domingo, 9 de febrero de 2025

UN EXAMEN DE CONCIENCIA ANTICATOLICO

Publicamos un análisis sobre el licencioso “examen de conciencia” impulsado por los organizadores de la Jornada Mundial de la Juventud del año 2023.



El marcado contraste entre el concepto progresista y el concepto católico de la fe se hace plenamente evidente en el “Examen de conciencia” de la JMJ-2023, en el que me centraré en este artículo.

Debilitar el pecado, la Fe y la pureza

El Sacramento de la Penitencia, que inspiró muchos manuales para confesores, debe ir precedido de un serio examen de conciencia por parte del penitente, con el fin de encontrar sus faltas. La confesión, conocida como el Tribunal de Dios, siempre se consideró un asunto grave, y la Iglesia prescribía una cuidadosa preparación para que el católico se acusara de sus pecados ante Dios.

El “Examen de Conciencia” de la Jornada Mundial de la Juventud es todo lo contrario. El “Examen” de la JMJ, disponible en el sitio web de la Jornada Mundial de la Juventud y en la aplicación para móviles Lisboa 2023, incurre en omisiones flagrantes, que deberían escandalizar a cualquier católico. Las omisiones más notables son:
El pecado en general. Este examen modernista no menciona el pecado ni una sola vez, y mucho menos la diferencia entre pecado mortal y venial. ¿No es ese el objetivo del examen de conciencia: encontrar los pecados que uno ha cometido para confesarlos en el sacramento de la Penitencia, ahora lamentablemente llamado “Reconciliación”?

Los Diez Mandamientos. Los exámenes tradicionales anteriores al Vaticano II se referían específicamente a los Diez Mandamientos y daban ejemplos precisos de pecados contra cada mandamiento. En este examen no se hace referencia a los Diez Mandamientos.

Pecados contra la Fe y la pureza. Se omiten deliberadamente los dos mayores pecados de nuestro tiempo, especialmente para los jóvenes. 

Formato

Más que un formato de Preguntas/Respuestas basado en los Diez Mandamientos o una exposición seria de los pecados contra Dios, contra uno mismo y contra el prójimo, el “Examen” de la JMJ consta de cuatro partes: Despertar, Sentarse, Elevar y Peregrinar. Su formato podría aplicarse a un ejercicio de yoga, desde luego no a un examen para descubrir los propios pecados.

Además, a diferencia de los autoexámenes del pasado, que tradicionalmente se hacían al final del día, el “Examen” de la JMJ anima a hacerlo por la mañana, nada más despertarse. Parece que los progresistas no escatiman nada en su deseo de poner patas arriba la fe católica.

Se da el objetivo del “Examen”
“En este itinerario, acompaño los movimientos de Dios en mi vida y también los movimientos de mi cuerpo, desde el despertar hasta el caminar se abren a la novedad del perdón”.
De nuevo, la atención se centra en la “revelación” de una inmanencia divina en la vida de cada uno, y también, extrañamente, en el cuerpo. ¿Acaso la juventud de hoy no está suficientemente expuesta a la propaganda pornográfica en todas partes, ya sea en la televisión, en la escuela o, más a menudo, en Internet? ¿Por qué el progresismo está obsesionado con los “movimientos del cuerpo”? Es alarmante que las autoridades modernistas animen a los jóvenes a centrarse de este modo en sus cuerpos, en lugar de animarles a erradicar los pecados de sus almas. ¿No parece esto totalmente inapropiado, más parecido a una sesión de yoga hindú?

Una fe subjetiva

El “Examen” comienza con “Despertar”. No es una invitación a considerar los propios pecados, sino que dice “hago memoria de mi pasado para ser leído a la luz de una esperanza que me despierta”. Es para “alegrarse” y desalentar la “repetición”. Este último punto parece un epíteto progresista para la verdad y la piedad tradicionales. Consideremos el texto:
“Abro mis ojos y me doy cuenta de mi cuerpo, de toda mi historia, con alegrías y tristezas, expectativas y angustias. Hago memoria de mi pasado para ser leído a la luz de una esperanza que me despierta. En este amanecer, ¿cómo me veo? ¿Acepto mi originalidad o le doy espacio a la comparación, al desánimo y a la repetición? ¿Me alegro de la vida que se me ha dado, con sus dones?”
El “Examen” luego pasa a su segunda parte, “Sentarse”, diciéndole al joven “Me siento y guardo un momento de silencio en mí” (lo que sea que eso signifique) e insta a preguntarse “¿siento todo en armonía?” y ¿cómo me relaciono con el tiempo?

Este “¿siento todo en armonía?” es bastante similar al yoga y a la meditación hindú, que apunta a poner a la persona en armonía con la energía universal del cosmos. Lo único que falta en este “examen” es decirle a los jóvenes que se sienten con las piernas cruzadas, las muñecas sobre las rodillas, los dedos índice y pulgar unidos en un círculo, y que canten “ommm” lenta y deliberadamente, con los ojos cerrados.

