómo Jesús elige los momentos, elige a las personas, no asusta. Pensemos en el camino hacia Emaús, cómo los acompaña [a los dos discípulos]. Ellos tenían que ir a Jerusalén, pero habían escapado de Jerusalén por miedo, y Él va con ellos, los acompaña. Y luego se reveló a ellos, hizo que lo reconociesen. Es una opción de Jesús. Y luego la gran opción que a mí siempre me emociona, cuando prepara la boda del hijo y dice: «Id al cruce de los caminos y traed aquí a los ciegos, los sordos, los cojos...». ¡Buenos y malos! Jesús siempre elige. Y luego la elección de la oveja perdida. No hace un cálculo financiero: «Tengo 99, y pierdo una de ellas...». No. La última opción será la opción definitiva. Y, ¿cuáles serán las preguntas que el Señor nos hará ese día: «¿Has ido a misa? ¿Has hecho una buena catequesis?». No, las preguntas serán acerca de los pobres, porque la pobreza está en el centro del Evangelio. Él siendo rico se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza. Él no considera un privilegio ser como Dios, sino que se abajó, se humilló hasta el final, hasta la muerte de Cruz (cf. Flp 2, 6-8). Es la opción del servicio. ¿Jesús es Dios? Es verdad. ¿Es el Señor? Es verdad. Pero es el servidor, y la elección la hará a partir de ello. Tú, ¿has usado tu vida para ti o para servir? ¿Para defenderte de los demás con muros o para acogerlos con amor? Y esta será la última opción de Jesús. Esta página del Evangelio nos dice mucho acerca del Señor. Y puedo preguntarme: nosotros, luteranos y católicos, ¿de qué parte estaremos, a la derecha o la izquierda? Y hubo tiempos feos entre nosotros... Pensemos en las persecuciones entre nosotros, con el mismo Bautismo. Pensemos en los muchos que fueron quemados vivos. Debemos pedirnos perdón por esto, por el escándalo de la división, porque todos, luteranos y católicos, estamos en esta elección, no en otras opciones, en esta opción, la elección del servicio como Él nos indicó siendo siervo, el siervo del Señor.

A mi me gusta, para acabar, cuando veo al Señor siervo que sirve, me gusta pedirle que Él sea el servidor de la unidad, que nos ayude a caminar juntos. Hoy hemos rezado juntos. Rezar juntos, trabajar juntos por los pobres, por los necesitados; querernos, con verdadero amor de hermanos. «Pero, padre, somos distintos, porque nuestros libros dogmáticos dicen una cosa y los vuestros dicen otra». Pero uno de vuestros grandes [un exponente] dijo una vez que existe la hora de la diversidad reconciliada. Pidamos hoy esta gracia, la gracia de esta diversidad reconciliada en el Señor, es decir en el Siervo de Yahvé, de ese Dios que vino entre nosotros para servir y no para ser servido.

Os agradezco mucho esta hospitalidad fraterna. Gracias.


L’Osservatore Romano, ed. sem. en lengua española, n. 47, viernes 20 de noviembre de 2015



lunes, 9 de noviembre de 2015

SIN PIEDAD: COMISIONADO PONTIFICIO PARA LAS HERMANAS FRANCISCANAS DE LA INMACULADA

Después que se colocara la Orden de los Franciscanos de la Immaculada bajo administración provisional, ahora se ha dado el mismo paso contra las Hermanas Franciscanas de Immaculada, la rama femenina de la Orden.

Por Giuseppe Nardi


El 12 de octubre de 2015 se fechó un decreto de la Congregación religiosa, con el que la monja Noris A. Calzavara fue nombrada Comisaria Pontificia para las Franciscanas de la Inmaculada.


Las razones ocultas de la administración provisional

Aunque la rama masculina de la Orden fundada por el padre Stefano Maria Manelli ha estado bajo administración provisional durante más de dos años, lo que provocó un claro corte en la Orden, incluido el cierre del propio seminario de la Orden y el cierre de varios monasterios, el Vaticano no ha dado ninguna razón oficial hasta ahora para ejecutar este procedimiento serio. El decreto de nombramiento de la Comisionada es ahora un poco más claro.

Hasta ahora solo ha habido dos referencias no oficiales a los motivos. En diciembre de 2013, el entonces comisionado apostólico, el padre Fidenzio Volpi, respondió a un artículo del vaticanista Marco Tosatti, quien criticaba la injerencia radical del Vaticano en la vida de la joven Orden y su preocupación por la exagerada furia del comisionado papal contra la Orden. El comisionado Volpi afirmó que “Roma tuvo que intervenir porque los Franciscanos de la Inmaculada estaban en una dirección ‘cripto-lefebvriana’, de todos modos ‘tradicionalista’ y que se habían desviado”.

En ese momento escribimos: “El Comisionado Padre Volpi no distingue entre “lefebvrianos” y “tradicionalistas”, y por lo tanto ni siquiera distingue entre la Sociedad de San Pío X canónicamente no reconocida y las comunidades Ecclesia Dei canónicamente reconocidas. Evidentemente, la tradición es fundamentalmente un "problema" para el comisario. Una dirección que no solo desagrada a los capuchinos, sino que debe combatirse. Y lo ha estado haciendo con mucho celo desde el pasado mes de agosto. Obviamente fue esta aversión lo que lo calificó para el papel de Comisionado Apostólico”.


Lucha ideológica contra la Tradición

El comisionado Volpi murió en junio de 2015 después de una breve y grave enfermedad. Con el nuevo comisionado, canónigo y salesiano Sabino Ardito, las cosas parecían un poco más tranquilas. Con un decreto del 19 de octubre, la Congregación para la Orden dejó en claro que todavía estaba decidida a romper la Orden joven y su carisma. ¿El gran defecto? Ser una Orden que redescubría el Rito Tradicional y hacerlo suyo, eso no debe existir. De esta manera la Tradición, que se tolera para bien o para mal, rompería su cerco marginal de la Pontificia Comisión Ecclesia Dei y afectaría el corazón de la Iglesia. Los círculos influyentes de la Iglesia estuvieron de acuerdo en que eso no se podía tolerar. Con la dimisión de Benedicto XVI, el camino estaba libre para actuar contra la Orden.

En 2014, el arzobispo curial Carballo, franciscano, indicó en una reunión de los superiores religiosos de Cataluña que “Roma estaba preocupada por las desviaciones preconciliares”. Porque, según el secretario de la Congregación Religiosa, “la fidelidad ‘al concilio’ es no negociable para las Órdenes”.

El papa Francisco había hecho entender extraoficialmente en varias ocasiones que solo veía “ideólogos” en los tradicionalistas y que era solo “una moda” el Rito Tradicional. Los críticos acusan al papa gobernante de no jugar limpio. Nunca expresó oficialmente sus críticas, pero al mismo tiempo, en el caso de los Franciscanos de la Inmaculada, se tomaron medidas oficiales contra la Tradición y el Rito Tradicional. Además, al aprobar este procedimiento y sus declaraciones extraoficiales a representantes de la Orden y obispos, lesionó la Tradición y el Rito Tradicional. De manera informal le había hecho saber a la iglesia mundial que "el papa" en realidad no quería la Tradición y el Rito Tradicional.


Cuando la congregación religiosa mira para otro lado

Están sucediendo muchas cosas en el sistema religioso católico, pero la Congregación Romana para las Órdenes Religiosas está haciendo la vista gorda. Partes de la dirección de la Orden de los Camilianos han falsificado controles financieros falsos para manipular las elecciones para la dirección de la Orden. Los miembros de la dirección general de los Carmelitas Descalzos frecuentaban la escena de estafadores y traficantes de drogas en Roma. Por no hablar de los salesianos holandeses, para quienes supuestamente era "normal" violar a niñas de doce años. Pero ninguna de estas órdenes religiosas, que son valiosas en sí mismas, fue puesta bajo administración temporal. Y mucho menos una Orden cuyos representantes "ideológicamente", para ceñirse a las expresiones del papa Francisco, son progresistas, sí, las aguas modernistas se han "ido a la deriva" y niegan casi todo lo que enseña la Iglesia Católica. Incluso la Orden de los jesuitas no necesita tomarse como ejemplo. Los ejemplos en las distintas Órdenes son innumerables. Basta con abrir cualquier periódico en cualquier idioma para encontrar rápidamente lo que se está buscando.

