jueves, 6 de febrero de 2025

LA EXCUSA DEL DISCERNIMIENTO

Mientras que Cristo se manifestó para deshacer las obras del diablo, otros se dedican a rehacer esas mismas obras. Y lo hacen desde el Magisterio.

Por Luis Fernando Pérez Bustamante


Definición de la palabra “Discernimiento” según el diccionario de la Real Academia de la Lengua:
Acción y efecto de discernir. Clarividencia, lucidez, juicio, perspicacia, raciocinio, sensatez.
Ayuda idónea para el discernimiento en el ámbito moral y espiritual:
“Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” (2 Ti 3,16-17).
¿Qué dice la Escritura sobre los divorciados vueltos a casar? Usemos las palabras de Cristo:
“Si uno repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio” (Mc 10,11-12).
¿Qué dice la Escritura sobre los que se acuestan con personas del mismo sexo?
“…sus mujeres cambiaron las relaciones naturales por otras contrarias a la naturaleza;

de igual modo los hombres, abandonando las relaciones naturales con la mujer, se abrasaron en sus deseos, unos de otros, cometiendo la infamia de las relaciones de hombres con hombres y recibiendo en sí mismos el pago merecido por su extravío” (Rom 1,26-27).
¿Qué dice la Escritura sobre los adúlteros?
“¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios” (1ª Cor 6,9-10).
¿Qué dice la Escritura sobre los que comulgan en grave pecado?
“De modo que quien coma del pan y beba del cáliz del Señor indignamente, es reo del cuerpo y de la sangre del Señor” (1 Cor 11,27).
¿Qué dice la Escritura sobre los que practican el pecado?
Todo el que permanece en él no peca. Todo el que peca no lo ha visto ni conocido. Hijos míos, que nadie os engañe. Quien obra la justicia es justo, como él es justo. Quien comete el pecado es del Diablo, pues el Diablo peca desde el principio. El Hijo de Dios se manifestó para deshacer las obras del Diablo. Todo el que ha nacido de Dios no comete pecado, porque su germen permanece en él, y no puede pecar, porque ha nacido de Dios (1 Jn 3,6-9).
¿Qué dice la Escritura sobre lo que hay que hacer en caso de haber pecado (que no es lo mismo que vivir en pecado)?
Pero, si confesamos nuestros pecados, él, que es fiel y justo, nos perdonará los pecados y nos limpiará de toda injusticia (1 Jn 1,9).
Podría seguir citando versículos y más versículos. Habrá quien me diga que eso es lo que hacen los protestantes evangélicos, y que nosotros los católicos tenemos además la Tradición y el Magisterio de la Iglesia. Bien, lo cierto es que la Tradición enseña exactamente lo mismo que la Biblia. A saber, la fornicación, el adulterio, la sodomía y el lesbianismo son pecados mortales incompatibles con la salvación. También enseña que solo mediante la confesión se puede obtener el perdón. Es evidente que la confesión debe ir acompañada de arrepentimiento y propósito de enmienda, porque aunque al cura se le puede engañar, a Dios no.

Y en cuanto al Magisterio, el asunto ha estado más o menos claro hasta que llegó el actual papa, al que desde hace poco acompaña su compatriota al frente del Dicasterio para la Doctrina de la Fe.

Ambos usan “el discernimiento” como comodín para ir exactamente en contra de la Escritura y la Tradición. Donde ambas dicen que adúlteros, sodomitas, etc, no pueden comulgar, ellos dicen que si “el discernimiento“ dice que sí, entonces sí pueden. Incluso pueden llegar a recibir la bendición de un sacerdote.

En otras palabras, mientras que Cristo se manifestó para deshacer las obras del diablo, otros se dedican a rehacer esas mismas obras. Y lo hacen desde el Magisterio. Se me dirá que en realidad eso no es Magisterio, porque no se puede enseñar una cosa y la contraria. Pero señores, eso no me lo digan a mí. Díganselo a los obispos y sacerdotes que callan y que incluso aplican ese Magisterio. Se me dirá que hay sacerdotes y obispos que no callan y no ceden. Pero señores, eso ya ocurre en el protestantismo, donde unos interpretan una cosa y otros la contraria. Y además, resulta que en el catolicismo lo de ser papa y ser prefecto de Doctrina para la fe no es cualquier cosa.

Desde el Apolo 13 dijeron: “Houston, tenemos un problema”. Hoy toca decir desde la fe católica: “Señor, tenemos un problema". Y muy serio. No pone en peligro la vida de tres astronautas sino el alma de millones de seres humanos.


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