Los obispos de la Iglesia deben oponerse a esta innovación manifiestamente anticatólica que convertirá a la Iglesia en algo parecido a un cuerpo protestante
Por el padre Gerald E. Murray, JCD
El proceso interminable que constituye el "sínodo sobre la sinodalidad" ha dado un giro nuevo e inesperado. La actual "Fase de Implementación" del "camino sinodal trienal", tras la conclusión de la "Asamblea Sinodal" del año pasado en Roma, se ha convertido en la "fase preparatoria" de algo desconocido en la Iglesia Católica: una "Asamblea Eclesial".
En una carta del 15 de marzo a los obispos del mundo, la Secretaría General del Sínodo anunció que iniciará "un proceso de acompañamiento y evaluación de la fase de implementación de las conclusiones del Documento Final de la Asamblea Sinodal por parte de las diócesis del mundo". Este proceso culminará con la celebración de una "asamblea eclesial" en el Vaticano en octubre de 2028. Por ahora, por lo tanto, no se convocará un nuevo sínodo; en cambio, la atención se centrará en consolidar el camino recorrido hasta la fecha.
Así, el "camino sinodal" conduce ahora, irónicamente, a la cancelación de la próxima "asamblea sinodal", que será sustituida por un nuevo y mejorado tipo de asamblea que juzgará todo el "proceso sinodal": “la celebración de la asamblea eclesial en octubre de 2028 se estructurará de tal manera que ofrezca 'tiempos adecuados y sostenibles' para la implementación de las indicaciones del sínodo, proporcionando también algunos momentos significativos de evaluación”.
Parece, sorprendentemente, que una "asamblea sinodal" en sí misma no sea un momento “adecuado y sostenible” para evaluar el trabajo de implementación del "camino sinodal".
Naturalmente, surge la pregunta: ¿Qué es una "asamblea eclesial"? El "cardenal" Mario Grech, secretario general de la Secretaría General del Sínodo, fue entrevistado (en inglés aquí) sobre esta cuestión por Andrea Tornielli, director editorial del Dicasterio para las Comunicaciones. Grech advirtió que "como es la primera vez que se celebra una 'asamblea eclesial' a nivel de toda la Iglesia, aún quedan muchos aspectos por determinar".
Por el padre Gerald E. Murray, JCD
El proceso interminable que constituye el "sínodo sobre la sinodalidad" ha dado un giro nuevo e inesperado. La actual "Fase de Implementación" del "camino sinodal trienal", tras la conclusión de la "Asamblea Sinodal" del año pasado en Roma, se ha convertido en la "fase preparatoria" de algo desconocido en la Iglesia Católica: una "Asamblea Eclesial".
En una carta del 15 de marzo a los obispos del mundo, la Secretaría General del Sínodo anunció que iniciará "un proceso de acompañamiento y evaluación de la fase de implementación de las conclusiones del Documento Final de la Asamblea Sinodal por parte de las diócesis del mundo". Este proceso culminará con la celebración de una "asamblea eclesial" en el Vaticano en octubre de 2028. Por ahora, por lo tanto, no se convocará un nuevo sínodo; en cambio, la atención se centrará en consolidar el camino recorrido hasta la fecha.
Así, el "camino sinodal" conduce ahora, irónicamente, a la cancelación de la próxima "asamblea sinodal", que será sustituida por un nuevo y mejorado tipo de asamblea que juzgará todo el "proceso sinodal": “la celebración de la asamblea eclesial en octubre de 2028 se estructurará de tal manera que ofrezca 'tiempos adecuados y sostenibles' para la implementación de las indicaciones del sínodo, proporcionando también algunos momentos significativos de evaluación”.
Parece, sorprendentemente, que una "asamblea sinodal" en sí misma no sea un momento “adecuado y sostenible” para evaluar el trabajo de implementación del "camino sinodal".
Naturalmente, surge la pregunta: ¿Qué es una "asamblea eclesial"? El "cardenal" Mario Grech, secretario general de la Secretaría General del Sínodo, fue entrevistado (en inglés aquí) sobre esta cuestión por Andrea Tornielli, director editorial del Dicasterio para las Comunicaciones. Grech advirtió que "como es la primera vez que se celebra una 'asamblea eclesial' a nivel de toda la Iglesia, aún quedan muchos aspectos por determinar".
