Por falta de esa precaución ellos se exponen a contradecirse el uno al otro, lo cual es cosa de mal gusto y de peor efecto, para el objeto que se proponen.
Por Monseñor De Segur (1862)
Entre los folletos protestantes que abiertamente atacan al Catolicismo, hay algunos cuyos autores pretenden confundir para siempre a la Iglesia Católica, convenciéndola de innovación; y para eso citan la fecha precisa y absolutamente verídica, en que fue inventado cada uno de los dogmas que ella enseña.
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Por Monseñor De Segur (1862)
Entre los folletos protestantes que abiertamente atacan al Catolicismo, hay algunos cuyos autores pretenden confundir para siempre a la Iglesia Católica, convenciéndola de innovación; y para eso citan la fecha precisa y absolutamente verídica, en que fue inventado cada uno de los dogmas que ella enseña.
No sería tan torpe esta maniobra, si los sabios ministros protestantes, autores de tales papeluchos, se tomaran siquiera el trabajo de entenderse entre sí, antes de dirigirse al público. Por falta de esa precaución ellos se exponen a contradecirse el uno al otro, lo cual es cosa de mal gusto y de peor efecto, para el objeto que se proponen. Como las fechas que indican son por una y otra parte tomadas al acaso, sería un verdadero milagro que concordaran entre sí; a menos, como he dicho, de que previamente convinieran los protestantes en elegir la una o la otra. Tengo a la mano dos de esas cronologías. La una publicada en Inglaterra, tiene por título: “Fechas de las adiciones de nuevas doctrinas por la Iglesia de Roma; Balington, Bulton, Horncastle”; y la otra dada a luz en Angers, por el gracioso pastor protestante Puaux, se titula “Fées de Bautismo”. Pues bien, véase la perfecta concordancia de estos dos historiadores de buena fe.
FECHAS FABRICADAS POR EL ANÓNIMO INGLÉS: Invocación de los Santos, inventada en el año 700. Supremacía del Papa en 1215. Libros apócrifos en 1547. Los siete sacramentos en 1547
FECHAS FABRICADAS POR EL PASTOR PROTESTANTE FRANCÉS: Culto de los Santos, inventado en el año 375. Primado del Papa en 600. Libros apócrifos en 1561. Los siete sacramentos en 1160
Así es lo demás. Mentita est iniquitas sibi. La iniquidad se mintió a sí misma.
Aparte de la cronología de Puaux, hay ciertas fechas que los protestantes señalan, con bastante uniformidad, a la pretendida invención de algunos de nuestros dogmas, o de algunas de nuestras prácticas religiosas.
Por ejemplo, para la confesión, que ha sido para ellos siempre un cáustico; fijan los protestantes, con tono de triunfo, el año de 1215. Recientemente, para la Inmaculada Concepción, señalan el año 1854. Estas fechas nos las presentan con aire de vencedores, gritándonos: “Así se hacen vuestros dogmas”. No hay cosa más limitada y al mismo tiempo más impertinente que la semi-ciencia. Los protestantes verdaderamente instruidos, se guardan bien de aventurar semejantes necedades, pues saben ellos tan bien como nosotros, que en 1245, el Papa Inocencio III no hizo otra cosa, en el Concilio de Letrán, que reglamentar el uso anual del Sacramento de la Penitencia, instituido por Nuestro Señor Jesucristo y practicado desde el origen de la Iglesia.
Saben ellos igualmente, que el 8 de diciembre de 1854, el Sumo Pontífice Pio IX no ha inventado, de ninguna manera, la doctrina de que la Madre de Dios fue exenta del pecado original; sino que simplemente ha proclamado y hecho obligatorio, como punto de fe, esta doctrina antigua y muy antigua en la Iglesia. Antes de la declaración pontificia de 1854, la creencia en la Inmaculada Concepción, existía como existe ahora, una vez que se celebraba la fiesta de este misterio en todo el orbe católico; solamente que no había sido definida oficialmente, por lo que se podía uno engañar sobre este punto sin hacerse hereje, como les ha sucedido a muchos hombres grandes por su talento y aun a algunos Santos, los cuales sin embargo profesaban a la Santísima Virgen María un amor profundo.
Decir que Pio IX ha inventado el dogma de la Inmaculada Concepción e Inocencio III el de la confesión, sería como decir que el Concilio de Nicea inventó el dogma de la Santísima Trinidad y el de la Divinidad del Verbo; cuando en el año 325 definió contra Arrio, estas dos grandes verdades. Antes del Concilio de Nicea la Iglesia creía en la Santísima Trinidad y en la Encarnación del Hijo de Dios; así como antes del Concilio de Letrán, profesaba y practicaba el sacramento de la Penitencia; y así como también, antes del 8 de diciembre de 1854, creía y honraba la Inmaculada Concepción de la augusta Madre de Dios.
Los dogmas católicos son la verdad religiosa. Ahora bien, la verdad no se fabrica; ella existe, es eterna e inmutable. La Iglesia es la depositaria de esta verdad; y ella, guiada por su Divina Cabeza, que es Nuestro Señor Jesucristo, proclama como puntos de fe las creencias, a medida que los novadores se atreven a negarlas, o bien cuando lo cree útil para la santificación de los fieles.
Continúa...
Tomado del libro “Conversaciones sobre el protestantismo actual”, impreso en 1862.
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