La acusación de "ideología" es unilateral e indica una "ceguera ideológica" de la persona que hace la acusación. Los Franciscanos de la Inmaculada no fueron culpables de delitos sexuales contra el voto de castidad y ciertamente no fueron acusados de abuso sexual, no incurrieron en mala gestión financiera ni trataron de encubrirla mediante acciones criminales. Su "defecto" consistía en sostener inconsciente e inconscientemente un espejo ante las otras Órdenes. Como es bien sabido, casi nadie puede soportarlo.


Comisionada Pontificia Noris Calzavara

En mayo de 2014, la Congregación de la Orden nombró una Visitadora Apostólica para la rama femenina de la Orden de las Franciscanas de la Inmaculada. La Hermana Fernanda Barbiero fue la encargada de verificar el pedido con el personal. La dirección del empuje sugirió pocas cosas buenas. Una Orden estricta, que toma en serio la vida religiosa y la Doctrina Católica, fue revisada por mujeres que provenían del medio cultural de los teólogos ‘de género’.

La buena noticia después de un año de visitas: no hay nada en contra de la Orden de mujeres jóvenes de las Hermanas Franciscanas de la Inmaculada.

La mala noticia: seguirá estando bajo administración temporal.


¿El reproche? "Riquezas ‘del concilio’ no asimiladas suficientemente"

Porque, “después de precisas visitas apostólicas”, dice en el decreto de la congregación religiosa, se había llegado a la conclusión de que las Hermanas Franciscanas de la Inmaculada “no lograron absorber adecuadamente las riquezas de la ‘doctrina del Concilio’ y asimilar y aplicar el posterior ‘magisterio papal’ en su vida consagrada en el contexto de su vida y misión apostólica”.

Esto también refuta el artículo del Corriere della Sera del 4 de noviembre de 2015, que pretendía justificar las últimas medidas de la congregación de la orden contra la Orden de las Franciscanas de la Inmaculada con lamentables alegatos de rumores. Accionismo mediático sucio, que forma una especie de mala música que acompaña las serias intervenciones de Roma en la Orden joven.

¿La moraleja de la historia? El nuevo mensaje de Roma a las Órdenes parece ser: no importa si está fornicando, mintiendo, robando, engañando, negando verdades de Fe y Dogmas, perturbando el orden de la Iglesia y promoviendo el abuso litúrgico, lo principal es que el Concilio Vaticano II y los 'logros' del posconcilio no se tocan.



domingo, 1 de noviembre de 2015

FRANCISCO A SCALFARI: “TODOS LOS DIVORCIADOS QUE LO PIDAN SERÁN ADMITIDOS [A LA COMUNIÓN]”

¿Hay alguna duda de cómo ve esto Francisco, que ha defendido esta noción desde el primer momento? ¿Hay alguna duda de que esto estará (con alguna variación, algún lenguaje farisaico) en la exhortación postsinodal?


Consulte el final de esta publicación para obtener una actualización importante.

El siguiente informe proviene del blog Rorate Caeli, semitradicionalista pero confiable:


[COMENZAR EXTRACTO]

Sí, se lo dijo por teléfono a su periodista favorito, el editor italiano Eugenio Scalfari de La Repubblica (el diario favorito del papa), en una conversación el 28 de octubre, revelada por este último en un editorial publicado este domingo.

No hay razón para dudar de su exactitud. Ya pasó el momento de dudar de la exactitud de las citas de Scalfari. No ahora, que las entrevistas papales a Scalfari han sido publicadas en el sitio web del Vaticano, ocasionalmente como la propia editorial del Vaticano.

Era una cita directa de Scalfari, mientras el papa explicaba a su querido amigo ateo lo que había decidido el Sínodo (de hecho, como respuesta a otro editorial sobre el Sínodo que Scalfari había publicado en La Repubblica).

La cita es la siguiente:

En la misma conversación telefónica del pasado miércoles, se declaró muy interesado en el artículo que le había dedicado dos domingos antes. Me preguntó qué pensaba de las conclusiones del Sínodo sobre la familia. Respondí —como ya había escrito— que el compromiso al que había llegado el Sínodo no parecía tener en cuenta los cambios que se habían producido en la familia en los últimos cincuenta años, y por lo tanto, apuntar hacia la recuperación de la familia tradicional era un objetivo completamente impensable. Añadí que la Iglesia abierta querida por él se encuentra ante una familia abierta tanto en su bondad como en su maldad, y que es esto lo que la Iglesia encuentra ante ella.

“Es cierto  respondió el papa Francisco , es una verdad y por eso la familia que es la base de cualquier sociedad cambia continuamente, como todo lo que nos rodea cambia. No hay que pensar que la familia ya no existe, existirá siempre, porque la nuestra es una especie social, y la familia es la viga de sostén de la sociabilidad, pero no se puede evitar que la familia actual, abierta como dices, contiene algunos aspectos positivos y otros negativos… La diversa opinión de los obispos forma parte de esta modernidad de la Iglesia y de las diversas sociedades en las que actuó, pero el fin es el mismo, y en lo que se refiere a la admisión de los divorciados a los Sacramentos, confirma que este principio ha sido aceptado por el Sínodo. Este es el resultado final, las valoraciones de hecho se encomiendan a los confesores,  pero al final de caminos más rápidos o más lentos, todos los divorciados que lo pidan serán admitidos”. [Traducción de Rorate, énfasis agregado por Rorate]

Sinceramente, amigos, ¿hay alguna duda de cómo ve esto Francisco, que ha defendido esta noción desde el primer momento? ¿Hay alguna duda de que esto estará (con alguna variación, algún lenguaje farisaico) en la exhortación postsinodal? ¿Ahora que?…

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(Editorial, La Repubblica, 1 de noviembre de 2015, p. 27 – PDF – 2da página aquí)
(Fuente: La Repubblica – sugerencia, imagen, proveedor de pdf: Secretum meum mihi blog)


[FIN DEL EXTRACTO]


Fuente: Bombshell: “Pope to His Favorite Journalist: ‘All the Divorced who ask will be admitted [to Communion]’”
(Bombshell: Papa a su periodista favorito: 'Todos los divorciados que lo soliciten serán admitidos [a la Comunión]'”), Rorate Caeli, 1 de noviembre de 2015


ACTUALIZACIÓN 2-NOV-2015 10:42 UTC

Mientras tanto, como era de esperar, el portavoz de prensa del Vaticano “Fr. Federico Lombardi, SJ, calificó el relato de Scalfari en La Repubblica como "de ninguna manera confiable" y dice que "no puede considerarse como el pensamiento del Papa". Y aunque los neocatólicos usarán esto para descartar el informe, el simple hecho es, como ha señalado Rorate Caeli, que Francisco continuamente concede entrevistas a Scalfari, que aprueba su publicación, que él mismo es un ávido lector de La Repubblica y que algunos de los relatos de las entrevistas de Scalfari incluso llegaron al sitio web del Vaticano. Solo un tonto afirmaría que Francisco no aprueba lo que nos cuenta Scalfari.


Novus Ordo Watch


sábado, 17 de octubre de 2015

DISCURSO EN EL 50 ANIVERSARIO DEL SÍNODO DE LOS OBISPOS (17 DE OCTUBRE DE 2015)


CONMEMORACIÓN DEL 50 ANIVERSARIO DE LA INSTITUCIÓN DEL SÍNODO DE LOS OBISPOS

DISCURSO DEL SANTO PADRE FRANCISCO

Aula Pablo VI

Sábado 17 de octubre de 2015


Beatitudes,

eminencias,

excelencias,

hermanos y hermanas:

Mientras se encuentra en pleno desarrollo la Asamblea general ordinaria, conmemorar el quincuagésimo aniversario de la institución del Sínodo de los Obispos es para todos nosotros motivo de alegría, de alabanza y de agradecimiento al Señor. Desde el Concilio Vaticano II a la actual Asamblea, hemos experimentado de manera cada vez más intensa la necesidad y la belleza de «caminar juntos».

