DISCURSO DE LEÓN XIV A LOS PROMOTORES Y ARTISTAS DEL “CONCIERTO DE NAVIDAD”

DISCURSO DE LEÓN XIV

A LOS PROMOTORES Y ARTISTAS

DEL “CONCIERTO DE NAVIDAD”

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

¡La paz sea con vosotros!

Queridos hermanos y hermanas:

Los saludo con gratitud con motivo del Concierto de Navidad , un evento tradicional que desde hace treinta y tres años celebra el misterio del Nacimiento de Jesús a través de los lenguajes universales de la música y el entretenimiento. “Oh, noche divina”, como hemos escuchado.

Doy una cálida bienvenida a todos los artistas que actuarán hoy; saludo a las Missioni Don Bosco que promueven el Concierto; agradezco a los organizadores, a los patrocinadores y a la Fundación Gravissimum Educationis que acompaña esta iniciativa.

Esta noche escucharemos melodías nacidas en diferentes contextos, vinculadas a distintas historias, generaciones y sensibilidades. Y, sin embargo, como sucede en el cielo nocturno, estas luces sonoras compondrán, en armonía, una constelación común que, como tal, no es solo un diseño, sino una guía.

La música nace de la vida cotidiana, acompaña nuestros movimientos, nuestros recuerdos y nuestras dificultades: es un diario compartido que conserva los sentimientos de todos – la nostalgia, el deseo, la espera, el desconcierto, el renacimiento –, contando nuestro camino con sencillez y, al mismo tiempo, de manera profunda.

La Navidad, después de todo, nos recuerda que Dios elige un entorno humano para revelarse. No se sirve de paisajes imponentes, sino de un hogar sencillo; no se muestra desde lejos, sino que se acerca; no se queda en un lugar inaccesible del cielo, sino que nos alcanza en el corazón mismo de nuestras pequeñas historias. De esta manera, nos revela que la vida cotidiana, tal como es, puede convertirse en el lugar donde lo encontramos.

Este Concierto de Navidad apoya un proyecto misionero salesiano en la República del Congo: la construcción de una escuela primaria con capacidad para 350 niños. Esto también nos invita a reflexionar, recordándonos que la belleza, cuando es auténtica, no se encierra en sí misma, sino que genera decisiones responsables para el cuidado del mundo. De esta manera, la cultura se convierte en un soplo de dignidad para todos, especialmente para los más frágiles.

Por eso, los invito a vivir este momento como una peregrinación interior. Con motivo de la Navidad, que la música sea el lugar del alma: un espacio donde el corazón encuentre su voz, acercándonos a Dios y haciendo que nuestra humanidad se inspire cada vez más en su amor. Este es mi deseo para ustedes, mientras invoco la bendición del Señor sobre todos ustedes.

¡Disfruten del concierto y Feliz Navidad!