Por el padre Anthony Cekada (✞)
RESPUESTA: Está claro, si nos basamos en la enseñanza de los teólogos anteriores al Vaticano II, con respecto a escuchar Misa por radio o televisión, que uno no podía cumplir con su obligación dominical viendo una Misa transmitida por Internet. La ley requiere la presencia física en el Santo Sacrificio, o al menos ser parte de un grupo que está realmente presente (en el caso de una congregación tan grande, por ejemplo, que se derrama más allá de las puertas de la iglesia hacia la calle).
Por lo tanto, si pudieras estar físicamente presente en la Misa en las condiciones habituales un domingo o un día de fiesta, estarías obligado a asistir a ella. En su lugar, no podrías optar por quedarte en casa pegado a tu computadora, o de hecho, permanecer en el estacionamiento de la iglesia, mirando tu I-Phone, y aún así cumplir con tu deber de asistir a Misa.
De ahí la cuestión de la obligación.
Sin embargo, el beneficio espiritual de una Misa transmitida es otra cuestión: de hecho, uno puede beneficiarse de ella. Esto se desprende claramente del comentario del padre Francis Connell, un conocido teólogo moral de la Universidad Católica en la década de 1950, quien abordó la cuestión de escuchar misa por radio:
“Uno puede participar en los beneficios de la Misa sin estar realmente presente, es decir, dirigiendo su intención y devoción al rito sagrado. Oyendo Misa por radio se puede ciertamente fomentar su devoción, y así beneficiarse considerablemente de la ofrenda del Santo Sacrificio. De hecho, podría suceder que quien participe en el Santo Sacrificio de esta manera obtenga mucho más beneficio que muchos de los que están realmente presentes”. (El padre Connell responde preguntas morales [Washington: CUA 1959] 75–6)Entonces, en estos días en que las Misas verdaderas ofrecidas por sacerdotes reales son pocas y distantes entre sí, los católicos pueden al menos tener el consuelo de saber que una faceta de la tecnología moderna que se usa con tanta frecuencia para el mal también puede usarse para fomentar su propia devoción, y de hecho , puede llevarles los beneficios de una verdadera Misa, dondequiera que se ofrezca.
¡Gracias a Dios!
Father Cekada
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