En esta gozosa circunstancia, dirijo un cordial saludo a Su Eminencia el Cardenal Lorenzo Baldisseri, Secretario general, así como al Subsecretario, Su Excelencia Monseñor Fabio Fabene, a los oficiales, a los consultores y a los demás colaboradores de la Secretaría general del Sínodo de los Obispos, que de manera oculta realizan el trabajo de cada día hasta entrada la noche. Junto con ellos, saludo y agradezco por su presencia a los Padres sinodales y a los demás participantes en esta Asamblea, así como a todos los presentes en esta Aula.

En este momento, queremos recordar también a quienes en el transcurso de estos cincuenta años han trabajado al servicio del Sínodo, comenzando por los Secretarios generales que se han sucedido: los Cardenales Władysław Rubin, Jozef Tomko, Jan Pieter Schotte y el Arzobispo Nikola Eterović. Aprovecho esta ocasión para expresar de corazón mi gratitud a cuantos, vivos o difuntos, han contribuido con un compromiso generoso y competente al desarrollo de la actividad sinodal.

Desde el inicio de mi ministerio como Obispo de Roma he pretendido valorizar el Sínodo, que constituye una de las herencias más preciosas de la última reunión conciliar [1]. Para el beato Pablo VI, el Sínodo de los Obispos debía volver a proponer la imagen del Concilio ecuménico y reflexionar sobre su espíritu y el método [2]. El mismo Pontífice anunciaba que el organismo sinodal «se podrá ir perfeccionando con el pasar del tiempo» [3]. A él hacia eco, veinte años más tarde, san Juan Pablo II, cuando afirmaba que «tal vez este instrumento podrá mejorarse todavía. Tal vez la responsabilidad pastoral puede expresarse en el Sínodo de una forma aún más plena» [4]. Finalmente, en el 2006, Benedicto XVI aprobaba algunas variaciones al Ordo Synodi Episcoporum, a la luz de las disposiciones del Código de Derecho Canónico y del Código de los Cánones de las Iglesias orientales, promulgados mientras tanto [5].

Debemos proseguir por este camino. El mundo en el que vivimos, y que estamos llamados a amar y servir también en sus contradicciones, exige de la Iglesia el fortalecimiento de las sinergias en todos los ámbitos de su misión. Precisamente el camino de la sinodalidad es el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio.

***

Lo que el Señor nos pide, en cierto sentido, ya está todo contenido en la palabra «Sínodo». Caminar juntos —laicos, pastores, Obispo de Roma— es un concepto fácil de expresar con palabras, pero no es tan fácil ponerlo en práctica.

Después de haber reafirmado que el Pueblo de Dios está constituido por todos los bautizados, «consagrados como casa espiritual y sacerdocio santo» [6], el Concilio Vaticano II proclama que «la totalidad de los fieles que tienen la unción del Santo (cf. 1 Jn 2,20 y 27) no puede equivocarse en la fe. Se manifiesta esta propiedad suya, tan peculiar, en el sentido sobrenatural de la fe de todo el pueblo: cuando “desde los obispos hasta el último de los laicos cristianos” muestran estar totalmente de acuerdo en cuestiones de fe y de moral» [7]. Aquel famoso infalibile «in credendo».

En la Exhortación Apostólica Evangelii gaudium he subrayado como «el Pueblo de Dios es santo por esta unción que lo hace infalible “in credendo”» [8], agregando que «cada uno de los bautizados, cualquiera que sea su función en la Iglesia y el grado de instrucción de su fe, es un agente evangelizador, y sería inadecuado pensar en un esquema de evangelización llevado adelante por actores calificados donde el resto del pueblo fiel sea sólo receptivo de sus acciones» [9]. El sensus fidei impide separar rígidamente entre Ecclesia docens y Ecclesia dicens, ya que también la grey tiene su «olfato» para encontrar nuevos caminos que el Señor abre a la Iglesia [10].

Esta es la convicción que me ha guiado cuando he deseado que el Pueblo de Dios viniera consultado en la preparación de la doble cita sinodal sobre la familia. Como se ha hecho por lo general con cada «Lineamenta». Ciertamente, una consulta de este tipo en modo alguno podría bastar para escuchar el sensus fidei. Pero, ¿cómo sería posible hablar de la familia sin interpelar a las familias, escuchar sus gozos y esperanzas, sus tristezas y angustias? [11]. Por medio de las respuestas de los dos cuestionarios enviados a las Iglesias particulares, hemos tenido la posibilidad de escuchar al menos algunas de ellas sobre cuestiones que las afectan muy de cerca y sobre las cuales tienen mucho que decir.

Una Iglesia sinodal es una Iglesia de la escucha, con la conciencia de que escuchar «es más que oír» [12]. Es una escucha reciproca en la cual cada uno tiene algo que aprender. Pueblo fiel, colegio episcopal, Obispo de Roma: uno en escucha de los otros; y todos en escucha del Espíritu Santo, el «Espíritu de verdad» (Jn 14,17), para conocer lo que él «dice a las Iglesias» (Ap 2,7).

El Sínodo de los Obispos es el punto de convergencia de este dinamismo de escucha llevado a todos los ámbitos de la vida de la Iglesia. El camino sinodal comienza escuchando al pueblo, que «participa también de la función profética de Cristo» [13], según un principio muy estimado en la Iglesia del primer milenio: «Quod omnes tangit ab omnibus tractari debet». El camino del Sínodo prosigue escuchando a los Pastores. Por medio de los Padres sinodales, los obispos actúan como auténticos custodios, intérpretes y testimonios de la fe de toda la Iglesia, que deben saber distinguir atentamente de los flujos muchas veces cambiantes de la opinión pública. En la vigilia del Sínodo del año pasado decía: «Pidamos ante todo al Espíritu Santo, para los padres sinodales, el don de la escucha: escucha de Dios, hasta escuchar con él el clamor del pueblo; escucha del pueblo, hasta respirar en él la voluntad a la que Dios nos llama» [14]. Además, el camino sinodal culmina en la escucha del Obispo de Roma, llamado a pronunciarse como «Pastor y Doctor de todos los cristianos» [15]: no a partir de sus convicciones personales, sino como testigo supremo de la fides totius Ecclesiae, «garante de la obediencia y la conformidad de la Iglesia a la voluntad de Dios, al Evangelio de Cristo y a la Tradición de la Iglesia» [16].

El hecho que el Sínodo actúe siempre cum Petro et sub Petro —por lo tanto no sólo cum Petro, sino también sub Petro — no es una limitación de la libertad, sino una garantía de la unidad. En efecto el Papa es por voluntad del Señor, «el principio y fundamento perpetuo y visible de unidad, tanto de los obispos como de la muchedumbre de fieles» [17].

Con esto se relaciona el concepto de «hierarchica communio», usado por el Concilio Vaticano II: los obispos están unidos al Obispo de Roma por el vínculo de la comunión episcopal (cum Petro) y al mismo tiempo están jerárquicamente sometidos a él como jefe del Colegio (sub Petro) [18].

***

La sinodalidad, como dimensión constitutiva de la Iglesia, nos ofrece el marco interpretativo más adecuado para comprender el mismo ministerio jerárquico. Si comprendemos que, como dice san Juan Crisóstomo, «Iglesia y Sínodo son sinónimos» [19] —porque la Iglesia no es otra cosa que el «caminar juntos» de la grey de Dios por los senderos de la historia que sale al encuentro de Cristo el Señor— entendemos también que en su interior nadie puede ser «elevado» por encima de los demás. Al contrario, en la Iglesia es necesario que alguno «se abaje» para ponerse al servicio de los hermanos a lo largo del camino.

