martes, 11 de febrero de 2025

BAILE DE JÓVENES ANTE LAS RELIQUIAS DE SANTA MARÍA GORETTI

La protestantización de la iglesia conciliar en imágenes...


Santa María Goretti nació el 16 de octubre de 1890 en el seno de una familia de agricultores de la ciudad de Corinaldo, en la provincia de Ancona (Italia), perteneciente a la diócesis de Senigallia. Cuando la niña tenía 11 años de edad fue herida mortalmente mientras defendía su virginidad del ataque por parte de un joven el 5 de julio de 1902. El crimen ocurrió en Ferrera di Conca, donde sus padres habían ido en busca de un mejor trabajo. Fue trasladada a un hospital de la cercana ciudad de Nettuno, donde fue tratada sin éxito. Murió a causa de las heridas de arma blanca el 6 de julio.

Fue beatificada en 1947 y canonizada en 1955 por Pío XII. Sus restos se veneran en el Santuario de Nuestra Señora de las Gracias en Nettuno, en la diócesis de Albano.

En ocasiones, la diócesis de Albano permite que las reliquias de la santa regresen a su ciudad natal de Corinaldo. La última vez fue hace cinco años. Este año 2025, las reliquias fueron enviadas a Corinaldo para ser honradas por sus fieles del 27 de enero al 2 de febrero. Fue una gran alegría para todos los católicos locales. Se realizaron misas, procesiones y ceremonias para honrar a la Santa. 


En este ambiente festivo se insertó la danza que vemos arriba. Fue interpretada por miembros de la Comunità Cenacolo, (Comunidad del Cenáculo).

Este grupo fue fundado por la “madre” Elvira Petrozzi, para ayudar a los jóvenes adictos a las drogas y otros vicios y llevarlos de regreso a la Fe: una misión digna.


La “madre” Elvira, conocida como “la monja de los drogadictos”, fallecida a la edad de 86 años en 2023 dio a estos jóvenes una formación modernista-pentecostal con énfasis en la danza, incluida la “danza litúrgica”. La espiritualidad que les transmitió se basa en “las visiones de Medjugorje” (¿?).

Por eso, para “honrar” la llegada de las reliquias de Santa María Goretti a su ciudad natal, la agrupación Comunità Cenacolo trajo a un grupo de ocho bailarines adolescentes para que bailaran al son de una música – Ganas de vivir – del cantante protestante español Kike Pavón.

Ni la danza litúrgica ni el ritmo ni la inspiración protestante de la música eran apropiados para ser interpretados dentro de una iglesia católica donde estaban presentes las reliquias de una gloriosa Santa local.


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