LA SAL BENDITA

La sal bendecida es un poderoso sacramental para proteger contra el mal, purificar y bendecir lugares y personas, actuando como una barrera espiritual de fe, recordando la presencia y la gracia de Dios.

Por Fish Eaters

La sal, con sus propiedades conservantes, siempre fue muy apreciada en el mundo antiguo y se consideraba un símbolo de incorrupción y sabiduría. Su uso era ordenado por Dios:

Levítico 2:13

Cualquier sacrificio que ofrezcas, lo sazonarás con sal, y no quitarás la sal del pacto de tu Dios de tu sacrificio. En todas tus ofrendas ofrecerás sal.

Y Dios lo consideraba, según lo registrado por Moisés, como un símbolo de lo que no puede corromperse:

Números 18:19

Todas las primicias del santuario que los hijos de Israel ofrecen al Señor, te las he dado a ti y a tus hijos e hijas, por ordenanza perpetua. Es un pacto de sal para siempre ante el Señor, para ti y para tus hijos.

Su primer uso sacramental registrado fue por Eliseo (Elisha) para restaurar las aguas de un pozo:

2 Reyes 2:19-22

 La gente de la ciudad dijo a Eliseo: “El sitio donde está emplazada la ciudad es bueno, como mi señor puede ver; pero el agua es malsana y la tierra, estéril”. Eliseo dijo: “Tráiganme un plato nuevo y pongan en él un poco de sal”. Cuando se lo trajeron, Eliseo se dirigió al manantial y echó allí la sal, diciendo: “Así habla el Señor: Yo saneo estas aguas; ya no saldrá de aquí muerte ni esterilidad”. Y las aguas quedaron saneadas hasta el día de hoy, conforme a la palabra pronunciada por Eliseo.

 
Y, por supuesto, está el hecho de que Nuestro Señor llama a su pueblo “la sal de la tierra” y advierte sobre la sal que pierde su sabor (Mateo 5:13, Marcos 9, Lucas 14), y está la advertencia de San Pablo en Colosenses 4:6: “Que vuestra palabra sea siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno”.

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La sal es utilizada ritualmente de tres maneras principales en la Iglesia:

En primer lugar, en los Bautismos: al igual que las aguas bautismales, la sal se bendice y se exorciza. A continuación, se pone en la lengua del catecúmeno durante el rito bautismal.

En segundo lugar, para su uso en la preparación del agua bendita y para el uso de los fieles: la sal común se exorciza y se bendice y se utiliza en la preparación del agua bendita. También se da a los fieles para su uso diario, por ejemplo, para cocinar, para rociar las habitaciones, las puertas y los patios, para protegerse del mal, etc.

En tercer lugar, cuando se mezcla con ceniza, vino y agua, se utiliza para consagrar iglesias.

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Debido a su exorcismo y bendición, es un sacramental poderoso para alejar a los demonios, además es un sacramental que puede ser utilizado por los laicos. Se puede utilizar en su comida y en la comida de sus animales, rocíela en las cuatro esquinas de su propiedad y en el umbral de su casa, etc. Para obtener sal bendita, solo tiene que llevar sal común a su sacerdote y pedirle que la bendiga.

La sal, que normalmente no está bendecida, también se utiliza para purificar los dedos del sacerdote después de la unción.

Una nota muy importante: tenga en cuenta que el exorcismo de la sal se omite en el nuevo rito, al igual que se ha eliminado de la bendición del agua.


Notas al pie:

1) La sal se consideraba tan valiosa que a los soldados romanos se les pagaba, al menos en parte, con sal. Esta es la raíz de nuestra palabra “salario”.