Jesús ha constituido la Iglesia poniendo en su cumbre al Colegio apostólico, en el que el apóstol Pedro es la «roca» (cf. Mt 16,18), aquel que debe «confirmar» a los hermanos en la fe (cf. Lc 22,32). Pero en esta Iglesia, como en una pirámide invertida, la cima se encuentra por debajo de la base. Por eso, quienes ejercen la autoridad se llaman «ministros»: porque, según el significado originario de la palabra, son los más pequeños de todos. Cada Obispo, sirviendo al Pueblo de Dios, llega a ser para la porción de la grey que le ha sido encomendada, vicarius Christi [20], vicario de Jesús, quien en la Última Cena se inclinó para lavar los pies de los apóstoles (cf. Jn 13,1-15). Y, en un horizonte semejante, el mismo Sucesor de Pedro es el servus servorum Dei [21].

Nunca lo olvidemos. Para los discípulos de Jesús, ayer, hoy y siempre, la única autoridad es la autoridad del servicio, el único poder es el poder de la cruz, según las palabras del Maestro: «ustedes saben que los jefes de las naciones dominan sobre ellas y los poderosos les hacen sentir su autoridad. Entre ustedes no debe suceder así. Al contrario, el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes; y el que quiera ser primero, que se haga esclavo» (Mt 20,25-27). «Entre ustedes no debe suceder así»: en esta expresión alcanzamos el corazón mismo del misterio de la Iglesia —«entre ustedes no debe suceder así»— y recibimos la luz necesaria para comprender el servicio jerárquico.

***

En una Iglesia sinodal, el Sínodo de los Obispos es la más evidente manifestación de un dinamismo de comunión que inspira todas las decisiones eclesiales.

El primer nivel de ejercicio de la sinodalidad se realiza en las Iglesias particulares. Después de haber citado la noble institución del Sínodo diocesano, en el cual presbíteros y laicos están llamados a colaborar con el obispo para el bien de toda la comunidad eclesial [22], el Código de Derecho Canónico dedica amplio espacio a lo que usualmente se llaman los «organismos de comunión» de la Iglesia particular: el consejo presbiteral, el colegio de los consultores, el capítulo de los canónigos y el consejo pastoral [23]. Solamente en la medida en la cual estos organismos permanecen conectados con lo «bajo» y parten de la gente, de los problemas de cada día, puede comenzar a tomar forma una Iglesia sinodal: tales instrumentos, que algunas veces proceden con desanimo, deben ser valorizados como ocasión de escucha y participación.

El segundo nivel es aquel de las provincias y de las regiones eclesiásticas, de los consejos particulares y, en modo especial, de las conferencias episcopales [24]. Debemos reflexionar para realizar todavía más, a través de estos organismos, las instancias intermedias de la colegialidad, quizás integrando y actualizando algunos aspectos del antiguo orden eclesiástico. El deseo del Concilio de que tales organismos contribuyen a acrecentar el espíritu de la colegialidad episcopal todavía no se ha realizado plenamente. Estamos a mitad de camino, en una parte del camino. En una Iglesia sinodal, como ya afirmé, «no es conveniente que el Papa reemplace a los episcopados locales en el discernimiento de todas las problemáticas que se plantean en sus territorios. En este sentido, percibo la necesidad de avanzar en una saludable “descentralización”» [25].

El último nivel es el de la Iglesia universal. Aquí el Sínodo de los Obispos, representando al episcopado católico, se transforma en expresión de la colegialidad episcopal dentro de una Iglesia toda sinodal [26]. Eso manifiesta la collegialitas affectiva, la cual puede volverse en algunas circunstancias «efectiva», que une a los obispos entre ellos y con el Papa, en el cuidado por el pueblo de Dios [27].

***

El compromiso de edificar una Iglesia sinodal —misión a la cual todos estamos llamados, cada uno en el papel que el Señor le confía— está grávido de implicaciones ecuménicas. Por esta razón, hablando con una Delegación del Patriarcado de Constantinopla, he reiterado recientemente la convicción de que «el atento examen sobre cómo se articulan en la vida de la Iglesia el principio de la sinodalidad y el servicio de quien preside ofrecerá una aportación significativa al progreso de las relaciones entre nuestras Iglesias» [28].

Estoy convencido de que, en una Iglesia sinodal, también el ejercicio del primado petrino podrá recibir mayor luz. El Papa no está, por sí mismo, por encima de la Iglesia; sino dentro de ella como bautizado entre los bautizados y dentro del Colegio episcopal como obispo entre los obispos, llamado a la vez —como Sucesor del apóstol Pedro— a guiar a la Iglesia de Roma, que preside en la caridad a todas las Iglesias [29].

Mientras reitero la necesidad y la urgencia de pensar «en una conversión del papado» [30], de buen grado repito las palabras de mi predecesor el Papa san Juan Pablo II: «Como Obispo de Roma soy consciente [...], que la comunión plena y visible de todas las Comunidades, en las que gracias a la fidelidad de Dios habita su Espíritu, es el deseo ardiente de Cristo. Estoy convencido de tener al respecto una responsabilidad particular, sobre todo al constatar la aspiración ecuménica de la mayor parte de las Comunidades cristianas y al escuchar la petición que se me dirige de encontrar una forma de ejercicio del primado que, sin renunciar de ningún modo a lo esencial de su misión, se abra a una situación nueva» [31].

Nuestra mirada se extiende también a la humanidad. Una Iglesia sinodal es como un estandarte alzado entre las naciones (cf. Is 11,12) en un mundo que —aun invocando participación, solidaridad y la transparencia en la administración de lo público— a menudo entrega el destino de poblaciones enteras en manos codiciosas de pequeños grupos de poder. Como Iglesia que «camina junto» a los hombres, partícipe de las dificultades de la historia, cultivamos el sueño de que el redescubrimiento de la dignidad inviolable de los pueblos y de la función de servicio de la autoridad podrán ayudar a la sociedad civil a edificarse en la justicia y la fraternidad, fomentando un mundo más bello y más digno del hombre para las generaciones que vendrán después de nosotros [32]. Gracias.


[1] Cf. Carta del Santo Padre Francisco al Secretario general del Sínodo de los Obispos, Card. Lorenzo Baldisseri, con motivo de la elevación a la dignidad episcopal del subsecretario, rev. Mons. Fabio Fabene (1 abril 2014).

[2] Cf. Pablo VI, Discurso al inicio de los trabajos en el Aula Sinodal - Synodus Episcoporum (30 septiembre 1967).

[3] Cart. ap. Apostolica Sollicitudo, promulgada "Motu proprio" (15 septiembre de 1965), Proemio.

[4] Discurso al final de la VI Asamblea general ordinaria del Sínodo de los Obispos (29 octubre 1983).

[5] Cf. AAS 98 (2006), 755-779.

[6] Conc. Ecum. Vat. II, Cost. dogm. Lumen gentium, sobre la Iglesia, 10.

[7] Ibíd., 12.

[8] N. 119.

[9] Ibíd., 120.

[10] Cf. Discurso en el encuentro con el Comité de coordinación del Celam, Río de Janeiro (28 julio 2013), 5,4; Discurso en el encuentro con el clero, personas de vida consagrada y miembros de consejos pastorales, Asís (4 octubre 2013).

[11] Cf. Conc. Ecum. Vat. II, Cost. dogm. Gaudium et spes, sobre la Iglesia en el mundo actual, 1.

[12] Exort. ap. Evangelii gaudium (24 noviembre 2013), 171.

[13] Conc. Ecum. Vat. II, Cost. dogm. Lumen gentium, sobre la Iglesia,12.

[14] Discurso durante la Vigilia de oración en preparación al Sínodo para la familia (4 octubre 2014).

[15] Conc. Vat. I, Cost. dogm. Pastor aeternus, cap. IV; cf. Código de Derecho Canónico, can. 749 § 1.

[16] Discurso en la clausura de la III Asamblea general extraordinaria del Sínodo de los Obispos (18 octubre 2014).

