Blase Cupich es otro apóstata modernista que nos presentan como “filósofo”, “teólogo”, “profesor” y “cardenal” que fue designado por el Sumo Hereje en 2013 como “Arzobispo de Chicago”.
Este personaje está proponiendo la metodología de la “conversación en el espíritu” empleada en el sínodo de la sinodalidad, en el mes de octubre pasado, como modelo para reformar la Iglesia, poniendo especial énfasis en la naturaleza igualitaria del método.
Según informó el NCReporter, el 24 de abril en la Universidad del Sagrado Corazón en Fairfield, Connecticut, el “cardenal” Blase Cupich dijo que “el modelo para las discusiones en grupos pequeños, que se caracteriza por que cada participante tome un turno para hablar mientras los demás escuchan, intervalos de silencio y permitir el desacuerdo, está en el centro del llamado del ‘papa’ Francisco a imaginar una renovación de toda la Iglesia”.
“Es un nuevo 'modelo de Iglesia', que creo que promete renovar la forma en que tomamos decisiones en la Iglesia y cómo nos relacionamos unos con otros a nivel universal, continental, nacional y local”, dijo Cupich.
“Todos nosotros, sin importar nuestra posición en la Iglesia, debemos partir de un entendimiento común de que 'la autoridad es múltiple y se fortalece mutuamente'”, afirmó Cupich.
Este apóstata, que en 2021 dijo que: “Las reformas de la misa en latín del ‘papa’ Francisco son necesarias para asegurar el legado del Vaticano II” y que en 2020 presidió una ceremonia pagana china (solo para citar dos ejemplos de quien es él realmente), pretende contribuir en la reforma del gobierno de la Iglesia sobre la base de un proceso que aplana la distinción entre obispos y laicos, promoviendo una metodología que es incompatible con la eclesiología católica establecida.
Cupich presentó su visión de una Iglesia estilo “conversación en el espíritu” como parte de una serie de conferencias, y la pregunta que debemos hacernos es ¿a que ‘espíritu’ se refiere Cupich?
Estas ponencias han incluido previamente presentaciones de otros impresentables “colaboradores” bergoglianos vinculados con el ala progresista de la Iglesia en Estados Unidos, como el “cardenal” Robert McElroy de San Diego, quien habló sobre la “inclusión radical” en febrero de 2023, y el “cardenal” Joseph Tobin de Newark, Nueva Jersey, quien se centró en “las bases bíblicas y conciliares de la sinodalidad” en sus disertaciones de abril de 2023.
Recordemos que Cupich también participó en la primera sesión del sínodo sobre la sinodalidad como candidato personal de Bergoglio después de que no fue elegido por la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos para servir como “delegado”.
Durante su charla sobre la reforma de la Iglesia, Cupich destacó repetidamente la disminución de las distinciones entre los obispos y otros miembros de la Iglesia mediante la metodología de la “conversación en el espíritu”.
Por ejemplo, Cupich dijo que cuando se preguntó a los participantes, al comienzo del sínodo, cómo deseaban ser llamados, “todos, sin importar su posición en la Iglesia, dieron su nombre y omitieron cualquier referencia a un título. Comenzamos en pie de igualdad y reconocimos que cada uno hablaba con autoridad”.
Cupich también dijo que muchos miembros laicos del sínodo “quedaron asombrados de que, por primera vez, los líderes de la Iglesia realmente los escucharan”, una afirmación desconcertante, ya que muchos de los participantes laicos desempeñan roles influyentes en la Iglesia institucional, incluso en el establecimiento teológico, a través del liderazgo de la cancillería y en las juntas asesoras diocesanas.
El “prelado” de Chicago dijo que la introducción de la metodología de la “conversación en el espíritu” fue el elemento más significativo del “replanteo de la sinodalidad del ‘papa’ Francisco”, que según Cupich era “nada menos que revolucionario”.
Cupich también destacó la expansión del número de miembros con derecho a voto en el sínodo más allá del episcopado. Por primera vez en un sínodo de obispos, un número significativo de laicos fueron incluidos como miembros de pleno derecho, lo que representa aproximadamente una cuarta parte de todos los participantes.
“Todos tienen la misma voz y, más importante aún, el mismo voto”, dijo Cupich, poniendo énfasis en la importancia de la “igualdad” de votación.
Opiniones opuestas
El obispo Kevin Rhoades de la Diócesis de Fort Wayne-South Bend, Indiana, dijo al Register que el carisma único de los obispos, dado por Dios, para enseñar, gobernar y santificar estaba siendo “ignorado” por algunos en su interpretación del Concilio Vaticano II (en inglés aquí).
John Cavadini, director del Instituto McGrath para la Vida Eclesial de la Universidad de Notre Dame, ha escrito que “el hecho de que el sínodo enraíce la ‘corresponsabilidad’ en el bautismo, y no en una concepción eucarística de la Iglesia, corre el riesgo de reducir el gobierno eclesial, que el Vaticano II enseñó que era “intrínseco a la plenitud del orden sagrado conferido al obispo’, a un mero carisma bautismal, disponible para todos los creyentes” (en inglés aquí).
Y varios teólogos han dicho que la primera sesión del sínodo estuvo marcada por algunos intentos de cambiar las enseñanzas de la Iglesia cambiando la estructura de la Iglesia.
Cupich anticipándose a las críticas que podrían hacerle por sus “propuestas revolucionarias”, sin ofrecer refutaciones teológicas, solo sugirió que “algunos en la Iglesia tienen miedo al cambio y a dejar el poder”.
“Quienes escuchan ‘la verdad’ temen que esto requiera renunciar al control o cambiar”, parloteó, y agregó que “el miedo a perder el control está profundamente arraigado en la psique del liderazgo de la Iglesia”.
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