miércoles, 5 de febrero de 2025

EL SAGRADO CORAZON DE JESUS (14)

Cómo el Corazón de Jesús es el principio de la vida del Hombre-Dios, de la vida de la Madre de Dios, y de la vida de los hijos de Dios.

Por Monseñor de Segur (1888)


Hay otra razón para admirar y adorar profundamente al Corazón de Jesús: tal es la de que Él mismo es el principio de su vida, y por consiguiente el principio de la vida de su Madre y de todos los fieles.

Jesús es la vida. Él mismo lo dijo: Yo soy la Vida: Ego sum Vita. Su Corazón, que es la parte más excelente de Él mismo, es por consiguiente lo más excelente, lo más vivo que hay en Aquél que es la Vida. Este Corazón divino puede ser considerado con relación al cuerpo de Jesús y con relación a su alma; siendo para uno y otra como el principio de la vida.

Es considerado como principio de la vida del cuerpo de Nuestro Señor, porque de él, como de una fuente vivificante, se derrama por todos los miembros la sangre divina que es absolutamente necesaria para la vida de este adorable cuerpo. El Espíritu Santo lo ha dicho: “La vida de la carne está en la sangre”. El calor de la vida reside en la sangre y la sangre parte del corazón.

El Corazón espiritual de Jesús, es decir, su alma santísima, unida a su corazón de carne y considerada en lo que tiene de más sublime, la inteligencia y el amor, es igualmente la base y el principio de la vida de Jesús; de esta vida que por razón de la unión hipostática de la naturaleza humana con la naturaleza divina en la persona del Verbo, puede con toda propiedad llamarse vida divina, vida de un Dios. De este Corazón deífico parten, para difundirse en el alma de Jesús, todos los torrentes de la luz divina y del divino amor.

El sagrado Corazón es, pues, en Jesús el principio de su vida todos los pensamientos y afectos que el Hijo de Dios tuvo en este mundo por nuestra salvación, todas las palabras que dijo, todas las obras que hizo, todos los dolores que se dignó sufrir, la santidad y el amor incomprensibles con que hizo y sufrió todas estas cosas, en una palabra, todo en Él procedía de su divino Corazón, como los arroyos de su fuente.

Al sagrado Corazón de Jesús somos, pues, deudores de todo; del Corazón de Jesús proviene nuestra salvación. ¿Qué haremos para daros las debidas gracias, oh buen Jesús? Os ofreceremos ese Corazón adorable que Vos os habéis dignado hacer nuestro. Sí, os lo ofrezco con confianza en unión del amor infinito que le ha inspirado tantas cosas admirables para mi redención,

El Corazón de Jesús es además el principio de la vida de la Madre de Dios; pues así como el virginal Corazón de esta Madre admirable era el principio de la vida corporal y natural de su Hijo mientras le llevaba en su casto seno, así también el Corazón de este adorable Hijo era a su vez el principio de la vida espiritual y sobrenatural de su Santísima Madre. El Corazón deífico del Hijo de María era, pues, el principio de todos los piadosos pensamientos y afectos de su bienaventurada Madre, de todas sus santas palabras, de todas sus buenas acciones, de todas sus virtudes, y de la santidad maravillosa con que sufría tantas penas y dolores, cooperando con su Hijo en la obra de nuestra redención.

¡Oh Jesús, Salvador mío! alabado sea eternamente vuestro divino Corazón! En acción de gracias por lo que vuestra Santísima Madre y Madre nuestra se dignó hacer por nosotros, os ofrezco lo que más amáis en el mundo después de vuestro Padre: el Corazón inmaculado de María, todo abrasado de amor a Vos.

En tercer lugar, el Corazón de Jesús es el principio de la vida espiritual y sobrenatural de todos los hijos de Dios. Esta vida sobrenatural es como una expansión, una difusión de la vida enteramente divina que Jesús comunica a su Madre.

Siendo el Corazón de Jesús el principio de la vida de la cabeza, es también el principio de la vida de los miembros. Y siendo el principio de la vida de la Madre, es por lo mismo el principio de la vida de los hijos.

Semejante a aquella fuente misteriosa que brotaba en medio del Paraíso terrenal para derramarse desde allí por toda la tierra y fecundizarla, así el Corazón de Jesús está en medio de la Iglesia como la fuente universal de santidad, de la que brotan las aguas vivas del Espíritu Santo, aguas que saltan en nosotros hasta la vida eterna,

El Corazón de Jesús es el principio, el origen de todos los buenos pensamientos que han formado y formarán hasta el fin de los siglos y hasta en la eternidad las almas de todos los cristianos; el principio y origen de todas las santas palabras que han salido y saldrán de su boca; de todas las obras de piedad que han hecho y harán sus manos; de todas las virtudes que han practicado y practicarán; y, en fin, de todos los méritos que han adquirido y puedan adquirir trabajando, sufriendo, muriendo por Jesucristo.

¡Haced, Salvador mío, que todas estas cosas se conviertan en alabanzas eternas a vuestro Santísimo Corazón! Y pues me habéis dado este mismo Corazón para que sea el principio de mi vida, haced, si es de vuestro agrado, que sea el único principio de todos mis sentimientos y afectos; que con su ardentísima caridad vivifique y mueva, como con una sangre mística, todas las potencias de mi alma, de suerte que no yo, sino Él y sólo Él viva en mí. Haced finalmente que sea vuestro Corazón alma de mi alma, espíritu de mi espíritu, corazón de mi corazón.

¡Oh Corazón de Jesucristo, principio de todo bien! ¡gloria a Vos en el cielo y en la tierra, en el tiempo y en la eternidad!

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