[17] Conc. Ecum. Vat. II, Cost. dogm. Lumen gentium, sobre la Iglesia, 23; cf. Conc. Vat. I, Cost. dogm. Pastor aeternus. Prólogo.

[18] Cf. Conc. Ecum. Vat. II, Cost. dogm. Lumen gentium, sobre la Iglesia, 22; Decr. Christus Dominus, sobre la función pastoral de los obispos, 4.

[19] Explicatio in Ps. 149: PG 55, 493.

[20] Cf. Conc. Ecum. Vat. II, Cost. dogm. Lumen gentium, sobre la Iglesia,27.

[21] Cf. Discurso en la clausura de la III Asamblea general extraordinaria del Sínodo de los Obispos (18 octubre 2014).

[22] Cf. Código de Derecho Canónico, cann. 460-468.

[23] Cf. ibíd., cann. 495-514.

[24] Cf. ibíd., cann. 431-459.

[25] Exort. ap. Evangelii gaudium (24 noviembre 2013), 16; cf. ibíd, 32.

[26] Cf. Conc. Ecum. Vat. II, Decr. Christus Dominus, sobre la función pastoral de los obispos, 5; Código de Derecho Canónigo, cann.342-348.

[27] Cf. Juan Pablo II, Exort. ap. postsinod. Pastores gregis (16 octubre 2003), 8.

[28] Discurso a una Delegación Ecuménica del Patriarcado de Constantinopla (27 junio 2015).

[29] Cf. San Ignacio de Antioquia, Ad Romanos, Proemio: PG 5, 686.

[30] Exort. ap. Evangelii gaudium (24 noviembre 2013), 32.

[31] Cart. enc. Ut unum sint (25 mayo 1995), 95.

[32] Cf. Exort. ap. Evangelii gaudium, 186-192; Cart. enc. Laudato si', (24 mayo 2015), 156-162.



viernes, 16 de octubre de 2015

ARZOBISPO CUPICH: LA CONCIENCIA DECIDE QUIÉN PUEDE RECIBIR LA COMUNIÓN


En declaraciones a los periodistas en el Vaticano, el padre sinodal de los Estados Unidos pareció indicar su apoyo a la recepción de la Comunión para parejas homosexuales.

Por Edward Pentin

CIUDAD DEL VATICANO - El Arzobispo Blase Cupich de Chicago, el delegado papal que participa en el sínodo sobre la familia, dijo que cuando se trata de dar la Santa Comunión a los divorciados casados ​​de nuevo, "la gente debe tomar una decisión con buena conciencia" y que el trabajo de la Iglesia es "ayudarles a avanzar y respetar eso".

"La conciencia es inviolable", dijo el arzobispo a los periodistas en el Vaticano, "y debemos respetar eso al tomar decisiones, y siempre lo he hecho".

Cuando se le preguntó si él también acompañaría a las parejas homosexuales a recibir los sacramentos de acuerdo con sus conciencias, el Arzobispo Cupich respondió: “Los gays también son seres humanos; tienen conciencia y mi papel como pastor es ayudarlos a discernir cuál es la voluntad de Dios al observar la enseñanza moral objetiva de la Iglesia".

Pero agregó que, "al mismo tiempo", su papel como pastor es ayudarlos "a través de un período de discernimiento, a comprender a qué los está llamando Dios en ese momento, por lo que es para todos".

"Tenemos que asegurarnos de no encasillar a un grupo como si no fueran parte de la familia humana, como si hubiera un conjunto diferente de reglas para ellos", dijo. "Eso sería un gran error."

En ambas cuestiones polémicas, la sagrada Comunión para los divorciados y los que se volvieron a casar y para las personas que tienen uniones entre personas del mismo sexo, el arzobispo parecía poner esencialmente la importancia de la conciencia por encima de las enseñanzas de la Iglesia.

La Iglesia enseña que la conciencia debe ser "informada y el juicio moral debe ser iluminado", un proceso que a menudo toma toda una vida. Pero el Catecismo de la Iglesia Católica (1801) también establece que la conciencia "puede permanecer en la ignorancia o hacer juicios erróneos. Tal ignorancia y los errores no siempre están libres de culpa".

"La palabra de Dios es una luz para nuestro camino", continúa el Catecismo. “Debemos asimilarlo en la fe y en la oración y ponerlo en práctica. Así se forma la conciencia moral".


La propuesta de Kasper


Cuando se le preguntó acerca de la propuesta del cardenal Kasper de admitir a los divorciados que se habían vuelto a casar en la Santa Comunión, el arzobispo Cupich instó a los presentes a leer todo el discurso del cardenal en 2014, en el que plantea la propuesta al final, para que pueda ver "el desarrollo de cómo se encuentra ahí."

El prelado de Chicago notó que dio el texto del discurso del cardenal Kasper, que abrió las deliberaciones del sínodo y más tarde se convirtió en un libro llamado el Evangelio de la familia, para todos sus sacerdotes.

"Deberíamos buscar formas en que las personas no solo estén acompañadas, sino que estén integradas y reconciliadas", dijo el Arzobispo Cupich, y agregó que estaba "abierto a mirar todas" las propuestas porque "mucha gente se siente estancada, y tenemos que buscar las maneras en que vamos a llegar a ellos".

Dijo que "realmente le gustaron" los dos motu proprios del papa Francisco sobre la reforma de la anulación anunciados en septiembre, que serán "enormemente útiles para nosotros".

"Tenemos que creer en la misericordia y la gracia de Dios para desencadenar la conversión, y no al revés: que solo vas a obtener la misericordia si tienes una conversión", dijo. “La economía de la salvación no funciona de esa manera. Cristo recibe a las personas; debido a esa misericordia, la conversión ocurre”. Dijo que esto se muestra “muchas, muchas veces en las Escrituras” y que vale la pena verlo.

También durante la reunión de prensa, el prelado de Chicago dijo que la "mayor contribución" que los obispos pueden hacer a las familias es ayudar a la Iglesia a "actuar y hablar como las familias quieren actuar y hablar". Agregó: "Quiero asegurarme de que toda la amplitud de lo que enseña la Iglesia se aplica cuando abordamos estas situaciones tan delicadas".

Dijo que no estaba de acuerdo con la caracterización del sínodo dividido entre "Iglesia y anti-Iglesia", una frase acuñada por el Papa San Juan Pablo II.

Pero señaló que los padres sinodales alemanes “tienen algunas voces muy importantes que están bien educadas, y eso lo llevan a la mesa. Escucho lo que tienen que decir, y soy muy respetuoso. Tienen una gran tradición teológica”, dijo.

Cuando se le preguntó qué pensaba sobre la presencia del cardenal Godfried Danneels como delegado papal en el sínodo, a pesar de las acusaciones en su contra de que había encubierto un caso de abuso sexual y otras transgresiones graves, el arzobispo Cupich dijo: "No sé nada de eso, sobre cómo fue elegido o cualquier cosa que hayas mencionado sobre su pasado. No sé nada de eso".

Sobre el tema del lenguaje, dijo que es "importante tener principios generales, categorías, palabras de nuestra Tradición, etc.". Pero agregó que si uno realmente quiere involucrar a las personas, "tiene que reconocer que conocemos su vida" en la forma en que hablamos. "Como ejemplo, 'indisolubilidad' es una palabra que significa diferentes cosas para diferentes culturas". "La indisolubilidad es "un término demasiado jurídico" para describir la riqueza y complejidad de lo que significa el matrimonio para las personas en nuestra cultura", dijo.

Cuando se le preguntó si sentía que los grupos homosexuales debían haber sido invitados al sínodo, dijo que incluyó su voz "como parte de mi consulta y los incluyó mi informe", pero agregó que el sínodo "podría beneficiarse con las voces reales de las personas que se sienten marginadas, en lugar de filtrarse a través de representantes de los obispos ".

Al transferir la autoridad de toma de decisiones a los obispos, se opuso a la idea de crear “iglesias nacionales”, pero todavía le gustaría “pensar un poco más” sobre cómo funcionaría tal desarrollo. "Debería estar en conformidad con la Iglesia universal, pero dar una autonomía respetuosa al obispo diocesano", dijo.