El texto referente a la sección “Sentarse” sigue:
“Me siento y guardo un momento de silencio para mí. Lentamente, dejo que el tiempo narre mis días. ¿Cómo me relaciono con el tiempo? ¿Qué prioridades figuran mi día mi día? ¿Siento todo en armonía? ¿Qué me divide? ¿En qué medida, en lo más profundo de mí mismo, me dejo reconciliar con mis heridas, dudas, errores, fracasos e inquietudes? ¿Puedo nombrarlas?”.
A continuación, un texto personalista y subjetivo viene en la sección “Elevar”, insistiendo en que estamos incompletos sin el “otro”, que la libertad y la paz están por encima de todo y que los únicos problemas surgen de la discordia, la crítica, la desinformación y la violencia:
“Quiero aprender a elevarme de la tierra del miedo, la ansiedad y la soledad. Solo con mis fuerzas no es suficiente. Necesito abrirme al otro que, en su diferencia, me complementa ... ¿Soy portador de libertad o me dejo engañar por el deseo de dominación, consumo y manipulación? … ¿Busco cultivar la paz o fomentar la discordia? ¿Cómo cuido la vida cuando se presenta en su fragilidad? …. ¿Me siento responsable del mundo que habito? ¿Me he interesado por construir un mundo más fraterno, reconciliado, verdadero y justo? ¿Utilizo los medios a mi alcance para promover la verdad, o me someto a la crítica fácil, la desinformación y la violencia?”
El “Examen” termina con “Peregrinación”, pidiendo a los jóvenes que abracen la “aventura” de “ser cristiano” y haciendo un llamamiento pentecostal a estar “atento a los movimientos del Espíritu en mi vida”:
“Ahora que estoy de pie, subo al horizonte de mi mirada. ¿Me siento acompañado? ... ¿Estoy atento a los movimientos del Espíritu en mi vida, en las relaciones y situaciones que se me presentan? ¿Qué obstáculos me impiden peregrinar en compañía?”

“Ser cristiano es una aventura, un encuentro con una Persona. ¿Cómo es que Jesús se me hace compañero en camino? ¿Lo busco y lo acojo en la fracción del Pan, en la escucha de la Palabra y en el compartir la fraternidad? ¿Acepto a Jesús como posibilidad de Luz para mis tinieblas y Rostro que me saca del egoísmo? ¿Cómo desafía mis sueños y proyectos el encuentro con Jesús? … 
Después de presentar este “Examen” New Age centrado en el cuerpo y enfocado en el amor y la paz, ¿se anima al joven a pedirle a Dios que lo ayude a ver sus pecados para acusarse en el Confesionario? Ciertamente no. He aquí la oración final:
Dios de amor,
que miras mi vida
a través del movimiento de tu Corazón,
Da a los días de mi historia
La claridad de tu interioridad
Y la misericordia como bálsamo
para las heridas de los tiempos,
de las relaciones y situaciones
Hazte presente en mi pensamiento,
Háblame a la boca
Transforma toda acción
Y descubre los secretos de mi corazón
Esto te lo pido por medio del Espíritu
Que nos conduce a través de Tu Hijo
Al rostro de Tu perdón
Amén.
¿Cómo se compara esto con las oraciones tradicionales del examen de conciencia? Incluso el formato está al revés, porque en el “Examen” de la JMJ la oración se da después del “examen”, mientras que los exámenes tradicionales tienen una oración pidiendo la asistencia divina antes del examen de conciencia.

Después de leer las oraciones tradicionales del examen (por ejemplo aquí), uno puede ver que hay un formato claro:
En primer lugar, agradeciendo a Dios por Su misericordia y por el Sacrificio de Cristo en la Cruz por nosotros, y reconociendo nuestra propia pecaminosidad;

En segundo lugar, implorando la gracia de Dios por medio del Espíritu Santo, de Nuestra Señora y de los Santos;

En tercer lugar, pidiendo específicamente a Dios que nos ayude a ver claramente nuestros propios pecados para que podamos confesarlos, detestarlos y hacer penitencia por ellos.
En la oración modernista que se menciona arriba, no hay una clara gratitud a Dios, ningún reconocimiento de Su sacrificio por nosotros en la Cruz, ninguna mención del pecadoninguna mención de Nuestra Señoraninguna mención de los Santos o de nuestro Ángel Guardián, ninguna mención de la confesiónninguna mención de la penitencianinguna mención sobre la execración del pecado ni ninguna mención a la enmienda de vida

Es una inversión completa del santo Sacramento de la Penitencia.

Parece una nueva religión que se predica a los jóvenes, completamente opuesta a la Fe Católica.



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