Sin embargo, tiene perfectamente claro un punto: será diferente de la asamblea sinodal: "la Asamblea es eclesial, lo cual quiere subrayar su naturaleza y función distintas con respecto a la Asamblea sinodal que acabamos de celebrar, que es y sigue siendo sustancialmente una Asamblea de Obispos". [Énfasis añadido].
Si esta afirmación tiene algún significado perceptible, Grech parece sugerir que, incluso con la inclusión de los no obispos, los obispos fueron, como era de esperar, la mayoría en la asamblea del sínodo de los obispos. Esto, aparentemente, no es suficientemente "sinodal".
Así pues, la "Asamblea Eclesial" no será esencialmente una asamblea de obispos. Será esencialmente una asamblea de no obispos, lo que significa que la mayoría de los participantes serán laicos. La "Asamblea Eclesial" reflejará en gran medida la composición demográfica de la Ecclesia (iglesia), en la que el clero, por no hablar de los obispos, representa una pequeña fracción del número de católicos bautizados.
Aquí vemos la trayectoria de la revolución que se conoce con el nombre de "sinodalidad": el llamado del concilio Vaticano II a la creación de un sínodo de obispos para ayudar al "papa" en su gobierno de la iglesia universal, principalmente a través de asambleas periódicas en Roma para discutir temas determinados, se convirtió en el "pontificado" de Francisco en un foro en el que un grupo selecto de laicos, diáconos, sacerdotes, religiosos y religiosas se unieron como participantes iguales, en votación pero no en número, con los obispos en la asamblea sinodal.
Ahora bien, esa manera de proceder se ha considerado inadecuada para llevar a cabo la labor de la "sinodalidad". Una nueva reunión, denominada "Asamblea Eclesial", en la que los obispos no serán mayoría, tendrá ahora la última palabra sobre el significado de la "sinodalidad" y lo que el resto de la Iglesia debe adoptar para ser "sinodal".
Pero el "cardenal" Grech dejó sin respuesta estas serias preocupaciones:
¿Por qué la idea de una asamblea eclesial que sustituya a la próxima asamblea ordinaria del sínodo de los obispos no se planteó y se discutió en la asamblea sinodal del año pasado?La "Asamblea Eclesial" será aclamada por unos pocos como una aceptación "largamente esperada" del progreso, que desclericaliza la Iglesia y permite que la "voz profética" de los laicos supuestamente hasta ahora silenciados sea escuchada y atendida.
¿Por qué no se consultó a los obispos del mundo, en un ejercicio de "escucha sinodal", sobre la conveniencia de convocar una "Asamblea Eclesial"?
¿Por qué el propio sínodo es incapaz de evaluar la aplicación de sus propias indicaciones?
¿Cómo será la composición de la "Asamblea Eclesial"?
¿Cuántas personas serán invitadas a formar parte de esa asamblea?
¿Cuáles serán los porcentajes de clérigos, laicos y religiosos seleccionados, y quién hará la selección?
¿Por qué la "Asamblea" no estará compuesta sustancialmente por obispos?
¿Qué tiene todo esto que ver con la Constitución Divina de la Iglesia que nos dio Cristo, en la cual los obispos están puestos sobre el rebaño, y no el rebaño sobre los obispos?
Será aclamado como el Vaticano III.
Si esta asamblea se reúne según la forma establecida por el "cardenal" Grech, será un momento destructivo para la iglesia. Solo la jerarquía recibió el encargo de Cristo de "enseñar, gobernar y santificar" el rebaño de Cristo en su nombre y con su autoridad. Los obispos, bajo el papa y con el papa, son los únicos pastores por designio expreso de Nuestro Señor. Su autoridad no está sujeta al voto mayoritario de ninguna asamblea de laicos.
Los obispos de la Iglesia deben oponerse a esta innovación manifiestamente anticatólica que convertiría a la Iglesia en algo parecido a un cuerpo protestante.
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