En general, predijo que el sínodo no iba a producir "respuestas claras", pero dijo que ha estado viendo una "transformación real en el aula". "Las personas se escuchan entre sí, llegando a un sentido en el que sus propios puntos de vista están cambiando".

Dijo que sus propias opiniones habían cambiado. "He escuchado al otro lado y realmente me he tomado en serio lo que ha dicho la gente en todos los ámbitos", dijo, y agregó que un padre sinodal dijo que se sentía como uno de los tres reyes que visitaron a Jesús.

Como ellos, dijo, el padre sinodal comentó que "iba a regresar de una manera diferente".


Edward Pentin es el corresponsal del Registro en Roma.

National Catholic Register


BLASE CUPICH, SACERDOTE DE JUDAS



No pasa un día sin que salga algún obispo a revelar lo que realmente piensa. En una historia innovadora, LifeSiteNews ha entrevistado a Blase Cupich, Arzobispo de Chicago, quien revela su creencia herética en la primacía de la conciencia sobre la doctrina y la fe y su voluntad de causar sacrilegio a la Sagrada Eucaristía

Las palabras de Blase Cupich son heréticas. En un tiempo anterior, un Papa ya lo habría sancionado. Sin embargo, fue este Papa quien lo promovió a la sede de Chicago y lo invitó como participante en el Sínodo. ¿Cómo se atreve a incluir a los "ancianos" en la misma oración que los sodomitas y las lesbianas? 

En sus propias palabras:

El arzobispo Blase Cupich de Chicago, que participa en el Sínodo de la Familia a invitación personal del Papa Francisco, dijo en una rueda de prensa en la oficina del Vaticano que "la conciencia es inviolable" y que cree que "las parejas divorciadas y vueltas a casar podrían recibir los sacramentos, si han llegado a una decisión de hacerlo con buena conciencia". 

El razonamiento teológico que indicó en respuesta a una pregunta complementaria, también se aplicaría a las parejas homosexuales. "En Chicago visito regularmente a personas que se sienten marginadas: ancianos, divorciados y casados, homosexuales y lesbianas y también parejas. Creo que realmente necesitamos saber cómo es su vida si vamos a acompañarlos", dijo. 

Cuando se le pidió que diera un ejemplo concreto de cómo él "acompañaría" a los divorciados y y vueltos a casar en su deseo de recibir los sacramentos, Cupich respondió: "Si la gente toma una decisión con buena conciencia, nuestro trabajo es ayudarlos a avanzar y respetar esa decisión. La conciencia es inviolable y debemos respetar eso cuando toman decisiones, yo siempre lo he hecho". 

Cuando LifeSiteNews le preguntó si la noción de "acompañar" a las personas a los sacramentos también se aplicaba a parejas homosexuales que en la Iglesia desean recibir la Comunión, Cupich indicó una respuesta afirmativa. "Creo que las personas homosexuales también son seres humanos y tienen conciencia. Y mi papel como pastor es ayudarlos a discernir cuál es la voluntad de Dios observando las enseñanzas morales objetivas de la Iglesia y, al mismo tiempo, ayudándoles a través de un período de discernimiento a comprender que Dios los está llamando hasta en ese punto", dijo. "Creo que tenemos que asegurarnos de no encasillar a un grupo como si no fuera parte de la familia humana, como si hubiera un conjunto diferente de reglas para ellos. Eso sería un gran error."


Blase Cupich es una vergüenza para el sacerdocio y la Iglesia. Según su lógica, mientras un asesino, un violador o un productor de pornografía infantil o un ladrón lo haga con buena conciencia, entonces la Eucaristía es suya.

Hay un conjunto de reglas para la Sagrada Comunión. Confesión, penitencia y propósito firme de la enmienda

¿Adónde quiere este hombre acompañarlos?
¿Al camino hacia el infierno? 
Todos sabemos que son seres humanos y no necesitan ser sermoneados por este obispo apóstata. 
Que se vayan todos estos Sacerdotes de Judas, uno por uno. 
Dejemos que todos salgan a la luz para que podamos verlos y ver sus rostros y sus mentes malvadas y deformadas y sus corazones conformados a una herejía modernista y no de Cristo. 
¿Blase Cupich es homosexual? 
¿Está siendo chantajeado? 
¿Qué hay en su armario? 
El Sínodo es una farsa y el Papa Francisco es responsable. 


Traducción Cris Yozía



sábado, 10 de octubre de 2015

LO QUE PAUL BADDE SABE SOBRE EL GRUPO "SAINT GALLEN" Y QUIÉN DECIDE EL SÍNODO

La primera semana del sínodo de la familia ha terminado. Es hora de hacer balance con alguien que sabe: Paul Badde fue corresponsal en Roma y el Vaticano de "Welt" hasta 2013 y es coeditor de la revista mensual "Vatican Magazin". 

Por AC Wimmer


El experto papal y corresponsal en el Vaticano de la televisión EWTN es autor de varios libros y sigue de cerca el sínodo sobre la familia.

CNA: Sr. Badde, después de la primera semana, ¿puede categorizar los puntos principales del informe del grupo alemán?

BADDE: Lo que más llama la atención después de una semana, dijo anoche el padre Hagenkord SJ de Radio Vaticano, que pudo seguir personalmente el debate del grupo de lengua alemana día a día, es una especie de nuevo optimismo de los padres sinodales. Después de la mirada del año pasado a los peligros a los que están expuestos el matrimonio y la familia, ahora probablemente no solo hay una mayor comprensión de que el matrimonio católico es quizás la unión más exigente que la cultura humana jamás haya producido, sino también los esfuerzos de los Padres para no caer en una "percepción bastante pesimista de nuestra sociedad". El informe provisional también establece que los “signos positivos de los tiempos” deberían apreciarse más. La referencia al Vaticano II es inequívoca.

CNA: ¿Aparece el término "género" en este contexto en el artículo?

BADDE: No, no está aquí en absoluto. Y eso parece indicar que la iglesia de habla alemana romperá con el resto del episcopado mundial, una línea que aún puede estar llena de conflictos en las próximas semanas. En casi todos los demás grupos lingüísticos, la ideología de género fue condenada inequívocamente. Desde América hasta Asia y África -y también del papa Francisco- ha prevalecido la valoración del cardenal Robert Sarah de Guinea de que esta ideología se ha fijado con el objetivo de "abolir la civilización cristiana y construir un mundo nuevo". Queda por ver si esta diferencia es solo una pequeña grieta en la unidad de los padres sinodales o un abismo.

CNA: ¿Cuál es su impresión personal del Sínodo hasta ahora?

BADDE: Al principio hubo una conexión casi perfecta con el sínodo del año pasado, con todas las preguntas abiertas con las que terminó la reunión en ese momento. Después de la introducción del cardenal Erdos de Hungría, se podría pensar que nada cambiaría porque nada se podía cambiar en el dogma de la Iglesia. Pero el arzobispo Forte de Chieti en el Adriático explicó casi inmediatamente después que era inconcebible que el papa invitara a unos 300 obispos de todo el mundo a Roma dos veces por semana para un sínodo y una consulta, y entonces todo sería infructuoso. Pero también se notó que los obispos alemanes ya no hablaban de una revolución, una palabra clave que se escuchó a menudo el año pasado. En cambio, esta vez se hizo referencia casi unánimemente a los "problemas más grandes" de la iglesia y el mundo, como la sangría del cristianismo en Oriente Medio o las corrientes de refugiados, que también existieron el año pasado, pero que en su momento sólo respondieron con silencios o evasivas, incluso cuando se les preguntó. El año pasado estos “signos de los tiempos” no jugaron este papel para los padres, al menos no para los padres de Alemania.

CNA: Un pequeño escándalo se está gestando en el fondo: el papa Francisco también invitó al ex arzobispo de Bruselas Godfried Danneels al sínodo, quien recientemente admitió ante las cámaras que pertenecía a una "mafia" dentro de la iglesia.

