lunes, 24 de febrero de 2025

EL CONCEPTO DE PRIMERA INOCENCIA (4)

¿Qué es la inocencia? ¿Es un privilegio de la infancia? ¿Un estado prohibido para los adultos?

Por el Prof. Plinio Corrêa de Oliveira


La inocencia es un concepto que no es meramente negativo. Generalmente se dice que la conciencia tranquila trae la felicidad, y eso es cierto. Pero hay que ir más allá, y describir la primera inocencia de un alma.

Nocens es un adjetivo latino que significa dañino. Innocens, por lo tanto, es lo contrario, significa no ofensivo, no dañino. Una cosa dañina es algo que hace el mal. Esto nos lleva a preguntar: ¿La inocencia no sería nada más que ser inofensivo, así como incoloro significa no tener color? Es claro que el significado etimológico es este. Pero hay una inocencia más plena, que va más allá de lo meramente no dañino, va más allá de no hacer el mal.

Entonces, ¿qué es la inocencia? ¿Es un privilegio de la infancia? ¿Un estado prohibido para los adultos? ¿Es simplemente no pecar por falta de edad o de condiciones? ¿Un estado meramente negativo, que consiste solo en no hacer algo?

Inocencia: La armonía de todas las facultades del alma

El niño ignora las leyes de la transmisión de la vida, por eso en el lenguaje corriente se dice que el niño es inocente. Cuando a un adulto se le acusa de un delito que no ha cometido, se le considera inocente. Estos son usos correctos del término.

Sin embargo, se puede entender la expresión “primera inocencia” en un sentido específico que va más allá del sentido habitual y se aplica a todas las edades.

El hombre de cualquier edad es inocente cuando se adhiere a ese primer estado de espíritu de equilibrio y templanza con el que fue creado; por eso permanece abierto a toda forma de justicia y de lo maravilloso.

La inocencia es una armonía interna de todas las facultades del alma. Por esta armonía, el hombre tiene una noción fácil e inmediata de las cosas como deben ser y, por lo tanto, del modelo ideal de todas las cosas.

Este concepto de inocencia, por lo tanto, va mucho más allá del uso corriente de la palabra. No se trata sólo de no hacer el mal sino, sobre todo, de adherirse fuertemente a la armonía de lo que es Verdadero, Bueno y Bello. El hombre inocente es aquel que no pecó contra su primer estado de espíritu de equilibrio y armonía y, por eso, permanece abierto a todas las formas de lo maravilloso y tiene apetito por ellas.

La posición del alma del hombre inocente es como la de alguien que, por así decirlo, acaba de salir de las manos de Dios. Esa inocencia es casi la inocencia de la mano de Dios. Se trata de un estado de satisfacción en la relación del alma con Dios, que necesitaría estudios especiales en el terreno filosófico y después en el teológico.

Puesto que existe la tendencia a considerar la primera inocencia como algo que concierne principalmente a la infancia, será útil analizar su expresión en las diferentes fases de la vida del hombre. Este primer conocimiento de las cosas tiene asombrosas profundidades racionales, así como sorprendentes percepciones no racionales. No se entiende bien cómo coexisten estas características. Pero de hecho funcionan perfectamente juntas.

La inocencia y las diferentes etapas de la vida

La marcha de la inocencia en la vida tiene varias etapas. Primero hay una fase de juegos; después el niño despierta a los encantos (y riesgos) de la sociabilidad. Más tarde se llega a la edad adulta y, finalmente, al ocaso de la vida y la muerte. Siendo así, podemos adoptar una designación mnemotécnica: 'mis juguetes; mis amigos; mi carrera, y más allá'.

Primera etapa: El niño, hasta cierta edad, presta mucha más atención a los objetos que lo rodean que a las personas que lo rodean.

Segunda etapa: En un momento determinado, aparecen otros en su horizonte, su psicología, su alma. “Otros” en este caso son los niños o niñas con los que juega, y no su padre o madre.

El niño nace con la necesidad de conocer a otras personas, de establecer comparaciones y diferencias entre él y ellas.

En un momento determinado, los compañeros le dicen mucho más que los juguetes. El juguete es sustituido por el otro niño o por otros niños y se convierte en mucho más que el objeto con el que juegan. Se abre el instinto de sociabilidad.

Tercera etapa: En esta fase, lo que domina al individuo es la idea de hacer algo en esta Tierra. El ser humano empieza a pensar en su biografía, en lo que quiere, en lo que le va a pasar, en lo que será. Es un nuevo horizonte que le da una idea arquitectónica de sí mismo y del tiempo que corre por delante, pero donde tiende a disociarse de esos primeros pájaros y mariposas.

Por otra parte, la inocencia también puede culminar en algo. Sería como la aguja de la iglesia de Notre Dame, apuntando hacia arriba.

Cuarta etapa: Toda la existencia es un modelo que Dios va confeccionando, al que cada uno puede resistir o aceptar, para llegar a ser como Él. En el momento final, Dios concede a la persona una última oportunidad de ser semejante a Él.

Si acepta, va al Cielo y es acogido por toda la eternidad. Si se niega, es rechazado por Dios para siempre.

Toda la biografía de una persona es el modelado a partir de esta primera imagen recibida en la infancia y desarrollada a lo largo de su existencia hasta llegar a la imagen final. Entre esa primera imagen y la última, transcurre la vida de cada persona.

Presentada esta visión global, pasaremos a considerar las aventuras y peripecias de la inocencia en cada una de las etapas enumeradas anteriormente.

Continúa...


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