BADDE: Correcto. No sé si el asunto es un escándalo menor o mayor. Seguro que es un enigma. Porque es realmente el caso que el cardenal Danneels en Bélgica encubrió masivamente a un obispo que había abusado de su sobrino. También ha instado al rey Balduino -en vano- a que firme una ley del aborto prevista en Bélgica y no sea tan mezquino con el tema. Lo que este cardenal puede aconsejar ahora a un sínodo católico empeñado en "la vocación y misión del matrimonio y la familia" está más allá de muchos, por decir poco. Pero en cuanto a la afirmación del cardenal el mes pasado de que era un orgulloso participante en "una especie de mafia" en el Colegio Cardenalicio, tengo que estar de acuerdo con él por experiencia personal.

CN: ¿A qué te refieres? ¿Tuviste alguna pista sobre esto de antemano?

BADDE: Sí. En abril de 2005 recibí noticias fidedignas de que sólo tres días después del funeral de Juan Pablo II, los cardenales Martini de Milán, Lehmann y Kasper de Alemania, Bačkis de Lituania, van Luyn de Holanda, Danneels de Bruselas y O'Connor de Londres se reunieron con el cardenal Silvestrini, que ya no podía votar, en la llamada Villa Nazareth de Roma, donde discutieron en secreto una táctica para impedir la elección de Joseph Ratzinger. Después de eso, el 17 de abril de 2005, señalé en un artículo en WELT que esto violaba la instrucción "Universi Dominici Gregis" del difunto Juan Pablo II, quien ya había reorganizado el modo de planificación de la sucesión en 1996 con la estricta condición de que que no debe haber acuerdos sobre el resultado de la elección antes o dentro del cónclave. Tres días después, Joseph Ratzinger fue elegido papa por amplia mayoría. El cardenal Meisner, emérito de Colonia, probablemente podría decirle mejor cómo sucedió esto si no hubiera un juramento de silencio para todos los eventos en el cónclave. Pero no es ningún secreto que Meisner fue el oponente más apasionado de este grupo en general y del cardenal Danneels en particular. Ahora, sin embargo, no fue él, el viejo amigo de Joseph Ratzinger, quien fue designado personalmente para el sínodo por el papa, sino Godfried Danneels, quien también era emérito y es seis meses mayor que el arzobispo de Colonia. Es un hecho. 

CNA: ¿Qué es lo que más esperas en las próximas dos semanas?

BADDE: Muchos están muy tensos aquí, tanto entre los colegas como entre los Padres sinodales y otros observadores. Estoy preparado para nuevas sorpresas, pero también para señales y prodigios más pequeños y más grandes. Pues cuando hace una semana todos los medios de comunicación informaron a coro sobre el prelado polaco gay del círculo del cardenal Müller en la Congregación para la Doctrina de la Fe, que se había revelado deliberadamente como homosexual practicante al comienzo del Sínodo, el periódico BILD -cuya actividad principal suele incluir este tipo de chismes- no escribió ni una palabra al respecto, sino que escribió a bombo y platillo sobre el libro del cardenal Sarah titulado "Dios o nada".

CNA: Por supuesto, la gran pregunta que preocupa a todos los augures es hacia dónde nos llevará el viaje. ¿Te atreves a hacer una predicción?

BADDE: No. Véase la última pregunta. La gran incógnita es y sigue siendo la decisión final del papa. Eso es lo que importa al final. Depende del papa. Él mismo no deja ninguna duda al respecto, a pesar de todas las invocaciones a su trayectoria sinodal. Hay voces que afirman que ya tiene el discurso final en el cajón. Sin duda es un disparate. Hay teorías conspirativas por todas partes. Y que las fuertes tensiones en el episcopado mundial -o incluso dentro de la Curia en Roma- sean una invención de los medios de comunicación, como afirmó el cardenal Marx el pasado lunes, no resiste ningún examen razonable. Al fin y al cabo, se trata de cuestiones de humanidad. Y son cuestiones de la existencia misma de la Iglesia. ¿Cómo es posible que muchos no se sientan casi desgarrados por esto?

CNA: ¿Se trata de encontrar nuevas respuestas a viejas preguntas?

BADDE: Mire, esa es la vieja tensión entre el dogma y la pastoral, que en el mundo pluralista y en los trastornos de la revolución digital ha alcanzado una vez más una calidad completamente nueva. Con esta tensión entre la enseñanza de la iglesia y la realidad del mundo, las preguntas principales son: ¿Sigue siendo la iglesia levadura, sal de la tierra y luz del mundo? ¿O esta comisión de Cristo tiene que ser reformulada hoy, gradualmente y paso a paso? La afirmación de que alrededor de 300 padres sinodales de todos los continentes y culturas pueden dar al papa consejos consistentes y viables para el futuro de la iglesia casi bordea la creencia en los milagros. El hecho de que el papa Francisco siga enviando señales en todas direcciones también dificulta especialmente cualquier pronóstico. Después de todo, el papa no solo nombró al cardenal Daneels para el sínodo, sino que también hizo más por rehabilitar la comunidad sacerdotal de Pío X que su predecesor. Ahora, de repente, todos los católicos pueden ir a su confesión. En su viaje a Estados Unidos conoció y animó a la -como dicen "homofóbica"- registradora Kim Davis y un día después, frente a la cámara, recibió a un viejo estudiante gay y a su pareja y los abrazó frente a las cámaras. Ese fue un proceso normal entre viejos amigos, explicó más tarde a su portavoz de prensa, el padre Lombardi SJ. ¿Quién no podría entender eso? Pero el día anterior, el padre Lombardi había advertido sobre la reunión con Kim Davis que nadie debía sacar conclusiones equivocadas de ella; esta reunión no significa nada. ¿Comprendido? No realmente, muchos piensan. El verano terminó hoy en el Vaticano. Solo eso parece claro. Roma bajo la lluvia. Está lloviendo.


Catholic News Agency


viernes, 2 de octubre de 2015

LA MESA REDONDA DE SAINT GALLEN QUE HIZO PAPA A BERGOGLIO

El pontificado del papa Francisco se inició hace 20 años en Suiza. En el Sínodo en Roma, los obispos progresistas ahora están tratando de establecer un nuevo rumbo para la Iglesia Católica.

Por Julius Müller-Meiningen


Cuando habló el papa Francisco, el 13 de marzo de 2013, se describió a sí mismo como un hombre "del otro extremo del mundo". Esto es parte de la historia de este forastero en el trono de Pedro, que está a punto de cambiar el rostro de la Iglesia Católica.

Jorge Mario Bergoglio, el "abogado de los pobres" en Buenos Aires, ahora es problemático en Roma. La otra parte de la historia es mucho más cercana. Más precisamente, Francisco le debe su ascenso al papado a nada más y nada menos que a una mesa redonda, que se reunió durante años en Suiza.

Ivo Fürer
Fue en 1996, cuando Ivo Fürer, el recientemente nombrado obispo de St. Gallen, organizó por primera vez una reunión entre prelados de ideas afines. Fürer es secretario del Consejo de Conferencias Episcopales Europeas, que tiene su sede en St. Gallen. Este consejo fue fundado después del Concilio Vaticano II para dar más peso a las iglesias locales europeas. Fuera de este espíritu, Fürer quería reunir a personas de ideas afines. "Estos fueron debates muy amistosos y libres. Todos podían decir lo que pensaban. No había ni un protocolo ni una agenda", dice el ahora obispo de 85 años.


Del desayuno al vino tinto

En su primer encuentro, estos cohermanos se reunieron en Alemania. El ex obispo de Rottenburg-Stuttgart, Walter Kasper, fue el anfitrión, él los invitó al pintoresco y medieval monasterio cisterciense de Heiligkreuztal. El carismático jesuita y arzobispo de Milán, el cardenal Carlo Maria Martini, era el "líder espiritual" del grupo. El obispo holandés de Helsinki, Paul Verschuren, el obispo Jean Vilnet de Lille, el obispo Johann Weber de Graz-Seckau, también Kasper y el entonces presidente de la Conferencia de Obispos de Alemania, el obispo Karl Lehmann de Mainz.

Los siete hombres cenaron juntos, celebraron la feria juntos e intercambiaron ideas. Pasaron casi dos días en el monasterio.

El obispo auxiliar de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio, no era conocido por ninguno de los participantes en ese momento. Pero los temas de esa reunión en aislamiento y reserva podrían provenir de una nota en el escritorio del papa Francisco.

Las charlas, que fueron desde el desayuno hasta el vino tinto a última hora de la tarde, incluyeron "el mal del centralismo romano, la mejora del papel de las conferencias episcopales, la moral sexual, la calidad y la vocación de los obispos y la colegialidad".

"Lo que Francisco está tratando de hacer hoy está muy en línea con la idea que tuvimos en ese momento". 

Walter Kasper, miembro del Grupo St. Gallen

Estos son temas que también resuenan en el sínodo familiar, que se lleva a cabo desde el domingo en el Vaticano. Allí, unos 250 obispos deben pensar acerca de la comprensión católica de la familia y el matrimonio en la sociedad "moderna".

Se ocupa de cuestiones muy específicas, como la admisión de un nuevo matrimonio divorciado para la comunión o el trato con los  homosexuales, temas que también ocuparon al grupo de St. Gallen. En última instancia, el Sínodo reúne muchos deseos que estos clérigos formularon en un contexto privado hace casi 20 años.

La reunión de los obispos en el Vaticano trata sobre si los obispos son más independientes en asuntos de cuidado pastoral y si las conferencias de los obispos pueden aplicar las pautas del sínodo a sus propias “circunstancias sociales”.


El centralismo no amado de Ratzinger

Desde 1997, el grupo siempre se reunía a principios de enero en Suiza, principalmente en el palacio episcopal de St. Gallen. El centralismo romano no deseado se encarnaba en los ojos de los participantes, no solo por el entonces prefecto de la Congregación de la Fe, el cardenal Joseph Ratzinger.

El Papa Juan Pablo II viajaba constantemente, las riendas de Roma tenían a Ratzinger en la mano. En la década de 1990, tuvo un debate con Kasper, en particular, sobre la relación entre las iglesias locales y la iglesia universal, que decidió con autoridad a favor del Vaticano como guardián de la fe católica.

“Su denominador común es la convicción de que el peso de Ratzinger en los últimos años del pontificado de Wojtyla fortaleció las fuerzas centralistas y restauradoras”, dijo sobre el Grupo St. Gallen en la biografía autorizada y recientemente publicada en francés del particularmente liberal cardenal belga Godfried Danneels.


Godfried Danneels
Danneels ha formado parte del círculo desde 1999, que en ese mismo año se reunió en el monasterio benedictino de Fischingen. El público recién ahora está conociendo sobre la existencia de esta ronda semioficial de hombres.


Esa mesa redonda determinó la agenda de la Iglesia Católica

Cuando Danneels, el antiguo Primado de la Iglesia Católica en Bélgica, recientemente habló de St. Gallen como un grupo de «mafia» en la presentación de su biografía, despertó sospechas en Roma y la conmoción entre los católicos conservadores fue grande. Danneels es controvertido, en parte debido a su papel en el escándalo de abuso de la Iglesia Católica en Bélgica en 2010, fue quien aconsejó a una víctima que no hiciera público el abuso sexual sufrido por parte de un obispo belga, tío de la víctima. Aunque estos hechos ya eran conocidos por el público, Francisco nominó a Danneels por segunda vez para un sínodo.

Incluso Kasper, el portavoz de una apertura en el debate sobre los ​​divorciados vueltos a casar, fue llamado por el papa. Los miembros de esa mesa redonda determinaron la agenda de la Iglesia Católica.


Confiar en Bergoglio

Bergoglio aparece en el radar del grupo recién en 2001. Junto con Kasper, Lehmann y el arzobispo de Westminster, Cormac Murphy-O'Connor, quien al igual que otros obispos recientemente unidos al grupo, Bergoglio fue nombrado cardenal en febrero de 2001. En octubre, el ponente argentino en el Sínodo, lo ve al respecto.

El
grupo formado en Suiza notó a Bergoglio en esta ocasión, debido a su naturaleza hábil y colegial, y les despertó confianza. “El reconocimiento se basa en la reciprocidad”, dijo en su biografía Danneels.


A medida que la salud de Juan Pablo II se deterioraba rápidamente en los años siguientes, los miembros del Grupo St. Gallen también pensaron en la sucesión en sus reuniones.


Una postal de Roma


Cuando Juan Pablo II murió el 2 de abril de 2005, la pregunta se agudizó. Ratzinger, obviamente, no quería que ningún “enviado” de los “caballeros suizos” sea el nuevo papa. “Fuimos un movimiento de búsqueda amistosa, que ha pensado en la iglesia y sus problemas”, dijo el ex arzobispo de Salzburgo Alois Kothgasser, quien desde 2002 pertenecía a este grupo de “reformadores”.

“Nunca hubo acciones programadas, actividades concretas o equipos de trabajo para apoyar a un candidato en el cónclave en St. Gallen”. “Los rumores de que el grupo había trabajado contra Joseph Ratzinger no tienen ninguna base” había dicho el cardenal Karl Lehmann, integrante de este grupo “reformador”.

El miembro fundador Ivo Fürer informó que en las discusiones sobre los nombres de los posibles sucesores también fueron convocados sin que los participantes se comprometieran con un candidato. “El nombre de Bergoglio también fue sugerido”, dijo Fürer.

Ocho cardenales influyentes cercanos al grupo de St. Gallen hicieron sentir su peso y sus relaciones: Martini, Danneels, Kasper, Lehmann, Murphy-O'Connor, el italiano Achille Silvestrini, el patriarca de Lisboa José da Cruz Policarpo y el ucraniano Lubomyr Husar.

En el cónclave, que nombró al favorito Joseph Ratzinger como el sucesor de Juan Pablo II, había un segundo protagonista. Según el diario de un cardenal publicado por el periodista del Vaticano Lucio Brunelli, Jorge Mario Bergoglio recibió la mayor cantidad de votos después de Ratzinger. En la tercera votación incluso 40 cardenales votaron por el argentino. Amenazado con un punto muerto, a Ratzinger le faltaban los votos necesarios para la mayoría de dos tercios. Pero Bergoglio se retiró y el alemán se convirtió en papa.

En enero de 2006, el grupo se redujo, porque Fürer renunció en octubre debido a su edad como obispo diocesano de St. Gallen. Durante ocho años, los obispos y cardenales del distrito entran en una especie de emigración interna. Posteriormente, Benedicto XVI, el 11 de febrero de 2013, 
anunció su renuncia.




Agradecido porque la Iglesia está ahora bajo Francisco


St. Gallen es en este momento sólo un recuerdo agradable para los antiguos miembros de ese círculo. Pero ahora, ante una iglesia sacudida por escándalos como “Vatileaks”, hay una oportunidad inesperada para los “reformadores”. Como Austen Ivereigh, el ex portavoz del cardenal Murphy-O'Connor escribió en su biografía “El gran reformador” en 2015, los “reformadores europeos” volvieron a tomar la iniciativa y cabildearon con la ayuda de cardenales americanos para imponer a Bergoglio como candidato.

Ya en 2005, esta facción había apostado fuerte por Bergoglio. Una de las principales figuras del grupo de St. Gallen, el cardenal Murphy-O'Connor, señaló explícitamente el plan para imponer al argentino antes del cónclave de 2013. Un poco más tarde, el argentino accedió al trono de Pedro.

Desde entonces, la Iglesia Católica ha estado sufriendo un proceso de cambio, que también será disputado en este Sínodo. “Estoy muy emocionado y agradecido porque la Iglesia está ahora bajo Francisco”, dice un viejo obispo, que también estaba en Suiza en ese momento. El “espíritu” de Saint Gallen finalmente triunfó en el Vaticano.


Tageswoche